C 8.- EXTRAÑOS

La fiesta se llevó acabo justo después de la ceremonia, mucha gente había asistido era realmente abrumador ver la cantidad de gente chismosa que había asistido a la boda a todos les asombraba ver a la hermosa chica capaz de atrapar al famoso Emmett Dankworth Callen , pero era más asombroso conocer la edad de la joven, todos a su alrededor cuchicheban acerca de lo joven que era la dama.

Es realmente molesto pensó Keira, ni siquiera esperan a que me vaya solo se limitan a hablar a mis espaldas, están ruidoso aquí, por un momento detuvo sus pensamientos hacia algo extraño, ni siquiera se había fijado en el aspecto de su esposo, así que volteo lentamente para buscarlo en la multitud, a la distancia aprecio que se trataba de un hombre elegante, su figura no era tan mala como pensaba que sería y se podría decir que era realmente hermoso.

Pero como sería su vida al lado de ese hombre que se había limitado a comprar una esposa, con su aspecto pudo haber conseguido a la chica que quisiera.

La fiesta tomó mucho tiempo y entre la ceremonia y la ambientada fiesta ya había caído la noche, es tiempo dijo el maestro de ceremonia, ya es hora de despedir a los novios, así que su madre camino hacia ella y le dijo en él oído, suerte con tu nueva vida, Keira se sintió herida pero no contestó más que....

— Hoy has perdido una hija, tan solo piensa que estoy muerta, no volveré a hacer nada por ti de nuevo Emiliy.

Emmett camino hacia Keira y la sostuvo con una mano en la cintura, a ella le pareció muy incómodo pero no hizo nada más que quedarse quieta.

— Señor Paul y señora Emiliy llevaré a mi esposa a casa, entonces si me disculpa..

— Por supuesto señor Emmett adelante.

Reafirmando su mano en la cintura de Keira, Emmett la forzó a salir de la fiesta para llevarla a la mansión Dankworth, cuando salieron un auto mercedes maybach negro ya se encontraba estacionado para llevarlos, Emmett abrio la puerta he hizo que Keira entrará al auto, luego entró él.

— Hacia donde nos dirigimos señor.

— De vuelta a la mansión.

Con cada minuto que pasaba el corazón de Keira moría lentamente, como sería la mansión a la que se dirigían todo era terriblemente extraño, cuando llegaron el chófer abrió la puerta del auto, primero salio el señor Emmett y luego salio Keira, quien al ver la mansión se quedo perpleja, era enorme parecía un castillo, tenia una fachada espléndida, nunca había visto algo tan espectacular.

— ¿Te gusta?

— Bueno... es ... hermoso pero abrumador

— Vivirás aquí de ahora en adelante asi que vete a costumbrando

— Entremos, tienes muchas cosas que ver todavía.

Al entrar, él comenzó a darle un pequeño recorrido por la casa, esta es la recepción, por este lado el comedor, la sala, la biblioteca, el jardín se encuentra en la parte trasera, ya iras conociendo todo poco a poco, necesito que mires algo primero, así que la llevo a una habitación parecía un estudio pero solo había fotos como si fuera una galería.

Estos son todos los miembros de nuestra familia, por generaciones se han colocado aquí, así que tu también lo harás, desde ahora en adelante serás la única señora de esta mansión y permanecerás en un retrato justo en esta pared, sabes que eso significa que nunca podrás salir de esta familia hasta que hayas muerto, lo sabes ¿Verdad?

— No no lo sabía, Emiliy no mencionó nada de eso.

— Bueno ahora lo sabes, eso era lo que quería que vieras, ahora vayamos a nuestra habitación.

— Pero todavía faltan muchas áreas que conocer de la casa.

— Si pero lo harás luego, solo te mostré lo esencial, para que no te pierdas mañana.

Keira se sentía morir con cada paso que daban, subieron unas largas escalares y caminaron por un pasillo justo al final se encontraba una puerta enorme.

— llegamos, ¿ Que pasa?, te has quedado inmóvil, vamos entra.

Una vez adentro ella se dio cuanta que los colores de la habitación la hacían parecer más oscura y lúgubre, todo era gris con cortinas cafés al igual que los muebles que habían, combinaban si pero los colores estaban deprimentes, mientras ella observaba sin decir una palabra escucho una orden terrible.

— Ahora quítate la ropa.

— ¿ Qué es que acaso no preguntaras nada?, ni si quiera me conoces y yo a ti tampoco, al menos dime dónde esta mi hermano, ¿lo tienes tu?.

— ¿Tu hermano? no se de que hablas, yo no tengo a tu hermano, ¡oh ya veo, eso debe ser obra de esa mujer astuta! tienes una gran madre Keira.

— Entonces todo era mentira, mi hermano no está contigo y respecto esa mujer ella ya no es mi madre.

— Piensa lo que quieras no repetiré dos veces quítate la ropa ahora.

— ¡Espera porfavor somos extraños, no te parece que esta situación es realmente incomoda! yo no quiero ésto.

— No me interesa adquirir una mercancía y la utilizaré tu deber es cumplir con el acuerdo al que llegamos tu madre y yo.

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