Capítulo dos: Transformación

El despertador sonó haciendo un pitido incesante irritaba a cualquier ser vivo. Alex retiro las mantas que la cubrían y se dirigió precisamente a la pequeña pero accesible ducha que tenía detrás de la única puerta que tenía su cuarto además de la de salida. Tomó una ducha rápida y sencilla donde se permitió lavar su corto cabello lo más rápido posible y tomó su ropa para cambiarse.

Camino al colegio como el otro día, como sus heridas intactas y frescas como si se las hubieran echo recientemente. Al estar cerca de el instituto camino hacia la parte trasera donde se encontraban las escaleras para subir al piso donde ella tenía que ir para no encontrarse con nadie, abrió la puerta de metal y comenzó a subir las escaleras con un ritmo lento, faltaban minutos antes de que las clases comenzarán, claro que ella no está en su día de suerte cuando al levantar la mirada se encuentra con Louis  quien se encontraba recostado en un escalón fumando un cigarrillo, ella trató de retroceder pero este la miró y la detuvo.

—¿Qué te trae por aquí Alex?—Preguntó de buen humor, con voz extrañamente relajada.

—Oh…no nada…solo….solo no quería encontrarme con nadie.—Dijo sincera, no necesitaba mentir.

—Hay pero que lastima.—Dijo con pena fingida carcajeando mientras apagaba el cigarrillo contra la suela de su zapato—Estoy aquí y quiero divertirme.—Comenzó comenzando a acercarse a ella.

—¿Qué… es lo que quieres?—Preguntó desesperada por querer salir de la situación que se estaba generando, el ambiente se había vuelto pesado y solo le daban ganas de vomitar.

En un movimiento rápido, Louis tomó el cuello de Alex y lo apretó con fuerza, empujándolo contra la pared golpeando su espalda fuertemente con el concreto sólido, su mirada choco con la de el y solo pudo ver diversión y satisfacción al ver su dolor, los ojos del hombre poco a poco comenzaron a tornarse amarillo llamativo dando a entender que su lobo comenzaba a tomar el control. Empezó a reírse como maniático al ver el terror en los ojos de Alex aventurarnos a tomarlo con las dos manos y apretarlo mucho más. La castaño reúne fuerzas y empuja al hombre logrando, sorpresivamente  para ella, alejarlo unos metros para tomarse la libertad de seguir subiendo las escaleras. El la persiguió y tomó su mano para arrastrarla a la cafetería, donde los que se saltaron la clase se encontraban comiendo el desayuno.

—¡Oigan!—Rugió con su voz de alpha aún con sus ojos amarillentos a la vista de todos—Hoy, esta estúpida se atrevió a empujarme…Merece un castigo ¿No?—Preguntó haciendo que todos divertidos asintiesen a su pregunta. Alexa no pudo más, su corazón estaba destruido y todo el pesar que tuvo en ese momento solo la hizo derramar lágrimas, sin importar quienes estuvieran mirándola comenzó a sollozar y sollozar sin parar, dejándose caer al piso rendido. Con sus ojos llorosos miró con sorpresa a Louis quien inconscientemente había soltado su mano al ver esa nueva faceta suya, aprovecho la oportunidad a huir, correr y correr permitiéndose olvidar unos horas su estudio, adentrándose al bosque a su lugar preferido. Donde la hermosa laguna era rodeada por flores  frente a una gran roca donde ella descansaba en sus días difíciles, le ayudaba a pensar y recordar las pocas cosas buenas que le fueron pasando en la vida, dándole motivos y esperanzas para seguir con su vida. Luego de momentos recordó que el día siguiente era su cumpleaños, por lo tanto, ese día a las doce de la noche se transformaría frente la luna para reclamar su lugar como hija de esta en su forma lobuna. Despertó sin saber cuándo se había dormido, era uno de los tantos defectos que tenia. Sentía su cuerpo explotar de energía, tanto que hasta sus músculos dolían al no moverlos como querían, su pecho de un momento a otro comenzó a doler, al principio una punzada…pero luego empeoro, contaminando cada una de sus extremidades, el dolor era tan intenso que la tiro al suelo húmedo, retorciéndose cada vez más, abrió los ojos sorprendida al escuchar un fuerte “Crack" miró su brazo y este se encontraba partido, no dudo ni un segundo en gritar de  dolor, quería moverlo pero era imposible su pecho subía y bajaba a una velocidad anormal, su temperatura se iba elevando a los cuarenta grados y sentía como si saliera de su cuerpo como vapor, veía como poco a poco más huesos se iban rompiendo  acomodando de forma extraña en todo su cuerpo, escucho su ropa rasgarse y lloraba para que todo parara, el dolor de la transformación era tan grande como para querer morir en ese momento, para ya no sentir el dolor. Su mandíbula se disloco y se empezó a unir con su nariz alargándose considerablemente el pelo comenzó a salir de color plateado, las gruesas eran se erizaban apenas salían de su piel, sus manos ahora más gruesas y peludas se convirtieron en dos patas con grandes  y negras garras clavadas en la tierra, su columna se doblo y alargo sobresaliendo de su recreo creando una larga y gruesa cola esponjosa, sus piernas se agrandaron y doblaron de muchas formas hasta obtener dos patas traseras lobunas. El calor seguía ahí, eso era obvio, era como si el frío ya no existiera y la abrazara una capa suave y esponjosa de pelo…algo tan cómodo y reconfortante .

 Ella era una loba, una majestuosa y hermosa, a simple vista parece un ser tan inofensivo…pero no te dejes llevar por su adorable apariencia, es tan feroz como lo inimaginable , su agilidad anormal te sorprenderá y aunque su inexperiencia este presente en su vida siempre sale ganando.

Verse en el reflejo del agua le causó un gran impacto, su mente estaba maravillada con la hermosura que representaba su loba, era completamente blanca y le encantaba. Soltó una especie de ruido agudo de felicidad, los mismos que hace el zorro al chillar, se sentía levemente pesada pero eso no impedía sentir la fuerza que poseían los músculos en su forma animal. Se dio la libertad de corretear alrededor de los árboles asustando a los pequeños animales que cruzaban por casualidad en su camino sin sentir el menor riesgo a ser comido por la loba de tamaño caballo. El tiempo paso y los minutos se convirtieron en horas siendo así que la noche se iba y volvía el sol. Cansada se recostó en el pasto y dejó que su cuerpo enfriara, según los libros que ella misma había leído por cuenta propia la vuelta a humano era igual de dolorosa que en lobo, solo que esta era mucho más difícil de llegar. Suspiró y dejo su mente en blanco, buscando la paz en su interior, tenía que mentalizarse a ella misma  humana, viendo su cuerpo flaco y desnutrido su cabello castaño y corto al igual que sus ojos sin brillo. Sintió después de horas el frío colar por sus huesos notando su piel sensible desprotegida, si bien no es como lo imaginaba el viento helado no causaba estragos en ella, era como si de un día normal y sin frío infernal.

Desnuda como estaba caminó hasta su casa sabiendo bien que nadie estaba rondando, abrió la puerta con delicadeza no propia de ella y se metió en su cuarto a descansar lo poco que podía. Solo cerró sus ojos un segundo, solo eso hasta que su hermano abrió la puerta de el cuarto como su fuera suyo para después gritar horrorizado.

—¿¡Que es lo que te has hecho!?—Preguntó tomando sus hombros para zarandearla bruscamente. Ella tomó las manos del contrario y las retiro de su cuerpo calladamente.

—¿De que hablas Logan?—Preguntó levantándose de la cama. 

—Tienes el pelo blanco Alex, esto se lo diré a papá.—Acuso saliendo del cuarto  como alma lleva el diablo. La muchacha aún aturdida se dirigió al baño para mirarse frente al espejo de esquinas maltratadas. 

Decir que no se asustó seria mentira.

Un potente grito salió de su boca antes de tropezar y caer espalda contra el suelo, rendida miró el techo y se quedó paralizada mientras imaginaba una y mil secuencias por las que tenía esa apariencia.

—Mi pelo.—Susurró moviendo su dedo más cerca de las hebras esparcidas en la madera—¿Es blanco?— Se Preguntó aturdida, logrando alcanzar a tocar su cabello grueso y brilloso, ella realmente quería enterrar su cabeza en la tierra.

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