¿Papás?

James 

La conversación de estas damas me había dejado más que nervioso. De ser un mujeriego, patán, playboy directo a un padre fiel, responsable, cariñoso, eso sí que daba miedo. Si hace unos 5 días alguien me hubiera dicho que mi vida iba a cambiar así de la nada yo le hubiera dicho que estaba loco y que se fuera al mismísimo infierno pero mis oídos habían escuchado claro: 

Emma está esperando un bebé.

 Lleva a un hijo mío y suyo en su vientre tenía que hacer 3 cosas: 

*Preguntarle a mi novia si eso era cierto.  

*Convencerla de que se case conmigo.

*Mantenerla lo más calmada posible. Emma pierde la paciencia con gran facilidad y eso puede poner la vida del bebé y la de ella en mucho peligro.

Estas tres cláusulas tienen un muy grande problema, si le pregunto primero cuando se lo proponga va a creer que lo hago por cumplir y se enojará tanto que pondrá mi vida y la de ellos en total peligro. 

Después de mucho pensar opté por ir a tomar un poco de agua, quizás algo más fuerte, sentarme a hablar con mi padre.

Bajé las escaleras y en el baño cerca de la cocina escuché a alguien vomitar deben de ser los achaques, toqué la puerta pero solo escuché el flosh del inodoro, creo que ella no quiere hablar con nadie así que la dejo y entro por la puerta principal de la cocina, tomo una botella de agua y finalmente encuentro a mi padre. 

—¿Quieres ir a darte una vuelta ?—preguntó con solo verme. 

 Cuando era un adolescente mi papá me llevaba a dar vueltas para así poder conversar de mis inquietudes y él poder ayudarme. Esto es algo que nunca he hecho con mi madre o que haga con Emma, mis cosas siempre se las cuento a mi papá, hace unos años cuando elegí ser abogado mi papá me dijo que su  deseo era que yo estudiara algo relacionado con mercadeo o administración de empresas, pero lo más importante era que cada mañana cuando abriera los ojos pudiese decir  que amaba mi trabajo.

— Vamos, realmente lo necesito.—  Acepté.

Mi padre y yo subimos una colina y luego la bajamos, ahí había un tronco grande y viejo, nos sentamos y el preguntó:

—  Hijo, ¿qué es lo que pasa?

—  No sé. Sé que ella me ama, pero creo que no lo hace como lo hago yo, desde el fondo de mi ser. 

—  Hijo, Emma te ama, con cada una de sus letras. has pensado que es normal no estar listo, sí llevan un año pero, tienen planes diferentes. Le llaman metas. 

—  ¿Cómo puedes estar así de seguro?

—  La he visto reír contigo y mirarte. Además, cualquier otra se hubiera ido y te hubiera dejado después de tu propuesta, pero ella se quedó para conocerte un poco mejor y descubrir si es lo correcto. Nuestra familia y la de ella son muy diferentes, tienen un estilo de vida distinto y sus padres no coinciden en muchas cosas pero aún así se aman,  tú no estás listo para ser parte de esa vida que llevan los Pieth. 

—  ¿Cómo sabes de su familia?  

—  Ya te dije más de lo que debía así que no discutamos por favor.

—  ¿La investigaste?—pregunté. 

—  No mucho, en realidad, pero sé que esa cara de preocupación que traes no es gratis así que suéltalo.

—  ¿Cómo sé si es la indicada?

—  El tiempo te lo va a decir.

—  ¿Qué sentiste cuando supiste que tú y mamá iban a ser padres?

—  Todos mis hijos son diferente y mi actitud hacía ellos también lo fue. Con Larissa estábamos muy asustados, ninguno de los dos sabía qué hacer, mi lugar en la empresa no era tan alto, era apenas  uno de los asistentes, tu madre era maestra y gracias a ella pagábamos la mayoría de la cuentas. 

Cuando llegué a mi puesto de jefe comencé a buscar a un varón, pero tu madre no quedaba, hasta 3 años después saliste tú y ambos estábamos muy felices por tu llegada, eras  varón y además ambos sabíamos qué hacer. Lo teníamos todo, estabilidad, una buena relación y dos hijos, la niña y el niño. Sofía llegó tarde y en un momento en el que nadie se  lo esperaba, tú y tu hermana ya estaban grandes y ella apareció y con todas sus monerías, loqueras y ternura, nos enamoró a todos. Ser papá es diferente para todos y todos los hijos se reciben diferente. ¿Quieres uno?—  preguntó mi padre

—Sí, pero no sé si es lo correcto, Emma está muy joven y odiaría que alguien embarazara a Sofía a esta edad porque le queda mucho por hacer profesionalmente. Emma quiere otra carrera y disfruta con su negocio. Es complicado, no es el momento, pero quiero el bebé. 

—  Nunca es un buen momento, pero cuando llegan sacuden tu vida por completo, lo difícil es lograr que tengan la vida que ellos desean para ellos mismos.

Ese era una de las cosas que más me gustaba de mi familia, mis padres comenzaron como una clase trabajadora, mi madre es maestra, ahora retirada, y mi padre tiene una empresa, pero dicen que antes de que mi padre se adueñara de la empresa simplemente vivían en un pequeño apartamento y cuando Lari llegó vivían muchísimo más limitados, pero ambos se esforzaron al máximo, después de un golpe de suerte mi padre obtuvo un puesto superior, le ofrecieron acciones, las compró y siguió comprando hasta adueñarse de la empresa, ahora tenemos una franquicia enorme de supermercados a nivel mundial y su inspiración para ello, su familia. 

Volvimos a la casa, mamá y papá se sentaron en el sofá a platicar y yo subí, ya que mi madre me había dicho que Emma me había estado buscando. 

En mi habitación me encontré con mi novia y mi hermana, las dos un poco sospechosas, me acerqué a Emma y Sofía me dio una de sus miraditas de cuando está por cometer una cagada, pero necesita guardárselo, Emma sonrió y se me quedó mirando en silencio, las dos. 

—  ¿Me buscabas, cielito?— dije en tono broma.

—  Sí, meloncito— me devolvió la burla, rodando sus ojos. 

—  ¡So! ¿Qué haces aquí?

—  Hacemos...  Cosas de chicas... —  Emma contestó.

—  Sí, pero ya me voy "meloncito".—  Se burló  mi hermana antes de salir y compartir unas extrañas miradas con Emma, seguro ella lo sabía.

Sofí se fue y sentí un gran impulso por comerme a Emma, agarrarla esconderla con candado y nunca volver a salir de ese lugar así que la  abracé y le di muchísimos besos en las manos, mejillas y cabeza. 

—  ¿Tienes algo que contarme?—  pregunté mientras la tenía abrazada.

—  No, solo hablé con tu madre mientras dormías y acompañé a tu hermana. ¿Y tú?

—  No, solo fui con papá a traer unas cosas.

—  ¿Qué cosas?

—  Comida —  agregué—  ¿Sabes que puedes confiar en mí  y  que nunca te voy a dejar? —  pregunté repentinamente mientras le sostenía ambas manos.

Está bien, no le dije la verdad, pero de habérsela dicho hubiese tenido que decirle sobre que hablamos, y  cuando llegamos, abrimos el refrigerador para  ver que había dentro, así que del todo no era mentira.

 — Sí — unos segundos después  estalló—  ¿¡Qué hiciste!?— dijo entre dientes.

— Nada mi amor, cálmate, eso no es bueno. 

— James, no me trates como a una de tus tontas, tarde o temprano me enteraré de qué se trata todo esto. — Me amenazó 

Nena, se trata de lo  que me estás ocultando.

 ¿Me cree estúpido? 

Eso crecerá y algún día saldrá. No le dije nada por qué no quería que se enojara más de la cuenta, Emma salió furiosa de la habitación y yo lo estaba más que ella, fui a lavarme la cara al baño,  vi un frasco con algo que olía a orines y juzgando por su color lo era, la prueba tenía dos rayas, busqué en internet y decía que dos significa positivo y un negativo. 

Realmente iba a ser papá, y ahora que sé que es cierto. Pienso proteger a mi familia de todo, sobre todo y contra todo, por Emma daría mi vida,  haría lo que fuera, y ahora estoy convencido de que si tengo que convertirme en Hittler, lo hago. Todo sea por el bienestar de ella y de nuestro hijo.

Me distraje con la emoción de la prueba, pero ya había pasado bastante tiempo y estaba oscureciendo, así que bajé para buscar a Emma, la puerta se abrió y la vi sana y salva, pero las palabras salieron mal de mi boca. 

— ¿Dónde demonios estabas?—  pregunté me asusté demasiado mientras bajaba, pensé que se había desmayado, herido, caído o matado 

— Ahí con mi amante, que estaba escondido en mi maleta.—  respondió sarcásticamente.

Tan simpática— respondí. — ¡NO te desaparezcas! Menos tan tarde.—  la verdad eso no me hizo ni una pizca de gracia y quería besarla y demostrarle que el único amante en que podía pensar era en mí, pero  contuve mis ganas. Gracias a sus gritos. 

—  Sí,  papá—respondió sarcástica y  subió rápidamente las escaleras.

Realmente el embarazo le está afectando,  pero directo en el raciocinio, no le puedo ni hablar que ya me ataca.

Entiendo a Emma un poco, no es como si la estuviese juzgando o poniendo a prueba constantemente, es que no hay una única forma de vivir y para ella su independencia es lo más importante, poder ser ella, hacer sus cosas, vivir a su modo es más importante que el estatus y el dinero. 

 La seguí hasta el cuarto.

 — Emma, no vuelvas a dejarme hablando solo. 

 — Vete, lo único que buscas es pelea.

 —¿Por qué no hablamos?

 —Será porque no me interesa a oír.—  su respuesta me encendió y  se me olvidó todo así que le dije lo que me he estado guardando. 

—Emma, te pasas de odiosa. Eres prepotente con todo el mundo, nunca has pensado que tus palabras hieren al resto del mundo. NUNCA se te puede complacer y a todo le encuentras defecto 

—¿Todo eso piensas de mí?

—Sí. 

—¿Tienes más?

—No. 

—Bien, mi turno —  tomó aire.—  Hazme el favor de verme como tu pareja, afróntalo sales con alguien menor, pero ella no es una de las zorras huecas con las que acostumbras a salir, no soy estúpida así que de hoy en adelante guárdate ese complejo de guarura de quinta y te controlas porque yo no ocupo un papá, ocupo un hombre a mi lado, un hombre que me acepte como soy.

Ambos estábamos cayendo en insultos, estúpidos así que me salí y me fui a dar  una larga vuelta para lograr calmarme. 

Emma

Me dispuse a bañarme para intentar olvidar lo que le dije y lo que me dijo, me echó encima todo lo que se ha guardado por semanas; esta discusión no tiene sentido. Yo sabía que James no estaba  tranquilo; cuando cerré  la ducha me sequé y me envolví para  cambiarme. Mientras me vestía James entró así que me metí de nuevo en el baño tomando mis cosas. Me puse un pijama y me acosté.

— ¿No vas a cenar?

— No me siento con ganas, solo quiero dormir.

Cerré los ojos y James se dispuso a salir de  la habitación,  no sin antes besar mi  frente, ese simple besó me estremeció, pero a la vez estaba tan triste y cansada, que me acosté y pase a otro mundo.

James me despertó.

—  Ni tú ni Sofía quieren comer.

—  Estoy cansada, James — dije sin abrir los ojos para que entendiera que no quería ni verle.

—  Abre la boca— pidió.

Al principio me negué, pero lo conozco, me metería la comida así tuviera que abrir mi abdomen y depositarlo en mi intestino.

— Vamos, nena—  dijo y  finalmente abrí mi boca y él depositó una fresa con chocolate. Repitió este proceso varias veces luego metió una pajilla, en ese momento abrí los ojos él tenía un vaso con leche.

—  Tómate aunque sea la mitad. 

—  Gracias. 

—  No hay de qué.

Así uno no se puede enojar mucho tiempo con alguien. Pero por orgullo le di el vaso y me volví a acostar. Dándole  la espada.

James dijo  que faltaba algo pero  lo ignoré. –Emma, sé que estás despierta.—  insistió.

Se puso encima de mí y me planto un beso, alzó mi cuerpo para abrir paso a sus labios, me resistí al beso por unos segundos. Cuando su lengua entró en mi boca  había un poco de chocolate con el que jugamos, disfruté de sus labios y del coraje con el que jugaban nuestras lenguas. Luego me detuve necesitaba aire, James se dedicó a darme pequeños besos en los labios, pero no iba a caer en su juego.

—  Buenas noches, James— dije cerca de sus labios.

—  Buenas noches, mi amor.

Dicho eso  volvió a salir de la habitación.

El día siguiente cuando desperté James no estaba en la cama, el reloj marcaba 5:10 de la mañana, me puse una bata por encima para taparme y luego bajé en efecto él  estaba ahí con su ropa deportiva.

—  Voy a correr, el desayuno estará liso hasta las 7:30 si quieres algo en especial ellas te lo harán. —  dijo refiriéndose a las de servicio.

—  Ok.

Lo vi bajar su mirada al suelo, luego se me acercó y me dio un beso en la mejilla, salió a correr y yo volví a la cama. Ese día pasamos muy distantes, durante  la noche antes de acostarme platiqué con Sofía.

Ya era miércoles y James y yo seguíamos disgustados, la verdad ya se nos había pasado, pero ninguno quería dar el primer paso. Eran las 4:45 así que bajé y piqué fruta, hice café y huevos, los serví en un plato con unas tortillas lo puse todo en una charola y  subí.

Lo puse sobre la mesa que estaba adentro de la habitación moviéndola hacia afuera para que pudiéramos estar más frescos. 

A las 5:00 se despertó.

— Buen día —dije.

— ¿Qué es todo esto?

— Quería consentirte porque hemos estado... molestos.

— ¿Me vas a sobornar o lo vamos a hablar como hacen las parejas?—preguntó aún serio y enojado. 

James es mucho más difícil que yo, siempre que está enojado y es porque tuvimos una pelea, devolverle a la normalidad es muy difícil. Todo lo lleva a otro nivel y no para hasta que desmenuce la conversación que tuvimos, los pros y contras yo simplemente quiero dejarlo ir. 

— Yo no pienso discutir más el tema. Estoy haciendo algo muy lindo e intentando que estemos bien. Esta es la casa de tus papás que nos vean enojados y resentidos es feo e incómodo para todos y lo que dijimos ya se dijo.

— Emma... ¿Por qué no me dejas ser quién esté para ti, quien te cuide y proteja? ¿Por qué?— preguntó James aún más enojado. Me tenía entre sus brazos y mientras miraba al suelo como si verme e este momento le resultase doloroso, 

— James, estoy acostumbrada a solo tenerme a mí.  Realmente  agradezco que me quieras ayudar, proteger y todo lo demás, pero yo solo quiero que me ames demasiado, me respetes y apoyes. Todas las relaciones necesitan límites. 

James me alzó en un abrazo y luego nos besamos. Dejamos el desayuno fuera y nos metimos de nuevo a la cama, por raro que suene ninguno de los dos quería sexo, lo único que queríamos eran besos y abrazos. Reconciliación. Nos quedamos dormidos.

Escuchamos que alguien tocaba la puerta.

— ¿Puedo pasar? 

— Sí, adelante. 

—Mamá quiere saber si les parece ir a comer fuera.

Ambos estuvimos de acuerdo, nos pareció genial, durante ese rato James no me soltó, me pareció que estábamos incomodando a Sofía quien nos miraba como diciendo ¿Se sueltan?

—  Bueno, será a la hora de la cena porque ya son la 1:30, por cierto, ¿Quieren almorzar?

—  No, gracias —  respondí.

—  Yo sí, muero de hambre. Ahorita bajo— dijo James y su hermana salió de la habitación. 

 James intentó levantarse, lo devolví  a la cama varias veces antes de dejarle salir.

A las 4:40pm, me metí a la ducha y me bañé, habíamos pasado casi que todo el día durmiendo, tengo que decir que no se duerme tan bien cuando estás maquinando como asesinar a la persona del lado. 

Así me relajé más estando en la ducha, lavé mi cabello, salí me envolví en una toalla y comencé a secar mi cabello con la secadora, luego hice algunas ondas con la plancha y lo amarre en una cola cuando hice eso mandé a James a bañarse.

JAMES

Tomé una ducha porque realmente la necesitaba, duré mi buen rato, cuando salí ya llevaba mi bóxer puestos y luego me puse una camisa blanca y pantalón negro. Me relajó un montón saber que Emma ya me había perdonado, eso  simplificaba mi vida, cuando me ignora o me hace mala cara me mata, pero me extermina cuando me rechaza. Como nos hemos reconciliado le tengo una sorpresa espero que le guste.

Vi a Emma entrar, se veía perfecta, tenía puesto un vestido anaranjado algunos accesorios bronce, también llevaba unas sandalias altas con un tono muy parecido, se había peinado llevaba una cola de caballo pero se había hecho unos rizos. Su cuerpo es genial y ahora debía de verlo más porque en unos meses desaparecería, pero de igual manera traería algo más, quizá ese es el siguiente paso que estaba buscando. 

No mentiría, y jamás le diría nadie que  fue amor a primera vista porque no era cierto, me enamoré a primera vista de su trasero, y tal vez de la química sexual entre nosotros, pero no de ella, y con las semanas eso lo logré, amar incondicionalmente, sentir aquella necesidad de llamar o de verle de tenerle cerca, y sí, quiero todos los pasos posibles, las metas posibles y los finales con ella. 

— ¿Te gusta lo que ves?—Dijo con aquel típico tono de voz juguetón.

Más de lo que ella podía imaginar, quería arrancarle el vestido y hacerla mía, pero alguien llegaría a interrumpir y tendría que matarlos. Me le acerqué y la tomé de la cintura la cual no es muy pequeña, pero para las proporciones de su cuerpo está perfecto.

 —Disfruto y mucho. — Reconocí. 

Emma iba a decir algo, pero la besé, con toda la fuerza y pasión que llevaba dentro, nuestros labios rozándose y nuestras lenguas jugando, no había nada más perfecto que besar a Emma, quien jugaba con mi cabello eso lo hacía más exquisito, ella me decía muchas cosas a través de sus carnosos labios los cuales se sentían hinchados, pero ninguno quería detenerse, después de unos minutos nos detuvimos y decidimos abrazarnos.

 El solo sentirla cerca de mí cambia todo.

— Tú estás muy irresistible. — confesó ella.

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