Capítulo 5

Capítulo 5

La noche estaba pasando de lo más interesante entre ambos, Jacob afirmaba algunas cosas que ya conocía de Damon desde que tenía el uso de la razón. Le molestaba cuando Damon le llamaba por el nombre que se había inventado, pero no podía hacer nada más que seguir con el juego.

Después de cenar ambos fueron hacia la sala otra vez para seguir con la conversación tan amena que tenían, ahora se encontraban bebiendo una vez más de vino que Damon conservaba en el bar que estaba en la sala.

Jacob no despegaba por nada del mundo su mirada de la de Damon, estaba más que claro que este estaba interesado en saber más de su vida y le daría algunas pistas para que se hiciera a una idea de lo quien era.

— ¿Puedo hacerte algunas preguntas? — preguntó Damon, dejando otra botella de vino en la mesita del centro.

— Solo con la condición de que me dejes preguntarte algunas cosas también — dijo, con diversión.

— Me parece un trato justo — vertió vino en ambas copas.

— Puedes comenzar cuando desees.

— ¿Por qué decidiste mudarte a Italia? — preguntó Damon, tomando un sorbo.

— Gané una beca por mis notas para estudiar aquí — se encogió de hombros — Fue uno de los pocos que pudieron ganársela con todo los gastos de estudio pagos para estudiar en el país que desearan.

— Tus notas no son malas. A decir verdad, son geniales — lo miró a los ojos — Según me dijo Williams, eres uno de los mejores estudiantes de administración de empresas y tus notas en la contabilidad son de infarto.

— Gracias — le sonrió — Aunque, no me gusta la carrera de administración.

— ¿Por qué no te gusta?

— Solo quise cambiar algunas cosas de mi vida y que buena forma de estudiar una carrera que nunca pensé que pudiese irme bien en ella — bebió de su copa sin quitarle la mirada de encima a Damon.

— ¿Cuál carrera te hubiese gustado estudiar?

— Estudie — le guiñó un ojo — Antes de tomar administración de empresas estudie arte general y en mis tiempos libres tomaba clases de música.

— Eres una caja de sorpresa — susurró, para sí mismo — ¿A qué edad terminaste la escuela?

— Deje de ir a la escuela muy joven — desvió la mirada hacia su vaso de vino, como si eso fuese algo interesante — Tuve profesores particulares que me ayudaban en mis clases e hice los demás grados dos años en uno…

— ¿Puedo saber la razón por la cual decidiste estudiar de esa forma? — preguntó, curioso.

— Pasó algo y casi dejo los estudios — aun no levantaba la mirada — Mi familia me ayudó con ese suceso y a los quince termine todo — se pasó la lengua por los labios — En ese entonces no tenía amigos, por lo que me animaba a ir a clases arte y cuando podía iba a tomar clases de música en la misma academia.

— ¿Te gustaba lo que hacías? Es decir, ¿El arte y la música?

— Todavía me sigue gustado como si nunca eso hubiese pasado — sonrió, sin mostrar los dientes — Cuando salgo de la universidad tocó el piano que tengo en mi departamento.

— Eso es algo que nunca me hubiese imaginado de ti, Dave — Jacob casi gruñe una maldición cuando dijo eso — Debes de seguir lo que te gusta sin importar lo que suceda.

— Hay muchas cosas que debes dejar ir cuando menos lo esperas…, algunas veces a las personas que dices amar. Las dejas sin decir algo, solo te vas y listo — se hizo el tonto mirando las fotografías que llegaban a su campo de visión.

— No todo el tiempo puedes quedarte con la persona que amas — su voz sonó seria — Aunque no desees irte lejos de esas personas debes de hacerlo en algún momento dado de tu vida.

— ¿Me lo estás diciendo por experiencia vivida? — se giró hacia él.

— Por esa misma razón — le dio un largo sorbo a la bebida — Muchas veces es mejor callar y huir que quedarse y dejar que otros paguen por algo.

— ¿Me lo estás diciendo por el chico de las fotos? — Se levantó de su lugar para ir hacia donde estaba la foto que había tomado antes — ¿Eres tú el de las fotos y supongo que ese niño significó mucho para ti?

— Ahora debe de tener tu edad — dijo, cuando Jacob se sentó con la foto en sus manos — No lo veo desde hace algunos años.

— ¿Cuántos años tiene este niño? — preguntó, sin dejar de mirar el rostro de ambos en fotografía.

— Ahora debe de tener veinte años.

— ¿Cuándo fue la última vez que lo viste? — Tendió su copa de vino hacia Damon para que le echara y para evitar decir algunas cosas que ya tenía en la lengua — ¿Cuántos años han pasado desde la última vez que supiste de él?

— Eres muy hablador — las mejillas de Jacob se tiñeron de rojo — Y demasiado parlanchín cuando te dan vía libre para las cosas.

— Lo siento — dijo, apenado — Pero siento curiosidad de saber algunas cosas sobre su vida.

— Descuida, tu curiosidad me recuerda al niño de las fotos — señaló con la mirada y vertió vino en el vaso de Jacob — La última vez que lo vi fue el día que mis padres iban a cumplir una semana de haber fallecido en un accidente — Jacob se dio cuenta de que Damon le mintió en esa parte de la historia — Eso fue hace ocho años, justamente un día antes de que entraras a trabajar como pasante con la prometida de mi mejor amigo.

— Osmilda no me dijo eso… — se aclaró la garganta — Bueno, prácticamente me dice lo que sale en los periódicos y en internet.

— Osmilda y tú se cuentan todo y eso que apenas llevan unos meses de conocerse — Damon observó la sonrisa que se instaló en los labios de su invitado.

— Es la única amiga que he hecho desde que llegue a la universidad — sostuvo la copa con ambas manos cuando Damon se sentó a su lado, demasiado cerca para su gusto.

— Es algo interesante en ustedes dos — ladeó la cabeza — Osmilda es del tipo de mujer que no me gustaría en mi vida porque habla del sexo como si estuviese hablando del clima tropical del Caribe al igual que Williams. Pareces más conservador con algo que escondes de tu pasado.

— Eres muy buen observador, Damon — volvió su vista hacia la foto — Y sobre todo veo que te gusta mucho la fotografía por todas las fotos que tienes de ti y del chico misterioso que no deseas revelar su nombre.

— Prefiero dejar el nombre de ese chico en el anonimato por el momento — dejó la copa de vino en la mesita al igual que la de Jacob, y luego tomó la foto que el omega tenía en sus manos — Ese día estábamos en la playa y me fui a agolpes con un chico que destruyó lo que había hecho, o sea, un castillo de arena. El chico terminó con tres dientes menos y yo con un simple golpe en la cara. Fue un gran día.

— Esa playa debe de ser muy especial para tu familia — murmuró.

— Así es — asintió estado de acuerdo — Esa playa pertenece al hermano de ese chico y su pareja. Fue la última vez que estuvimos sin distanciamiento entre la familia de él y yo. Nunca le caí bien.

— Sus razones tendrá para que no le hayas caído bien al hermano de ese chico — señaló la foto — Tienes pinta de ser un mafioso que se oculta bajo los reflectores de las cámaras.

— Lo dices y no lo sabes — colocó uno de sus brazos sobre el respaldo del sofá — Nunca es bueno juzgar un libro por su portada.

— En la mayoría de los casos juzgamos un libro por su portada y cuando leemos libros tenemos la razón de lo ya hemos juzgado — sonrió, burlón — Espero que no hayas pasado por lo mismo que yo cuando te conocí.

— ¿Qué pensaste de mi cuando entraste a trabajar en la empresa? ¿Me juzgaste sin conocerme? — Se acercó un poco más a él, después de dejar la foto en donde estaban las copas — ¿Fui la portada del libro que juzgas sin leer?

— Eres muy estricto con tus trabajadores y eso es algo que vi desde que entraste la primera vez… — mordió su labio totalmente nervioso por la cercanía.

— ¿Y lo fui?

— Si…

— ¿Y si te beso seguiré en la parte en la cual juzgas el libro por la portada?

— No sé — desvió su mirada hacia los labios de Damon, los cuales tenían una sonrisa coqueta.

Damon colocó su mano en el rostro de Jacob y sin más lo besó. De los labios del omega salió un suspiro el cual le costó unos pocos segundos en corresponder el beso y cuando lo hizo ya estaba sobre las piernas de Damon besándolo con mucha intensidad.

Las manos de Damon acariciaron la cadera del omega por encima de la ropa con mucha cautela. A medida que el beso iba subiendo de intensidad la ropa se fue de sus cuerpos y manos curiosas acariciaban el cuerpo contrario sobre ese sofá.

Lo único que ambos tenían puesto eran unos simples bóxer y sus cuerpos estaban más que calientes, la entrada de Jacob dejaba eso a simple viste cuando su bóxer no resistió la humedad.

Damon hizo que Jacob se recostara en el sofá con el encima sin dejar de besarlo rompiendo a su paso la ropa interior del omega.

— No traje cambio de ropa, por si no te habías dado cuenta… — jadeó, cuando Damon buscó con uno de sus dedos la entrada del menor y la vio lubricada.

— Te prestare de la mía o si no te mandaré a comprar… — se posicionó en su entrada — Pero ambos estamos necesitados…, y yo no puedo esperar más — no tuvo la necesidad de decir algo más solo entró dejándose llevar por lo que encontró dentro.

La espalda del omega se arqueó y sus uñas fueron hacia la espalda del alfa dejándolas clavadas en ella cuando en esa sola embestida tocó ese punto dentro de él. En cambio Damon, tomó una de las manos del chico y entrelazó sus dedos comenzando con las embestidas una tras otra y sin pausas.

Los besos no se detuvieron allí, mientras las embestidas seguían los besos y los gemidos por parte de ambos no se detenían por nada en el mundo. Damon apretaba la mano del omega buscando la forma de hacerle saber que no se iría de allí aunque el mundo se acabara.

Jacob nunca se hubiese imaginado que estaría de esa forma con Damon, haciéndose pasar por alguien que no era para encontrar respuestas de las que no tenía en su cabeza. Deseaba saber qué diablos pasó hace ocho años y estaba a un paso de saberlo todo.

Estaba haciendo un buen trabajo al dejar sus uñas por toda la espalda del alfa para un pequeño incentivo. Damon se degustaba del olor que desprendía el omega y suponía que todavía el omega seguía usando la loción de bebé.

Solo esperaba que las cosas no cambiaran a partir de esa noche.

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