Capítulo seis: Alpha de cuarta

 Decir que no estaba nerviosa era una gran y cruel mentira, ella sentía que su loba estaba firme y era su ancla para ese caso, nunca antes se había atrevido siquiera acercarse al alpha. Que si bien este no le hizo nada malo y permitió que ella entrará a la manada, jamás hizo algo en contra de los tratos de los suyos, como si Alex estuviera destinada a eso, a sólo ser el juguete anti golpes de esos lobos corruptos. Por suerte ya está completa, aún cachorra pero completa, no sabía pelear pero su loba si intimidar, además de que descubrió si increíble capacidad para correr, ella era rápida. Camino junto a su vestido marrón cubriendo su cuerpo, se lo había robado a una de las chicas que vivía cerca del alpha, tardo más de lo improvisto para sacarle el olor de otra loba para impregnarle su olor. Miró a los dos guardias que cuidaban matutinamente las puertas de la mansión del alpha, ella se acercó a el mas chico y mostró sus ojos, este asintió y abrió su parte de la puerta, escuchando un pequeño gracias de Alex. Apenas entró se encontró con gran espacio, los pisos de madera relucientes, muebles de colores neutros adornaban el gran lugar, dándole un toque masculino. Comenzó a caminar escuchando el ruido que hacían sus pies al golpear la madera, era como si estuviera rompiendo de a poco las maderas que cargan su peso.


—Que bueno que decidiste entrar señorita Alex.— La peliblanca de dio la vuelta rápido, encontrándose con un hombre moreno, vestido con ropas normales, sus ojos afinados la escanearon de arriba y abajo para luego sonreír— Venga conmigo.


–Si, beta.—Murmuró, comenzaron a caminar atravesando la gran sala, el hombre abrió la puerta dejando ver de un lado la cocina y tres puertas más, delante de ellos una escalera que conducía a la parte de arriba.


—Iremos arriba.— Aclaró subiendo las escaleras, ella dudo pero al perderlo de vista apresuró para alcanzarlo, siguiendo sus pasos con su audición elevada, pues el hombre era rápido. Ella subió, era como un pasillo, pero en vez de pura pared un hermoso ventanal cubría gran parte de esta, dejando la vista al bosque y las personas que trabajaban cerca. El hombre se paro junto a una puerta doble, parecía común pero tenía  leves curvaturas como si estuviera tallado, ella una de las pocas maneras de abrirlo, el hombre le dio la espalda a Alex con haciendo que movimiento extraño de manos logró abrirla—Alpha, la loba blanca está aquí.


—Dile que pase.—Un escalofrió cruzo paso por su espina dorsal, la voz del alpha era terroríficamente idéntica a su descendencia, el futuro alpha de la manada carmesí, y que a pesar de que sus egos estén tan altos como para pensar que eran los mas fuertes de esas tierras, no lo eran, podrían ser los anteúltimos mas débil que había en Canadá. Esos hombres tenían algo que no muchas manadas poseían, el control casi perfecto de su lobo interior, por lo que ambos vivían en paz y sin ningún incidente, en esta época…donde mas nieve a ellos se les dificulta la caza, por lo que solo los lobos mas experimentados se les permitía salir al exterior para atrapar las presas. Desde noviembre hasta abril y un poco mas era donde el clima era muy bajo a lo habitual, donde la nieve podía superar los doce centímetros de profundidad, eso incapacitaba a los lobos de gran peso. Por lo que Alex ya sabía por donde iba el tema cuando entró al despacho del alpha, quien estaba junto a los tres mejores cazadores de la manada.


—¿Requería mi presencia?— Preguntó sin referirse a el como alpha, ganándose un gruñido de cada uno de los hombres que estaba dentro, menos del alpha que parecía muy sereno— Alpha.— Gruñó hacía los demás, por simple compromiso.


—Alex, he escuchado que casi enfrentas a mi hijo además de que eres una loba blanca.— Se levantó con tranquilidad, quedándose en su sitio unos segundos con una leve sonrisa, observando a Alex, apoyo una mano en su escritorio y comenzó a caminar hacia ella, su loba firme hacia que ella no cayera bajo la sumisión, el hombre quedo frente a ella, y alzo la mano acercándola lentamente a su cara. Cuando sol estaba a unos centímetros de su mejilla movió su mano hasta la letrina de atrás para tomar una botella de cristal llena de wiski junto a un vaso— Eres alpha de nacimiento, ni te inmutaste a mis feromonas. Sabes, iré directo al grano…necesito que tu ayudes a estos chicos con la caza, al menos esta vez. Nosotros somos una manada bastante chica como para que otros quieran comerciar con nosotros, no se beneficiarían de nada. Excepto que quieran una loba albina, claro esta.— Haló con sorna, eso enfureció a Alex, ese hombre solo lo había visto dos veces en su vida, cuando solo tenia cinco años y ese día, nunca a ayudo a pesar de saber lo que su manada completa hacía y ahora planeaba utilizarla como boleto de oro ¿Quien se creía? Avanzó hacia el, lo empujo haciendo que este soltara el vaso y la botella, el estruendo del vidrio impactando contra la alfombra de color mate y rompiéndose en miles de pedazos se escucho cuando el alpha quedo sentado e la silla, siendo presionado en el cuello por el brazo de Alex, usando mucho mas su hueso para que le doliera si el intentaba siquiera liberarse. El beta mano derecha y los comunes se acercaron a ella con intención de separarla de el, pero ella solo reacciono a sacar sus dientes caninos y sus ojos sobrenaturales amenazando a matarlos a ellos y al alpha.


—¿¡Qué m****a estas insinuando!?— Apretando mas su cuello, completamente desquiciada— ¿¡Quién te crees que eres alpha de cuarta!? Piensas que siquiera voy a transformarme y ensuciarme el pelo por ti y tu manada inútil, eso ¡Jamás! Renuncio a la manada, se que sobreviviré mejor sola ahora que tengo a mi loba conmigo. Iditas— Lo soltó bruscamente para salir corriendo, sabia que la perseguirán, por lo que ni siquiera pensó en bajar las escaleras, salto lo mas fuerte que pudo, y en el aire se trasformo en loba dejando atrás su ropa destrozada, apoyo sus patas en el piso flexionándolas para amortiguar la caída. Y apuró paso rompiendo la puerta principal para salir corriendo directo al bosque. Solo quería un poco de paz.


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