Capítulo 4

Capítulo 4

Algo duro y grueso se abrió paso dentro de Michael, sacándolo de su ensueño. El chico estaba quedándose inconsciente, su redondo trasero quedó una vez más en el aire, apretó las sabanas debajo de él y sin poder evitarlo mordió la almohada. Rodó los ojos, lleno de placer, cuando Eliot ni siquiera esperó a que se acostumbrara a la invasión. No era como si era necesario hacerlo, el raza pura no le había dejado descansar en toda la noche. Nunca se imaginó que el celo del mayor fuese así de intenso.

Obviamente, el menor había tenido uno que otro celo y los había pasado con alguna omega, eso fue antes de volverse un hijo de puta con toda su familia. Sintió como la cama se movía de un lado a otro, hasta que se rompió por completo y dejó salir un chillido.

— Rompiste la cama — dijo Michael, dejando salir un suspiro lleno de cansancio — Dormirás así...

— Ya después veremos donde dormiré — besó la espalda del chico y luego lo mordió — Ahora veremos cuanto crees durar, puberto.

— Apuesto a que duro más que tú, viejo pedófilo... — retuvo el aliento cuando Eliot tocó de manera repetitiva su próstata.

Las uñas del alfa se clavaron en su cadera, dejando marcas en esa área, y mordidas que no se irían tan fácilmente de su cuerpo, su cuerpo estaba comenzando a ponerse caliente, estaba reaccionando con demasía a las caricias bruscas que el alfa le dejaba.

Su mente se iba y venía del limbo del placer que el alfa le proporcionaba. Sintió como el nudo de Eliot se agrandaba en su interior e hizo una mueca, colocando su barbilla sobre la almohada y miró la pared.

— No me digas que estás cansado, puberto — Eliot se recostó, sobre la espalda del menor — No aguantas nada.

— Lo dices como si no aguatara más de tres orgasmos — dijo, sin dejar de mirar la pared — Ya salte, que me dejarás preñado.

— Sigue soñando, puberto.

*****

Michael y Eliot llevaban cuatro días en su celda ya que el celo de alfa más joven llegó pocas horas después. No podía creer todo lo que habían hecho; se sentía en el cielo con tanto placer.

No se imaginaba que pudiera sentir todas esas sensaciones, debía de admitir que el viejo pedófilo era tan bueno en esos temas, era un semental difícil de saciar su cuerpo dolió pero por primera vez se sentía feliz y querido a pesar de que Eliot era mucho más grande que él lo trato con ternura algo que casi no conocía.

Michael seguía acostado al lado del raza pura no quería despertarlo, y mientras tanto aprovechó para observarlo más de cerca y darle una que otra caricia y murmurando cosas, hasta que una pequeña risa hizo que se detuviera y le diera un golpe en la frente ya que el estúpido alfa se estaba haciendo el dormido.

Michael sentía vergüenza de que Eliot lo hubiese descubierto y rezaba que no fuera entendido nada de lo que murmuró, se sentía como sus mejillas se tornaban rojas, estaba por alejarse del alfa, pero éste lo retuvo, rodeando su cadera.

— Puedes seguir admirando mi belleza — subió y bajó las cejas — No es como si no fuese la persona más hermosa del mundo.

— Sigue soñando — golpeó su mejilla, suavemente — No eres la mejor cosa que he visto en mi vida, y tampoco serás la última.

— Créeme que seré la última persona que verás en tu vida — pasó la yema de sus dedos por la marca del chico — Ésta marca lo prueba que siempre estarás conmigo.

— Sigue soñando — rió, sin humor — Sabes que no creo en eso de las almas gemelas y me saltas con esa porquería tan absurda.

— Veremos mucho tiempo para demostrártelo — acaricio el cabello del menor — Verás cómo tus canas no aparecerán.

— Tengo para decirte que ya tienes... y son bastante — se llevó una mano a la boca, cuando Eliot lo miró con cara de pocos amigos.

— Zeus está por venir a traernos comida — decidió cambiar de tema — Así que levanta tu redondo trasero de aquí.

— No — se hizo a un lado, aun con las manos del mayor en su cuerpo — Vete tú, apestas a sudor — arrugó la nariz — Así te das un baño y me dejas tranquilo.

— Eres tan vago — se puso de lado, y mordió el hombro del chico — Y tan sarcástico.

— Me lo dicen a menudo, no hay de otra en ésta prisión — acarició el rostro del raza pura — Me duele el cuerpo, eres un bruto.

— Ya sabía que esa caricia se debía a algo — rodó los ojos — Veremos que pueda hacer para traerte unas pastillas.

— Al menos harás algo bueno...

— Servicio a la habitación — la voz burlona de Zeus del otro lado de la puerta, se coló por la pequeña ventana en la parte de debajo — Cortesía de Cole, unas suculentas pastillas para los dolores en el culo.

— Estoy seguro de que Cole no dijo nada de eso — Eliot se acostó nuevamente en la cama, y Michael colocó su barbilla en el pecho del mayor, mientras veía como las cosas eran dejadas.

— Él tiene más estilo y elegancia que yo al momento de hablar — dejó salir una carcajada — Ya se les extraña por el patio, ya dejen de estar como conejos y salgan a ver la luz del sol, que deben de estar más pálido que Cole.

— Si, lo que digas — Eliot se pasó una mano por el rostro — Iremos en un rato.

— Irás tú — Michael se sentó en la cama — Me iré a bañar...

— Vayan de manera separada, los baños apestan a su semen — Michael se sentó se pasó una mano por el rastro y miró hacia otro lado, con las cejas levantadas.

— Sólo dile que se vaya, por favor.

— No es necesario, Cole me está esperando... — dicho eso se fue.

— No nos vamos a bañar juntos — dijo el alfa menor, en cuanto Eliot abrió la boca para decir algo — No lo haremos otra vez, ¡Casi nos cachan follando!

— Te dije que no fueras tan ruidoso y no me hiciste caso — recibió un golpe en el pecho por parte de Michael — Es verdad — agarró la mano del chico, antes de que le diese otro golpe.

— ¡Tú también gritaste! — el tono de voz enojado, no pasó de desapercibido.

— ¡Me mordiste la mano cuando traté de que tus gritos no se escucharan! — dijo, imitando la voz de Michael.

— Me estabas asfixiando, me faltaba la respiración — entrecerró los ojos.

— Era eso a que todos supieran lo que estábamos haciendo.

— Eres un insensible...

Y Eliot lo besó.

*****

Michael tenía cabeza en alto, mientras uno de los brazos del alfa rodeaba sus hombros, le parecía extraño el tener una marca en su cuello, pero dejó pasar todo eso. Pero, a pesar de todo estaba feliz de que alguien estuviese cuidándolo, sin importar todo el daño que causó en el pasado. Un grupo de omegas pasó por donde estaban caminando, y no le gustó para nada.

Eliot vio que el chico miraba a un grupo de omegas, y como su pie cayó frente a ellos, mientras pasaban. Dejó salir un suspiro lleno de una risa maliciosa que quería salir. El chico les sonrió sin mostrar los dientes y siguió su camino.

— Eso fue cruel — dijo Cole, tomando su brazo, alejándose de los alfas — Pero es bueno que marques tu territorio.

— No estoy marcando mi territorio — frunció los labios — Ellos solamente pasaron por donde yo estaba pasando, y mi pie les hizo el trabajo de llegar rápido a su destino.

— Sí, claro — rió, y rodeó el brazo del alfa, como siempre hacia — No te creo nada.

— Es verdad — subieron las gradas, y ambos no contuvieron hacer una mueca — No necesito tu consentimiento para que todos me crean.

— ¿Sabes? — dejó salir un jadeó e hizo un gesto de dolor cuando se sentó — Eliot también lo notó.

— El nota todo lo que no gira a su alrededor y lo hace girar hacia él — suspiró, después de acomodarse — Éste lugar en éste mes se ha vuelto como mi casa.

— No puedes decir eso, así que mi familia técnicamente me abandonó — dijo, con pesar — Creo que todo lo malo que me pasa es por alguna razón.

— Nunca me has contado porque estás aquí en primer lugar... digo eres muy joven como para estar metido en esta porquería.

— Hice que mi único mejor amigo, que para estos momentos debe de estar odiándome, violara a su alma gemela — miró, de forma perdida a los jugadores — Torturé a mi sobrino sin importar que estuviese embarazado...

— ¿Qué? — Subió ambas cejas, lleno de impresión — ¿Hiciste todo eso? ¿En que estabas pensando?

— Mi padre desde pequeño me decía que la familia del esposo de mi hermano Dylan eran unos hijos de perra que se había llevado todo su dinero y que yo lo tenía que ayudar para acabar con todos ellos en un abrir y cerrar de ojos — sintió como la mano de Cole tomaba la suya — Yo confié en él, creí todas esas mentiras... mi madre estaba encerrada en el sótano de la casa en la cual vivíamos y yo siempre pensé que ella le temía el salir a la calle.

— Estás temblando mucho — Michael miró sus manos — Si deseas no sigas.

— Estoy bien — sonrió, forzado — Mi padre me engañó, hice que los hijos del gran Jared Baudelarie cayeran en las manos de mi padre... yo torturé a un omega inocente... Noah estaba embarazado y eso no me importó... tenía que hacer lo que mi padre me decía para que sintiera orgulloso.

— Él sabía cuáles eran tus puntos débiles — lo interrumpió, con voz suave.

— Mi madre es mi punto débil... él sabía que haría lo que fuese para que ella estuviese bien — recostó la cabeza en el hombro de Cole — Mi madre debe de estar odiándome en estos momentos.

— Una madre nunca odia a su hijo — acarició el cabello de Michael — Puede que ella esté algo desilusionada, pero quizás no sabe que todo lo que hiciste fue por ella.

— ¿Por qué no ha venido a visitarme?

— Dale tiempo, ella necesita procesar que su hijo está metido en esta mierda... ¿Crees que es fácil para las personas venir a éste sitio? Por favor, es una cárcel de máxima seguridad.

— En la que el esposo de mi hermano me metió para que me mataran y con razón debe de hacerlo.

— Todavía estás con vida, Michael, debes de tener eso en cuenta — miró brevemente hacia donde estaba Eliot mirándolos con el ceño fruncido — Bueno, mitad vivo, ya que estás cojeando.

— ¡Seriedad, Cole! ¡Seriedad! — exclamó, divertido, separándose de Cole.

— Fue inevitable no hacerlo — ladeó la cabeza — Eliot se preocupa por ti — miró de reojo — Al menos debe de estar consciente de que te está cuidando, por favor deja de meterte en problemas.

— Repito, los problemas viene a mí — se cruzó de brazos — Él debe de salvar mi trasero, es su deber hacerlo, soy... su compañero de celda.

— Admite al menos que es tu alma gemela.

— Sigue soñando.

— McDaniel — llamó un guardia — Tienes visita.

— ¿Yo? ¿Visita? — Se hizo de pie tan rápido, que su trasero pasó factura — ¿Quién es?

— Sólo ven y deja de hacer preguntas estúpidas — se dio la vuelta y le hizo una seña a Michael para que caminase detrás de él.

— Regreso en un rato — bajó de forma calmada las gradas y fue detrás del guardia.

— ¿Hacia dónde vas? — Eliot lo agarró del brazo.

— Tengo visita — frunció el ceño, mirando la mano del alfa mayor.

— ¿Quién es?

— No sé, ¿Eso que te importa? — Quitó la mano del alfa de su brazo — Sólo es una vista.

— No confío en que vayas de visitas— dijo, serio.

— Descuida — sonrió, falsamente — Serás la última persona en enterarse que tuve sexo con un guardia — dicho eso, fue rápidamente detrás del guardia.

Eliot se quedó mirando a Michael mientras se alejaba, no le gustaba para nada lo que estaba pasando, por lo que decidió ir detrás del él. La curiosidad podía más que cualquier cosa en la vida.

Michael caminaba a un ritmo calmado y lento, sabía que Eliot lo estaba siguiendo, había sentido el enfado de éste cuando le dijo que se fallaría a un guardia. Sus ojos se abrieron a más no poder al ver a su madre esperándolo con una pequeña sonrisa que le hizo derretir el corazón. No le importó el dolor en su trasero, simplemente corrió hacia ella y la abrazó.

— Mamá — en su cabello fue a caer un beso — No pensé que vendrías a visitarme.

— Eres mi hijo — se separó un poco de él, sin dejar de abrazarlo — No voy a abandonarte.

— Lamento mucho...

— No tienes la culpa de hacer esas cosas, cariño — besó su coronilla.

— Lamento todo que pasó, mamá — la abrazó con más fuerza.

— No pasa nada — se separó un poco del menor — Perdóname tu a mí por no venir a visitarte.

— No, no — negó rápidamente con la cabeza — Está bien, entiendo, mamá.

— No, no lo haces... — miró sobre el hombro de su hijo — ¿Quién es él?

— Mucho gusto, soy Eliot Hilton — tendió su mano hacia Dahiana.

— Yo... — recibió el saludo — Mucho gusto, Dahiana McDaniel, madre de Michael.

— ¿Se puede saber qué diablos haces aquí? — gruñó Michael, alejándose de su madre para encarar a Eliot.

— Te seguí — se cruzó de brazos.

— Se supone que es un área reservada para visitas — apuntó hacia su pecho — No puedes seguirme a todos lados, Eliot. No eres mi padre, estúpido pedófilo.

— No vayas a comenzar, puberto — hizo una seña hacia su madre — Ven a sentarte y hablemos con ella, puberto.

— Suéltame, viejo pedófilo — Eliot hizo que se sentara y Dahiana lo hizo en cámara lenta, viendo la situación de forma divertida — No puedes decirme lo que debo de hacer, imbécil.

— Por favor, compórtate...

— ¡¿Qué me comporte?! — Golpeó su brazo con fuerza — ¡Eres un insensible! ¡Me duele el culo y mira como me tratas!

— ¿Qué te duele el que? — Michael abrió los ojos como platos, y miró a su madre con una sonrisa tensa.

— Yo... hm, ¿Hola, mamá?

— Michael — dijo de forma severa — Dime lo que está pasando.

— No está pasando nada, mamá — se cruzó de brazos, cuando Eliot se sentó a su lado — Olvida al pedófilo a mi lado y cuéntame cómo van las cosas.

— ¿Estás seguro? — Preguntó, mirando brevemente a Eliot — No pareces cómodo con él aquí.

— Después te cuento todo.

— Está bien — dijo, no muy convencida — Tu padre murió hace unos días.

— ¿Qué?

— Jared lo encerró y lo torturó, pero al parecer no era el único en tener cuentas pendientes... sabes que la manada de Jared es una de las más grandes... digamos que dejó que otras personas hicieran su trabajo.

— Así como hizo conmigo — sintió la mano de Eliot debajo de la mesa — No me sorprende.

— Jared decidió dejarte con vida a petición de Dylan — confesó — Con la única condición de que te quedaras aquí.

— ¿Quiere que me pudra en éste lugar durante veinte años? — Golpeó la mesa — Debes de estar bromeando.

— Era eso a que te llevaran a Rusia...

— ¿A Rusia? ¿Qué mierda?

— Le supliqué que siguiera con tus cosas aquí... si te llevaban a Rusia no te vería como ahora...

— Mi vida es un infierno total — apoyó su cabeza en el hombro de Eliot — Apenas ha pasado un mes y ya deseo que todo se acabe.

— Trataré de convencer a Noah para que quite los cargos en tu contra y puedas salir — sonrió.

— No vale la pena que hagas algo como eso — dijo, con pesar — Le hice daño, casi pierde a su bebé por mi culpa...

— Gemelos, Noah tendrá gemelos — lo corrigió — O eso es lo que se espera, la verdad es que el chico ha pasado por tantas cosas en éste último mes que no sabría decirte.

— Me enteré de que toda la jerarquía se fue contra Ian y él.

— Ya todo está solucionado — frunció el ceño al ver el cuello de Michael, no podía creer lo que estaba viendo — ¿Éstas marcado?

— Bueno...

— Así es señora — dijo Eliot — Esa es una de las dos cosas que su hijo tiene que decirle.

— ¿Qué tienen que decirme?

— Sucede y acontece que su hijo y yo somos parejas y almas y gemelas — Michael se alejó de él — Y nos vamos a casar.

Michael iba matar a Eliot de forma lenta y dolorosa.

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