Alessa se sumergió tanto en sus recuerdos, que no se dio cuenta el momento que salió del cementerio, ni cuando se subió al auto, ni el trayecto para llegar a su casa, la acompañaban su padrino y Stephano quienes viajaban completamente en silencio, le abrieron la puerta y descendió.
Cuando entró a la mansión, se dio cuenta de la cantidad de personas presentes, socios, trabajadores, amigos, conocidos de sus padres, con sus familiares y también los curiosos, se paró a un lado sin saber qué hacer, ¿cómo comportarse? ¿Qué decir? ¿Qué esperarían de ella? Un torrente de dudas se agit&oacut
Alessa sopesaba su decisión, hasta que su cobardía le ganó a su sentido común, no podía acusar a Adrimar, así fuese lo que más anhelaba en el mundo, así una parte de ella rogara por justicia, venganza, no sabía momentáneamente como definirlo, porque a veces en lo más profundo de su interior ansiaba poder devolverle a esa chica, todas y cada una de las humillaciones, golpes, maltratos que le propinó, pero el miedo de que nada pudiese hacerse y volviera a caer a su merced la ayudó a decidirse.—No, padrino nadie me ha maltratado—habló con atisbo de nerviosismo—Yo solo no quiero tener que irme de mi casa… Estoy acostumbrada aquí, no a lugares extraños.—Pero te
El hombre fue acercándose lentamente a su amigo, lo tomó con fuerza por los cabellos echando su cabeza atrás y le puso en el cuello una navaja que siempre cargaba con él.—¿Estás conmigo o en mi contra? —Preguntó apretando sus dientes y tratando de contener su ira.El chico, sudaba, jamás se imaginó que su mejor amigo lo pusiera en una situación en donde se debatían sus principios y su lealtad, pero sabía que le convenía, no podía hacerlo enojar porque su destino sería igual o peor a lo que le esperaba a esa joven y dejando las dudas atrás respondió: —Claro que estoy contigo, ¿Con quién si no?
El silencio incómodo destacaba en el despacho, Alessa juntaba sus manos friccionándose una con otra de manera nerviosa, mientras su padrino con el bolígrafo golpeaba incesantemente en el cristal que protegía el lustroso escritorio elaborado en caoba.—Alessandra, estoy esperando por una explicación—enfatizó con firmeza, pero al darse cuenta del rostro pálido de la chica, flexibilizó el tono—. Por favor, estoy preocupado por ti, tu rostro de hace un momento me perturbó, es como si hubieses estado en otro lugar sufriendo algún daño. Por favor, mi niña, confía en mí. Ahora soy como un padre para ti y te protegeré de quien sea. Alessa cuéntame.Ella comenzó a hablar&md
Vittorio Santino Martini se encontraba observando por la ventana de las instalaciones de su imperio económico, con apenas casi treinta y cinco años de edad, es el propietario de una de las empresas aeronáuticas más grandes de Italia, se dedicaba a la fabricación de aeronaves principalmente. La empresa fue fundada por su familia en la primera década del año 1900 por su bisabuelo.Por tradición familiar solo pasaba a los hijos varones de la familia, las acciones se transferían en vida para evitar que formaran parte de la herencia familiar, en esta entraban solo los bienes inmuebles, semovientes, joyas y acciones de otra naturaleza más no las de la aeronáutica que era la principal fuente de ingreso de la familia, sin embargo, era obligación del patriarca de la familia mantener una pequeña c
Al salir su hermana se recostó en la silla de su escritorio, extendiendo su espalda completamente en la silla. Mientras se acariciaba la sien, debía reconocer que la discusión lo había afectado más de lo que creía. Su familia era como el seol nunca se saciaban, era justo con ellos, le daba sus asignaciones mensuales, su hermana había recibido su porcentaje de la herencia de sus padres, pero la despilfarró con hombres mucho más jóvenes que ella, después que su marido la dejara para volver con su antigua esposa.Tenía que calmarse, dentro de una hora tendría una reunión con unos inversionistas y un almuerzo con unos alemanes para seguir ampliando la empresa, no había día de su vida que cesara de trabajar, solo había tomado quince días para pasar su luna d
Stephano fue detenido por su padre de inmediato, que con fuerza le colocó una mano en el pecho, para evitar que emplazara a Alessandra y con voz severa, llamó su atención.—¿Qué pretendes? ¡¿Acaso pensabas golpear a la niña?! —Lo increpó con enfadado, ante la mirada atenta de los dos abogados.—¡Niña! Es una maldita a
Las palabras de Marena, causaron en Stephano una sensación bastante desagradable, si bien es cierto que no le agradó para nada la noticia que le había dado su padre, no era menos verdad que lo amaba y no le gustaba que se expresaran de esa manera sobre él y aunque siempre ella había sido muy cuidadosa respecto a sus asuntos familiares, no entendía por qué le había dado por emitir esos desagradables comentarios y así se lo hizo saber.—Marena —dijo levantándose del sofá y buscando su ropa para vestirse —, no me ha gustado el comentario que has hecho contra mi padre, no te niego razón de estar molesta
Alessandra no podía creer lo que estaba pasando frente a ella, por un momento se quedó paralizada, deseando que se tratara de una horrible pesadilla, se clavó las uñas en las palmas de la mano y se dio cuenta de que todo era real, de inmediato reaccionó, acudió a él, le aflojó la corbata y le desabrochó la camisa dejándolo descubierto, al parecer estaba inconsciente, le colocó un cojín en la cabeza y comenzó a realizarle una reanimación cardiopulmonar, eso lo había aprendido en el internado, se colocó de rodillas y puso el talón de la mano en el centro del pecho y colocó