Trabajando Con El Amor
Trabajando Con El Amor
Por: S. Dal Santo
1. Un Gusto Conocerte

31 de agosto

La luz natural que suele asomarse por la amplia ventana de mi oficina comienza a desaparecer con el trascurso de los minutos dejándome saber que será una más de esas noches donde llegare tarde a mi casa. Releo la serie de contratos que debo firmar en los próximos días, y bebo otro sorbo de mi café que ya está más que frio. Mientras que hago esto pienso en todo lo que debo resolver antes de irme y hago notas mentales para no olvidarme de nada, hasta que de repente, mi concentración se ve interrumpida cuando alguien toca a la puerta, miro la hora y no comprendo quien puede estar trabajando a las nueve de la noche. 

—Adelante— Digo lo suficientemente alto para que me escuchen, y al abrirse la puerta, allí está Laura, ella me mira con sus ojos negros como diciéndome “¿Qué haces trabajando todavía?” y me sonríe.

—Laura, ya casi terminaba, si quieres ve a tu casa a descansar y pasar tiempo con tu familia antes de irnos de viaje. — Le propongo al verla allí parada.

Ella niega y al contrario de irse, entra a la oficina cerrando la puerta detrás de ella —Debo hablar contigo Kilian — Me informa y reconozco ese tono de voz a la perfección, algo no está bien.

—Toma asiento por favor— Le pido y ella rápidamente se acomoda en una de las dos sillas que esta del otro lado de mi escritorio. Laura no es tan solo mi asesora comercial, ella es en la persona que más confió y una gran amiga, y es tanto lo que le conozco; que sé que algo está muy mal. Se la ve triste, preocupada, y me atrevería a decir que hasta asustada —Laura, me estás preocupando. — Comento un poco más serio.

—Kilian, tu sabes que yo he estado a tu lado siempre, durante estos últimos ocho años me he preocupado por ti en todas las maneras posibles, he hecho lo mejor que pude en mi trabajo, e incluso te he dedicado mucho más tiempo que el que cualquier persona le dedica normalmente a su trabajo— Me explica y no sé a qué va todo esto.

—Laura, claro que lo sé, y sabes perfectamente que yo aprecio muchísimo todo lo que haces por mí y que eres mucho más de lo que la gente cree que eres en esta empresa y en mi vida — Le digo, pero esa tímida sonrisa que me está dando en estos momentos es tan solo fingida.

—Odio tener que hacer esto en medio de todos los viajes que se acercan y de todos los compromisos que tendrás que afrontar próximamente, pero mi padre ha enfermado y debo estar con él. Kilian, necesito estar en casa un tiempo. 

Necesito frenar con todo y dedicarle tiempo a él y a mi familia. — Me explica y realmente me causa mucha tristeza esta noticia por ella, y por supuesto que por todo lo que significa para mi. 

—Lo siento mucho. — Expreso de la manera más sincera que conozco y me levanto de mi silla para ir hacia ella, Laura se pone de pie entendiendo mis intensiones, y la abrazo con fuerza para dejarle saber que cuenta con todo mi apoyo.

—Yo lo siento mucho más, te prometo que no estoy renunciando a ser tu asesora comercial, solo necesito un año para poder hacerme cargo de todo. Puede que quizás sea menos o más... no lo sé aún, pero te prometo que te encontrare un reemplazo para mientras tanto. —Explica y sonrió al darme cuenta que aun en estos momentos ella se preocupa por mí.

—Sé que dejaras todo en buenas manos. Tú no te preocupes por nada, has lo que necesites hacer y cuando estés preparada para regresar al ruedo me dices, ¿sí? — Ella asiente mientras se seca las lágrimas que comenzaron a escaparse de sus ojos, y sé que este es un momento difícil tanto para ella como para mí. Han sido muchos años juntos.

[...]

Una semana después: 7 de septiembre

Ha sido una semana difícil, mañana tengo que estar en una negociación importante con unos empresarios extranjeros, y yo apenas estoy por conocer a la nueva asesora comercial que Laura ha conseguido para que la reemplace durante su ausencia. Intento concentrarme en mi trabajo, pero es difícil, sé que nadie será tan eficiente como Laura, y esto me da un poco de miedo. 

Leo el reporte, intento olvidarme de la hora, pero es prácticamente imposible. Consulto el reloj una vez más y dan las 9:59AM. Miro la puerta, un poco ansioso y casi como llamándola con mi mente, alguien golpea. —Pase— Indico y allí aparece Rose acomodando su cabello cobrizo. 

—Señor Arraitz, la señorita Laurent esta aquí— Informa.

—Déjala pasar por favor— Le pido y Rose tan solo asiente para después alejarse y hablar con alguien.

No transcurren ni tres minutos cuando la puerta de esta oficina se vuelve a abrir completamente dejando ver a una mujer bastante joven de cabello castaño oscuro. La observo detenidamente y vaya mujer, tiene porte de diva. Vestido entallado color champagne, tacones dignos de una pasarela, y accesorios que me hacen dudar si es modelo, asesora comercial, empresaria, o que. Sigue acercándose al escritorio y mi mirada se fija un poco más en ella. Su cabello castaño en ondas se mueve al compás de sus pasos. Y ya estando un poco más cerca, puedo apreciar su mirada color avellana la cual es fuerte como pocas veces he visto en otras personas.

—Hola Kilian, soy Sofía Laurent. — Me dice deteniéndose frente a mí.

Debo mirarla con un poco más de detenimiento y preguntarme a mí mismo si es posible que Laura se haya atrevido a enviarme una mujer como ella como mi nueva asesora comercial. 

Ella me ofrece su mano, y yo para intentar ser un poco cortes, me pongo de pie. —Un gusto, así que tú eres la famosa Sofía de la que Laura me ha hablado...— Comento mientras estrecho su mano con la mía.

—Así es, supongo que la decisión final es tuya. — Expone y de inmediato me puedo dar cuenta que es una mujer fuerte y decidida.

—Así es, ¿Por qué no tomas asiento y conversamos un poco? — Propongo y asiente —¿Quieres un café o algo? — Le pregunto mientras ella toma asiento en la silla ubicada precisamente frente a la mía.

—No, muchas gracias — Dice y busca unos documentos en su bolso —Aquí está mi hoja de vida con todo lo que necesitas saber de mi experiencia laboral.— Me deja saber entregándome el documento y debo intentar no reír.

—Eres directa, me gusta. — Comento mientras finjo leer lo que me ha dado.

—Supongo que eres un hombre muy ocupado y lo que menos quieres es perder el tiempo en estas cosas. — Dice y debo mirarla a los ojos, pero no comprendo lo que me sucede con su mirada. Es muy extraña, es como si en ella se escondieran muchos secretos.

—Si, soy un hombre ocupado, pero, si vamos a trabajar juntos me interesa más conocer a la persona que a lo que dice este papel que eres tú, además, Laura no te hubiera recomendado si no fueras excelente en lo que haces — Replico y parece que la he descolocado un poco.

—¿Y eso quiere significa? — Pregunta con muchísimas dudas.

—Que conversaremos un poco. — Digo como si nada y espero que con esto ella entienda que esta reunión no es para leer su hoja de vida, sino para averiguar si podemos sobrellevar el trabajo que nos espera como el equipo que seremos. 

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