Amor en la Mafia
Amor en la Mafia
Por: YeniferSierra
Capítulo 1

El orgullo es mi compañero y ser sumisa no entra a mi reino... Toca cada parte de mi cuerpo…, por mi vientre reparte una línea de besos. Es un deseo tan intenso que está encendiendo lo más profundo del infierno...

Dio mio! (¡oh mi Dios!). Me despierto por la hermosa y tierna melodía de mi alarma a las 6:00 a.m. para entrar al colegio a las 8:00 a.m.

—La vida de un estudiante —ironizo con mucha pereza mientras vuelvo a cubrir mi rostro con las cobijas.

Estoy sudando, tener un sueño de tal grado a mi edad no es nada nuevo.

Me levanto de la cómoda cama con más pereza que antes. Voy hacia al baño, me cepillo los dientes, y hago todas mis necesidades. 

Al entrar a la ducha se me olvida lo muy despistada que soy y tropiezo con mis piernas causándome un auto aterrizaje al suelo.

—¡Bonito!

Respiro profundo y me levanto con toda la paciencia del mundo: que es la que yo no tengo.

Tomo una cantidad normal de jabón y empiezo a sobarlo por toda mi piel pálida (parezco una vampiro). Ummm esto sí es vida.

Cuando salgo del baño observo la hora en el reloj que esta colgando en la pared de la parte izquierda de mi habitación y son las 6:30 am.

—Es temprano… —murmuro pensando en qué prendas me pondré.

Hoy al ser mi primer día de escuela he despertado temprano, pero verán que después de la primera semana de clases la alarma jamás volverá a sonar, o mejor dicho: yo no la voy a volver a escuchar. Literal solo me despierto temprano los primeros días de clases: para poder estrenar el uniforme escolar, la mochila y todos los útiles escolares…

Me coloco el uniforme el cual consiste en: unos azulados pantalones de gabardina, una blanca camisa, unos negros zapatos de medio tacón y por último elijo colocarme un juego de prendas de color zafiro.

Bajo las escaleras saltando todos los escalones de dos en dos. Me encuentro a toda mi familia en el comedor desayunando en voz alta como siempre, como que estuviesen discutiendo y no desayunando. Todos los fines de semanas ellos son mis alarmas.

—¡Ya no esperan que la princesa baje!—exclamo enojada. Mi familia no es la única que grita en voz alta, por desgracia yo lo heredado de mi hermosa madre.

—Buenos días para ti también —dice mi madre con sarcasmo, la ignoro y continúo mi camino hacia el comedor —. Hola princesa bonita de papá ¿Cómo amaneciste? ¿Qué tal todo? —pregunta papá con una sonrisa encantadora.

—Hola Padre, muy bien gracias a Dios, te quiero mucho —le respondo y le doy un beso en las mejillas.

Él es el hombre que más amo en mi alocada vida. Mi madre y yo llevamos una amistad especial: la quiero, pero no me gusta mostrar mucho mis sentimientos (solo a mi papá).

—¿Y nosotros no tenemos besos? —preguntan Elías y Elián al mismo tiempo y eso que no son gemelos.

—¡No, mis besos solo son de mi papito lindo! —, abro mi boca mostrándoles mi hermosa lengua, muy infantil,  pero esa soy yo: “Alicia Moretti”.

—¿Y yo no tengo beso? —Y ahora la que pregunta es mi mamá.

Non —le contesto firme en mi idioma natal, italiano. Mi madre me da una mirada letal que si matara con los ojos ya me estuviesen velando.

—Estoy completamente segura que a mí me amas más que a estos —me dice señalando a los tres hombres presentes. Ellos hacen caras raras, pero desde que mi madre le da meno leve mirada sus expresiones se vuelven serias (a mi mamá todos en la casa la respetan, ummm… menos yo), luego seguimos desayunando en una agradable conversación familiar [sarcasmo]: eso solo existe en las novelas, mi familia es tan especial que la hora de comer la utilizan para hablar y discutir.

[...]

—Ya es tarde debo irme al colegio. Adiós a todos besitos en el aire solo para mi papá —grito con toda mi energía.

Salgo a la cochera donde están todos los coches de mi familia y elijo mi hermoso auto: no es de este año, pero no puedo hacer nada para que me compren otro, ¿o sí? Mi papá me ama más que a su vida pero una de las frases de sus discursos es: “Las personas se tienen que ganar lo que quieren", y pues yo no soy de mucho cooperar.

Mi madre es una excelente diseñadora de moda, lo ha logrado con mucho esfuerzo y dedicación. No vivimos en un cuento de hadas para que las cosas caigan del cielo, mejor debemos salir a buscarla. La verdad que Para la edad de mi madre no lo aparenta, se ve mucho más joven. Mi madre antes ha pasado por muchos trastornos alimenticios por el afán de ser la típica modelo cuerpo perfecto y bueno eso le trajo muchas consecuencias. Al yo nacer nunca me ha faltado nada. Mi madre tiene una marca de ropa y una empresa de modelos.

La familia de mi madre no tiene una cantidad de dinero exagerada, pero viven bien y eso es lo importante.

Papá tiene muchas empresas, que con mucho esfuerzo y muchas horas de trabajo las a podido manejar. Y luego… están mis hermanos: Elías es un empresario joven (un mafioso), me enteré cuando tenía apenas 12 años de edad. Cuando él estaba hablando por el celular, ese día no pude dormir en toda la noche por el miedo de que le sucediese algo. ¡Dios era una niña de 12 años!. Estar pensando en el gran secreto  de mi hermano me daba mucho insomnio, Aunque lo sé, no se lo he dicho, me comporto como si no sé nada, también sé que Elián está involucrado en ese mundo junto con él. Y saben disimularlo muy bien: los dos estudian en la Universidad y a simple vista para las personas prejuiciosas son normales. Por eso es que apoyo el dicho que dice "los más callados son los más demoníacos". A Elías le falta poco para terminarla y a Elián un año .

No creo en el amor... Para mi el amor es efímero y no sirve para nada. Y el secreto que sé de mis hermanos lo voy a utilizar para mi beneficio. No soy santa pero tampoco diabla, pero me pueden llamar fuego yo soy la que incendia el infierno. Solo cuatro hermosas palabras me describen: “Rebelde“, “complicada”, “bromista" y por último “Orgullosa “. Mi orgullo ante todo.

Soy incapaz de envidiarle a alguien, o sea soy única y nadie es como yo ni yo puedo ser como nadie.

Observo la entrada de la escuela y ahí están los típicos adolecentes hormonales.

Estoy bajando de mi auto cuando me doy un fuerte golpe en la cabeza, con la capota del coche.

—¡Ay! —grito como los mil demonios.

Ser tan alta no ayuda mucho, y mi torpeza no sale desapercibida. Me termino de  bajar del coche y voy directo hacia los casilleros, dándome masajes en la zona afectada. Doy la vuelta y me impacto con dos personas. ¡El golpe anterior no fue suficiente!

Merda! —vuelvo a gritar por el nuevo impacto.

La vida nos trae regalos no deseados, y sé que Dios me enviará uno por todos mis pecados.

Solo te pido Dios mío: perdón por todos y cada unos de los pecados que he cometido y por los que me faltan por cometer…

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