CAPITULO 3

Lucca estaba muy nervioso, puesto que recibió una llamada y al contestar escuchó la voz de Alexander y se sobresaltó, tomo aire para estar más tranquilo y contesto

—Hola, Alexander, ¿cómo estás?

Mal hombre, casi me matan

—¿Que qué? ¿Cómo que casi te matan? —dijo con disimulo Lucca

Me emboscaron hombre nos dispararon al chofer, lo mataron

Pero yo logré escapar una chiquilla, me alojo en su casa

Y me curó de mi herida

—¿Una chiquilla?

Si suerte la mía que sabía de medicina

Me hizo una transfusión y me sacó la bala

—Vaya que suerte Alexander y ¿sabes quienes fueron?

No amigo no les vi la cara a ninguno

Pero esto es de adentro de mi organización

Nadie sabía que iría por ese rumbo

—O sea que hay un espía adentro

Más que espía es alguien de adentro que quería matarme

—¿Tienes alguna sospecha de quién es?

No m*****a sea, esa es mi mala suerte

Quería pedirte un favor amigo

Voy a estar en casa convaleciente y

Deseaba que te hicieras cargo de los casinos y

Los embarques, ya sabes las rutas que deben tomar los camiones

Ten cuidado que la policía no sospeche

—Está bien Alexander, ya sabes que sé el negocio

Como se mueve, pierde cuidado

Gracias, amigo, te espero mañana para conversar adiós

—Adiós Alexander

Cerro la llamada con furia inaudita, no cumplieron con el trabajo y estaba muy enojado por eso, debía seguir bajo las órdenes de quién odiaba por la forma de tratarlo antaño, ya había cambiado, pero jamás olvidaría que al principio lo trataba como basura como una escoria y ese era el rencor que le tenía a su socio.

Alexander se acostó en su elegante cama con sabanas de seda, cerro sus ojos para recordar a la linda jovencita llamada Jessa, sonreía, pero sin malicia y eso que Él era libidinoso, lujurioso, la pasión y seducción corría por sus venas, ella significaba para el millonario poderoso un alma inocente que algún día le recompensaría el hecho de haberle salvado la vida

Alexander soñó con una mujer que le daba la mano para correr por la playa, ambos reían, pero no la podía ver bien estaba algo borroso su rostro, se sentaban en la playa y se besaban, se sentía muy feliz como si hubiera encontrado la mujer ideal para Él, la observo a lo lejos bailar como si fuera un bello cisne, un baile hermoso, se sostenía en la punta de los pies como una bailarina de ballet ahí despertó, asocio su sueño con haber escuchado a la chiquilla que deseaba estudiar ballet y volvió a dormir sin soñar nada ya.

Mientras Jessa iba al colegio tranquila, siempre acompañada para que nadie la moleste, Jorge era más cercano a ella, la ayudaba con las tareas o comprando algo que necesite, sus padres muy tranquilos, trabajaban hasta altas horas de la noche, siempre la casa estaba rodeada por miembros de la pandilla, nadie se acercaba sabían de lo que eran capaces la pandilla.

Su vida seguía muy tranquila, a veces en la noche en su cuarto miraba la tarjeta y recordaba a ese hombre que ayudo, lo guapo que era, lo amable con ella, lo educado que era, sonreía feliz de haber hecho el bien, pero hay cosas en esta vida que a veces pasan sin proponérselo y eso era lo que estaba a punto de suceder en la vida de esta dulce chiquilla, que estaba próxima ya a cumplir la mayoría de edad

Sus padres y los demás vecinos habían planeado hacerle la fiesta de cumpleaños 18 a Jessa, ya se había graduado de la secundaria, los preparativos iban de viento en popa, los amigos de la pandilla conseguían las cosas para poner en la mesa de bocaditos, vasos, cubiertos y demás, los padres de Jessa ya habían dimitido con la pandilla, pues la cuidaban y eso es lo que ellos agradecían.

En la calle hicieron el festejo, los autos de la pandilla hizo un enorme cerramiento para la fiesta, dentro estaba todo, solo esperaban la llegada de la cumpleañera, salió de la casa de brazo de su padre, estaba muy hermosa con un vestido rojo sangre, pero ella al ser blanca destacaba en su piel, hicieron un pequeño brindis, la calle estaba atiborrada de pandilleros, pero uno de ellos entro llevando un regalo en sus manos en nombre de todos

—Jessa, a nombre de la pandilla en que todos te queremos amiga, aquí te traigo un regalo que sé que te gustará —se lo entrego y ella lo abrió, era un celular de última generación, ella se llevó las manos a la boca de la sorpresa era algo que había deseado siempre.

Aplaudieron todos, le dio el paquete a su mamá y bailo con el jefe de la pandilla que para nada la toqueteaba, se cuidaba de ponerle la mano en la cintura, la querían como amiga, como hermana y se lo demostraban.

Bailaron, tomaron, festejaron a lo grande, fue una recepción bella que Jessa apreciaba, pues todos los que la querían habían puesto un granito de arena para hacerla. El sitio estaba quedando vacío, solo quedaban algunos familiares, los pandilleros se fueron más temprano, solo quedaban unos cuantos que esperaban que los residentes de la casa de la cumpleañera entren.

Muchos estaban ya borrachos y se tambaleaban para caminar, en el casi silencio y tranquilidad de la noche llegaron varios autos allí, salieron varios hombres armados y comenzaron a disparar, mataron a los pandilleros que estaban, el padre de Jessa la empujo para que caiga al suelo y no la hieran, su madre estaba asustada al lado de unas hermanas, pero esos hombres venían a matar a todos, con sus metralletas disparaban a mansalva, cuando se situaron al pie de donde estaba la cumpleañera, el maldito asesino, observo a los padres de Jessa y solo les apunto y los acribillo así como a todos, únicamente dejaron viva a la chica.

Revisaron a los demás y el que fungía de cabecilla dijo furioso

—Idiotas, estúpidos, esas dos también nos servían, ya están muertas m****a, quemen la casa, que no queden testigos —ordeno, levantando en vilo a la aterrada Jessa, la cargo como si no pesara nada, la arrojo dentro del auto, dos hombres se pusieron a cada lado de ella y el que era cabecilla dijo

—No hagas nada o te mato estúpida —Jessa solo observaba como la miraban con deseo y morbosidad los dos que estaban a su lado, pero no hacían nada por tocarla

La pobre iba asustada y triste, pues vio morir a sus padres, a su familia, no comprendía que es lo que estaba pasando, el auto salió a la carretera, Byron el cabecilla iba fumando en la parte de adelante con los pies subidos en el tablero y de repente se dirigió a la prisionera

—Hey tú, ¿eres virgen? —esa pregunta la dejo absorta, pero no contesto, pues lloraba la pérdida de su familia, el tipo se viró y la miró con furia y grito

—¿Eres sorda? Contesta idiota, ¿eres virgen? —a lo que ella alzó su mirada y solo asintió con la cabeza

—Que bien, me van a pagar mucho dinero por ti, jajajaja la pandilla tuya, creyeron que te estaban protegiendo, ya los teníamos vigilados hace mucho tiempo, por eso esperamos tu fiesta, pero ahora vamos para tu fiestecita de primeriza, jajajajaja

Jessa no le entendía nada, solo estaba muy asustada, no sabía adonde la llevaban ni qué iban a hacer con ella

El auto entró por una desviación, casi veinte minutos más de recorrido y llegaron a su destino, el llamado Byron salió primero, algo dijo al guardia y les abrieron las puertas electrificadas que había allí, entro de nuevo al auto, traspasaron las puertas que se cerraron atrás de ellos, estaciono el auto al pie de una hermosa mansión.

La pobre chiquilla sufrió lo que más duele en este mundo, ver con tus propios ojos cómo mueren tus padres, tu familia, además ser secuestrada por unos hombres extraños que la llevan a una elegante mansión y sin saber que destino le depara

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