6. Aquí Comienza Todo

[YANNICK]

Dos semanas después

Madrid, España

Afortunadamente hemos dejado que las cosas entre ambos se enfriaran un poco por llamarlo de algún modo, tan solo nos hemos comunicado por teléfono para estar al tanto de todo y debo reconocer que al menos ha sabido dejar los asuntos personales a un lado y halagar mi profesionalidad en mi trabajo. Tal como lo habíamos acordado, la espero en la puerta de la oficina que esta aquí en Madrid para salir rumbo a la primera estación de radio. El chofer ya está preparado, solo falta que llegue ella en el otro auto de la discográfica. Miro el reloj y comienzo a ponerme nervioso, y es que odio la impuntualidad.

Casi como leyendo mi mente, veo el auto deportivo color negro llegando y a ella dentro del este en el asiento de atrás. Baja del auto como la estrella que es; o quizás que cree ser. Cálmate, eres su jefe de seguridad, no su enemigo. Me repito a mi mismo intentando no enfadarme.

—Yan, discúlpame por favor; tuve un problema. —Me dice pero ignoro su comentario y abro la puerta la furgoneta que nos llevara a los dos.

¿Me ha llamado Yan?Me pregunto mientras que la espero.

—Gema sube ya por favor— Le pido mientras sigo de pie aquí esperándola.

Lo veo subirse a la furgoneta. —Hola, ¿no? — Comenta una vez dentro, y subo detrás de ella. 

—Hola, ¿qué tal? — Digo finalmente con mi mejor y forzada sonrisa. Vuelvo a mirar la agenda en mi móvil y siento su mirada aun clavada en mí.

—Eres insoportable... Muy preparado para este trabajo, pero insoportable. — Me dice y al verla sonríe.

—Bueno, este hombre insoportable será quien te cuide. — Le informo y me mira levantando una ceja.

—¿Seguro o dejaras que me ocurra algo para deshacerte de mi? — Pregunta sarcásticamente.

—Nunca dejare que te ocurra nada, además perdería mi reputación, creeme que te protegeré de lo que sea. — Explico.

—Ya no me caes tan mal. — Dice entre risas y yo solo la puedo mirar.

Tengo la sensación de que por momentos es bipolar o algo así, no lo sé… —Vale, como digas. Me han advertido que fuera de las radios hay muchos fans esperándote. También me han dejado saber que eres lo más cercana posible, pero tenemos que tener cuidado. — Le sugiero mientras emprendemos camino. —¡¿Qué haces?! — Le pregunto mientras se cambia de asiento y se sienta a mi lado.

—Yan, tu no me dirás como tratar a mis fans y si puedo o no acercarme, ¿vale? — Me dice seria.

—Es una sugerencia; es mi trabajo. — Explico.

—Lo sé y te lo agradezco, pero la relación con mis fans la manejo yo. Los conozco bien y sé muy bien cómo debo tratarlos para que todo siga siendo igual. — 

—Como quieras. Ahora regresa a tu asiento. — Le pido.

—Este es mi asiento. Me dice como una niña y de verdad que deberé tener mucha paciencia. — 

—Vale, quédate aquí que yo me voy a adelante. Le digo e intento cambiarme de asiento, pero ella me sujeta del brazo para que no lo haga. —¿Me puedes soltar? Esto no es profesional. — Le digo sin saber si debo reírme o enfurecerme con la situación.

—Yan, vamos a tener que viajar juntos. Relájate un poco ¿sí? En los aviones vamos a tener nuestros asientos uno al lado del otro. — Me explica y sabiendo que tiene razón me calmo y me quedo donde estaba.

—Ya. — Me quedo aquí.

Una enorme sonrisa triunfal se dibuja en su rostro y toma su móvil. —¡Primer día de promo! — Grita y es claro que está haciendo un video. —¡Sonríe Yan! — Exclama y enfoca la cámara hacia mí.

Paciencia… Pongo mi mejor cara de póker y sonrió a la cámara para luego pretender que sigo ocupado en mis tareas.

Una vez que ella sube el video a las redes, la miro fijamente. —Gema, déjame explicarte algo, yo no busco hacerme famoso. Ese es tu rol. — Le explico.

Me mira seria —Señor Yannick, le informo que es mi jefe de seguridad y que se supone que nos llevamos genial. No arruines mi día, ¿sí? Estoy muy feliz y muy nerviosa por la reacción de la gente con las nuevas canciones. — Me pide.

—De acuerdo, haremos una tregua e intentare que me caigas bien y que yo te caiga bien a ti; aunque sea en apariencias. — Le respondo con una falsa sonrisa. —En cuanto a las canciones, no te preocupes, seguro te ira bien— 

—¿Las has escuchado? — Pregunta ansiosa.

—No, aun no. — Le informo.

—Vale... después me das tu opinión. — Me dice de una manera misteriosa. 

—Está bien, las escuchare y te diré— Respondo. 

—Hemos llegado. Digo al ver la cantidad de gente que hay en la puerta de la estación de radio. —Baja tu primero, los de seguridad del lugar ya están esperándote y yo iré detrás. — Le sugiero y por primera vez y sin contradecirme lo hace.

La observo caminar entre medio de la gente y parece ser la mujer más feliz de este mundo. Se toma fotos, firma autógrafos, y yo por mi parte cuido de cada uno de sus pasos y vigilo que este todo en orden. Una vez que conseguimos entrar, ella saluda a cada uno del equipo de la radio y me presenta con ellos. A los pocos minutos seguimos nuestro camino y lo me limito a caminar a su lado hasta la cabina. Me paro en un rincón y la observo detenidamente mientras lo presentan con orgullo y yo me aseguro que no haya ningún movimiento extraño. 

Escucho cada una de sus palabras detenidamente y me doy cuenta de que habla de sus canciones como si fuese una madre orgullosa hablando de sus hijos, me hace sonreír ya que realmente veo lo que esos singles representan para ella. Quizás, Gema la artista me cae mejor que Gema, la mujer. Casi una media hora después, ella se despide de todos; hago lo mismo y salimos del primer estudio. —Lo has hecho muy bien. — Le halaga genuinamente.

—¿De verdad te ha gustado? — Pregunta incrédula.

—Sí, de verdad. Ahora vamos a la próxima entrevista. Si tenemos suerte antes del anochecer eres libre según me han informado. —

—Somos libres. — Corrige.

—Tú lo serás, yo tengo que seguir trabajando.— Le explico.

—¿De verdad? —  Pregunta confundida.

—Mientras que este contigo yo estaré trabajando. — Le informo haciendo que se ría.

—¿Cenar es trabajar? — Pregunta con dudas.

—Sí, todo es trabajo. Ahora vamos que llegamos tarde. — Sentencio sin dejar que enrede más el asunto.

—Como diga capitán. — Me dice mientras se sube a la furgoneta y ya no sé ni que pensar de ella.

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