Capítulo 2

—¡Al final llegas! Tenemos una milésima de años en espera por ti —exclama Melek con una pequeña sonrisa en su rostro. Es cierto que siempre llego tarde, pero aun así no tiene derecho a quejarse.

—Y tú siempre con el mismo drama, respira que te vas a poner vieja —la recorro de pies a cabeza con una sonrisa de burla.

—Sí, al fin, faltan 20 minutos para que toquen el timbre —murmura Elif.

—Y después dicen que la dramática soy yo —tomo algunos libros de mi casillero, y les saludo con mi dedo corazón como de costumbre. Melek y Elif son bastantes exageradas, ellas dos emanan puro drama, no se puede negar que son hermanas. Tienen un aura de histéricas.

La verdad es que les tengo pena a sus futuros hijos. Con una madre como ellas dos me suicido: Melek dijo que su hija se iba a casar a los 30 años y eso que ella todavía no tiene pareja estable. Solo está con un tonto que no me cae para nada bien. La pobre ingenua vive en un cuento de hadas, ella está esperando a su príncipe azul Ja’ como si existieran.

Lo vuelvo a repetir "El amor es efímero".

Elif es un caso aparte, dijo que cuando tenga una hija la va a dejar tener novio a la edad que ella quiera, pero eso es lo que ella dice ahora. Con lo histérica que es lo dudo. Ella es el tipo de persona que guarda muchos secretos y a simple vista se hace la ruda.

Ellas dos siempre han sido la hermana buena y la mala. Y claro la oveja negra es la desquiciada de Elif Iffet.

—Al menos no llegué tarde, así que dejen el drama y casi me rompen la cara —les señalo con mi dedo anular conteniendo las ganas de gritarles. Es cierto, debo de tener la frente de color rojizo.

—No seas exagerada solo te golpeamos la nariz —dice Melek cuando cierra su casillero.

—¡Ja jajá! Si le hubiésemos roto la nariz estuviese gritando como loca —le corrige Elif con una sonrisa un tanto burlona.

—Corrección preciosa ella es loca —dice la estúpida de Melek. Son tan odiosas que se toman el atrevimiento de faltarle el respeto a mi ego.

—¿Por qué hablan de mi cómo si no estuviese presente? — les pregunto con una chispa de aburrimiento. “Tengo sueño".

—¿Dónde estas? —se vuelven a burlar ahora causándome más enojo que antes.

—Ya es hora de ir a clases señoritas —dijo una voz conocida a mi espalda. Una voz que conozco muy bien, el profesor Latino.

—Nos vemos en el receso retrasadas —dije ignorando a el profesor y ahora la que se burla soy yo.

El profesor Santiago o como es apodado aquí profesor “Latino” es el profesor más joven de la escuela. Apenas tiene dos años aquí. La verdad que sé muy poco de su vida solo que es latinoamericano y toda su familia está en Latinoamérica. Nunca ha hablado de su vida personal, si sé un poco es porque tengo unos oídos chismoso que siempre están preparados para escuchar los chismes.

Me toca inglés ¡aj! Que pereza. Recuerdo que tengo una conversación para primera hora con Bianca: por estar hablando con ella en la clase de la profesora Alessia. Cuando comienzo una conversación interesante soy como una cotorra eléctrica, no paro hasta que se me acabe la energía. Los viernes toca inglés a última hora y pues Bianca es una amiga con la que converso cuando Elif y Melek no les toca materias conmigo. Sí, muy aburridas son las clases sin ellas con sus ocurrencias.

Entro al aula y me coloco en el medio del salón. Me da igual sentarme donde sea, siendo un asiento está todo excelente. Observo el cielo a través de la ventana del aula y tiene un color brumoso y parece que va a llover.

Mis pensamientos son como la luz tienen una energía tan fuerte que enciende mi cerebro.

Narra Nicolás

—Nos robaron el cargamento que iba para Londres —me dice Lucas acercándose a mí.

—¿Quiénes fueron? —le pregunto incrédulo ya con la fiereza activa. ¿Cómo se atreven a meterse en mis negocios? Al parecer quiénes lo hicieron no me conocen. Los voy a encontrar y hacerles pagar unos por unos. Con Nicolás Kuznetsov nadie se mete y vive para contarlo.

—Fueron los Popov —responde con los ojos oscuros mostrándome una sonrisa macabra. Le doy una Sonrisa de vuelta acompañada de unas carcajadas. Así me gusta, que antes de decirme una mala noticia me tengan a los pecadores en la mira.

—Los quiero aquí a esos imbéciles lo más tardar en una hora —. Asiente y se marcha cerrando la puerta dejándome solo en mi despacho. Ojalá y Derek tuviese esa misma educación de tocar y cerrar la puerta al entrar y al salir.

Detesto que se metan en mis negocios y me quieran ver la cara de estúpido, como que si fuese un ingenuo. Cada una de las pandillas, narcotraficantes, grandes mafias de todo el mundo saben que con la Sombra nadie se mete y vive para contarlo. En este mundo no se puede regalar segundas oportunidades porque te toman de relajo y luego no te respetan. A mí me enseñaron a halar el gatillo sin remordimientos.

Los Popov son dos hermanos que manejan una pequeña mafia aquí en lo más peligroso de Rusia. Y creen que me van a ver la cara de idiota. Es la primera vez que se meten en mis negocios, pero les voy a dar su merecido para no tener una segunda vez.

Tengo que viajar a Italia: quiero negociar con los hermanos Moretti pero primero necesito investigar un poco sobre ellos. No caigo en trampas, aunque nunca se han metido con mis negocios, pero hay que prevenir antes que lamentar.

—¡Derek! —le grito a uno de mis hombres de confianza. Entra en un abrir y cerrar de ojos a mi despacho.

Derek al igual de ser mi hermano es la persona que se podría decir que le deposito gran parte de mi confianza. Aunque no confío totalmente en nadie.

—Sí, jefecito.

—Quiero toda la información sobre los hermanos Moretti —le digo mientras le muestro unas fotografías.

—Quiero la información aquí en 30 minutos —le digo señalando mi escritorio. Se iba a ir, pero lo detuve al instante.

—Oye, todavía no he terminado de hablar —le reprocho.

—¡Señor si Señor! —hace una postura de general riéndose.

—Quiero que me preparen mi jet privado en 3 horas nos vamos de viaje.

Necesito que los hermanos Moretti me surtan de armas de fuegos y armas blancas. Estaba haciendo un negocio con un estadounidense que me iba a proveer unos armas, pero el muy iluso hizo su propia tumba.

—¿Para dónde me piensas llevar jefecito?¿Para una isla privada para pasar nuestra Luna de miel? —me pregunta y comienza a reír con una mirada perversa. No le doy su merecido, porque él es uno de mis mejores hombres.

—Escucha bien cabrón deja de decirme jefecito y vete a trabajar que mucho que me gustan las mujeres —le hablo en tono serio y se pone blanco como la espuma. Y sigue su camino con la cara pálida, ahora soy yo al que le toca reír. No acostumbro a manifestar alegría.

30 minutos después...

Entra Derek sin tocar como de costumbre.

—Derek por su casa —ironizo ya cansado de su mala educación. Lo chistoso es que cuando quiere conquistar a una chica saca educación hasta de la que no tengo yo.

—Sí, sí, jefecito.

—Ya tengo lo que me pidió jefeci-jefe, aquí esta toda la información que pude hallar en 30 minutos —continúa hablando mientras me los entrega y se va del despacho.

El sonido de la puerta ser tocada me hace dirigir mi mirada hacia allá.

—¿Puedo?

—Sí, adelante Lucas.

Lucas es mi mano derecha y al que le he dejado mis negocios con los ojos cerrados. A Derek ni muerto lo dejaría en el mando, todavía no tiene juicio. Lo dejase 5 minutos con mis negocios y a los dos segundos ya estuviese en serio problemas. Es un imán para meterse en lío.

—Los tengo —me dice con una sonrisa diabólica.

—Así me gusta —vuelvo a repetir la mismas tres palabras de siempre. Soy la sombra de mis Enemigos, encontrarlos es como tronar mis dedos en un ambiente de deseo.

Narra Alicia

Qué día tan largo y eso que apenas son las dos de la tarde. Acabo de llegar del colegio y voy hacia el comedor para almorzar. Mis padres no están en casa y mis hermanos siguen en la Universidad. Esas clases de inglés hoy fueron intensas, y al final la profesora de inglés me ha suspendido su materia. ¿Me importa? Pues no. Mejor estoy feliz que no la voy a soportar por unos días. La verdad es que esa profesora es insoportable e intensa, y yo que no le caigo bien. Hoy le eché más leña al fuego…

Esa conversación fue tan épica que me hizo activar mis neuronas demoníacas.

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