Capítulo IV - Narra Ronan Ricci

Durante toda mi vida desde que tengo conocimiento residí en Alemania era mi lugar ideal, mis amigos, la escuela, todo lo que me gustaba junto con todos mis sueños se encontraban allá, hasta que el estúpido de Claus mi padre decidió que era para el conveniente que regresara a Ebian ciudad en la que el reside y en donde se supone el nació.

Y yo Ronan Ricci lobo al fin de su manada no tuve más opción que aceptar en tanto obedecer su mandato.

Lamentablemente yo no conozco a mi madre o si lo hice alguna vez no la recuerdo, me pesa todo mi ser al no tenerla conmigo, pero no hay nada que yo pueda hacer para cambiar la situación.  

Mi padre incluso en eso me ha limitado, pues ni una sola foto tengo de quien me trajo a este mundo.

Claus me dijo en una ocasión que pregunte por ella tras cuestionarle el hecho de no verla que mi madre le fue infiel y desapareció con su amante por lo que es por eso que de ella no conserva absolutamente nada.

Gracias a eso quiero pensar que a pesar de todo que alguna vez le importe y que ella intento buscarme pues yo no tuve la culpa de sus errores, así evito sentirme menos frustrado de lo que ya por sí me siento. 

Si regrese, pero durante tres años estuve viviendo del otro lado de la ciudad para no tener que verle la cara a Claus, hasta que este finalmente convenció a Seliet Carver mi cuidador y a mí de que era necesario de que yo trasladara todas mis pertenencias hasta su residencia cosa que de por si era extraña pues solo quedaría poco tiempo e incluso puedo decir que horas hasta que se concretara mi regreso al campus universitario pues me encontraba finalizando mis vacaciones.

Según el todo sería más fácil y tendría acceso a mis pertenencias más rápido teniéndolas en su casa que teniendo literalmente que irme a mi casa a las afueras de la ciudad durante mi último año de estudio de yo necesitar algo de ellas.

La verdad era sorprendente que teniendo yo ya veinticuatro años dicho claro desde la perspectiva humana que me dejara mangonear de mi padre como él lo hacía pues más que nada lo que buscaba era no iniciar un nuevo conflicto entre los dos.   

Para mí todo era extraño y se lo hice ver, porque tras empezar de nuevo el periodo escolar solía quedarme internado en una de las casas dormitorios dentro del campus que se reserva para los estudiantes cada periodo, pues no tenía motivos para estar estresándome con ese constante ir y venir de un lugar a otro, así que de mala gana acepté y le complací en su dicho juego.

El día de la mudanza llegué más o menos a las cinco de la tarde en compañía de Seliet, el camión que traía nuestras cosas llevaba casi una hora y quince minutos retrasados, mientras yo me encontraba aburrido en la casa a esperas suya.   

Ring, ring, ring... sonó mi móvil y conteste.  

— Buenas con quien tengo el placer...   

— Joven Ricci, es el encargado del camión de la mudanza, estamos en la puerta principal, llamo porque no nos quieren dejar pasar pues dicen que no le conocen.   

— Valla por fin llegaron — pensé, pero en cambio dije en respuesta— en unos minutos estaré hay contigo — afirme e inmediatamente tranque el móvil.

Pensé en irme en el auto, pero, para luego poder identificar el residencial decidí irme caminando y así observarlo todo por lo que por ende tomar algo de aire fresco me sentaba bastante bien.   

Así lo hice por lo que llegue cinco minutos después hasta la entrada, una vez allí hable con los porteros, le explique todo y lo dejaron pasar.

— Joven venga suba lo llevaremos — comento el chofer al verme caminar de regreso.

— No descuida, en un momento llegare, adelántense Seliet los ha de estar esperando — y así como llegue decidí irme, haciendo todo el recorrido de nuevo caminando.    

Faltando poco para llegar a mi supuesto hogar, vi a una chica saliendo de la casa de al lado, la verdad era la única persona que vi en todo el residencial, pues todos estaban encerrados en sus casas o al menos eso suponía.   

Ella, se dirigía hacia un auto que en la hacera suponía que la estaba esperando, al verla quise jugármela por lo que quise pasar cerca y por cosas no se si del destino terminamos coincidiendo las miradas.   

Realmente es preciosa, tiene unos ojos inusuales, un tono de piel muy mágico, su pelo largo y es de tamaño promedio, llevaba un vestido corto rojo y por encima un abrigo de color negro, no sé si era por el pintalabios también en color rojo, pero sus labios me invitaban... No... más bien diría que me exigían el besarla.

Es en toda la expresión de la palabra el tipo de mujer que me gusta y el cual persigo a diestra y siniestra, así que verla hizo que fueran removidos mis sentidos, ella sin dudas tenía algo que me atraía por lo tanto decidí seguirla.

Así que escabulléndome de ella para que no me viese hui hasta la casa, rápidamente busqué las llaves usando la habilidad de licántropo y entre a mi auto un Corvette en color gris mi favorito que se encontraba estacionada al frente en la acerca contraria casi a doble paso y tras dar la vuelta empezó la persecución.    

El auto en el que ella viajaba recorrió algunas calles hasta detenerse en una especie de lavandería, lo sé por qué no muy lejos de ellos me estacione.

De él salieron ella y un hombre de mediana edad según su aspecto; como tengo una audición bastante aguda gracias a la sangre lobuna decidí quedarme unos segundos allí queriendo obtener una pista o saber algo más de su persona, mientras estaban de pie a la entrada de aquel lugar.

Así fue que descubrí tras el hombre confirmar con ella que dejarían primero un traje allí y que luego la dejaría en el cine para que se divirtiera, así que pensé.    

— Bingo esta es mi oportunidad, así buscare la forma de acercarme a ella.   

Por lo cual arme un plan, decidí mientras los observaba tomar mi móvil y llamar a algunos de los guardaespaldas de Claus que aparentan tener mi edad y explicarles la situación, por lo general anda incluso sin trajes negros, así que sería fácil para ellos pasar desapercibidos.

Valla por llamarles de alguna manera podría decirse que aquellos son sus orejas, son quienes le informan de todo lo que el necesita saber, no tienen miedo a morir, son demasiado leales ya que junto a nosotros comparten el ser hombres lobos.

Así que presumí si ella me notaba al estar con ellos no parecería del todo que la andaba siguiendo pudiendo decirse que incluso todo podía llegar a pesar como parte de una simple casualidad.    

Curiosamente ellos tras escucharme aceptaron ir dejando bien en claro que también era su responsabilidad cuidarme y me pareció bien principalmente porque los necesitaba, eran necesarios para poder fingir en ese momento.    

Les exigí que me esperaran en la entrada del cine que allá todo se llevaría a cabo, así que tras colgar mi teléfono conduje en dirección al lugar.

Cuando llegue faltaban algunos escasos seis minutos para que el reloj marcara las siete de la noche los guardaespaldas de mi padre junto a sus orejas ya se encontraban en la puerta a mi llegada valla sorpresa, aparentemente Claus se encontraba en uno de los restaurantes que están cercanos al cine por lo cual imagine que habían llegado tan rápido gracias a esto lo que no me extraño.    

Finalmente llego el auto, a lo lejos lo divise puesto que este se estaciono un poco lejos de la puerta de entrada, la verdad no puedo describir como mi alma se elevó al verle salir de aquel vehículo por lo que incluso me quede paralizado por algunos unos segundos.

La vi salir estaba a pocos metros, podía escuchar como su corazón se agitaba, su perfume inundo mis sentidos y me deleité con él, pero también en ese momento no pude evitar agudizar mis sentidos por lo que terminé escuchando la conversación que surgió entre aquellos dos y vi cuando se despedía de la persona que quedaba aun en el vehículo.

— Gracias por traerme abuelo — atiné a escuchar.   

Era la primera vez que escuchaba su voz tan cerca, su sonido es una suave sinfonía placida para mis sentidos y pensé.

— Entonces ese viejo es su abuelo y es mi vecina así que todo será fácil, pronto la tendré a mis pies. 

La verdad soy conocido por ser un Don Juan con las mujeres y lo fácil que las puedo seducir, es sencillo hacer que aquellas bailen en la palma de mi mano; pobres ilusas si supieran que solo disfruto jugar con ellas, lo que quiero lo tomo, si algo llama mi atención hasta que no lo tengo no soy feliz, luego me da lo mismo desecharlo y esa chiquilla sin duda alguna temo que será mía.    

A lo lejos la observé y a vi revisar su bolso, les dije a los seguidores de Claus que diéramos algunos pasos para disimular la situación por ende acercarnos un poco más por lo que ya más adelante nos detuvimos un poco más cerca de donde ella aún estaba,

Pensé que así haría que ella me viera con mayor facilidad y lo hizo me miro, pero así mismo me ignoro en tanto dirigió sus ojos hacia un idiota que aguardaba cercano a la puerta que da próximo a la entrada.   

Ella inicio su marcha y mientras se dirigía hacia él, movió su cabeza hacia un lado para retirar un poco el pelo que obstruía un poco su vista en ese instante así que por unos escasos segundos sus ojos chocaron precisamente con los míos de nuevo, al verla ese sentimiento de quererla solo para mi me inundo más el alma.   

Durante todo el tiempo que estuve en el cine no pude dejar de mirarla, contemplarla durante ese tiempo se convirtió en mí droga.   

Alguna vez se han sentido inmersos en un momento de angustia donde algo se rompe dentro de tu ser y que por más que luches son más fuerte que tus deseos de reconstruirte a ti mismo no habiendo antes empezado la guerra, pues lo mismo sentí en el preciso momento en que la vi hablando con ese chico.

No podía dejarla sola con él, me negaba a ello por lo que en compañía de los guarudas decidí seguirlos mientras se dirigían hacia la tienda de chuches del cine y la verdad me coloqué a propósito en el medio del pasillo para tener una excusa de hablar con ella todo parte de un nuevo intento. 

Pero no, la verdad no pensé que anduviera tan distraída hablando con aquel tonto, su rostro había cambiado tornándose más iluminado hablar con tal chico, no pensé la verdad que estaría tan embobada que olvidaría por completo el hecho de se encontraba en un espacio público rodeada de personas aun así lo admito a propósito le di la espalda y si fue mi culpa, por lo que de forma inevitable choco contra mí. 

Ella intento disculparse luego de hacer algo que yo sabía que era mi error, pero quise hacerle las cosas un poco difíciles, así que me volví un poco arrogante delante de ella, al ver que el chico la tocaba para ayudarla a ponerse de pie mi mundo dio vueltas y sentí un enojo que no sé de dónde provino nudo que se volvió peor cuando intento esta defenderlo.   

Fue duro para mi tener que enterarme de aquella no me conocía y en sus propias palabras escuchar que no le importaba saber quién era.

Yo Ronan Ricci, el hijo del capullo de Claus uno de los hombres más ricos y dueño de casi toda la ciudad, era un don nadie para ella.

Al escucharle me salí de mis cávales y nuestra pelea se estuvo por convertir en una tragedia hasta que de la nada, vi a un joven parado cerca de la puerta en una esquina mirándome fijamente, no sé quién es, pero sus ojos me retaban directamente, durante el tiempo que le vi mientras que por nada los apartaba de mí.

— Si este piensa que los podrá defender no sabe a qué se enfrenta — replique muy dentro de mí.

Mi sorpresa fue mayor al darme cuenta de quien entraba por la puerta, si, justo de detrás de aquel muchacho una silueta familiar apareció siendo que el mundo no había nadie más inoportuno que él estúpido de Claus por lo que sí el demonio se hizo presente.    

La pelea se detuvo no muy bien iniciada por lo que el bastardo de mi padre incluso se atrevió a tocarla, quería explotar, pero Claus con su voz de alfa me obligo a tranquilizarme, lo que es peor a disculparme.

Esa m*****a voz es como una droga tranquilizante es una de las tantas funciones que tiene, una vez que la escuchas todo se vuelve serenidad y por unos segundos actúas como un hippie con su jodido amor y paz.

Gracias a aquello hizo que me fuera de lugar y eso solo contribuyo a que mi rabia se acumulara aún más, hasta podría decir que se volvió un odio bien fundamentado; lo se soy muy explosivo a la hora de mostrar mis emociones, pero así soy por lo que no necesito que nadie me cambie.    

Los secuaces de Claus intentaron llevarme a la fuerza de regreso a casa, los recriminé y los hice menos al ver como intentaban doblegarme, realmente disfruto atropellar a la gente cuando siento esa rabia por lo que es un deleite para mí.

Para mala suerte vi que Seliet se encontraba también hay aparentemente había salido de casa y ni siquiera me aviso que no estaría por lo que me fui pensando aquel se encontraba allí, tras acercarme le tiré las llaves y de seguido dije:   

— Llévate el auto veré como regreso.   

— Pero joven — exclamo Seliet con cara de que no entendía lo que pasaba.   

— No me hagas repetirlo de nuevo.   

Al ver la rabia en mis ojos Seliet retrocedió en silencio, Claus al ver mi furia me siguió salió del lugar y mirando la escena que estaba montando con mi cuidador, se acercó y dijo.   

— Hijo que te pasa.   

Como cual grito desesperado, como queriendo sacar todo de mi exclamé descargando contra él toda mi furia en una simple frase.  

— No te importa, que te den.

Aún recuerdo ver sus ojos con tanta serenidad como si lo que hubiera dicho y la nada fueran lo mismo, simplemente no le afecto.   

Me fui de ahí y me escondí en una esquina cercana que daba al otro lado de la calle, al estar a oscuras era perfecto para ocultarme, esperé a que ella saliera pues necesitaba verla no importando el tiempo que tuviese que esperar y de nuevo la vi salir al lado de aquel infeliz.

La verdad nunca había estado en aquella parte de la ciudad, pero los hombres lobos tenemos buen olfato y siempre dejamos algo en casa que nos marque como podemos regresar con su aroma por lo que estimaba que estaba a uno escasos diez minutos de la residencia por lo que sabía que no tendría como perderme por lo que con mera tranquilidad los seguí a ambos.   

Desde la oscuridad vi que ambos se dirigían a un pequeño parque no muy lejano del cine y sin que lo notasen me oculten en un pequeño bosque que hay cercano ya en mi forma de licántropo.   

Escuche cada una de las cosas que hablaron, pareceré un loco acosador, pero como dije una vez, cuando quiero algo hasta que no es mío no me quedo tranquilo.   

La escuché atentamente por lo que mis oídios captaron como aquella pedía disculpas, aparentemente al chocar contra mí se rompió algo que pertenecía a ese sujeto, pensé por lo que temía que aquella lloraría.   

— Perfecto te lo mereces.   

Así que atento vi cuando él se puso de pie y el momento justo en el que puso su mano bajo el mentón de ella, la verdad quería abalanzarme y matarle por hacer aquello, pero, no tenemos permitido mostrarnos, tenemos prohibido el hecho de dejar que las personas nos vean, así como somos por lo que solo me resigné a permanecer en las sombras observando desde lejos.   

Me resistí, soporté mi sed y con ella la rabia, de la nada ambos se colocaron de pie y se dirigieron hacía un taxi que de la nada aprecio y por un descuido mío gracias a la rabia que envenenaba mi sangre estuve a punto de que me vieran, pero me pude inclinar rostro en tierra con tiempo antes de que me descubrieran.   

Tras verlos irse, salí corriendo tratando de liberar la energía que había retenido y llegué rápido a casa, no espere entrar muy bien cuando le di un puñetazo a la pared que da próxima a la puerta de acceso atravesando mi brazo de lado a lado en aquel soporte de yeso,

Instantáneamente me fui rápido hasta mi habitación y se me importo no encender las luces, para aquel momento Seliet se las había arreglado para acomodar mis cosas, así que ya todo estaba en su lugar una vez ingresé a la recamara una vez abrí la puerta.   

No muy bien llegue me tire sobre la cama, coloque mis brazos por encima de mi rostro intentando cubrir mis ojos y me deje guiar por la calma. 

Tras pocos minutos sentí la llegada de un auto y como ladrón al asecho vigilé por la ventana intenta descubrir de quien se trataba mientras mi habitación se encontraba en plena oscuridad, con la esperanza de finalmente verla de nuevo.    

La vi salir del vehículo y el idiota aún estaba con ella, vi cuando se despidió saliendo de ella aquella sonrisa tan dulce, esa sonrisa definitivamente tenía que pertenecerme solo a mí, una vez sobre el asfalto se detuvo un momento a revisar su bolso y miro precisamente hacia donde yo estaba, la verdad no se si me vio, pero definitivamente algo la asusto ya que entro casi corriendo hasta la casa mientras que yo me quede allí dejando salir un leve suspiro ahogándome en un mar de preguntas.

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