Capítulo 3

Turbada por aquel beso y por

saber que aquel imponente hombre no me dejará en paz llego a mi departamento.

Al entrar veo a mi darling sentado en el sofá.

—Teddy, ¡has vuelto!— sonríe

emocionado, pero yo no le miro, paso de largo.

—Voy al baño— es lo único que

puedo alcanzar a decir, mi corazón está realmente acelerado, mis labios aún

tienen la sensación de aquel beso indecente y escandaloso que ese hombre me dio

y yo correspondí como una tonta —¡Contrólate Daniel!— me regaño —ese hombre es

un multimillonario que se cree dueño del mundo… y a ti no te gusta, ¡No te

gusta!— trato de convencerme. Mi cuerpo está caliente y mi cabeza solo da

vueltas y siempre para en un lugar… pensando en ese arrogante y pretencioso

hombre que cree poder hacer lo que quiera conmigo.

Decidida a olvidar el beso y la

sensación que tuve cuando me abrazó, me meto al baño, no vale la pena seguir

pensando en ello. Como nunca antes me siento débil y tentada con un hombre que

no conozco y que nuestra manera de tratarnos no es la adecuada.

Salgo de la ducha y me alisto,

una vez lista me reúno con mi amigo. Me siento a su lado y él me abraza con

fuerza.

—Si no te conociera te diría que

solo estás cansada, pero como te conozco sé que te sucede algo. ¿Me contarás lo

que sucede teddy?— doy un largo suspiro y dejo la mirada fija en la tv y para

mi suerte sale Plankton tratando de robar la fórmula. Realmente deseo contarle

todo, pero me sentiría tonta y avergonzada por reaccionar así ante un hombre

que desde luego no es mi tipo y sé que si abro la boca voy a carcajear —me lo

puedes contar todo, eso lo tienes clarísimo. ¿Qué sucede cielo? no me gustaba

verte tan turbada— le miro a los ojos y con la cara totalmente enrojecida

muerdo mi labio.

—¿Recuerdas la casa que fui a

limpiar y para mi desgracia el dueño estaba totalmente desnudo— mi amigo

asiente y enarca una ceja —bueno, hoy iba caminando como siempre en dirección a

la bodega a dar mis clases, pero como la imprudente que soy inicié a mirar

aquella arquitectura que tanto me gusta…

—La del lujoso hotel— afirma él

sabedor de lo tanto que mu gusta aquella construcción. Asiento en confirmación.

—Si, ese, pero hoy habían dos

tipos discutiendo sobre una viga, uno quería priorizar la seguridad, y el otro

no quería comorometer el diseño. Te juro que no me iba a meter, pero su

discusión me pareció tan absurda que me metí y sin importarme nada di mi punto

de vista. El arquitecto claramente quedó alucinado por mi conocimiento, todo

estaba bien hasta que escuché una voz, ¡Era la del hombre que me acorraló mientras

estaba desnudo!— chillo histérica, mi corazón late con fuerza al recordarlo y

mis bragas se mojan —salí corriendo por supuesto, pero él fue tras de mí y me

alcanzó. Me volvió a acorralar y llegó un oficial… sabes que jamás me pongo

nerviosa, pero aquel hombre estaba tan cerca de mí que solo pensé en la

posibilidad de que se dieran cuenta de mis papeles falsificados…— muerdo mi

labio con fuerza y desvío la mirada —el imbécil lo notó y no dijo nada… como

agradecimiento le dije mi nombre a medias y le advertí que se alejara de mí.

Creí que lo haría, pero no fue así, al parecer me siguió a la bodega y me vio

dar clases. Nuevamente le advertí que me dejara en paz, ¿Sabes lo que me dijo?

¡Que siempre tiene lo que quiere y me quiere a mí! ¿Te das cuenta porque odio a

los empresarios poderosos como él?— mi amigo sonrío coqueto, frunzo el cejo,

aun no le he dicho que mi acosador es el gran empresario Yazahib Meyer, dudo

mucho que su tinto conocido le ha dicho a qué casa me metió.

—¡Teddy!— grita emocionado —Estás

siendo acosada por un multimillonario ¿y tú te pones así?— se gira y me mira de

frente e inicia a aplaudir —¿Le has preguntado su nombre también?— niego con la

cabeza y él resopla —¿Te estás dando cuenta de lo que haces? no tienes novio y

un hombre está interesado en ti— ruedo los ojos, mi amigo es muy ingenuo.

—!Está interesado solo para

follarme!— le aclaro —rompí el jarrón que le regaló su abuela antes de morir y

él quiere que se lo pague acostándome con él. ¿Cuándo vas a entender que yo

jamás me voy a enamorar de un multimillonario arrogante, pretencioso y estúpido

como él?— mi darling frunce el cejo y me mira inquisidor.

—¿Cómo sabes que es así si no lo

has tratado más de dos veces?— maldigo al darme cuenta.

—Solo me bastó eso para saberlo,

me acorraló estando desnudo para asustarme, ¿Quien hace eso? Y hoy también me

acorraló por segunda vez, y lo peor es que plankton al parecer siempre handa

rabioso— respondo a la defensiva, si se da cuenta de quien hablo seguirá

insistiendo.

—De acuerdo, primero que nada,

¿Quien es plankton? Y segundo, pero pensando en que deberías darle la

oportunidad de conocerte, teddy, las personas adineradas no son todas iguales.

Hay personas buenas, sabes que conozco a muchos— sé que es cierto lo que dice,

pero ese hombre si es como lo pinto y no voy a caer en sus manos, ¡Antes muerta

que entregarme a ese hombre!

—He dicho que no quiero, ayúdame

a pensar en algo para que me deje en paz y sobre plankton, así le llamé a su

erección— mi amigo carcajea.

—Teddy… si no lo has alejado con la

paliza que le diste y con esa manera de tratarlo y de llamar a su amigo de

placer— inicia a negar con la cabeza sin parar de reír —lamentablemente nada te

lo quitará de encima— gruño, resoplo y maldigo. Aquel hombre no me dejará en

paz y yo estoy asustada por como mi cuerpo reacciona cuando él está cerca. Su

beso, sus manos sobre mis caderas y mi cuerpo pegado a él me hacen imposible

olvidarlo.

Las horas pasan y yo sigo tirada

en el sofá con mi amigo, debatimos en que hacer para alejar al señor Meyer, pero

es imposible. El hombre me tiene en sus manos al saber que mi documentación es

falsa y más porque sabe dónde doy mis clases de Karate. ¡Te pasa por metida!

—Es mejor que nos vayamos

alistando, no puedo llegar tarde al trabajo— mi amigo se levanta emocionado y

contoneando sus caderas se va en dirección a su habitación. Yo un poco más

desanimada me arrastro hasta la mía.

Me doy una ducha relajante, el

señor Meyer no sale de mi cabeza, aquel fogoso beso me gustó más de lo que

debería gustarme. Me sentí como si le perteneciera, como si toda yo fuera

solamente de él, como si fuera él la persona que esperaba para entregarme en

cuerpo y alma.

Cansada de pensar en él y tener

pensamientos pecaminosos y cursis con aquel arrogante, salgo del baño y me

apresuro a vestirme. Me coloco unos vaqueros azules, una blusa con escote

dorada y unas botas altas negras, mi cabello suelto y arreglado.

—Teddy, ya estoy listo— al

escuchar a mi amigo me apresuro a salir de la habitación para ir a su

encuentro. Una vez salimos de casa montamos en su auto —¿Te toca bailar hoy?—

asiento a la pregunta de mi amigo —¿Cuál debes bailar?— sonriendo divertida le

miro cuando para en un semáforo en rojo.

—Eaned it, The Wekeen— le guiño

—¡la coreografía que he creado es estupenda¡ es sexy, pasional y estoy segura

que les encantará a todos— mi amigo sonríe emocionado. Bailo Pol Dance en el

club que trabajo, me gusta hacerlo y además me pagan por ello.

—Me encanta que seas

multifacética, haces de todo cariño… no entiendo como no te das cuenta que eres

interesante y por eso ese multimillonario está detrás de ti— ruedo los ojos al

escucharlo decirle eso de “Multumillonario” vamos, como si el dinero me diera

la felicidad, no quiere dejar el tema y yo quiero que lo deje.

—No me arruines la noche Simone— le

advierto —olvidemos a ese hombre, quizás me deje en paz, después de todo— mi

amigo hace una mueca con sus labios y arranca el coche cuando la luz cambia.

Al llegar a “Pol dance y Bar” nos

adentramos al lugar, es precioso. No es muy elegante, pero tiene su estilo y me

gusta. Todo nos van saludando a medida que vamos entrando.

Una vez me reporto con mi jefa me

apresuro a ponerme tras la barra, el lugar está lleno y hoy somos pocas las que

trabajamos.

—Dani— grita un compañero desde

la sala vip, me giro y le miro molesta.

—¡Me llamo Daniel!— le grito de

vuelta —No me digas Dani— gruño, Mario carcajea como el idiota que es.

—De acuerdo, no vayas a patearme

el culo por eso— me guiña —pásame un mezclador por favor— resoplando me acerco

al estante y tomo en manos una botella. Al estar frente a él se la doy.

—No solo te voy a patear el culo,

también te dejaré sin bolas guapo— sonrío coqueta y me alejo de él para seguir

con mi trabajo —¿Qué te sirvo darling?— mi mejor amigo me mira sonriendo.

—Un traguito de esos deliciosos

que tú preparas— sonriéndole me dirijo a prepararlo, una vez listo se lo dejo

en la barra.

—De mango, tropical y delicioso—

mi amigo le da un sorbo y jadea.

—¡Está delicioso!— lo dejo ahí

con su bebida y yo me pongo a trabajar. Las personas me llaman de todas partes

y yo me desplazo con facilidad por el lugar. Los atiendo a todos con una gran

sonrisa, disfruto mucho mi trabajo, mucho más que limpiar casas.

—Daniel— escucho que me llama mi

compañera de turno —te dejaré sola por unos minutos, iré al baño— asiento sin

mirarle, estoy sacando un hielo y las personas no dejan de gritar para pedir

sus tragos.

—Oye, tú, la pelinegra. ¿Conoces

a Daniela?— grita alguien tan fuerte que la música no le hace comparación, no

me preocupo por mirarle, niego con la cabeza —Vamos nena, necesito encontrarla—

lo ignoro y sigo sacando el hielo para después servir las bebidas que me han

pedio.

—Teddy— llama mi amigo cuando voy

pasando por su lado, le hago una señal para que me espere. Cuando termino de

atender al cliente voy corriendo a su puesto, al ver al hombre a su lado el

corazón se me detiene, el señor Meyer está sonriendo y hablando cómodamente con

mi amigo —oh cielo, aquí estás. Este es Yazahib Meyer, el que sale siempre por

la tv hablando de esos lujosos hoteles, ¿Lo recuerdas?— trago con dificultad,

aquel hombre no deja de mirarme sin dejar de sonreír. ¿Cómo me ha encontrado?

—Hola Daniel— dice mi nombre

despacio, fue a él que ignoré horas atrás, estaba preguntando por mí. Maldita

manía la mía de ignorar a la gente y pasar de ellos como si fueran invisibles.

—Nooo— grita mi amigo en medio de

una carcajada —¿Es de él de quién me hablabas?— pregunta emocionado —¡Oh por

Dios! ¡Oh por Dios!— inicia a aplaudir, cuando me voy a alejar de ahí, Yazahib

me detiene por la mano.

—Veo que le has contado nuestra

historia— sonríe con arrogancia —vamos a la zona vip, desde este momento solo

debes atenderme a mí, ¿Entendido?— furiosa por cómo me ordena las cosas voy a

gritarle cuando escucho a mi jefa.

—Daniel, el señor Meyer necesita

de tus servicios, hoy lo atenderás exclusivamente a él— se va sin escuchar lo

que tengo para decir. Miro a ese hombre y frunzo el cejo, no quiero perder mi

trabajo así que sin más acepto.

Una vez en la zona vip solo me

queda escuchar a mi amigo contarle a ese patán lo maravillosa que soy, trato de

que se calle la boca, pero no obedece, sigue contándole todo a ese hombre.

—¿A dónde vas teddy?— mi amigo se

levanta.

—Me voy antes de partirle la cara

a ese imbécil, estoy muy enojada contigo Simone, no tienes que contarle nada de

mí— furiosa me alejo de él, al pasar por una mesa unos clientes me llaman y yo

acudo a su llamado, es mi trabajo.

—¿Eres imbécil?— escucho el

gruñido del señor Meyer a mi lado, le miro sorprendida por aquel ataque —ella

no te va a atender ni a ti ni a tus amigos, ella está conmigo y solo me

atenderá a mí— cuando veo que le va a pegar al hombre lo tomo del brazo.

—Señor Meyer… ¡Basta!— grito al

saber que no me hace caso —Solo lo iba a atender, ¡Es mi trabajo!— le aclaro en

gritos, él me mira de frente, tiene el gesto enfurecido y sus ojos me

atraviesan por la furia que hay en ellos.

—Solo puedes atenderme a mí, ¿Lo

has comprendido? ¡A mí! Y si un idiota quiere pasar por sobre mis órdenes le

parto la cara— alucinada por su reacción solo frunzo el cejo y entrelazando

nuestros dedos lo alejo del lugar, no me gustaría que golpeara a alguien, me

hará perder mi trabajo por animal.

—Se lo diré una última vez— le

miro a los ojos una vez volvemos a nuestro lugar —no me gustó su reacción, ¿Ha

visto como trató a ese hombre por solo pedirme algo?— él solo me mira serio,

esta agitado.

—Y yo solo te lo diré una vez, te

dije perfectamente que abriría esa cajita de pandora y lo haré, pero mientras

tanto nadie, absolutamente nadie te tendrá— enojada por su atrevimiento y

posesividad me separo de él. Mi amigo inmediatamente tira de él para sentarlo,

estoy dispuesta a darle una paliza por loco.

—Voy a los aseos— miento, él no

dice nada y por su bien lo agradezco. Al llegar a los camerinos me apresuro a

prepararme para bailar, me coloco una lencería de dos piezas, mis tacones, una

peluca y una máscara. No deseo que el señor Meyer sepa que bailo Pol Dance, es

capaz de todo, eso me lo ha dejado claro y no estoy para escenas de hombres

descontrolados.

Al salir los acordes de Earned it

inician a sonar por los altavoces, como siempre todos se organizan alrededor

del escenario para verme bailar, hoy hay muchas más miradas curiosas, mi peluca

roja y la máscara crean esa sensación de misterio. Inicio a bailar con

sensualidad, acaricio la barra y voy coordinado mis movimientos, el lugar está

totalmente en silencio, soy el centro de atención. Cuando doy un giro en la

barra por un instante mis ojos chocan con los de Yazahib, eso me deja nerviosa,

pero me tranquilizo me centro en lo que hago o de no hacerlo me equivocaré.

Al terminar la canción todos me

aplauden y halagan, como siempre las propuestas indecentes no faltan. Los hombres

son unos tontos, solo le basta ver poca ropa para enloquecer y querer meterse

entre las piernas de cualquier mujer.

Espero que pasen unos minutos

después de cambiarme, cuando lo creo conveniente y estoy segura que no crearé

sospecha vuelvo a mi lugar, a medida que voy pasando los hombres me dicen de

todo lo que se les ocurre. Un hombre me da una nalga con fuerza, me giro

furiosa para defenderme, pero el señor Meyer está ya sobre el hombre

golpeándolo con fuerza, con violencia y rapidez. Inicio a tirar de él, pero es

mucho más grande que yo, no logro moverlo. Las personas me ayudan y cuando lo

logramos, el hombre que me nalgueó está casi inconsciente.

—¡No la toques, aprende a

respetar a las mujeres!— grita furioso, yo le abrazo para poder retenerlo y que

no vuelva a golpearlo, pero mi furia crece cuando me mira enojado como si yo

fuera la culpable.

—No me mires así— grito enojada

—yo puedo defenderme sola, no tenías por qué golpearlo de esa manera. ¡Es un

animal!— furiosa me alejo de él en dirección a los aseos.

—No hemos terminado, ¿A dónde

crees que vas?— me detiene con firmeza del brazo —nadie puede tocarte y mucho

menos faltarte el respeto— le miro incrédula, lo de este hombre es increíble.

—Eso no lo decide usted, no tiene

por qué ponerse así, ¡no soy su pareja y nunca lo seré!— los dos estamos a

centímetros de distancia, podemos perfectamente sentir nuestros alientos, es

una sensación de atracción, quiero separarme de él, pero no puedo y se nota que

él tampoco puede. Nos miramos a los ojos cada uno furioso con el otro, pero

antes de que me deje llevar y lo bese como deseo me aparto de él y continúo mi

camino. Todas las personas nos miran con atención y estoy pasando la vergüenza

de mi vida.

—Todo lo que a ti respecta es mi

decisión— me gruñe cuando me acorrala contra la pared —serás mía Dani, solo

mía, ten eso muy en cuenta— acaricia mi mejilla, mi corazón está por salirse de

mi cuerpo, mis piernas inician a temblar cuando siento su poderoso cuerpo más

pegado al mío. Nuestras labios como si se mandaran solos se unen. Nos

envolvemos en un candente y desenfrenado beso, rápidamente el beso se vuelve

intenso, pasional y desesperado. Él acaricia mi cuerpo con posesividad y yo me

abrazo a su cuello como si mi vida dependiera de ello.

Con mis sentidos alterados, mis

rodillas temblorosas, mis bragas húmedas y mi corazón latiendo por la

excitación que recorre mi cuerpo, me separo de él, no quiero hacerlo pero debo.

No estoy dispuesta a dejarme llevar por ese hombre que solo quiere a las

mujeres para juegos.

—Espero que sea la última vez que

me beses— le empujo con fuerza para despegarlo totalmente de mí —déjeme en paz

señor Meyer, no quiero estar relacionada con usted, y si lo desea puede

contarle a la policía que mis papeles son falsos, pero no me tendrá— le

sentencio furiosa por caer nuevamente en la tentación, él se acerca a mí y

sonríe.

—¿Estás segura que fui yo quien

te besó?— se pega más. Nerviosa y con temor de volver a caer en ese juego por

lo débil que soy con él, le doy un rodillazo en los testículos, todos en el

lugar se quejan por lo que hice, en especial los hombres.

—Aléjese de mí, no se lo vuelvo a

repetir— salgo corriendo, al llegar con mi jefa miento y me excuso para irme a

mi casa. Mi amigo confundido me sigue y nos vamos. Debo alejarme de ese hombre,

soy muy débil para él.

 


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