CAPÍTULO 4. VISITAS INESPERADAS

Mi padre alternaba la vista entre mis amigas y yo, el rostro de mamá estaba completamente pálido, parecía familia de Gasparín, no obstante, a pesar del asombro en sus rostros, ninguno emitió palabra. Después, todo ocurrió en apenas fracciones de segundos, mi amiga Briggitte, no tengo idea de porque reaccionó de esa manera, no sé qué le pasaría por su cabeza en ese momento, le dio un empujón a la pobre Val para alejarla de sí; debido a la posición en la cual se encontraba, está terminó rodando debajo de la cama; dándose en la caída, un fuerte golpe en el lado derecho de la frente, con una de las patas de la cama.

Lo más cómico, aunque en ese momento la vergüenza no me permitió manifestarlo, fue ver caer a Val con la cabeza hundida y el trasero levantado, realmente la escena era estrambótica, incluso para mí, no quería imaginarme los pensamientos de mis padres en este momento, situación para mi demasiado mortificante.

  

Mamá se acercó, ayudó a Val a levantarse, miró su frente  frunció el ceño, la pobre terminó golpeándose muy fuerte, un pequeño bulto comenzó a hacérsele. Por otro lado, el rostro de Briggitte era de completa contrariedad.

  

—Esto es realmente muy extraño —comenzó a decir mi padre de manera timorata y arrugué el ceño sin entender por algunos segundos, hasta oírlo continuar hablando, aclarando mis dudas con sus palabras —. No tengo ningún tipo de discriminación, cada quien es libre de tener sus preferencias, pero es inevitable sentirme en estado de Shock.

» Siempre di por sentado la heterosexualidad de ustedes; creí solo existía una amistad entre ustedes. Aunque ahora entiendo porque nunca nos habías informado sobre si tenías un novio o te gustaba algún chico.

¡Ya va! Debido a lo ocurrido, mi papá ahora dudaba de nuestra sexualidad, ¡Pensaba que éramos lesbianas! Definitivamente a pesar de ser jóvenes aún no tenían idea de cómo era ser parte de la generación actual, todo fue un simple juego, con la única finalidad de reírnos, bromear, eso no estaba relacionado con nuestras inclinaciones, gustos o preferencias.

Cuando estuve a punto de rebatirle y aclararle su equivocación, Briggitte de la impresión provocada por las palabras de mi padre, se ahogó con saliva,  comenzó a toser con un gran escándalo, mamá le dio unos golpecitos en la espalda para tratar de desahogarla.

Val comenzó a reírse a carcajadas, para ella eso era un chiste, como no serlo si a pesar de haber estado separada de ellas por casi tres años, me constaba cuan lobas eran ambas. Cualquier hombre capaz de despertar un gusto en ellas, terminaban devorándoselos, dejando solo sus huesos. Ahora, mi papá por un pequeño juego, terminó pensando que éramos lesbianas, esto era realmente inverosímil, pensé dándome un golpecito en la cabeza.

—No te preocupes Camil. Te apoyo totalmente, siempre has sido mi princesa, no vas a recibir ninguna recriminación de mi parte...—hizo una pausa como queriendo agregar algo, luego preguntó: — ¿Estás segura de tu sexualidad?

  

A mí, a veces durante el día tenía unos segundos de estupidez, me dieron justo en ese momento, en vez de aprovechar para aclarar la situación respondí.

—Si papá, estoy segura de mi sexualidad —cuando caí en cuenta, ya había salido de la habitación y no tuve tiempo de explicarme.

 Mamá se levantó de donde estuvo auxiliando a Valet y manifestó con una sonrisa:

—Les espero abajo. Recuerda mi niña, esta fiesta es una celebración en tu honor y deberías atender a los invitados —. Después salió sin decir nada.

— ¿Y ahora? Debí explicarles mi inclinación, no soy homo sino hetero, aunque no me dio tiempo a decírselos —manifesté contrariada.

Sin embargo, mi amiga Briggitte quien veía realmente una oportunidad en todo, expresó:

—¡No les digas nada! Déjalos en ese error, para nosotros es mejor continúen pensando eso, con el tiempo conocerán la verdad, mientras podemos utilizar esa confusión a nuestro favor.

— ¿Ahora qué se te ocurrió? —Estoy clara de las locuras de mi amiga y aún me atrevo a darle cuerdas.

—Simple. Tus padres le dirán a tus hermanos, también al resto de la familia. Tad tiene unos amigos demasiado divinos; cuando están con nosotras se cohíben por respeto, mas si creen nuestros gustos por las mujeres y no los hombres, no seguirán huyéndonos, sino podremos verlos, conocer todo sobre ellos, su comportamiento, los pensamientos, sus gustos y sobre todo podemos ver de cerca sus atributos —concluyó haciendo un gesto señalando su pelvis.

 — A mí no me gustan los amigos de mi hermano, son unos inmaduros, solo piensan en sexo y en bobadas —pronuncié con fastidio.

— Pero hazlo para ayudar a tus amigas, por fis —suplicó haciendo un puchero, casi convenciéndome  —, además no sabes cuando pueda gustarte alguien y entonces podrías usar esto a tu favor.

» Eso nos servirá, dejarlos pensar tus gusto por las mujeres, así podrías estar más cerca de él. Dime que sí, por favor, por favor —comenzó a repetir, a sus ruegos se le unieron los de Val y aunque ese argumento no me parecía para nada coherente terminé cediendo.

—Seguramente terminaré arrepentida de esto más tarde, ahora necesito que cierren sus bocas, ya dejen la intensidad. Voy a dejar a mis padres con esa percepción errada, para efectos de ellos me siento atraída por las chicas, lo haré solo por unos días, luego les aclararé. Por ahora aprovechen.

Tras hablar por unos minutos más, bajamos a la fiesta de bienvenida y seguimos divirtiéndonos; nunca imaginé, las consecuencias de llevarle la corriente al par de locas de mis amigas.

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Di un par de vueltas sobre mi cama, tratando de escapar de ese bendito ruido, demasiado constante para robarme el sueño y la tranquilidad, volví a girarme, esta vez me cubrí el rostro con una de las almohadas, la otra la lancé en dirección hacia donde provenía el irritante sonido. Pero el timbre del teléfono era muy insistente, no tuve ninguna otra opción, sino levantarme a responder.

  

Prediciendo se trataba de Taddeo contesté. Él era la persona más intensa en mi vida; para quien el hecho de no serle respondida una llamada, no significaba la no disponibilidad de la persona, sino surtía el efecto contrario y continuaba llamando hasta ser atendido.

 —Hermano, te explico: cuando alguien no te responde el teléfono en las dos primeras llamadas, significa que no está disponible en ese momento para hablar contigo. Solo debes cesar de marcar y la persona te regresará la llamada luego, cuando pueda hacerlo, cuando esté disponible ¿Puedes entender eso hermanito? —lo interrogué tratando de ocultar mi molestia por haberme despertado, a veces para ser el gemelo más inteligente cometía unas burradas impresionantes.

—¡Malagradecido! Te llamo porque estoy preocupado por ti, no me imagino viviendo tu vida de soledad, en esa casa tan grande. Además, pensé te había pasado algo. Anoche saliste alterado de la casa de Alondra por nuestra sobrina —manifestó Taddeo en tono de preocupación.

—¡Ella no es mi sobrina! —exclamé tajante. No sabía las razones, no obstante, sentía molestia al escuchar decir eso.

 —Antes no dejabas de decir eso, la llamabas princesa, decías que era la persona más importante de tu vida —me recordó mi hermano.

— Pero eso fue cuando nació, antes de convertirse en una mocosa caprichosa y ahora chismosa, engendro de Lucifer...—iba a continuar dándole diversos calificativos, cuando fui interrumpido por Taddeo.

— ¡Ya entendí! Quedó claro cuál es tu punto —habló Taddeo con un rastro de irritación —. Ella te cae mal porque te pilló teniendo sexo, por no haberle importado echarte en cara unas cuantas verdades, esas que todos piensan, aunque poco se atreven a decirte. Sabes, eso mismo te lo he dicho todos estos años —manifestó en tono de cuestionamiento.

—Por favor no empieces, tuve suficiente con la mocosa insoportable, no pretendas unirte también a sus recriminaciones. ¿Me has despertado para eso? —le pregunté irritado.

—No, llamaba para contarte lo sucedido después de haberte ido —dijo mi hermano con un suspiro.

— ¿Qué pasó? — Pregunté curioso mientras fruncía el ceño a la expectativa y agarraba un vaso de agua, situado sobre una de las mesitas de noche para tomar un poco.

— Felipe y Alondra, descubrieron a Camil y a sus amigas en una situación comprometedora, ellas le confesaron su lesbianismo —cuando escuché las palabras de mi hermano, tenía el sorbo de agua en la boca, de la impresión la escupí en el vaso.

—¡Ese par son unos tontos! Ustedes también — fue mi respuesta, sin dejar de sonreírme pensando en el trío diabólico.

 — ¿Por qué dices eso? Te estoy diciendo, ellas mismas le confesaron eso a Alondra y a Felipe —insistió Taddeo.

 Y para tomarle el pelo a mi hermano, lo que me costaría su molestia le dije en tono serio.

—Yo, también debo confesarte algo importante.

— ¿Qué pasó Camillo? —interrogó con preocupación.

  

— ¡Yo también soy gay! —Inmediatamente Taddeo se molestó conmigo.

—Camillo, No sé cuando vas a madurar, no lo vas a hacer nunca, aunque te envuelva en papel periódico. Estoy hablando seriamente de algo y sales chisteando, eso es de muy mal gusto —espetó molesto.

—A veces para ser el más inteligente de la familia eres bien lento. Esa confesión de las niñatas esas son puras mentiras, quien sabe lo que se traerán entre manos. Las dos chiquillas, compañeras de Camil, son tan homosexuales como yo, no te das cuenta de sus expresiones, de cómo coquetean con los hombres con solo una mirada, si esas chicas fuesen lesbianas esas atenciones no las dirigirían a un hombre.

 » Ellas los están engañando, ustedes están cayendo redonditos en su trampa, quien sabe cuáles son sus pretensiones, porque con esas tres mujeres juntas, hasta el diablo las ve y corre.

  —Bueno, ya lo vas a comprobar —expresó Taddeo riéndose.

—¿De qué hablas? —le pregunté sin entender, mientras bajaba las escaleras sin camisa y solo con el pantalón de la pijama a la cocina de mi casa. Me quedé un momento parado en la sala mientas escuchaba las palabras de Taddeo.

  

—Necesito un favor. Felipe y Alondra deben viajar por algo relacionado con una colección, ella tiene un desfile de moda con su firma en los Estados Unidos; el viaje es por un par de semanas, ella nos quería dejar a los chicos, lo aceptamos, sin embargo, ahora me notificaron de un encuentro de pilotos retirados, es necesario viajar a Australia, los iba a dejar con mis padres o los suegros, pero se fueron esta mañana de viaje, entonces pensé que tú podrías...— no, por favor, no los quiero tener aquí, por favor Diosito no, esto no puede estar pasándome a mí —,quedarte con ellos, serían los pequeños, los gemelos y los cuatro hijos de Alondra.

 —¡Nooo! Un rotundo no, puedo quedarme, con los otros, mas a esa condenada demonia no la quiero ver ni en fotografía—espeté muy molesto.

Estaba concentrado en la discusión con Taddeo, por eso no me di cuenta de la presencia de las visitas en la casa, cuando giré el rostro al escuchar un leve ruido; allí frente a mí, estaban mis tres sobrinos y la demonia con sus amigas.

Ella miraba como si estuviese echando fuego por los ojos, apretó el mentón en un gesto desafiante hacia mí. Y pensé, me convertiría en un fratricida, porque  voy a matar al condenado de Taddeo. Ahora sí, logró hacérmelo, me llamó para preguntarme si podía quedarme con ellos, cuando era obvio, ya había tomado una decisión y dejaron a todos en mí casa. ¡Muy mala jugada hermanito! pensé mientras hallaba la forma de apaciguar y enfrentar la rabia del engendro, quien no cesaba su ataque de mirada en mi contra.

"Necesitamos tanto echar las culpas a algo lejano, cuanto valor nos falta para enfrentar lo que tenemos delante. "El hombre duplicado" (2002), José Saramago.

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