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He alcanzado mi límite, a pesar de que hace una hora estaba llena de adrenalina ahora mismo en lo que único que pienso es en comer y en un descanso. Es hora de regresar a casa, por lo que me dijo James mis papás no se encuentran, debieron haber olvidado lo de mi transformación, supongo. Mis papás se sumergen todo, en su trabajo y en la manada, pero nunca en sus hijos.

Me siento tan extraña al despertar, tengo una sensación extraña, siento una pesadez enorme y un mal presentimiento, pero realmente no sé de qué trate este sentimiento tan raro. Me meto a la ducha, el agua caliente me encanta, me relaja demasiado. Al salir de la ducha, miro por mi ventana, el día está nublado. Creo que me pondré pantalón, aunque es la prenda que menos me gusta de todas, combino mi pantalón negro con una blusa café con cuello alto y mis clásicos botines negros, creo que es totalmente suficiente. 

Me lavo los dientes dispuesta a irme a clases, aunque primero debo de buscar las llaves de mi auto, que por ley me pertenece. Hace unos días llego, mis padres me prometieron que lo tendría cuando cumpliera los 17 y pues ahora mismo tengo los 17 años, fue un regalo que les pedí desde hace demasiado tiempo, es por eso que lo espero y lo añoró con tantas ganas.

—Buenos días, James—saludo—¿Y mis papás?

—Ayer me avisaron que tenían que salir, al parecer Salma...—al oír ese nombre me quedo estupefacta —tu prima preferida vendrá a vivir aquí y la fueron a traer al aeropuerto, dijeron que llegarían antes de tu transformación, pero no lo hicieron—explica.

—Maldición—grito, Salma es mi prima de alguna forma la preferida de mis abuelos y en general de la familia, todos creen que es muy buena en todo y que llegara a ser grande en la vida, obviamente eso no es malo, lo malo es que pisoteen mi autoestima con esa mierda y que ella directamente también lo haga.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por la voz grave de mi papá, y bueno ahí estaba esa creída ,con unos jeans demasiados ajustados, haciéndole resaltar su figura y unos zapatos con tacón haciendo ver sus piernas más largas, ah, y su cabello rubio y sus ojitos verdes, perfecta...

—Hola, prima—Grita abrazándome, no me gustan los abrazos—Feliz cumpleaños...

—Gracias Salma, mamá se me hace tarde para el instituto—comento zafándome de su falso abrazo.

—Salma se presentará en el instituto la siguiente semana—explican, no me molesta solo espero que ella no se meta conmigo, la conozco demasiado bien como para saber que en algún momento lo hará. 

Tengo demasiados recuerdos de nosotras siendo felices, pero incluso siendo primas, mi abuela nos hacía sentir diferentes, a mi menos querida y a ella como la perfecta flor que ella es. Cuando ella estaba yo me sentía excluida y menos, he esperado mucho tiempo para que las cosas cambien, pero eso nuca sucede, ella sigue siendo la favorita de todos, hasta de mis papás.

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