Capítulo 5: Conociendo mis dones

                                                           ANGUS

Todo era nuevo para mí me la pasaba leyendo libros sobre hechizos o alguna historia de cómo se originó la hechicería, estaba tan cautivado de todo aquello que había olvidado mis obligaciones como estudiante de ultimo año. Mi madre me había recomendado que no debía dejarme llevar por mis emociones ya que de allí mis poderes se descontrolaban, aún recuerdo como asesine aquel hombre y la piel se me erizaba nunca imagine que tal difícil era quitar ese mal recuerdo de mi cabeza. En ciertas ocasiones tenía fuertes dolores de cabeza, no quería preguntar tanto porque no me gustaba molestar tanto a mis padres por cualquier necedad que me ocurriese.

Mientras me dirigía a mi cuarto pensaba en toda la tarea que acrecenté en una semana, fui sacando los cuadernos para revisar cuanto debía hacer otra cosa que debía tener en cuenta es que no debía usar mis poderes para beneficio personal, aquello podría generar problemas serios solo debía actuar como si fuese un humano corriente, tenía muchas ganas de contarle todo a Hunter ya que es mi único amigo del colegio, estaba aguantando todo no quería poner su vida en peligro como estuve yo hace semanas atrás.

Mientras escribía en una hoja cometí un pequeño error de tipeo y debía borrarlo, busqué el borrador, y no estaba en donde yo pensaba pensé en el bolso no quería levantarme de silla así que me volteo y observé mi bolso lentamente pude visualizar como salía del bolso se tambaleaba un poco, en cuestión de segundos ya se encontraba en mi mano era genial mover cosas con tu mente bueno estuve practicando con mi padre, él si domina más ese aspecto verlo usar sus poderes es genial solo falta mi madre pienso que ella se rige más por la lectura de hechizos y conjuros altamente peligrosos en caso para derrotar algún enemigo, ¿habrá otros como nosotros? Quien sabe, puede ser o tal vez no ya que se han encargado de eliminarlos como si fuéramos plagas, espero que algún día elimine esos cazadores todos yo solo cuando sea un poderoso hechicero.

  Finalmente había terminado con mis tareas pendientes faltaba unos minutos para medianoche, por alguna razón extraña no me sentía cansado así que fui a buscar un vaso de agua para hidratarme ya que sentía un poco de resequedad en mi garganta, mientras bajaba las escaleras mi visión se comenzaba a tornar turbia como si estuviese mareado, me quede un momento parado en la mitad de los escalones y nuevamente ese pitido regreso a mi cabeza.

No quería causar desazón a mis padres por esa tontería así que tome valor y seguí caminando como si nada estuviese pasando, casualmente había un espejo llegando a la cocina aproveche para ver mis ojos, fue ahí que entre en pánico porque habían cambiado nuevamente de color ya no eran azules,sino rojos como si fuese un demonio todo en la casa empezaba a temblar los vidrios explotaban fue ahí en el que mi padre llego inesperadamente a calmarme, se dio cuenta que algo cambió en mí, a los segundos llego mi madre toda asustada me abrazaba mucho, era bueno tener poderes pero también no era sano que mis dones dominaran todo.

─ ¿Por qué le volvieron a cambiar sus ojos? ─Preguntó mi padre angustiado.

─Solo hay una manera de descubrirlo ─le respondió ella.

─El libro familiar.

Con tan solo sonar sus dedos el libro estaba en sus manos, lo abrió fue leyendo cada rama familiar y fue ahí donde frunció su ceño había algo que no le gustaba para nada al parecer encontró algo que daba con mi cambio pero no quería hablarlo delante de mí, la tome de las manos y le comenté que por más duro que fuera que lo dijera de alguna manera debía lidiar con ello aunque fuese doloroso, me explicaba que hubo en el pasado hechiceros de la familia que sus ojos cambiaban y fueron considerados como los más peligrosos de aquel entonces por eso están en la rama principal, solo quedan pocos vivos ya que ellos eran los primeros en crear la magia, lamentablemente fueron despareciendo por culpa de los cazadores y la mayoría tuvo que huir para no dejar morir aquel gran linaje, el cambio de mis ojos se debe a que yo podría tener grandes dones como Kurtis Raven, mi madre contaba que él fue el más fuerte de toda la familia lo extraño es que su hermano no tuvo esa suerte en sus ojos, al parecer se saltaba generaciones hasta llegar a mí, posiblemente pudiera haber alguna con características similares a mí pero era muy difícil poder encontrar una persona que pudiese cambiar su color de ojos y dominarlo a la perfección.

─Si hay alguien, se llama Lucas Raven, vivía a un pueblo cercano de aquí, pero se mudó ya hace un tiempo de allá, no quedara de otra que ir a la mansión Raven─ comento mi padre.

─Debo tener cuidado ahora, cualquier emoción que tenga podría salirse de control todo─ respondí.

Decidimos que iríamos al mes siguiente para recabar toda la información posible, mientras tanto yo debía tener confianza y seguir practicando hechizos buenos y de bajo nivel, ya que soy un principiante y cualquier acción mágica tiene su costo eso lo explico un libro de brujería básica, por ahora debo concentrarme en ser un buen hechicero y no causar daños.

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