CAPÍTULO 4: Rescate en el bosque.

“Un maestro realizado puede enviar oleadas de influencia espiritual hacia mucha gente. Sin embargo, puede estar en una cueva manteniendo un silencio total.”

-Ramana Maharshi.

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“-Te amo mi vida, lo eres todo para mí- decía un chico de cabello y ojos negros.

-Y yo te amo niño, nunca te vayas de mi lado- escribía una chica castaña de ojos avellana.”

Kyoto abría lentamente sus ojos, un estúpido sueño que, si no pasaba de ser eso, un sueño, sería su pesadilla y su gran tormento, volvió a sentir dolor y amargura, que volvió a convertirlos en aura, nadie sabía ni el por qué.

-Si sigues acumulando aura oscura, te volverás alguien frío Kyoto Katekyo- decía la voz de Kazuo a la ventana de Kyoto.

-Ya era frío, Kazuo-sensei, no creo poder terminar algo que ya está hecho, ¿o sí?- preguntó sin ninguna expresión el chico.

-Puedes convertirlo, eres materia, la materia no se crea ni se destruye, solo se transforma- dijo el adulto con seguridad.

Kyoto se levantó a su práctica matutina, eran las 4 de la mañana, corría velozmente por todo el alrededor del lago, dando piruetas, saltos, en verdad había mejorado, ahora pudiendo cargar más de 40 Kilogramos era muy evidente el interés que le ponía a sus entrenamientos.

-Tus traumas de la niñez te han hecho alguien desconfiado- dijo Kazuo apenas llevando media hora de práctica.

-¿Qué esperabas?, verme correr emocionado gritando como loco y eufórico que quiero llevarme bien con alguien- dijo Kyoto con sarcasmo.

-No, pero al menos esperaba a alguien menos frío y un poco más amable- dijo el adulto con una mirada en el horizonte.

-Lo siento, ese chico ha muerto, solo seré así con aquella persona que lo merezca, mi amada Sara- dijo con la mirada extraviada, pero sin cambiar el semblante.

-Veo que ni tu amada Sara podría cambiar esa actitud- bromeó Kazuo.

-Tal vez sí, hasta no ver no creer- contestó el menor con soltura.

El adulto se rindió, tal vez se mostraba serio, pero un dejo de tristeza, imperceptible, inundaba la mirada del chico, quien agilizó su carrera, mostrando un desempeño superior al de entrenamientos anteriores.

-No hagas sobreesfuerzos, eso te puede llevar a la muerte, ningún Katekyo ha resistido esa presión muscular- dijo Kazuo con dolor de ver a su amado discípulo así.

-Pues demostraré que puedo ser el primero en romper esa regla, estoy harto de que digan que ningún Katekyo, pues hoy será lo contrario, seré el primero en hacerlo- dijo el menor acelerando su carrera.

El corazón de Kyoto se estaba apretando cada vez más mientras los latidos de su corazón disminuían progresivamente, hasta llegar a 30 latidos por minuto, pudiendo ser mortal para un “simple”, mas no lo era para Kyoto, quien seguía ese mismo ritmo como si nada pasara.

-Muchacho, deberías parar un poco, esa presión que está sintiendo tu corazón…- alcanzó a decir el adulto.

-Es maravilloso, como si estuviera muerto, pero en realidad es más profundo que la misma muerte, JAJAJA- dijo el joven Katekyo con una risa sádica.

-“Al menos ha sonreído, aunque no es lo que me esperaba”- pensaba el maestro de Kyoto con un verdadero pesar.

El chico agilizó aún más su carrera, pudiendo alcanzar una velocidad impresionante, pero de la nada se empezó a agotar, y como consecuencia, disminuyó el ritmo de carrera.

-Te dije Kyoto, pudiste morir mientras corrías, bueno, es hora de empezar tu entrenamiento en artes marciales- dijo Kazuo con seriedad, pero por dentro estaba orgulloso de Kyoto.

Al empezar el entrenamiento, el chico hacía las posturas del Kung Fu, pero extrañamente, a estas le agregó la agilidad del Capoeira, mucho más veloz que la carrera alrededor del lago, pero con ello, la presión en el corazón del chico volvía para disminuir otra vez los latidos de vida del moreno, pero era algo que no lo iba a detener.

-Kyoto, detente- a Kazuo le iluminó la idea del rescate para evitar la muerte de su alumno- recuerda que tienes un mandato que cumplir.

-Cierto sensei, ahora me prepararé- contestó el menor, con una mueca de disgusto, por una extraña razón, ahora mostraba sentimientos, lo malo era que eran negativos, tanta aura oscura lo afectaba.

Al estar listo, Kyoto partió rumbo a la carretera principal, en su Reloj-Celular llegaba un mensaje acerca de las coordenadas de la casa de seguridad donde tenían secuestrada a la chica, Paula Corona Salazar, era la hija del presidente de Celadon Corp., una empresa especializada en infraestructura, sin embargo, una pregunta surcó la cabeza del moreno, ¿Por qué el mensaje decía que era una forma de unificar Celadon Corp. con Xtars Co.?, de una u otra forma eran muy distintas, mientras Celadon se encargaba de Ingeniería e Infraestructura de Edificios, Xtars se encargaba de Ingeniería Genética, ramas muy similares en sus estudios, pero diferentes en su especialidad. Una foto de la chica estaba adjunta al mensaje, 15 años, tez clara, ojos color miel y cabellera rubia, cualquiera diría que rescataría a una supermodelo, pero en ese momento Kyoto tenía en mente algo, si iba a ser una alianza, a él le tendrían que dar miles de explicaciones, a pesar de ser una marioneta de una ONG.

Su localización era inexacta, un bosque sobre los montes de Cuernavaca, Morelos, era algo gracioso que en la misma capital de un estado se tuviera el conocimiento de una panda de secuestradores y el gobierno ni siquiera se dignaba de averiguar ciertos hechos, a Kyoto le frustraba ese hecho, quería irse de ahí, vivir en otro país, pero de todas formas el hambre de poder se mantenía sobre el bienestar social, nunca se alejaría de los malditos manejos que la misma legislación hacía.

-Bueno, esta es mi última misión en este país, me hubiese encantado salvarlo, pero al irme volvería a ser lo mismo, mejor me voy antes- se decía Kyoto- muy bien, según el estado del campo de batalla- dijo el chico activando su Catalyst V2, una flecha color negro recorría su globo ocular- El aura de esos malditos se encuentra bastante cerca, por lo visto han oído de mí, pues tienen reflectores de luz, armas térmicas, gafas para evitar el deslumbramiento, granadas de luz y detectores laser, lo malo es que al estar en un bosque, tenemos que tomar una ruta directa.

-Eso es falso Kyoto- decía la voz de Kazuo- tú tendrás que tomar la ruta directa, yo solo soy un fantasma- dijo el espíritu antes de reír.

-Hump, era de esperarse de ti sensei- dijo el chico sin emoción, pero, al fin y al cabo, para eso él estaba vivo.

Kyoto caminaba por el bosque con sigilo, tal vez era mejor hacer las cosas rápido, pero de ser así, pondría en riesgo la relación entre Celadon Corp. y Xtars Co., al morir la chica, él también moriría, por ser tan solo un fracaso en la experimentación, pero no se imaginaba que esa noche el poder de la oscuridad estaba de su lado.

-Señores, esta noche vamos a acabar con aquel engendro, nosotros los más débiles de los grupos criminales hemos raptado a la chica de Celadon Corp., con este pez gordo, atraeremos al tiburón, Kyoto, el niño de las sombras- dijo uno de los secuestradores.

-He escuchado que odia que le digan niño- contestó otro de ellos, que creía que estaban subestimando al muchacho.

-Solo son habladurías, así como que hizo explotar una embarcación, solo activar bombas es lo más fácil, nuestra tecnología es superior, podemos vencerle- dijo el líder de forma escueta.

De pronto sonaba una de las alarmas que habían detectado la presencia de un ente atravesando los laser.

-Ha llegado nuestro verdadero objetivo, Kyoto, todos a sus posiciones, recuerden usar sus gafas infrarrojas- dijo el líder despreocupadamente.

-Claro jefe- contestaron sus esbirros.

Mientras tanto, el chico seguía avanzando sigilosamente por el bosque, con 8 cadáveres amarrados con cadenas absorbiendo la maldad de sus corazones y convirtiéndolos gradualmente en cenizas, al llegar al “patio” de la casa de seguridad, se detuvo, vio a sus alrededores con el Catalyst V2 activado.

-Muy bien escorias, salgan de sus malditos escondites ya que las navajas de sus compañeros me han dejado malherido- dijo el chico de cabello negro sin emoción y con sangre escurriendo de sus brazos.

-Si tanto presumes de tus habilidades, deberías encontrarnos- dijo el líder que se encontraba en uno de los cañones de plasma térmico.

-Sé que “están preparados” contra mí, así que iba a dejarlo por las buenas, pero disfrutaré dando de comer sus cadáveres a los tejones- contestó Kyoto sin emoción.

-De hecho, creo que nos subestimas niñito- contestó el líder.

El chico hervía, nunca le había gustado que le dijeran niñito, de hecho, lo odiaba, ni siquiera Sara le decía así, esa palabra fue la gota que derramó la paciencia del chico, quien corrió hacia el líder del grupo y lo hizo explotar junto con el arma térmica, al grado de que tomó al sujeto que había sufrido fuertes quemaduras y heridas ligeramente profundas.

-¿Cuál era el “plan maestro”?- preguntó el azabache sarcásticamente.

-No te diré nada niñato de mierda- contestó aquel para escupirle en el rostro a Kyoto.

-Verás, creo que no conoces bien tu posición- Kyoto sacaba un frasco de sal- muy bien, me dirás cuál era tu plan, o te haré sufrir como nunca en tu puta vida- dijo sin emoción.

-Vete a la mierda- dijo suplicando el sujeto.

Kyoto solo le vació el frasco en todo el cuerpo del criminal, quien se retorcía cruelmente por todo el bosque, craso error, ya que dejaba rastros de sangre que gustaban a los murciélagos de la región.

-Dime tu plan- volvía a hablar el chico.

-MUERETE MALDITO NIÑO- lloraba el sujeto.

El chico sacaba otro frasco ahora con bicarbonato, el cuál vació en todo el cuerpo del sujeto, la espuma que salía al hacer reacción con la sangre del sujeto era un espectáculo digno de cualquier trastornado mental, y Kyoto lo era, había visto a la muerte sonreírle y tenderle la mano aquel fatídico día, ¿Quién se lo imaginaría?, ahora estaba vivo, y no iba a desperdiciar más tiempo, terminó por responderse él mismo.

-Ya me has dicho todo- dijo Kyoto sacando un cigarro y prendiéndolo con una parte del cuerpo del sujeto que estaba haciéndose cenizas- te daré muerte para que ya no sufras: Atributo Fuego: Destrozador Ígneo.

Una ráfaga de fuego cortaba e incineraba lentamente cada parte del cuerpo del líder, quien no paraba de gritar para al final morir, Kyoto seguía caminando con los 8 cadáveres atados a las cadenas que salían de su columna, caminando lentamente por el bosque sombrío, del cual solo las pisadas que hacían crujir las hojas secas caídas de los árboles eran la música existente en aquel lugar, de pronto, se detuvo y cerró los ojos.

-Granadas Luminosas, sí que estaban preparados para pelear contra mí, es inútil el esfuerzo que hacen, deberían saber que mientras ustedes planeaban todo, Paula Corona Salazar está a salvo- dijo Kyoto aún con sus ojos cerrados.

Corrió hacia un tronco de árbol el cual derribó de una patada, el enorme tronco iba cayendo sobre la casa de seguridad, repentinamente empezó a llover, se humedecieron las máquinas de los secuestradores quienes huyeron, sin embargo, una sombra los detuvo.

-Planean huir, sin enfrentarse a la justicia- dijo Kyoto con una voz sombría.

-La justicia está de nuestro lado- contestó un valiente.

-Hablo de la Justicia Celestial, la que no se compra con dinero, aquella que siempre hace lo correcto, dejar vivir al justo, y que el ser de intenciones malignas desaparezca de la faz de la tierra- dijo el morocho bajando el cierre de su gabardina, la cual cubría su boca.

-¿Qué demonios…?- alcanzó a decir uno de los criminales cuando su cabeza salía volando.

Kyoto volteó a ver a los demás, estaban muy asustados, unos colmillos bastante terribles y filosos eran mostrados en la boca del azabache.

Hubo una masacre peor que cualquier otra mencionada en el mundo, el gobernador se enteró de aquel acto.

-No hubo sobrevivientes, esa es toda la información- decía la secretaria.

-Gracias señorita, puede retirarse- contestó aquel.

Al salir la secretaria de la oficina, el gobernador golpeó su escritorio, la frustración, un rescate de $100, 000,000.00 USD que iba a ser la recompensa se había perdido, junto con la esperanza de que el chico de las sombras muriese en el intento de rescate.

Unos ojos se abrían lentamente, todo estaba bien, una casa de campaña le tapaba la vista, sus ojos color miel estaban extrañados, pues hace unos momentos estaban inmersos en la oscuridad. Salió de la casa de campaña y vio a un chico vestido con una gabardina negra, cabello negro algo largo y la mirada negra, oscura, se atrevió a acercarse.

-Gracias- dijo la rubia.

-De nada…- el chico hizo una pausa.

-Paula, soy la hija de…-

-…Del presidente de Celadon Corp., no te preocupes, estás a salvo, ha pasado la lluvia, así que debemos irnos- contestó sin emoción el chico.

-Podríamos quedarnos una noche aquí, cerca de este lugar tengo una casa para vacacionar así que…- propuso Paula.

-Lo siento, pero debo llevarte con tu padre, por cierto, mi nombre es Kyoto, un placer, ahora vámonos.

El chico la dejaba inconsciente con solo tocarle la frente, la llevó a la casa de la Familia Corona Salazar, bueno, se dirigía a la habitación de la chica, para recostarla en la cama de la chica debido a la mala vida que tenía mientras estaba plagiada.

-Mi hija es lo más preciado en el mundo- decía una voz bastante preocupada- tal vez la hayas salvado, pero que fuese deshonrada sería peor que…

-Descuide señor…

-Mateo, Mateo Corona Salazar, a tus órdenes- dijo el hombre con respeto, era de cabello castaño con los ojos color miel.

-Solo cumplo con mi deber, además, no está dentro de mis planes abusar de alguien inconsciente, lamento si malinterpretó algo acerca de mí- contestó el chico.

-Para nada, tu discúlpame, gracias por traer a mi hija a salvo, ¿cómo puedo pagarte?- preguntó el adulto con respeto.

-Bueno, primero que nada, explíqueme acerca de la alianza con Xtars Co., debido a que no pude concentrarme en mi misión.

-Eso no puedo explicarlo, pues estoy silenciado, pero veo que te has esforzado, así que te diré una pequeña cosa: Instituciones de Educación.

-No es muy específico de su parte, pero puedo ver que es beneficioso, ahora me retiro, gracias.

-Espera muchacho, como has salvado a mi hija debo darte una pequeña recompensa, me gustaría que tuvieras una de nuestras cuentas bancarias a tu nombre, te estaremos depositando conforme avances en tu misión, descuida, estaremos al tanto de ti.

-Gracias, de verdad gracias- el chico se disponía a salir por la ventana- cuando despierte, dele de tomar un té verde, le hará bien y la relajará.

-Gracias, de verdad.

Kyoto salió de la mansión, fue directo a una tienda de canastillas, a otra de abarrotes, a una de manteles y se dirigió a su hogar, al día siguiente su maestro estaba dispuesto a despedirse del muchacho, y que ese era su último día en México.

-Kazuo-sensei, gracias por haberme aguantado todo este tiempo, de verdad gracias, ahora sé que usted se ha convertido en más que mi maestro, usted es mi amigo- dijo Kyoto seriamente.

-¿De qué hablas muchacho?- preguntó curioso y preocupado.

-Mañana me iré, el rescate de Paula Corona Salazar era mi última misión aquí, ahora empieza el viaje por la felicidad, ya que después de eso, volveré por Sara- dijo con determinación el muchacho.

-Te felicito, espero que al final seas feliz- dijo el espíritu- “Siempre estaré al pendiente de ti hijo mío, siempre”- pensaba el adulto.

-Bueno sensei, hasta muy pronto.

-Adiós, Kyoto Katekyo

Al día siguiente, el jet privado de Xtars, con Ride y Rode a bordo, lo esperaban en el aeropuerto internacional de la ciudad de Toluca, para ir por uno de los compañeros del moreno.

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