Capítulo 1

Ha pasado un año desde que escapé

de los imbéciles que pretendían secuestrarme, nada fue fácil al inicio ni lo

está siendo actualmente, pero tengo al mejor amigo que una persona puede tener,

Simone es un amor, lo adoro con toda mi alma. Él me ayudó cuando no tenía nada

y ahora que trabajo para mis gastos igualmente me ayuda a tener más ingresos,

¡Lo adoro!

—Teddy— escucho su suave voz, no

voy a mentir, tener 2 trabajos y estudiar en la noche no es nada fácil, pero

quiero lograr lo que le prometí a mi tía, ella no sabe nada de lo que me pasó

cuando recién llegué al lugar, es mejor así –cariño, debes levantarte y comer,

te estás matando lentamente— me giro para ponerme boca arriba, abro los ojos

con esfuerzo, muero del cansancio.

—Mátame y acaba con mi

sufrimiento por favor darling, mi cama me abraza y me está perdiendo entre sus

suaves y sedosas sabanas, me está atormentando mientras me susurra al oído,

“Eres mía Daniel… solo mía”— dramatizo el momento, tiro de mi amigo y le abrazo

cuando queda acostado –o mejor aún, duerme un rato con tu peluchito— mi amigo

sonríe y besa mi cabeza, nos queremos tanto que no podemos estar uno sin el

otro, por eso vivimos juntos.

—Me encantaría mimar a mi

peluchito, pero tienes que alimentarte. Te toca trabajar y debes contarme como

te fue en la prueba— resoplo sin parar, él tiene razón así que quitándome la

pereza me separo de él y me estiro para después levantarme de la cama.

—Deberías consentirme, que llegue

un día tarde al trabajo no significa que se acaba el mundo— mi amigo me mira

con advertencia, yo entristezco el gesto, no puedo darme ese lujo o me echarán,

no estoy legalizada y debo mantener mis trabajos —estoy cansada de limpiar

casas para esos millonarios arrogantes— mi darling se levanta y abre los

brazos, yo camino hasta él y me refugio en ellos.

—Sé lo difícil que es, por eso

quiero que te quedes solo con un trabajo, teddy, te estás presionando mucho. Si

te enfermas entonces no podrás hacer nada— le doy un beso en la mejilla y le

miro a los ojos.

—Soy pobre y tú no te has ganado

la lotería— me encojo de hombros —así pues honey, debo trabajar hasta reventar—

le guiño —vamos, espérame en el comedor, me ducho y te alcanzo—  mi

darling descompone el gesto.

—Tienes razón teddy, los ángeles

nos hicieron guapísimos pero sin dinero, que injusta es la vida— protestando

sale de mi habitación.

—Te amo darling— me meto al baño

para hacer mis necesidades, me paro frente al lavado para cepillar mis dientes,

el reflejo que da el espejo me hace sonreír. Soy una latina a toda regla, piel

bronceada, cabello negro y largo, un físico angelical, pero con un temperamento

peor a los huracanas.

Al salir de la ducha me pongo mi

uniforme, trabajo como limpiadora para las personas con dinero, si hay una casa

que limpiar… me llaman y yo voy a ordenar su desastre, no es un trabajo fijo por

lo que tengo otro para los fines de semana y me divierto mucho.

—Listo teddy, tienes tostadas,

ensalada de frutas y café— sonrío sentándome frente a mi amigo que está

guapísimo con ese traje de vestir —¿Cómo estoy? Este trabajo de asesor de moda

me ha encantado, por Dios teddy… tu darling ganará más dinero y podrá ayudarte

más— emocionada y orgullosa de él le tiro un beso.

—Jamás dudé de ti, era hora de

que subieras de puesto. Eres el mejor asesor de moda que conozco, y no pienses

en ayudarme, sabes que puedo mantenerme— mi amigo resopla, no le gusta que sea

tan cabezota –no me mires así darling, alégrate por mí. Saqué una A+ en la

prueba, tanto estudio y horas sin dormir dieron resultados, pasaré el año con

notas bastantes buenas, ¿No es eso fantástico?— mi darling se levanta y tira de

mi para abrazarme, inicia a chillar como un loco.

—¡Sabía que lo lograrías! por

Dios… esto hay que celebrarlo, pronto tendremos una de las mejores arquitectas

en los Estados Unidos— con euforia reparte besos en mi rostro, carcajeo por su

reacción. Cuando se calma y se cansa de darme cariño se va a su puesto —¿Has

llamado a tu tía para contárselo?— niego, después de tragar lo que tenía en la

boca le aclaro.

 —Ya mismo lo haré— estiro

la mano y tomo mi bolso para después sacar el móvil, una vez lo marco lo pongo

en altavoz.

—Cariño mío— responde mi tía

animada —¿Cómo estás cielo?

—Ella está que se muere de la

alegría— responde mi amigo –ha sacado un A+ en la prueba final… ¿No es

inteligente mi teddy?— mi tía carcajea, mi amigo no se aguanta nada en la boca

y menos cuando está feliz.

—Pero eso no es todo tía—

intervengo –¡A mi darling le han dado el puesto de asesor de moda!— grito

emocionada, mi tía y amigo se unen a la celebración.

—Estoy muy orgullosa de los dos,

sabía que cuando me contaron que se habían hecho amigos y se ayudaban

mutuamente todo iba a mejor para ustedes. Quiero que disfruten de todo eso, se

lo merecen mucho— mi amigo tiende su mano y yo se la tomo, nos apoyamos

mutuamente y no hay cosa más importante que vernos felices.

Una vez terminamos de hablar con

mi tía salimos casi corriendo de casa, mi darling se ofrece a llevarme o no

llego a tiempo. Pasamos el camino hablando, riendo y escuchando country, amamos

ese tipo de música. Miro el camino y después a mi amigo.

—¿A dónde me llegas Simone? Sabes

que la casa que debo limpiar hoy queda al otro extremo— mi amigo no me hace

caso, sigue conduciendo y tarareando la música que suena –por Dios Simone, no

me jodas, me van a patear el culo por no llegar a tiempo— mi darling me mira

con advertencia.

—Deja de decir malas palabras,

por Dios teddy… eres una dama hermosa, no deberías decir esas palabras. Es lo

malo de los latinos— bromea. enojada miro por la ventanilla, al entrar a una

urbanización con solo mansiones abro los ojos perpleja.

—¿Qué es esto? Sabes que no me

gusta tratar con esas personas multimillonarias, ¿Estás tratando de que mate a

un empresario por arrogante?— mi amigo se detiene frente a una imponente

mansión blanca con ventanales de cristales gigantes, es hermosa y muy

acojonante.

—Debes calmarte, deja de estar

alterándote por nada, ¿Recuerdas al amigo que contactaría para buscarte algo

mejor?— aun seria asiento –pues aquí tienes, pagó uno de sus tantos favores que

me debe, la casa está sola, la llave está bajo el tapete, y por la paga no te

preocupes, te llegará a tu cuenta— me mira y yo miro la casa incrédula.

—¿Cómo se supone que yo limpie

toda esa maldita casa sola?— mi darling carcajea.

—No seas tonta teddy, solo debes

limpiar la sala de star y listo, anda ve y lúcete. Quizás estas sean las que

limpies de ahora en adelante— no sonrío, no dejo de ver esa imponente mansión y

no dejo de pensar que no quería esto, no me gusta tratar con ese tipo de

personas —cielo— mi amigo llama mi atención –no habrá nadie, deberías dejar ese

rencor en contra de los millonarios— mueve las cejas –quien quita y puedas

enamorar a un galán de esos— ruedo los ojos y bajo del auto para no escuchar

sus locuras. Saco mis herramientas –te amo teddy, limpia bien cielo— sin más

arranca y se va dejándome ahí parada frente a esa casa. Doy un largo suspiro y

me lleno de valor para limpiar el enorme lugar que me ha tocado hoy.

Me paro frente a la puerta

después de encontrar la llave. Sonriendo inicio a imitar a esas mujeres ricas,

con gestos y glamour abro la puerta y hago como que ordeno que me lleven las

cosas. Partida de la risa miro al cielo y al bajar la mirada veo una maldita

cámara de seguridad, maldigo en voz alta y entro de una vez por todas para irme

cuanto antes. Señora vergüenza si hay vigilantes.

Al entrar es tal y como lo

imaginé, amplio y con una decoración moderna. Respiro tranquila al saber que no

hay nadie, camino buscando la dichosa sala y al encontrarla me encuentro un

desastre, lo miro todo con asco, que desordenados son.

—Por una mierda, ¿Esto es un

preservativo?— pregunto mirando el objeto tirado sobre el sofá –por Dios… que

horror— chillo asqueada, tengo que limpiar esta desagradable escena –maldición,

esto ha sido una puta orgia— gruño por las bragas esparcidas por el lugar.

Dejando salir el aire me preparo para iniciar, me coloco los guante y cuando

voy a iniciar veo un estéreo, sonrío feliz porque podré limpiar con música. Lo

enciendo y aunque es difícil entenderlo finalmente lo sincronizo con mi móvil y

pongo música latina e inicio a bailar mientras lo recojo todo. 

No sé cuánto llevo limpiando,

pero al escuchar “Perro Fiel” de Nicky Jam y Shakira inicia a cantar y a

bailar, amo hacerlo. Contoneo mis caderas y agarro el mop de la escoba como

micrófono, estoy inspirada perreando como decimos en Latinoamérica cuando

escucho que alguien aclara su garganta bastante ruidoso, al girar y ver al

hombre frente a mi completamente desnudo retrocedo y en el proceso me tropiezo

con una mesa de centro. Mis ojos recorrer su cuerpo musculoso, es alto y

bastante llamativo, las venas que sobresalen de sus brazos están tan marcadas

que son preciosas a la vista. La línea de vello que nace en su ombligo y sigue

hasta mezclarse con su mata de vello negro lo hace más masculino, cada musculo

está bien marcado, su polla es jodidamente enorme y venosa, sus tatuajes le dan

un toque extra, mi respiración se va agitando y mi corazón inicia a latir con

fuerza. Escuchar su sonrisa me hace desviar la mirada, recorro lo largo de su

cuerpo de manera ascendente hasta llegar a su cara, es guapo, tiene el cabello

negro corto y su barba es perfecta. Su sonrisa burlona me saca de mi sueño,

endurezco el gesto y me giro para no verlo más, no comprendo por qué lo he

mirado tanto. 

—Me gustó como movías tus

caderas— el vello se me eriza al sentirlo pegado a mí, los nervios no me dejan

mover —me encantaría verlas moverse sin ropa sobre mí— jadeo al sentirme pegada

completamente a su cuerpo, él me sujeta por las caderas y me mantiene pegada a

él —me ha vuelto loco tus movimiento— pasando saliva con dificultad y sintiendo

como mi cuerpo crea un calor extraño me separo de él con fuerza. Un jarrón que

adornaba la mesa cae al piso y se destruye, tapo mi boca con mis manos y cierro

los ojos —joder, ¿Por qué coño no te fijas?— nerviosa por lo que acaba de pasar

abro los ojos y miro el desastre que ese idiota ha provocado.

—Es su culpa— me giro para

enfrentarlo —es un atrevido, no debió tocarme en primer lugar— le grito agitada

—¿Qué se cree? ¿Piensa que por estar en su casa debe estar por ahí así sin ropa

mostrando el sin cerebro?— le señalo su cuerpo y al ver que su pene se alzó

abro los ojos exageradamente –por el amor de Dios, contrólese, joder…— su

maldita risa me pone de peor humor.

—Deberías preocuparte por lo que

has estropeado, ese jarrón era invaluable para mí, ¿Cómo piensas pagarlo?—

furiosa por su descaro le señalo con mi dedo índice, le miro a sus cautivadores

ojos claros y le siseo.

 —Agradezca que no le parta

la cara por tocarme sin mi consentimiento maldito enfermo de mierda. Es un

depravado, idiota, y ahora que lo pienso sería bueno también partir a plankton

a la mitad— gruño perturbada por su presencia y su desnudez —no me pague el

trabajo y así quedamos a mano— inicio a recoger mis cosas rápidamente, pero él

no está dispuesto a dejarme tranquila, me toma del brazo y me gira con fuerza,

quedo pegada a su cuerpo y yo vibro sin saber por qué.

—Eso no bastará preciosa, vale

mucho más que un día de trabajo— ladea su sonrisa —quizás con una noche en mi

cama canceles tu deuda y como sé que todas quieren repetir siempre que me

prueban, estoy seguro que me pagarás hasta el último centavo— acerca su cara

lentamente a la mía, mi boca se reseca y mi corazón amenaza con salirse de mi

pecho, en mis labios se dibuja una sonrisa.

—Yo no lo creo así—  antes

de que pegue sus labios a los míos mi rodilla impacta con sus testículos, da un

fuerte gruñido y se encoge por el dolor, con mi mano derecha le doy un puñetazo

en la cara —conmigo no se confundas imbécil, los hombres como tú no me gustan,

me dan asco y por supuesto nunca terminaría en la cama con alguien como usted,

adiós gilipollas— el hombre me mira furioso, y se va reponiendo de los golpes,

asustada inicio a correr a la salida, no me preocupo por mis herramientas, las

dejo ahí y corro por mi vida.

—Ven aquí… no te vayas, espera—

escucho que grita tras de mí, no le hago caso y sigo corriendo, al llegar a la

puerta no puedo abrirla y no encuentro la llave —dije que esperaras, solo

quería asustarte un poco— me acorrala en la puerta, su aliente choca contra mi

cara, su olor es embriagador y su poderoso cuerpo me hace temblar las rodillas,

siento mucho nervios –solo quiero saber…— no dice más, le escupo la cara y le

empujo, no sé cómo lo hago pero abro la puerta y salgo corriendo de esa casa,

mi zapato se me sale y cuando voy a volver a recuperarlo le veo salir envuelto

en una sábana, sin más que hacer sigo escapada sin mi zapato favorito.

—Eres un enfermo— le grito

corriendo como una loca. Agitada, sudorosa y sin un zapato llego a una estación

de taxis, sin pensármelo tomo uno ante las miradas curiosas, y no es para

menos, estoy hecha un desastre.

Confundida y sin saber por qué

reaccioné así ante ese hombre me meto a la ducha una vez la tengo preparada, a

mi mente viene ese hombre alto con cuerpo de un Dios griego, esos vellos

esparcidos por su pecho, esos ojos hechizantes, esa sonrisa perfecta y aquellos

tatuajes en su cuerpo, su polla tan exageradamente grande y gruesa con esas

venas que se le notaron perfectamente al tenerlo erecto y tan duro como lo vi.

La sensación que aún tengo de su polla presionada en mi espalda baja y mi

vientre me hacen estremecer, aquel aroma tan masculino me hacen sentir fuego en

todo mi cuerpo. Debería asustarme, debería pensar que me haría daño, pero lo

cierto es que si lo hubiera qierdo hacer tenía todas las se ganar. Enojada por

los pensamientos pecaminosos que estoy teniendo con ese hombre y su jodido

cuerpo maldigo a mi amigo una y otra vez, me pagará esto, sabía que no era

buena idea lo de ese trabajo. Todo aquello se hubiera evitado si me hubiera ido

a limpiar las pequeñas casas a las que ya estoy acostumbrada.


Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo