Capítulo 8

Han pasado exactamente cuatro días desde que el señor Hamann me folló, no he sabido nada de él y aunque mi sexo me lo recuerda cada vez que veo su maldito dibujo en la pared de mi habitación, paso de eso, he de olvidarme de lo que pasó y centrarme en que puedo disfrutar con mi novio, ese que vino con la cola entre las patas a pedirme perdón.

    Mi madre salió del hospital y ahora se encuentra en recuperación, me pregunta una y otra vez de dónde saque el dinero, como buena madre, se dio cuenta que mi antiguo jefe no me lo presto y por supuesto se enteró que ya no tenía un trabajo, no le he querido contar nada. ¿Para qué? No quiero que se ponga loca y su operación corra riesgos.

—¿En serio no piensas en él? —Ahí está mi amiga, ella se encarga de hacer que no me olvide del señor Hamann, no hay un puto día que no me pregunte lo mismo.

—Que no mujer, deja de fastidiar, no me cabrees la p**a vida. —Le ladro, prácticamente le escupo la cara.

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