8. El Primer Viaje

[GEMA]

Una semana después

La primera semana de promoción ha transcurrido de estación de radio en estación de radio, y alguno que otro programa de televisión. Hoy por fin hemos regresado a Valencia para comenzar a preparar todo para partir hacia Argentina en un par de días. Abro la puerta de mi piso y luego de saludar a Tania, solo puedo caminar hasta mi habitación y tumbarme sobre la cama. Estoy demasiado cansada, y si me dieran la oportunidad, dormiría dos días seguidos, pero no puedo. He quedado de encontrarme con Yannick mañana por la mañana para revisar la agenda una última vez. Además, debemos coordinar todo el tema de seguridad con la disquera en Argentina, Chile, y Colombia.

Cierro mis ojos sin siquiera cambiarme de ropa, pero mi placer no dura mucho tiempo. —¿Tú piensas irte a dormir sin contarme nada? — Pregunta Tania y cuando abro mis ojos la veo parada bajo el marco de la puerta.

—Estoy cansada Tania. No sé qué quieres que te cuente. Ya les he dicho todo por WhatsApp. — Le digo cubriendo mis ojos con mi antebrazo.

—Pero, dime... ¿Le gustas o te gusta? ¿Siente algo por ti? — Me pregunta haciendo que deba verla.

—Tania, ¿Qué parte de que me odia, y de que tiene novia no ha quedado clara? Ademas es mi jefe de seguridad, es un no rotundo” Le explico como si fuese una niña pequeña.

—Eso quedo clarísimo, pero no fue lo que pregunte. — Insiste.

—Verás, el hombre no siente nada por mi; solo fue una noche... un polvo, un buen polvo y ya, ¿sí? — Le explico.

—¿Y tú? ¿Has cambiado de opinión en cuanto a él? Me pregunta y es peor que un agente del FBI. —

—No. Sigo pensando que es un idiota. Que es igual que todos los hombres, pero con la diferencia que folla muy bien. — Digo de manera fria.

—Sí, eso nos lo dijiste. — Dice entre risas.

—¿No tendrías algo con él? — Pregunta.

—¡No! Es mi jefe de seguridad, tiene novia, y prácticamente no nos soportamos. Ahora sí, ¡déjame dormir! — Exclamo y le lanzo un almohadón para que entienda el mensaje.

—¡Estas insoportable! — Dice entre risas y se va.

—¡Estoy cansada, que es diferente! — Le respondo y por fin ella cierra la puerta.

[...]

Me termino de secar el cabello con el secador de pelo, me maquillo, me cambio, y una vez que estoy lista, salgo rumbo al café donde hemos quedado de encontrarnos con Yannick. Al llegar al café lo busco, hasta que me percato que esta con una chica en la mesa al final del lugar. Camino hacia ellos y los saludo a ambos. Ella es rubia, de ojos cafés y bastante delgada.

—Hola, soy Gema— Digo amablemente, pero por alguna razón ella me mira de pies a cabeza.

—Hola, soy Natalia, la novia de Yannick, y no te tienes que presentar casi todo el mundo te conoce. — Dice remarcando la palabra novia.

—Un gusto. — Digo como si nada y tomo asiento. —No es por nada, pero Yannick creí que esto era una reunión de negocios, no he venido a un café para conocer a tu novia. — Digo sin entender que hace ella aquí.

—Discúlpame Gema, pero no veo porque ella no pueda estar aquí mientras te esperaba—

—Vale, comencemos entonces que tengo otra cita en un rato y si me ven aquí será un escandalo. — Le digo.

—¿Con tu novio? — Interrumpe ella sorprendiéndome.

—¿Disculpa? —

—Eso, que si tienes una cita con tu novio. — Vuelve a decir.

—No... con la agenda de vida que llevo últimamente, no tengo tiempo para eso. Tengo una cita con mis amigas en un spa increíble. — Le informo con una enorme sonrisa en mi rostro.

—Bueno, a lo que vinimos. — Interrumpe él.

Por fin hace algo bien. Pienso y comenzamos a acordar los compromisos por los países de Latinoamérica donde estaremos de promoción. No soporto la manera en la que ella me mira. Yo no sé si él le ha dicho algo de lo que paso entre nosotros o no, pero está claro que no le he caído bien y honestamente eso no me quita el sueño. Una vez que todo está acordado, me despido de ellos y voy al spa donde he quedado con mis amigas. Después de todo en tres días partimos rumbo a Buenos Aires; necesito relajarme y estar preparada para todo lo que me espera.

[YANNICK]

Tres días después

Maletas en mano, pasaporte, y un abrazo de despedida con mi hermano —¡Cuídate! —Dice mientras me despide en la entrada del aeropuerto y le he tenido que suplicar que no vaya a saludar a Gema, sería muy poco profesional que mi hermano hiciera esas cosas.

—Lo hare. — Digo sonriente. —Te aviso cuando estemos llegando para que me recojas. — Le aviso.

—Está bien. — Le doy un último abrazo, y luego entro al aeropuerto para encontrarme con ella.

—Hola. Me dice con una media sonrisa. —¿Preparado para irnos? — Pregunta entusiasmada.

—Listo. — Respondo y mira a nuestro alrededor.

—¿A quién buscas? — Pregunto con curiosidad.

—Creí que tu novia vendría a despedirte. — Dice finalmente.

—Ya lo ha hecho, pero no aquí. — Le respondo sonriente e ignoro su tono de voz.

—Mejor, no es prudente aquí. Vamos. — Dice y llevo las maletas al mostrador.

—No te ha caído bien, ¿no? — Me atrevo a preguntarle una vez que hemos despachado las maletas.

—Ni bien, ni mal... normal. — Responde firme. —Apenas la he tratado. —

—En cambio tu a ella le has caído súper mal. Dice que eres una engreída. — Comento intentando no reírse.

—No te preocupes, no me quita el sueño caerle mal a tu novia. Después de todo eres mi jefe de seguridad y no tengo porque establecer amistades con tu novia o tus amigos, o familia. — Sentencia sin detenerme.

Me parece muy gracioso verla caminar a través del aeropuerto con gorra y lentes de sol; parece de todo, menos una cantante. —Vaya carácter que tienes... — Comento.

—Lo siento, así soy yo. — Se defiende entre risas.

Pasamos seguridad y una vez que llegamos al área de embarque, nos quedamos parados en un rincón para que la gente no la vea. —¿Quieres algo de tomar o comer para el camino? — Le pregunto mirándola detenidamente.

—No gracias, en el avión pido algo. —

—¿Segura? ¿Has comido ya? —

—Estoy bien, de verdad. —Expresa con seguridad.

—Vale, te ves cansada. — Comento sin dejar de mirarla y es que en verdad se le ve agotada.

—Ya Yannick... estoy bien de verdad. — Insiste como si fuese una niña pequeña.

—No me digas que eres una de esas mujeres que siguen dietas estrictas. — Pregunto serio.

—Que no... Estoy bien... gracias. — Vuelve a decir.

—Vale... —

Afortunadamente a los pocos minutos llaman para que comencemos a abordar el avión y puedo escapar de la manera que me mira. Aunque, tengo la sospecha de que será un vuelo bastante largo y no solo por las horas que durará.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo