capitulo 7

Natasha

—Todo salió tal cual lo planeamos —sirvo más vino en mi copa y lo bebo deleitándome con su exquisito sabor.

—Tú crees que saldrá todo bien —la pregunta de Monserrat me inquieta.

—Hay querida como si no me conocieras, primero que te deje el camino libre con Cristopher es todo tuyo, segundo Tayler no sabe con quién se metió y tercero y más importante Paul me las va a pagar por haber dejado a Claudio en coma de por vida —mi amiga se veía nerviosa.

—Bueno si tienes razón, esperé mucho por este día, dime qué la perra de Annalise está sufriendo —su mirada irradiaba veneno.

—Por supuesto ese Tayler es un animal, pero se ve que la quiere aún no abusó de ella —y eso me tranquiliza, busco venganza, pero no justamente de Annalise.

—Y hasta cuándo tendré que aguantarlo en la oficina —ella hace cara de asco.

—En esta semana va a pedir la renuncia ya que le hará creer que lo llamaron a trabajar a New York. 

—Pues espero que esta semana pase rápido —vuelvo a servirme vino en mi copa.

—Dime ya pensaste cómo reconquistar a Cris —la indago ya que según ella él estaba atrás de Annalise.

—Estos días no pisó la revista, pero tengo algo en mente —sonríe ante sus palabras.

—Espero sea así y ya sabes nadie debe saber de nuestro vínculo y mucho menos de lo que sabes de Tayler —la fulminó con la mirada.

—Sabes que soy una tumba, nunca diré una palabra mientras más lejos está esa zorra mejor, por mí que nunca la encuentren —Monserrat realmente la odiaba, por mí parte no lo hacía, ella no estaba en mis planes pero usarla para hacerle daño a Paul me bastaba, no fue la causante del accidente que le costó la vida a mí marido y mi hijo ya que estaba embarazada cuando él alcoholizado nos embistió, fue tan fuerte el impacto que lo perdí y jure venganza en su tumba, lo seguí por años hasta que di con el enfermo de Tayler y acercarme a él fue fácil, gane su confianza y planeamos el secuestro de Annie, yo que gano además de hacerlo sufrir, pues mucho ya que no solo él fue partícipe del accidente Tayler iba de copiloto en su auto, ambos me la deben y Annalise es solo una pieza para romperlos a los dos y darles donde más les duela.

Annalise

—Eso es...  Es un vestido de novia —digo lo último en un susurro.

—Tranquila si, ya sabes tienes que seguirle la corriente pronto se me ocurrirá algo para ayudarte a escapar —me sonríe y deja el vestido blanco en la cama.

—Sabes que me cuesta fingir amor cuando lo único que siento es asco y odio por él, el único hombre que amo es Paul —bajó la mirada y recuerdo el día que veía las fotos de mi casamiento y pensaba divorciarme que maldita suerte la mía.

—Oye te sentó el cambio —Natasha se acerca y acaricia mi cabello.

—Siempre odie el rubio y ahora más que nunca —me levanto de la cama y voy hacia la ventana.

—Soy de las tuyas amo el colorado —me sonríe y se acerca hasta mí.

—Sabes nunca creí que volvería a pasar por esto —levantó el vestido entre mis manos y una lágrima cayó por mi mejilla.

—Tranquila, sé que es difícil, pero juntas saldremos de aquí, no te dejare sola te lo prometo —ella me abraza mientras observa el hermoso vestido, era de satén, el escote corazón de dónde salía el encaje hacia los brazos dejando mis hombros al descubierto, era tipo sirena, sin duda bellísimo pero la ocasión no lo amerita.

El dichoso matrimonio se llevará a cabo mañana en el jardín de esta enorme mansión, me acuesto pensando que tal vez lo mejor que puede pasarme ahora es que cayera un rayo en mí cabeza y acabar con todo mi sufrimiento, estoy alejada de las personas que quiero y obligada a casarme con un maldito psicópata.

Al día siguiente me levanto temprano como cada día, me doy una ducha me cambio por un pijama que consiste en un pantalón largo y una camiseta color gris, bajó a la cocina a desayunar, me encuentro con gente caminando hacia ambos lados y veo que la casa está llena de arreglos florales un letrero con las iniciales mías y suyas, me acerco a la ventana que da al jardín que está decorada con un pequeño altar, apenas 10 sillas todas forradas en blanco con un moño dorado.

—Buenos días futura bella esposa —siento la presencia de Tayler detrás mío.

—Buenos días Tayler —trago saliva e intentó aguantar las ganas de llorar, necesito ser fuerte para poder pasar esto.

—Te traje esto —extiende un estuche negro —quiero que lo uses —lo recibo y lo abro.

—¿Qué se supone que hago con esto? —Señalo su contenido.

—Cariño como sabrás no queremos que seas reconocida por nadie, solo no preguntes y úsalo —suspiro pesadamente y hago caso a lo que me dice, subo a mi habitación y colocó la caja en mí tocador.

Luego de un rato llegan Lara la estilista junto con Natasha, ya que mi cabello estaba corto hasta mis hombros, Lara me hizo una trenza como coronita en mí cabello, colocó una tiara de diamantes supongo ya que Tayler es muy ambicioso, me maquillo Natasha resaltando el azul de mis ojos, el contenido de la cajita eran lentes de contacto de ese color, una vez terminaron me puse el vestido el cual calzaba perfecto en mí.

—¡Quedaste hermosa! —Lara sonríe con lágrimas en sus ojos —ojalá supiera que esto es una farsa y que estoy aquí obligada —me retiro al jardín —deja un beso en mi mejilla y se retira.

—Ella tiene razón ¡Mírate! —Me dirijo al espejo.

—Solo soy lo que él quiere que sea ¡No soy yo! —Señaló el espejo ya que allí veía una hermosa mujer, pero era superficial ya que por dentro estaba muriéndome.

Natasha se retira al jardín dejándome sola, mientras me quedo a la espera de que me busquen para iniciar esta maldita farsa, después de unos minutos golpean la puerta y entra uno de los matones de Tayler.

—Señora ya está todo listo vamos -él sale y yo lo sigo, el camino al jardín se me hace tortuoso ya que estoy por firmar mi condena, ahora sí él ganó y todo por su estúpida obsesión, mientras salgo al jardín veo unas cuantas personas a las cuales no conozco en absoluto, todas sonríen, será que están actuando o realmente creen esta m****a, caminó del brazo de un desconocido hasta que llegó al lado de él y debo fingir felicidad, fingir amor.

—¡Estas hermosa! —Él toma mi mano y deja un beso en ella.

—¡Gracias! —le doy una sonrisa fingida y el juez empieza la ceremonia.

—Estamos aquí reunidos para celebrar la unión de Tayler y Annalise —escuchar sus palabras eran como dagas que se clavan en mí pecho las cuáles intento ignorar pensando en otra cosa, el tiempo pasa rápido que no me di cuenta cuando siento la mano de Tayler apretar la mía, lo observó y me señala mirar al juez.

—Señor Tayler Benson acepta por esposa a la señora Annalise Thompson —quería llorar salir corriendo decirles a todos que está sucediendo.

—¡Si acepto! —Y esas palabras me condenaron para siempre.

—Señora Annalise Thompson acepta por esposo al Señor Tayler Benson -por dentro gritaba que no que jamás me casaría con él un enfermo que solo se empeñó en destruir toda mi existencia, pero no podía arrastrar a todos mis seres queridos y sé que me encontrarán, el carraspeo de Tayler me saca de mis pensamientos lo observó a él y luego al juez para luego sentenciarme.

—¡Si acepto! —Dije segura mi respuesta, porque no sólo acepte, sino que ahora empieza mi juego y juro por mí vida que se va a arrepentir de todo lo que está haciendo así mi vida se vaya a la misma m****a me las va a pagar una a una.

—Muy bien por el poder que me otorga la ley y si nadie se opone a esta unión los declaro marido y mujer, puede besar a la novia -él se acerca y toma mi rostro y solo puedo seguir esto y nos besamos, mientras los presentes aplauden y gritan "vivan los novios" nos soltamos y caminamos entre la gente que nos saludan deseando felicitaciones y augurio para nuestra nueva vida.

—Puedes cambiar esa cara —Tayler me toma por el brazo.

—¿Si no qué? Ya tienes lo que querías ahora déjame en paz —intento soltarme de su agarre.

—Hay Annalise no te reveles, tu familia depende de ti —hace una seña como si disparara a alguien y yo palidezco.

—Ya me casé contigo ¿Qué más quieres? —Le gritó a la cara.

—Quiero que seas mi esposa, sabes a lo que me refiero -acerca sus labios a mí oreja -deberás cumplir tus deberes como tal —acaricia el valle de mis senos y solo puedo tragar saliva porque se a lo que se refiere.

La farsa de la fiesta termino solo quedamos Tayler, unos guardias y yo en el jardín, me dediqué a beber champagne ya que no deseo sentir nada esta noche, sé que todas sueñan con su noche de bodas, yo misma la viví al máximo cuando me case con Paul, esa noche fue mágica y única porque nos amábamos, el cuido de mí desde el primer momento que nosotros cuerpos hicieron contacto aún recuerdo sus besos y caricias, trago saliva e intentó no llorar pero es imposible no pensar que estaré en sus brazos, solo siento asco de solo pensarlo, pero debo hacerlo para que no los lastime y sé que pronto podré estar con ellos nuevamente.

—Señora el patrón la espera en su habitación —Antonia me saca de mis pensamientos y noto que quede sola en el jardín.

—Gracias enseguida subo —miro una vez más y una última lagrima cae por mi mejilla, me limpio el rostro, suspiro dejando atrás todo mi dolor, este juego yo no lo empecé pero seré yo quien lo gane, salgo del jardín, subo a la habitación de quién ahora es mi esposo, golpeó la puerta, entró la habitación es mucho más grande que la mía, la cama es king-size, las paredes son de tapiz rayado en gris oscuro y blanco, las cortinas son de seda negra al igual que el cobertor de la cama, pareciera que estoy entrando a la habitación del Conde Drácula, es fría y vacía solo siento un nudo en mi estómago.

—¿Te gusta? —Su voz de repente me asusta, me volteo a mirarlo está sentado en el sillón de la habitación con un vaso de whisky en su mano.

—La verdad no, es todo muy... Oscuro —me acerco a la cama, noto que hay una caja roja sobre ella.

—Ábrelo es tu regalo de bodas cariño —cierro los ojos frustrada, tomó la caja entre mis manos deshaciendo el moño.

—¡No pienso usar esto! Es que acaso te volviste loco —sacó el baby doll rojo junto a las esposas de dentro de la caja.

—Por supuesto que sí, es nuestra noche no quieres que me enoje ¿Verdad? —deja su vaso en la mesita, se acerca lentamente hacia mí, me tomó del cabello tirándolo fuerte.

—Por favor suéltame —empiezo a caminar para atrás mientras él sigue tirando mi cabello hasta que llegó al borde de la cama, caemos él está encima mío.

—Está bien no lo uses, pero de mí no te salvas esta noche —empieza a dejar besos por mi cuello hasta que llega al zipper de mi vestido quitándolo dejándome solo en ropa interior, está noche será larga y lo más difícil de todo es que desearía no estar aquí.

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