10. Libertad Absoluta

[IZAN]

Ella y un vestido de esos diminutos son una mezcla peligrosa, pero también de esas que a mí me encantan, sobre todo cuando somos solo ella y yo en un área VIP de una de las mejores discotecas de la ciudad. La veo bailando en absoluta libertad sentado desde este sillón blanco y su manera de seducirme constantemente, me encanta. Mueve sus caderas dándose la vuelta para dejarme ver el peligro que es que a cada movimiento el vestido se suba más y yo muerdo mi labio inferior en respuesta. 

—¿Te gusta lo que ves nene? — me pregunta acercándose un poco a mí y asiento.

—Sabes que si preciosa. — le respondo de inmediato y me inclino un poco hacia delante para colocar mis manos sobre su cintura y suavemente jalarla hacia mí para que se siente encima mío —me encanta verte así de feliz. — le susurro al oído y muevo su cabello a un lado para tener mayor acceso a su cuello y besarla lentamente. 

Sus brazos se pasan por encima de mis hombros mientras que yo me deleito con su exquisito aroma —solo soy feliz cuando estoy contigo. — me dice y aleja su rostro del mío para así poder besarme. Tengo toda la intención de acomodarla mejor encima de mí, pero ella se levanta y me toma del cuello de mi camisa —bailemos. — me pide sensual y sin poder contenerme a sus encantos, voy con ella hasta el medio del área VIP para movernos al ritmo de la bachata que suena en estos momentos. 

—Detendría el tiempo contigo sonriéndome así. — le digo mientras bailamos.

—Espera un poco más y lo detienes cuando me estés haciendo el amor. — negocia y reímos. 

La magia que existe entre los dos es algo que nadie nunca podrá romper, es sentirla así tan mía y creer que esta es nuestra verdadera vida, viajes, baile, días de playa, y noches de amor, pero por ahora es un paréntesis en medio de nuestra realidad —tu sí que sabes tentarme. — le digo divertido.

—¿Y tú qué? Mira como estas…— rebate de inmediato y muerde su labio inferior mientras que su mano llega al límite de mi pantalón haciéndome sonreír. 

—Esto lo provocas tu… siempre. — le digo al oído y maliciosamente pega su cuerpo más al mío —malvada…— la regaño entre risas.

—Tengo que aprovechar que te tengo solo para mi… no sabes lo que es poder bailar así contigo sin miedo a que alguien nos vea, o besarte como lo voy a hacer ahora sin estar mirando a nuestro alrededor por si nos siguieron. — me dice y sin más su boca se encuentra con la mía en un beso que lo incendia absolutamente todo. 

—Mi amor…— le digo a modo de advertencia y ella me suelta por un momento para buscar la botella de vodka que esta sobre la mesita que hay cerca del sofá —¿Qué haces? — pregunto entre risas cuando ella bebe un sorbo directamente de la botella.

—Festejar que somos libres. — responde de inmediato y me ofrece un poco y yo sin dudarlo acepto y bebo un poco. 

Soy yo ahora quien tiene la botella en su mano y quien le ofrece de beber mientras que seguimos bailando ya un poco más mareados que antes y solo cuando la botella se ha terminado y nuestros pies piden un descanso, la sujeto fuerte por la cintura —¿vamos al hotel? — propongo y asiente. 

[…]

El pasillo del hotel se convierte en una pasarela para nuestros besos que ya no son suficientes para saciar esta sed por el otro, la puerta se convierte en nuestro mayor obstáculo mientras intento abrirla con la tarjeta magnética y la celebración de besos y risas se hace presente cuando conseguimos entrar. No hay alcohol que nos haga quedar sin ganas de nuestra celebración privada, no hay cansancio que pueda con nosotros y es que sabemos muy bien que no podemos desaprovechar ni un solo instante de este tiempo tan nuestro. Nuestras prendas van volando por el aire a medida que vamos acercándonos a la cama y una vez que estamos piel con piel, nos dejamos caer sobre la misma. Me acomodo sobre ella en medio de besos que solo interrumpo para recorrer su cuerpo entero haciéndola delirar de placer. Sus dedos rasguñan suavemente mi espalda mientras que mi boca la saborea poniéndome a mil y solo cuando cumplo mi cometido, vuelvo a subir por su cuerpo hasta llegar nuevamente a su boca y besarla mientras que mis manos apartan aún más sus piernas y de un solo movimiento entro en ella escuchando sus gemidos sobre mis labios. 

—¡Si… así! — me pide mientras comienzo a moverme en ella lentamente y luego aumento el ritmo de mis envestidas. 

Estar en ella es la gloria absoluta, es mi hogar… ese mi sitio en este planeta donde muchas veces me desilusiono de todo, pero después llega este momento y solo quiero vivir por y para ella. Pierdo la noción del tiempo junto a ella mientras que la beso en medio de gemidos que cada vez se hacen más fuertes y cuando ella se aferra un poco más fuerte de mí, sé que el placer absoluto no tardará en llegar. Mis envestidas cobran más fuerza con la única intención de saciarnos mutuamente y así lo conseguimos cuando nos dejamos llevar por un exquisito orgasmo que nos consume. —te amo. — decimos mutuamente entre respiraciones agitadas y cortos besos que sellan todo esto que sentimos ahora. 

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