Capítulo 4

                                                                🔥 🔥 🔥                                                    

                                                 🅽̲🅰🆁🆁🅰🅳🅾🆁 🅼🆄́🅻🆃🅸🅿🅻🅴

                               

Omnisciente

Luna entró a la clínica sin imaginar que Rick, uno de los hombres de los Marchesse estaba tras ella. Este supo lo que iba a suceder, cuando observó a Luna entrar a aquel sitio. El médico que la había recibido era bien conocido por lo que hacía y si los hermanos no se apuraban, la joven podía acabar mal. 

Quizás el que ellos no hubiesen hecho un reclamo público sobre la joven Román, tenía a Luna a punto de morir. Entendía que el padre debía demasiado dinero, pero conocía a sus jefes, jamás permitirían que Luna se expusiera a un peligro así con tal de pagarles.

Y el infierno llegaría a la tierra si ella resultaba dañada de alguna forma.

Mientras que entraba al sitio y con un arma amenazaba a la recepcionista, quien, con miedo, le mostraba el historial de Luna, llamó a su jefe a prisa, sabiendo que cada minuto era importante.

Antonio, Dante Vlad y Dmitry estaban almorzando juntos cuando entró la llamada de uno de los hombres que vigilaban a Luna. Dante respondió la llamada y se mostró tan lleno de ira que sus acompañantes se pusieron en alerta.

 —Jefe, la señorita Luna ha entrado a la clínica del Dr. Douglas Martin.

—¿Qué? No juegues con una mierda así. Ese carnicero es famoso por sus malas praxis…Luna jamás acudiría a hacerse nada estético ahí.

—Según estoy leyendo en su historial, parece que van a sacarle sus óvulos. Y le han ofrecido 250 mil dólares.

—Detén esa cirugía, no me importa a quien debas matar. Estamos a veinte minutos.

Dante le dijo a su hermano que debían irse a prisa y el mayor de los Marchesse no cuestionó el pedido de su hermano. Los Vólkov partieron con ellos, seguidos de tres autos de seguridad

—¿Qué sucede? 

Le preguntó Antonio mientras lo miraba conducir como un desquiciado, Normalmente elogiaba las habilidades de conducción de Dante, pero esta vez, estaba algo preocupado de pensar en que, si alguien se atravesaba, no verían la luz el sol.

Dante no le dijo nada y guardó silencio, lo que no espero fue que, al llegar, Dante le asestara un golpe tan grande que acabó en el suelo. Vlad y Dmitry separaron a los hermanos porque—obviamente—Antonio no pensaba quedarse quieto.

—¿Qué mierdas te pasa? Un golpe te lo permito, dos no.

—Me pasa que Luna está por entrar a una cirugía de extracción de óvulos. No quiero ni pensar que lo hace para pagarnos. 

—Mierda…mierda…mierda. 

—Tus visitas…la obligaste a esto. Y te mataría por ello. 

Vladimir agarró a Antonio del cuello, furioso ante las posibles implicaciones de lo que decía Dante. Acorralar a Luna para pagar lo que no era su deuda, no parecía típico de Antonio, pero Dante parecía muy seguro de ello.

—Creo—intervino Dmitry cuando vio como su hermano, estuvo a punto de arrancarle la cabeza a Antonio—que lo que importa ahora es sacarla de ahí. Dejen de pelearse maldita sea que eso no resolverá nada.

Pero Antonio, una vez libre del agarre de Vladimir, se volvió hacia su hermano.

—No digas pendejadas, ella tenía que saber de esto hace meses, la deuda de su padre es conocida por todo el mundo el culpable es el maldito de Santiago. Y según sé, le dijiste que la casa era nuestra, que Santiago la había entregado como garantía.

—¿Cómo…?

—¿…lo sé? Cuando te quedaste con ella no me fui, estuve fuera de su habitación.

—Antonio…

—Cuando salí de esa casa me arrepentí y regresé, queriendo entrar a disculparme por dejarme llevar, así que ni pienses que vas a cargarme esta mierda a mí. Y estamos claros que había formas de abordarla, nunca en la vida le cobraríamos a ella, así que, si tocaste el tema, si le dijiste que debía pagarnos, ¿qué coños piensas, que iba a hacer?

 Soy yo quien está cabreado contigo, con su padre…con todo. Piensa bien las cosas, cachorro, porque soy el mayor, porque soy la cabeza de la familia. Es a mí a quien nuestro padre ha dejado todo y ponerte un alto no será un problema. Y a ustedes—dijo volviéndose hacia los Vólkov— no me pongan la mano encima de nuevo, esta vez, apelo a que se preocupan por Luna, pero ella no tiene nada que ver con ustedes. Sigo siendo la cabeza de la familia Marchesse, no me jodan las pelotas.

—Lo entiendo, Antonio. —dijo Vladimir— Nos disculpamos y nos marchamos.

—Vlad…—intervino Dmitry— no me iré. Le debo mi vida a Luna, no pienso en ella de forma romántica, es más una hermana para mi y esto de hoy, fue debido a lo que ellos dos—añadió mirando a los Marchesse—provocaron, por pelearse por ella como si fuera un pedazo de carne. Papá ha manifestado su deuda con ella, así que pienso mantenerme cerca. Le pese a quien le pese y ahora, si han dejado de discutir, es hora de entrar por ella.

Dante estiró la mano hacia su hermano, mirándose arrepentido.

—Debemos cuidarla, no matarnos entre nosotros y nuestros problemas con ella, se deben a que hemos actuado por separado, a pesar de que teníamos claro que será de ambos. Esto no es una competencia.

Cuando entraron a la clínica, había tres hombres muertos en el suelo, la secretaria estaba en un rincón llorando. Avanzaron a la sala de operaciones y miraron a Luna inconsciente y al doctor Martin en una esquina, intimidado por el arma que apuntaba a su cabeza. Luna estaba sedada, solo eso, pero al verla tan quieta, Dante sintió pánico, dolor, furia… 

—Señores Marchesse… 

—Usted estaba por abrir a nuestra mujer.

—¿La mujer de ustedes, señor Dante? 

El médico temblaba, sabía lo que le esperaba. 

—Esta joven dijo que necesitaba pagar una deuda grande, ha pactado cuatro cirugías para este año.

 —Pues olvídese de esto. Me la llevo ahora y si algo acaba yendo mal con ella, iré por los suyos.

Mientras Antonio cuidaba a Luna, Rick se acercó a Dante y le susurró algo en el oído, esto que hizo que el menor de los hermanos sacara su arma y se acercara al galeno. Antonio se puso a su lado sabiendo que Vlad y Dmitry, ahora junto a Luna, la protegerían con sus vidas.

 —¿Extracción de óvulos? Su secretaria ha dado información importante, tenía usted todo listo para sacarle sus órganos. Tenía, además, una camioneta lista para arrojar el cuerpo de mi mujer por ahí. Hasta la piel pensaba usar.

—No…se equivocan.

—Su secretaria nos ha mentido…

—Correcto, nunca haría eso con esta joven.

Antonio sacó su arma y le disparó.

—Imbécil, cree que puede vernos la cara. Mateo, cuando salgamos mata también a la secretaria.

—Si jefe.

Mirando a Luna en la mesa de operaciones, se sintió violento, aquello no debería haber sucedido 

—Dante, debemos llevarnos a Luna.

 —Lo sé. 

Mientras avanzaban fuera de la clínica, se sentía preocupado, saber que, de no estar siguiéndola, ella podría estar muerta, eso le golpeo fuerte. Y mientras ambos hermanos la llevaban fuera, los disparos de Mateo dejaban claro que nadie, quedaba vivo. También se llevaron los videos de seguridad, computadoras y el historial de Luna. Varios de los hombres de los Marchesse se quedaron detrás quemando el lugar.

—Mateo…

—Si jefe.

—Encargate de que nuestro especialista, borre todo lo que ellos puedan tener almacenado en los equipos de computación y rastreen las fuentes. Debemos llegar a quienes recibirían los órganos de Luna. Acabaremos con ellos.

—Dalo por hecho, Antonio.

 Dante la sostuvo entre sus brazos, mientras Antonio iba en el asiento del copiloto coordinando todo con Mateo. Ninguno de los hermanos Vólkov habló sobre lo siguiente a hacer, aunque supieron que era prioritario que la deuda de Santiago dejara de existir, Luna había llegado a ese extremo debido a eso. Y si los Marchesse no anulaban la deuda, la cubrirían ellos.

Cuando llegaron a casa de Luna, solo Dante entró con ella, los demás se quedaron fuera mientras Antonio hacía algunas llamadas a su contador.

—Vas a anular las deudas completas de Santiago Román, liberarás el embargo a sus cuentas y transferirás dos millones de dólares a la cuenta que tiene Luna Román en su banco. 

—De acuerdo señor Marchesse, ¿alguna otra cosa? 

—Ninguna por el momento.

Dmitry se acercó a Antonio viéndose sombrío.

—Sabemos que los deudores, involucran a sus familias y que no se puede perdonar cada deuda, pero estamos hablando de la mujer que ambos quieren. Matar a Román era lo correcto a hacer, y, por consiguiente, la anulación automática de la deuda.

—Lo sé, lo hicimos todo mal.

Vlad que hablaba con su padre, se acercó a ellos viéndose molesto.

—Así es, por eso desde este momento mi hermano se integrará al servicio de protección de Luna. Ella es la protegida de mi padre y él está realmente furioso por esto de la clínica.

—Lo entiendo y sé que Dante lo hará también. Debemos hablar con ella porque no vamos a imponerle nada.

—De acuerdo.

—Nos iremos ahora sabiéndola a salvo, ya saben dónde localizarnos.

Luna despertó con náuseas, mirando con extrañeza a Dante Marchesse, también resultó raro estar en su habitación. 

—No entiendo…

—Pequeña tonta, he llegado antes de que te abrieran. Douglas Martin te ha engañado, nunca despertarías de la cirugía.

—No es posible…

—Tenemos toda la evidencia, Luna. Lo que hiciste fue algo imprudente, llegaste a esto debido a algo que hicimos mal. Y me disculpo por ello.

Luna se puso de pie, muy mareada llegó a su armario y sacó una caja con 25 mil dólares.

—Esto es tuyo.

—¿Mio?

—25 grandes, eso no cubre ni la décima parte, pero es algo.

—Luna, vas a hacer que me cabree.

—¿Porqué?

Ella realmente no parecía entender porque él estaba así, no imaginaba las cosas que habían sucedido antes de que entraran por ella a la clínica, ni los acuerdos de quienes estaban fuera de su casa, para lograr tenerla a salvo.

 —Tengo que … 

—La deuda de tu padre ya no existe, no es tu responsabilidad y por ello, ha sido cancelada.

 —Gracias. 

—Ahora vas a descansar. Me molesta que estés sola.

—Hemos hablado tan pico, Dante y sin embargo me siento en confianza contigo. Debo estar loca.

—Me gusta eso, Luna. Mi hermano Antonio…

—No me hables de él, me hizo sentir sucia y barata.

—¿Por el trato?

—No y me da pena decirte…

—Por favor, confía en mí.

Luna lo miraba fijamente tratando de descifrarlo y averiguar si podía confiar en él.

—Prefiero no hablar de eso.

—Luna, si no me dices me iré de aquí y necesitas mi protección.

—Mi amigo puede venir y acompañarme.

—Si tu amigo pone un pie aquí, lo caparé.

—Exagerado, no es como si fuese a dormir con él.

—Antonio está fuera, hablaré con él para pedirle que se vaya y regresaré.

Antonio caminaba arriba y abajo, frente a la acera en casa de Luna, tantas cosas habían ido mal, todas culpa suya. Miró a su hermano caminar a él con aire pensativo. 

 —Ya está despierta.

 —Gracias a Dios.

  —Me quedaré con ella esta noche

 —Bien, regresaré a verla mañana.

 —Antonio…

—¿Antonio que… ANTONIO QUÉ? ¡MALDITA SEA! No insistiré hoy, pero no permitiré que des un paso al frente y te apoderes de esta relación. 

 —No me estoy apoderando. 

—Mañana voy a venir a verla. No me digas que no tratas de sacarme porque soy mayor que tú. No me trates como a un niño. Te lo dije antes de entrar a esa puta clínica.

—¿Y por qué me dijo que la trataste como una puta?

—Un error que enmendaré hablando con ella. No contigo. Y recuerda, Luna es mía también.

Dante miró a su hermano irse y pensó en sus palabras. Ya habían acordado compartirla, era la otra pareja de su mujer y no podía meterse en medio, que era justo lo que hacía.

La encontró sentada llorando en su cama.

—No imaginé que iba a matarme.

—Esos sitios son peligrosos, si él sabía que no tenías familia, amigos…eras la víctima ideal para desaparecerte sin el riesgo a que nadie supiera dónde estabas.

—Me preguntó sobre eso, si tenía que llamar a algún familiar para que me acompañara o a algún amigo. Tomé la salida fácil para obtener el dinero que papá te debe.

—Fuiste muy valiente, Luna. Porque someterte a una cirugía, solo para pagarnos, eso no lo hace cualquiera, el pendejo de tu padre él nunca trató de pagarnos.

—Cuando él regrese no le digas que han cancelado su deuda…

—Luna, sobre tu padre….

—Sé que no es un buen hombre, pero es todo lo que me queda.

—Luna…

—Quizás ahora sin deudas, pueda quererme y finalmente me acepte como su hija.

—Luna, no pienses en tu papá. Mis contactos dicen que ha dejado el país y asumido una nueva identidad. No le cazaré, no porque sé que esa basura te importa, pero no me pidas que le permita entrar a tu vida. Ahora descansa mientras te hago algo de comer.

Mientras preparaba algo liviano, pensaba en Luna. ¿Cómo le diría sobre su padre? Demonios, no quería perderla, pero ocultar algo así, mantener un secreto de ese tamaño, eso no sería sencillo.

Después de acomodarla en la cama y darle una pastilla para dormir, fue a revisar u teléfono, encontrando catorce llamadas perdidas de su hermano. Iba a devolverle la llamada cuando este estaba tocando el timbre.

—¿Luna?

—Dormida.

—Bien, Mateo se quedará dentro y tu y yo iremos a charlar al auto.

—No te entiendo.

—Camina en silencio, Dante que mi autocontrol pende de un hilo.

Antonio guardó silencio y justo antes de entrar al auto, le dio a su hermano un golpe fuerte en la quijada, Dante se tocó la sangre y no se movió, atento a lo que decía el jefe de los Marchesse.

—¿Quién mantiene el control de los negocios y fue nombrado, sucesor de papá?

—Tú, ¡mierda que gancho tienes!

—Yo, y a pesar de eso actúas solo, decidiendo solo sin venir a mí.

—No entiendo.

—Sigues cagando las cosas, cachorro. Sigues tomando decisiones olvidando que soy yo, ¡QUÉ SOY YO MALDITO SEAS QUIEN DEBE APROBAR TUS TRABAJOS!

—Antonio…

—Mataste a Román. Y no me mientas que lo sé todo.

—Sí. Pero con esto se acaban los problemas de Luna.

—Eres realmente impulsivo y esto te explotará en la cara, no me vas a arrastrar contigo en esta situación.

—Pero ¿qué pasa?

—Pasa que estamos en problemas, aparentemente mi querido hermano, uno de los que trabajaban para nosotros era infiltrado de Santiago y ahora buscan a Luna para que lidere a la gente de Román.

—Sobre mi cadáver. Y sé que, si llamamos a los Vólkov, se mostrarán con mi misma postura.

—¿Seguirás matando gente? ¿Sabes cuantos millones de dólares costará silenciar a la policía, si este hombre ya les ha notificado? La única solución es que le digas a Luna la verdad.

—No. La perderé.

—¿Tienes cinco años? ¡Blandengue de mierda! Eres mi segundo al mando, Dante Marchesse no habla así. Ejecutas, asesinas y matas por placer. Has fallado, pero no te da derecho a volverte un maldito ratón. Ahora hay que tomar decisiones, ella debe traspasarte entonces, los activos de su padre los cuales, al haber descongelado sus cuentas, son funcionales y para que eso pase…

—Deberé decirle la verdad.

—Te lo dije.

—Lo hiciste, hermano. Lo hiciste.

Dante

Hace dos días dejé a Luna en su casa y no sé cómo decirle que he matado a su padre. La desesperación de Luna por pagarnos la había puesto en peligro. No tendría vida, de imaginarla liderando los negocio de los Román pierdo la poca cordura que aún conservo en lo referente a ella.

Tampoco le permitiría trabajar en un burdel, dando seo telefónico o en nada que mezcle sexo y pensar que se lo planteó me pone violento. Antonio la pasa mal, está más seco y distante y es por ella, esta mujer que, sin pensarlo, sin tener esa intención nos ha puesto uno contra el otro y es peligroso. Somos máquinas de matar, necesitamos tener autocontrol.

Llegué a casa y encontré a mi hermano bebiendo.

—¿Qué mierdas te pasó?

—Nuestro padre, eso pasa.

—No te entiendo.

—Ha manifestado su posición con respecto a Luna. No la aprueba y si no nos deshacemos de ella la matará.

—No, no podemos permitirlo.

—Lo hablé con los Vólkov. Dmitry y los suyos dan su apoyo para irnos contra nuestro padre y acabar con él.

—Matar a papá…

—Ha esto llegamos debido a ella. No lo pidió, no lo buscó, pero necesitamos decidir si esta mujer, que está tan renuente a aceptarnos, vale la pena porque, aunque nuestros socios nos respaldan, eso no quiere decir que no podríamos arrepentirnos de esto el resto de nuestras vidas.

—De verdad lo estás considerando.

—¿Tú no? Estoy lejos de ser quien siempre he sido y es por ella. Y ahora debo matar a nuestro padre porque la ha amenazado directamente y no sé qué hacer.

—Hermano, me gritaste diciéndome que no sea un blandengue, pues te lo devuelvo. Este Antonio Marchesse está lejos de ser el temible líder de nuestra familia.

—La amo, la deseo.

—Te entiendo bien, entonces la decisión está tomada y no hay marcha atrás. Organizaremos un ataque, traeremos a papá a casa y morirá, mamá nunca lo sabrá, nunca sabrá que fuimos nosotros los que acabamos con él.

Omnisciente

Un estruendo fuera de casa y los gritos de varios de sus hombres detuvieron su charla. Salieron y con horror miraron como uno de los sujetos que estaba frente a su casa traía a Luna.

—¿Qué hacen con nuestra mujer? —quiso saber Antonio—

—Nuestro jefe, Andreus Costas tiene un mensaje para Santiago Román y como la rata ha desaparecido, tomamos a su hija. Se ha dicho que ustedes se proclaman sus dueños, por eso la hemos traído. Román tiene tres días para pagar, si no lo hace, esto es lo menos malo que le sucederá a la señorita.

El matón sacó el arma y le disparó a Luna en la pierna y mientras los hermanos iban por ella se alejó. Si le hubiesen disparado al sujeto, este hubiese devuelto el ataque, colocando a Luna en medio de todo aquello.

—Duele…Dante me duele…

—Shh bonita, lo sé. Pronto dejará de hacerlo.

—Papá me ha hecho esto, lo odio con toda mi alma.

Dante aplicaba presión sobre la herida usando su camisa. Pero el sangrado no paraba.

—Vamos al hospital —le decía Antonio

—Si la movemos puede desangrarse.

—Dante, si esa bala tocó una arteria se nos morirá aquí.

El mayor de los hermanos sujetó a Luna y subió a su auto, Dante lo admiraba porqué aun sabiendo que Luna necesitaba ir al hospital, no había podido reaccionar. El médico que ya los esperaba se quedó con ellos mientras llevaban a Luna al quirófano.

— Mediremos el nivel de lesión una vez que la atiendan. Ya saben que uno de los mayores riesgos que tenemos es una infección, si la bala a alcanzado un hueso. Algo bueno es que ha tenido entrada y salida, solo necesitamos revisar el daño que causó dentro. Podría aventurarme a decir que lo más riesgoso sería que hubiese tocado una arteria, sin embargo, el sangrado no es tan abundante, por ahora quizás la lesión más seria pudiese ser que dañara el hueso. Apenas tenga noticias les avisaré.

En la sala de espera estaban los Marchesse y los Vólkov, estos últimos acompañados por el patriarca, Ivan Vólkov.

—Así que tu padre, ha amenazado a mi hija, Luna.

—Si. Tenemos que acabar con él.

—Eso no es totalmente cierto. Es una medida drástica, pero hay algo que podemos hacer y que tendrá a tu padre rabiando. Pienso que esto que he de proponerle a Luna, hará que el viejo Toscano, arda de coraje, el muy maldito.

—¿Y que sería eso?

—Adoptaré legalmente a Luna y siendo una Vólkov…

—Nadie podrá tocarla.

—Y nos beneficia a ambas familias, porque si uno de ustedes se casa con ella, sería una unión entre nuestras familias y ella, nunca más estará desprotegida. Lo hablaré con ella pues debe ser su decisión.

Cuarenta minutos después el médico regresó con buena cara.

—Realmente afortunada, entrada y salidas limpias, no hay fragmentos de bala, no tocó ningún hueso. Déjenla reposar una semana, le daremos algo para el dolor, antibióticos y unas pomadas para evitar que se infecte la herida. La dejaremos hoy aquí y mañana podrá irse.

Cuando Luna abrió los ojos miró su habitación, cubierta de flores.

—Hola bonita.

—Antonio… ¿Dónde está Dante?

—Fuera, sé que me temes, pero no debes hacerlo. La herida no fue muy mala. Te mandan reposo durante una semana.

—¿Cuándo puedo regresar a mi casa?

—Mañana te dan la salida, pero quisiera que vayas con nosotros.

—No gracias.

—Luna…

—De verdad agradezco el que me hayan traído, pero mis sentimientos aún son los mismos.

Cuando el patriarca entro a verla le explicó todo mientras Dante, Antonio y sus hijos esperaban fuera.

—¿Está seguro de ello?

—Totalmente cariño, mi esposa añora tener una hija. Di que sí y te entregaré este anillo familiar.

—Acepto, acepto de todo corazón.

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