I.

En un mundo inexplorado y deshabitado se encontraba un Ángel exiliado y despojado en una noche tranquila y estrellada. Sus compañeros descansaban tranquilamente a un costado y él compartía miradas con un niño risueño y lleno de energía. Su sonrisa inspiraba una inmensa confianza.

—¿En serio eres un Creador? —le preguntó aturdido.

Le era muy extraño para Dante que existiera un creador que se encontrara perdido en un mundo extraño. A pesar de sus dudas, Nyroh le sonreía, era obvio que él estaba feliz.

—¡Claro que lo soy! Desaparecí hace mucho. Me sorprende que un Ángel como tú esté en este lugar perdido. ¡Un momento! —exclamó alarmado al ver detalladamente los tatuajes rúnicos de Dante—. Estos... oh no, ¿Por qué Járick te dio su poder?

—Porque me creó para ser el sucesor de uno de los reinos —dijo Dante con la mirada en el suelo. No tenía el coraje para contarle toda la verdad. Nyroh le inspiraba unas emociones tan optimistas y llenas de vida, tantas, que no quería dar una mala noticia apenas conocerlo.

—Oh, comprendo. Es cierto, los Creadores no son eternos, excepto yo —le guiñó el ojo.

—¿Qué? —preguntó más aturdido de lo normal. No podía creer que los creadores fueran seres que fallecerían con el tiempo, saber que de todos los Creadores hay uno solo que no fallece por el tiempo, dejaba a Dante petrificado y confundido. ¿Por qué solo él es inmortal?

—¿Cómo es posible que seas eterno y los demás no?

—Es muy difícil de explicar, ¡incluso para mí! —se señaló—. Pero si mi mente no me falla, la Dama de la Naturaleza, nuestra matriarca, quiso que uno fuese inmortal para cerciorarse de que existiera uno capaz de proteger su universo por toda la eternidad, ahí entro yo. Al ser el más joven de todos, ella me otorgó el don de la inmortalidad. Sus palabras fueron: Sólo un ser carismático y de buen corazón podría ser el que dé la cara por Heradise. ¡Por eso me creó! Sin embargo, no tengo el poder de crear un reino, como mis hermanos —hizo un puchero.

Nyroh permanecía flotante en el aire, abrazaba su pecho con sus brazos cruzados y apretaba sus labios formando un punto en su rostro mientras Dante procesaba su revelación. Alzando la mirada, Dante pensó al instante que era muy infantil, pero, ¿no será esa su esencia? A Dante le agradaba el carácter de Nyroh a pesar de ello. Era distinto a lo que él ya conocía y respetaba.

—¿Quién es la Dama de la Naturaleza?

—Es la Madre de este Universo —respondió Nyroh, alzando sus brazos y trazando un arco—, de esta realidad. Ella nos concibió para ser los protectores de los reinos, las especies que deseáramos crear, y, por lo tanto, de Heradise en su totalidad. 

—Interesante información. Por cierto, si eres Nyroh, ¿cómo acabaste aquí? 

—No quise venir, pero así tuvo que ser —dijo alzando sus hombros—. La Dama Naturaleza me pidió que viviese aquí a esperar a que un ser poderoso me encuentre. Dice que ese será el momento en el que mi espera acabará. ¡Espera! ¡¿No eres ese ser poderoso del que ella me habló?! —preguntó exaltado. Rompió su postura y en un acto compulsivo empezó a analizar de pies a cabeza a Dante.

—¡Oye! ¡Oye! ¡Oye! ¡No sé de qué me hablas! —lo apartó incomodado.

El tiempo transcurría y con él se iba la fuerte ventisca que les dio la bienvenida a ese nuevo mundo. El amanecer al fin empezaba a irradiar con la luz del sol. Rainer y Eve se despertaron al escuchar los gritos de Dante y salieron de la caverna de inmediato. La atmósfera de aquél ambiente había cambiado con el inicio de un nuevo día: la nieve desapareció en un instante y el suelo adoptó un cálido color verde. Un enorme bosque se podía ver a lo lejos junto a una loma abundada de flores de colores suaves y brillantes. El lugar se había vuelto más agradable y habitable que hace unas horas.

—Dante, ¿por qué gritas demasiado? —preguntó Rainer adormilado.

—Sí, ¿qué sucede? —comentó Eve acariciando sus párpados.

—Lo siento —respondió apenado—. Tenemos a un nuevo compañero. Dice ser Nyroh.

—¡¿Qué?! —preguntaron al mismo tiempo y analizaron al niño que flotaba al lado de Dante con una sonrisa que irradiaba alegría.

—¡Una Vitora!

Nyroh estiró sus brazos y voló hacia Eve. En un segundo ya se encontraba abrazándola.

—Aw, es tierno —recibió al joven creador entre sus brazos.

Rainer los miró con recelo mientras su mente procesaba que aquel chico que aparentaba tener una edad de 13 años fuera el creador desaparecido.

—Hm, yo debería estar así —susurró.

—¿Eh? ¿Qué dijiste Rainer? No te escuché —dijo Eve con una sonrisa.

—No es nada —apartó la mirada.

Mientras tanto, Dante observaba detenidamente la apariencia de Nyroh, ahora que el día había pronunciado su llegada podía apreciar más su presencia. Su cabello era naranja y brillante, sus ojos tenían un color celeste muy particular, ver sus ojos era como ver un cielo con nubes y su piel clara le daba una apariencia brillante. Además, por primera vez se percataba de los tatuajes rúnicos de color naranja en sus hombros y piernas. Era algo completamente distinto a los tatuajes de los demás creadores. De repente, una profunda alegría lo invadió, no sabía la razón. Simplemente, su corazón sentía ese sentimiento.

—¡Tengo un milenio de no interactuar con una Vitora! Dime, ¿cómo está Viria? Siempre fue mi reino favorito —le sonrió con alegría.

—No ha cambiado mucho. Pero hemos evolucionado en nuestra tecnología y seguimos siendo los Videntes de todos los reinos —sonrió conmovida por la actitud de Nyroh, al igual que Dante, le interesaba al tratarse de un “Creador” único entre ellos.

—Increíble. ¿Y tú? ¿Eres un Gelos?

—Eh… sí —respondió Rainer luego de salir de su nube.

Nyroh cambió el foco de su interés y compartió miradas con él. Se sentía un poco la tensión, Rainer miraba con desconfianza a Nyroh y él lo veía con admiración. Al cabo de unos segundos, su incomodidad menguó.

—Wow, los Ángeles como ustedes son pocos. ¿Qué elementos controlas? —le preguntó con curiosidad.

—El fuego y el agua.

—¡Interesante! Aunque ambos elementos se anulan entre sí.

—Gracias a ello puedo generar distracciones, vapor en grandes concentraciones que pueden ser molestos en combate.

—Vaya ingenio —respondió Nyroh guiñándole el ojo.

Nyroh hablaba con suma alegría e interés en los nuevos invitados que habían llegado. Pues, nunca había tenido algo parecido. Luego de unos largos minutos mientras ponían a Nyroh al día. Un enorme temblor sacudió toda la zona. Dante y sus compañeros reaccionaron con sorpresa y precaución. No sabían qué sucedía mientras Nyroh actuaba de lo más tranquilo.

—Oigan, no teman ¡sólo son los titanes! 

—¿Titanes? —preguntaron atónitos.

—¡Son criaturas humanoides de inmenso tamaño! Son mis creaciones más fuertes —sonrió con orgullo—. ¡Vengan!

Ellos siguieron a Nyroh, intentando formular en sus mentes el tamaño de aquellas criaturas que producían tales temblores. Recién obtuvieron una pequeña descripción de una de las creaciones de Nyroh, no podían imaginar qué clase de razas habrá creado a lo largo de los años. Por lo poco que sabían, podían deducir que eran muy variados y exóticos. Se asomaron por la pradera de flores y en el instante que miraron al horizonte, percibieron el pie de un enorme titán que caminaba por el lugar. Dante, Rainer y Eve se volvían pálidos tras observar el gigantesco pie que tenía aquél titán mientras Nyroh reía al verlos.

—¿Hay más titanes?

—¡Claro que sí! De diferentes tamaños ¡e incluso etnias! Me encanta crear criaturas únicas y distintas entre sí. Mis hermanos tienen sus estereotipos, crean sus razas a criterio. Yo tiro los dados y que salga lo que sea.

Nyroh reía alegremente mientras ellos perdían el aliento.

—Es increíble —exclamó Rainer.

—¿Verdad que sí? —sonrió Nyroh.

—Sin duda —comentó Dante orgulloso de sus creaciones.

—Ahora que lo pienso —dijo reflexionando en algo que debía preguntarles desde que los había encontrado—. Chicos, ¿por qué y cómo acabaron en este reino perdido?

—Es... una larga historia.

—¡Cuéntenme! Tenemos mucho tiempo —se sentó en el aire, cruzando sus piernas.

—Bueno. En Gilius hubo un intento de asedio por parte de los demonios y Dante perdió el control al luchar contra Aarón. Su verdadero poder destructivo se desbordó y provocó un genocidio imparcial, murieron tanto Ángeles como Demonios —exclamó Rainer mientras Dante bajaba la mirada, lleno de vergüenza—. Y ahora, está en serios problemas. Dante debe aprender a controlar la Oscuridad antes de que esta lo consuma por completo.

—¿Eh? ¿Genocidio imparcial? Vaya… En fin, ¡no se preocupen! Yo les puedo ayudar —sonrió—. Manejo muy bien la Oscuridad. Incluso, cuando estaba aburrido —miró a ambos lados y se acercó bastante a ellos con una mano cerca de su boca, como si se tratara de una travesura que nadie debía saber—, ¡destruía estrellas deshabitadas! Je, je —guiñó el ojo.

—Eso es algo...

—Infantil, lo sé. ¡Pero ser un Creador a veces suele ser aburrido! Debo buscar una forma de distraerme. Igualmente, ¡los volvía a crear! No dejaba el daño sin reparar —alzó sus hombros con despreocupación. Dante estaba sorprendido tras la revelación de Nyroh y se sintió ingenuo al no haber pensado que el niño que tiene justo en frente podría enseñarle a controlar su poder, antes de que ocurriera su tragedia.

—Entonces... ¿aceptas mi ayuda, Dante?

—Sí, acepto tu propuesta.

—¡Muy bien! Ya tengo algo más divertido que hacer que ver cómo los titanes destruyen cosas por accidente —contuvo su risa y sonrió con alegría.

Ellos no lograban adaptarse fácilmente al Creador que tenían en frente, era muy distinto a los demás y contrastaba por completo, pero tenía la pureza y la alegría de un niño, lo cual lo hacía un ser agradable.

—Por cierto. Supongo que eres un Gelos, ¿verdad? —le preguntó Nyroh con curiosidad.

—Sí, controlo fuego y tierra. Pero por alguna extraña razón, mi espíritu no puede fusionarse con el elemento fuego. He intentado completar el enlace todo este tiempo y no he podido.

—Mm, es que tú eres diferente. No puedes fusionarte si tu espíritu está incompleto.

—¿A qué se refiere? —preguntó Rainer con interés.

—Me refiero... a que no podrá fusionarse con el fuego a menos que aprenda a utilizar la Oscuridad. Mientras él no lo logre, es como que estuviera incompleto y eso lo hace "no apto" de lograrlo. En otras palabras, hasta que domines la Oscuridad que es parte de ti, lograrás hacerlo. Fácil.

—Tiene un poco de sentido.

—Sí, porque la Oscuridad forma parte de tu espíritu. Si no comprendes cómo usar la Oscuridad, es como no saber coordinar tus piernas, sin ello no puedes caminar. Es necesario tener completa armonía para lograr la fusión. En fin, quiero enseñarles todo el sitio y las diferentes razas que ustedes no han conocido.

Nyroh les hizo una presentación de cada criatura que vivía en ese reino, un mundo oculto.

—Bueno, supongo que ya conocieron a los duendes. Esos pequeños locos les encanta vivir en las cavernas. También están los titanes, las hadas del bosque...

—¿Hadas?

—Son seres mágicos y alados que protegen la naturaleza, son agradables. También creé una raza humanoide, pero pequeña, los llamé coloquialmente: enanos. ¡Ellos son agradables! Crearon sus propias ciudades y aprendieron a vivir con un régimen, un orden y una excelente economía, aunque son un poco reservados, pocas veces interactúan con los demás. ¡Allá está la entrada a una de sus ciudades!

Mientras caminaban por el extenso páramo verdoso, voltearon a ver y pudieron observar un muro extenso y una puerta de metal tan perfecta que parecía proteger al 100% lo que estuviera del otro lado. A simple vista, a pesar de tener un aspecto pequeño, era increíble.

—Espero les guste todo lo que he creado —sonrió complacido con el “tour”—. Aquí entrenaremos, Dante. Posiblemente saldremos a veces para visitar Terra, pero serán ocasiones que podrás contar con los dedos de tu mano. ¿Estás listo? —De un momento a otro, Nyroh adoptó una actitud seria, digna de un maestro. Eso los impactó a ellos por completo. —¡Oigan! No me vean con perplejidad, sé que esto es extraño. Pero el futuro de todo depende de Dante y su compañera, si no mal recuerdo... Járick le quiso poner Pondora.

—Pandora —respondió Dante.

—Eso. Bueno. Déjame ver —extendió su mano y tocó el pecho de su aprendiz. Necesitaba saber qué hacía la Oscuridad en su interior—. Mm… me lo imaginé, estás en completa discordia. Dante... ¿por qué te has negado a su existencia en ti? Debes abrazarla como si fueras tú mismo, y literalmente lo es. Si no lo haces, es obvio que la Oscuridad te consumirá hasta dejarte como una cáscara vacía.

—Comprendo... ¿cómo lo logro?

—No es fácil, tendrás que sumirte en tu propia mente y lograr una completa estabilidad espiritual y mental. Posiblemente te tomará bastante tiempo. Tal vez un día, una semana, un mes, un año. Uno nunca sabe, será algo muy difícil que tendrás que hacer para que la Oscuridad no te liquide.

—Comprendo —se sentó con sus piernas cruzadas en la cima de una pequeña colina y respiró suavemente.

—Cierra tus ojos, deja tu mente en blanco y di:  introdium. Por último, pase lo que pase... sigue y sé obediente con todo lo que pase dentro de tu mente. Tu mente se ha vuelto peligrosa y no querrás ir contracorriente.

Dante siguió todas sus indicaciones y el todo se sumió en silencio al instante, dejó de escuchar las voces de sus compañeros y sus ojos cerrados dejaron de percibir la luz del cielo. Abrió los ojos lentamente y no se encontraba en aquella pradera de aquél reino sin nombre. Estaba en un lugar completamente blanco. Miró todo su alrededor, pero no había nada más, una atmósfera vacía; si es que se podía llamar atmósfera. 

—Nunca pensé que mi mente tendría este aspecto —suspiró y comenzó a caminar sin rumbo alguno. Tras dar varios pasos, el lugar comenzó a cambiar repentinamente y ya no se encontraba en un lugar vacío. Ahora estaba en el paraíso.

—Reconocería este hermoso lugar con suma facilidad.

Continuó su camino por aquel bosque lleno de flores pintorescas y árboles hermosos, hasta que escuchó su propia voz, reconoció rápidamente el recuerdo: su reflexión tras su primer encuentro con Aarón.

En ese instante, todo el sitio tembló y Dante cayó en un profundo vacío, intentó volar, pero una fuerza invisible lo arrastraba hacia el abismo que parecía no tener fin. “Pase lo que pase... sigue y sé obediente con todo lo que pase dentro de tu mente. Tu mente se ha vuelto peligrosa y no querrás ir contracorriente", recordó las palabras de Nyroh y dejó que la fuerza lo tumbara.

Silencio.

Oscuridad.

Pasó mucho tiempo en aquél abismo y no sabía el por qué. Luego de varios minutos, escuchó un enorme estruendo y cayó rápidamente. Todo su cuerpo fue invadido por un agudo dolor tras tocar de nuevo el suelo de una habitación vacía. Pero ahora había algo diferente. Alzó la mirada y en frente de él, se encontró a sí mismo. Pero él, estaba arrodillado y encadenado por todas partes: Sus brazos, sus piernas, su cintura y su cuello estaba completamente atrapado por varias cadenas. Estaba completamente inmóvil, o eso creía.

Se acercó lentamente y pudo notar que aquella versión suya emanaba Oscuridad. «Entonces... esta es la materialización de Oscuridad, en mi mente. No es un elemento, literalmente es parte de mí», pensó asombrado. Siguió acercándose a él, pero en el instante que su Oscuridad notó su presencia. Creó una enorme onda que azotó todo el lugar. Dante sintió un enorme dolor en todo su cuerpo, su Oscuridad estaba atacando su cuerpo mientras estaba encadenado.

—¡Para! —le exigió.

Pero él se negó y volvió a atacarlo desde su interior.

Nyroh, Rainer y Eve miraban expectantes como Dante se había introducido en una esfera de Oscuridad. Hace unas horas que había empezado su ritual y aquella esfera había aparecido en cuestión de segundos.

—Juzgando el rostro de Dante. Ya encontró su Oscuridad, nunca había visto algo así... es notorio que él detesta cargar con todo el peso que lleva —comentó Nyroh—. Hasta tal punto de negarse a sí mismo, sin duda esto le tomará bastante tiempo.

Rainer y Eve escuchaban atentamente las palabras de Nyroh y ella sintió un rotundo sonido que provenía de su estómago. Tenía hambre.

—Rainer... ha pasado bastante desde que despertamos y muero de hambre —suspiró.

—No te preocupes. Según Nyroh, aquí hay bastantes animales y frutas. 

—Bueno. No dilataré —se separó de ambos y comenzó a buscar algo que lograra saciar su hambre.

Nyroh volteó a ver a Rainer con diversión y comentó con su característica alegría. —Oye... ¿por qué no vas con ella? Creía que las personas que se aman siempre se apoyan —sonrió.

—¡¿Qué dices?! —Le preguntó asustado.

—¡Ya sé que soy un niño, pero tampoco soy ingenuo! Llevo más tiempo vivo que tú y sé distinguir cuando dos seres se aman. Y lo siento en ustedes dos.

—¡No inventes estupideces! —le gruñó avergonzado.

—¡¿Te atreves a faltarme el respeto?! Hm —cruzó sus brazos y le dio la espalda—. Hazme caso y acompáñala. ¡Sé que la amas porque cuando la abracé y coloqué mi cabeza en su pecho, me viste con recelo! Haz algo bien y acompáñala. Estoy seguro de haber creado muchos depredadores y presas.

Rainer le frunció el ceño y siguió el camino de Eve sin seguir renegando. Le costaba creer y aceptar que un niño lo había puesto en su lugar.

Nyroh lo miró a través del rabillo del ojo y sonrió con diversión.

—Estos dos se divertirán mucho. Mientras tanto —volteó a ver a Dante—, este pobre muchacho tendrá que cruzar un duro puente hacia su destino.

Rainer continuó avanzando mientras admiraba el hermoso paisaje de la entrada del bosque en el que se encontraba. Pisaba un cálido césped acompañado de pequeñas florecillas amarillas que resplandecían con los rayos solares que penetraban las hojas de los árboles. «Es increíblemente hermoso», suspiró y admiró a un grifo volar arriba suyo. Permaneció quieto admirando como aquella majestuosa bestia volaba con total libertad.

—¡Oye! Pensé que te ibas a quedar con Dante. ¿Qué te hizo cambiar de opinión? —apareció Eve repentinamente, colocando sus manos en su cadera mientras miraba a Rainer en espera de una respuesta.

—Mm «No puedo decirle la verdadera razón, es vergonzoso», me aburrí y pensé que sería más divertido acompañarte mientras tanto.

—No te creo —entrecerró sus ojos y lo miró con duda.

—¿Por qué eres difícil de engañar? —apartó la mirada con resignación y suspiró—. Nyroh me pidió que te acompañara, no comprendo su razón.

—¿Qué te costó decir eso? —Sonrió con diversión.

—No tienes idea. En fin, ¿no has encontrado algo para saciar tu hambre?

—Todavía no.

Rainer alzó vuelo y buscó desde el cielo algún alimento o un animal que sirviera de comida para su compañera. Tras ojear todo el bosque a pesar de los árboles que se erguían en el mismo, se percató de tres jabalíes enormes que atacaban a un pequeño grupo de hadas en una pequeña pradera dentro del bosque.

—Encontré tres jabalíes atacando a un grupo de hadas, podrías cocinar su carne y de paso ayudamos a aquellas hadas.

—¡Vamos!

Rainer cargó a Eve y llegaron en cuestión de minutos. Eve sacó su arco y tras crear una flecha de hielo. Disparó directamente al jabalí más grande.

—El premio mayor —sonrió.

Rainer acabó con los otros jabalíes en cuestión de segundos y lograron salvar a las hadas. Eve sacó su daga y rasgó la piel de los jabalíes para extraer la carne suficiente para ella. Mientras él miraba a las hadas, las cuales agradecían con mucha alegría y no podía creer que fueran seres pequeños con demasiada energía.

—Listo, podemos irnos ya.

Eve guardó la carne en un recipiente y empezaron a caminar de vuelta con Nyroh y Dante.

—Que afortunada eres de que esos jabalíes estuvieran ahí de casualidad.

—Tampoco inventes. Gracias a ti tengo algo para comer —sonrió agradecida—. Además, es divertido compartir tiempo contigo.

Rainer sintió una extraña corriente en su cuello. Las palabras de Eve le habían afectado más de lo que podría imaginar.

—Qué extraño —dijo sonriente—, ¿por qué dices eso en estos momentos?

—¿A qué te refieres?

—Normalmente me dices esas cosas cariñosas cuando estamos a punto de dormir. ¿Ahora será en cualquier momento? —su sonrisa burlona cambió por una sonrisa más suave. No lo aceptaba, pero le gustaba.

—Hm. Última vez que te doy una muestra de afecto, ya no valoran los sentimientos sinceros —cruzó sus brazos y sus mejillas se sonrojaron. Eve se sentía avergonzada y mal correspondida.

Rainer comprendió lo que sus palabras significaron realmente y deseó que se lo llevara el grifo que vio hace unos momentos.

—¿Qué? Oye, no quise decir es...

En esos precisos instantes, un enorme tigre colmillos de sable salió de unos arbustos y los atacó con ferocidad. Rainer se percató a tiempo y protegió a Eve de las enormes garras de ese depredador.

—Maldición. Eve, debemos irnos. La carne de los jabalíes lo atrajo —extendió su espada. «"Estoy seguro de haber creado muchos depredadores y presas." Al parecer no bromeaba, ¡maldición!», pensó preocupado.

—Vuela —le sugirió y sacó su arco.

—Sería difícil cargarte y esquivar todos los árboles. Debemos salir de aquí.

Eve asintió y corrieron en busca de la salida del bosque mientras el furioso tigre los perseguía con determinación. La distancia entre ambos se acortaba cada vez más. Eve empezaba a preocuparse y Rainer maldecía para sus interiores por la situación que no podía empeorar más para ambos.

—¡Allá está la salida! ¡Veo la pradera!

Lograron llegar y Rainer cargó a Eve para alzar vuelo, pero la bestia ya los había alcanzado. Su tamaño le permitía tomarse la libertad de atrapar a ambos a la vez, pero Rainer reaccionó a tiempo y empujó a Eve para ser el único.

—Maldición —agarró al tigre de su mandíbula y ejerció fuerza para que este no se comiera su cabeza de un bocado. La bestia era dos veces más enorme que un tigre promedio. 

Eve se levantó rápidamente y comenzó a lanzar flechas contra el depredador, pero este no demostraba sentirse afectado, su resistencia era increíble. Sacó su daga y se montó en el lomo del tigre dispuesta a matarlo. Por desgracia, ese tigre era astuto. Presionó a Rainer con sus patas y se retorció para agarrar a Eve con su mandíbula. Su colmillo se enterró en la chaqueta de Eve y la lanzó lejos de ambos.

—Genial. Aquí los depredadores son astutos —gruñó enojada y retomó el ataque.

—Eve, inserta tu daga en su costilla, ¡rápido! —le pidió al borde del cansancio.

Eve corría enfocada en el costado del tigre y con su daga empuñada, pero una fuerte corriente de viento la detuvo en el camino y terminó ensordecida por el majestuoso grito de un águila. Ambos miraron el cielo y el enorme grifo que Rainer había visto anteriormente, caía en picado hacia el tigre. En cuestión de segundos, cayó y agarró ferozmente al tigre, obligándolo a apartarse del Ángel. Eve aprovechó eso y apartó a Rainer de ambos.

—¿Estás bien? —le preguntó preocupada, acariciaba su mejilla mientras su mirada recorría todo su cuerpo en busca de heridas de cualquier tipo. Para su consuelo, Rainer solo tenía leves rasguños.

—Sí, estuvo bastante cerca de devorar mi cabeza —suspiró con alivio y admiraron como aquellas bestias majestuosas se atacaban a muerte.

—Es increíble. Nunca había visto a un grifo de cerca —dijo maravillada.

Rainer miró detalladamente al grifo y una rápida pregunta invadió su mente. «¿Es el grifo que vi antes de entrar con Eve?» No sabía cómo se respondería su pregunta, pero había mucho parecido: Su plumaje y sus alas eran de un color café rojizo, su cabeza de águila era blanca y tenía el cuerpo ancho e intimidante de un León. Pero además de eso, poseía unas runas en todo su torso. Una bestia a temer que posiblemente tenía poderes mágicos.

—Sin duda, agradezco que este grifo esté de nuestro lado.

—No lo sé, Rainer. No sabemos si luego nos atacará. Lo mejor sería irnos ahora.

El grifo inmovilizó al tigre con sus patas e insertó su enorme pico en el cuello de este, acabándolo en cuestión de segundos.

El grifo volteó a verlos y se acercó lentamente a ambos. Ellos quedaron congelados al tener a la enorme bestia a pocos centímetros de ellos. Sin embargo, el grifo los tomó por sorpresa al hacerles una pequeña reverencia.

—¿Qué? —preguntó Eve, confundida. No se esperaba esa reacción y extendió su mano con curiosidad.

—¡Oye! ¡No lo hagas! —dijo ahogando el grito en un susurro, pero Eve hizo caso omiso de su orden y acarició la cabeza del grifo. La bestia reaccionó con cariño ante el tacto de Eve y se acercó un poco más.

—Al parecer, tenías razón. Está de nuestro lado —sonrió y empezó a acariciarlo con sus dos manos—. Es increíble. Esos tatuajes rúnicos lo hacen inmune a la magia de cualquier tipo, es poderoso—el estómago de Eve volvió a rugir y recordó que debía alimentarse—. Bueno. Debemos volver ya, tengo hambre.

—Cierto, vamos.

Sacudieron sus ropas y se levantaron para volver. Creían que el grifo se iría y qué sólo había llegado para salvarlos en esa ocasión, pero el grifo les siguió de cerca en casi todo el camino.

—¿Eh? Rainer —masculló en el oído de Rainer—, el grifo quiere permanecer con nosotros.

—¿Mm? Así parece —respondió, mirando de reojo al grifo—, pero yo no puedo cuidar de un grifo.

—¡Eres cruel! —le regañó y miró con cariño al grifo que caminaba detrás suya. Se detuvo y extendió su mano hacia el grifo. Este le miró con confusión y tras unos segundos se acercó y tocó la mano de Eve con su frente. El grifo aceptaba a Eve—. ¡Qué adorable! Mm, te llamaré: Poky.

Rainer abrió los ojos con sorpresa y rio ante el nombre. Mientras la bestia lo miraba confundido por su reacción.

—Poky suena gracioso y ridículo.

—¡Oye! ¡No digas eso! —todo su rostro se volvió rojo por la vergüenza, hasta sus orejas finas estaban coloridas por la profunda vergüenza que sentía.

—¡Pero sí es gracioso! Sólo me imaginé llamándolo: Poky, hora de comer. Poky, ¡atácalo! Poky, ¡a dormir! —comentó con gracia y continuó riéndose en frente de su compañera que estaba a punto de llorar por el mal rato que su compañero le propinaba.

—¡No insultes a mi creatividad! —gritó enfadada y cruzó sus brazos, resignada. —Si te parece tan estúpido, dale un nombre.

—Mm, Ryu.

—¿Ryu? ¿En serio? Y la que tiene pésima creatividad soy yo —sonrió burlona.

—¡Cállate! Es lo primero que se me ocurrió —bufó molesto—. Al menos suena menos estúpido y ridículo que Poky.

—¡Oye! —lo empujó con fuerza y se montó sobre su espalda, golpeando su cabeza levemente y varias veces con su mano empuñada—. ¡Eres un cabeza hueca! 

—¡Bájate! 

Al elegir un nombre para su nuevo compañero. Ensimismados en su discusión, empezaron a pelear en frente del grifo, el cual estaba confundido y no sabía qué hacer ante lo que presenciaba. Lo que quedó claro para él, era que había algo más que un sentimiento de camaradería entre ellos. Era una criatura inteligente y sabia. Qué para su desgracia, su anatomía no le permitía ejecutar palabras o al menos vocablos. Por lo que sólo podía entender lo que le decían, pero no podía responder de la misma forma.

—¡Basta! ¡Basta! Vale, vale, vale. Hagamos algo. ¿Y si le ponemos Pokyryu?

—¿Pokyryu? Me gusta —se bajó de la espalda de Rainer y se dirigió al grifo que permanecía expectante a todo el show que ambos habían hecho—. Te llamaremos Pokyryu —sonrió con alegría y el grifo asintió levemente.

—Pokyryu es capaz de comprender nuestra lengua.

—Es un grifo especial —comentó con una sonrisa y acarició la cabeza de su nuevo compañero alado.

Pokyryu emitió un pequeño sonido y se arrodilló para que pudiera subirse a su lomo. Ella hizo caso de su petición y alzaron vuelo. Rainer se encontraba agradecido con Pokyryu, ahora que tenía una criatura que le ayudara a volar podía quitarse un peso de encima. Rainer tenía la pequeña esperanza de que Dante estaría despierto al volver, pero su deseo no se hizo realidad. Dante seguía interno en su mente y Nyroh se había dormido en el aire. Parecía un cadáver poseído.

—Oye, Nyroh, Despierta —le susurró Eve y acarició la cabellera anaranjada del joven creador. Este emitió pequeños jadeos y abrió los ojos lentamente. Lo primero que sus ojos vieron, fue el majestuoso grifo que descansaba ante él.

—¡Pero si es el grifo vigía! Tenía días de no verlo. Al parecer ya volvió de su camino por todo el reino.

—¿Grifo vigía? —preguntaron sorprendidos.

—¡Sí! Creé seis grifos especiales para que me ayudaran a mantener un balance en todos los sentidos. Prácticamente, este es como mi reino —sonrió.

Dante seguía sentado en frente de Oscuridad mientras este seguía encadenado. No lograba comprender cómo iba a liberarlo de sus ataduras para poder unirse como debería ser. En ese estado, era como si Dante estuviera fragmentado.

—Intento liberarte de la prisión en la que te metí. Déjame ayudarte.

Su versión Oscura lo miraba con indiferencia y podía sentir que el ambiente estaba muy tenso entre ambos. Tras varios segundos en los que ambos se miraban sin pestañear, su Oscuridad suspiró vagamente y volteó a ver a su derecha. Dante imitó su gesto y notó que había un portal por el que una de sus cadenas pasaba.

—Pasando ese portal, ¿encontraré la forma para liberarte?

Su versión oscura asintió levemente y por primera vez, luego de todo el tiempo que habían pasado, hablaba por primera vez.

—Estás aquí para conseguir nuestra armonía, debes romper aquellos nexos de nuestros recuerdos en los que niegas mi naturaleza. Toma mi mano, te daré parte del poder que encarcelas.

Dante lo miró con sorpresa y respondió con un asentimiento. Se levantó y estrechó su mano con él. Sintió como aquél poder destructivo invadía su cuerpo y le asintió nuevamente. Caminó hasta quedar a la orilla del enorme portal y quedó dubitativo.

—Espero que no me tome un año —suspiró y dio el paso que lo introdujo en un espacio recóndito de su mente. En busca de aquellos nexos para conseguir su completa armonía.

Cruzando el portal, los rayos del sol golpearon su rostro con pureza. Con los ojos cegados intentó reconocer el lugar en el que había entrado. Restregándose los ojos, pudo reconocer que estaba en aquél lugar de Terra al que había visitado una vez con Pandora.

Dante se detuvo a admirar lo hermoso que era el valle mientras se preguntaba dónde estaba el nexo que mantenía encadenado a su espíritu. Su pregunta se respondió sola cuando se reprodujo aquél recuerdo, pero de una manera distinta en todos los aspectos. Su primer encuentro con Aarón había sido en el Gemrost.

—Ángel de la Muerte... únete a mí —sonrió con malicia y extendió su brazo hacia Dante.

Dante lo miró confuso tras percatarse de que el recuerdo se había vuelto interactivo. Más que un recuerdo, era un sueño de lo más extraño.

—Aarón... no tengo tiempo para esto.

—¿En serio? Si no me equivoco, buscas esto —señaló un objeto extraño que brillaba con fuerza.

«Supongo que eso es lo que busco».

—Lo necesito.

—Si lo quieres, debes tomar una decisión. O te unes a mí, o la buscar por la fuerza.

—Prefiero una pelea a muerte que una propuesta indecente —flexionó sus piernas y sus brazos, dispuesto a luchar a puño limpio con su propia mente.

—Me llevaré tu cuerpo si gano —adoptó la misma posición que Dante.

Dante apreció detenidamente las posturas de Aarón, eran parecidas a las suyas. No le tomó mucho notar que debía pelear contra sí mismo en realidad.

—Al parecer, si me tomará un año —suspiró por lo bajo.

Aarón voló hacia él e intentó golpearlo directamente en el rostro. Dante lo esquivó a tiempo y golpeó su abdomen con eficacia. El Rey del Abismo gruñó tras fallar el primer golpe y esperó que Dante diera el próximo paso. El Ángel suspiró y voló hacia Aarón dispuesto a darle una patada. Aarón sonrió ante el golpe directo y se preparó para eludirlo, pero Dante alzó un muro detrás de Aarón y lo empujó hacia él. Su patada eficaz dio justo en el torso del enemigo. En un acto reactivo, Aarón agarró la pierna de Dante y lo estrelló contra el suelo.

—¡Tu poder será mío! —su mano se vio envuelta en fuego y lanzó el puño directo al rostro de Dante. La potencia fue tanta que él no pudo hacer nada para cubrirse del golpe. Sintió un leve mareo y con su poca fuerza alzó la roca más cercana, lanzándola contra Aarón. El demonio salió catapultado por el gran impacto y colisionó contra un enorme roble. Decidido a acabar con aquella batalla sin remedio. Usó la reserva de Oscuridad brindada por su esencia fragmentada y volvió a adoptar la apariencia que, en primer lugar, era su auténtica forma. Atacó a Aarón sin piedad hasta dejarlo inconsciente y lo lanzó a través de un vórtice que apareció repentinamente.

Suspiró levemente y se acercó al enorme nexo que flotaba al fondo del lugar. Envolvió su mano en un espectro de Oscuridad y tocó aquél objeto reluciente, se desvaneció en cuestión de segundos y Dante volvió a caer en el mismo Abismo. «Al parecer, esta será la rutina para completar nuestra unión —suspiró y esperó a que volviera a aparecer junto a Oscuridad.

En aquél abismo, creía que sería el momento más aburrido de todo el proceso. Sin embargo, alguien logró que se retractara.

—Dante —sonrió con calidez y entrelazó su mano con él.

Él seguía impactado por lo que sus ojos miraban. ¿Sería un espejismo? ¿Una ilusión? ¿Una broma por parte de su propia mente? No sabía que pensar, pero sintió un pulso muy fuerte en su pecho tras ver de nuevo a Pandora.

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