Capítulo 4

Desde que Marilí está aquí mi vida ha vuelto a tener propósito, como se lo advertí no la dejo en paz, siempre busco la manera de aparecer en su camino y vaya que lo hago, de igual manera es la única manera que tengo para ver a mi hijo.

Todos están en silencio, nadie ha tenido la decencia de decirme que Marilí esconde ese secreto, ninguno es capaz de decirme que aquel Marrone como ella le llama al bebé es mi hijo, hecho por mí. Lucelia no deja que yo vaya más allá, simplemente habla conmigo y me hace ver cuánto amo a esa mujer, por lo que no puedo hacer más que obedecer y no hacer unas de las mía, Dulce como la cobarde que ha demostrado ser, se ha marchado con la víbora, está en Coclé, no me aparezco allá porque no tengo ganas de descuidar mi trabajo, pero ya llegará y entonces la secuestraré y me la follaré para que ella vuelva a mi… eso tenía pensado hacer, pero no puedo, esa mujer me tiene como un total imbécil.

—¿Qué piensas?— pregunta Malcolm dejando el pastel en la mesa.

—En que debería secuestrar a la maldita mujer que se fue y dio a luz a mi hijo lejos de mi quitándome el privilegio de verlo nacer, y misma que aún me lo oculta— le veo sonreír.

—Esa mujer es incapaz de sacar ese lado malo que tienes— asiento suspirando —solo habla con ella hijo, no quieras seguir en eso de molestarla cada vez que se te viene en gana, está convencida de que mi niña es tu mujer, eso no se le hace a nadie— carcajeo.

—Pero es que no la entiendo papá, ella tiene marido, me ha cambiado a la semana de haberse ido— resopla, no pude evitar contarle todo, el regreso de Marilí me ha puesto de cabeza.

—Llegué— entra Loan apresurado interrumpiendo la conversación —lo siento se me ha pasado la alarma— veo la reloj y niego, son las 5 horas, ella aun no despierta —venga vamos— nos apresura.

—Ehhh, cálmate— lo detiene papá —¿Acabas de llegar y eres el que apuras?— le mira con el cejo fruncido —Susy— le llama Malcolm cuando esta llega a nuestra altura —dale el desayuno de mi bebé al cabronazo este— la mujer riendo le da la charola.

—Estupendo, a mí me tocan los globos y las flores, han escogido al más sensible, ¡Genial!— digo con sarcasmo, todos ríen, saben que me gusta ser amoroso con mi risitas.

—Venga chicos… vamos— se apresura Susana, es la más emocionada, con un recipiente hasta el borde de fresas y una torre que sobresale de nata montada adelanta el paso, los tres titanes que estamos hecho mi padre, hermano y yo la seguimos, el que diga que no es bueno tener a solo hombres en su vida no sabe de lo que habla.

—Happy brithday to you… Happy brithday to you…— entramos cantando en coro, mi hermanita que no le gusta que la despierten, mucho menos ahora que está embarazada se revuelve en la cama y gruñe —Happy brithday dear Lucelia… Happy brithday to you…— finalmente ríe, ahí está ella demostrando su emoción por la sorpresa, papá pone el pastel a un lado y la toma en brazos para llenarla de besos, ella carcajea.

—Papi ya… ya para— cuando se cansa la deja en la cama y cada uno la felicitamos, y claramente las lágrimas no hacen falta, se pone sensible y nos agradece un millón de veces. Todos la acompañamos mientras desayuna en cama, reímos y bromeamos, no la dejamos ni asearse un poco.

Con mi hermana ya lista y feliz de la vida los hombres nos marchamos a trabajar, todo en la empresa está perfectamente equilibrado, ser tan amargado ha funcionado, si antes me respetaban ahora lo hacen micho más.

—Buenos días señor— entra Cristina a mi despacho —aquí están los documentos que me ha pedido, también tomaré el día para limpiar el archivero, no tiene reuniones, pero me han llamado del laboratorio para comunicarme que si desea ir a trabajar en el nuevo proyecto lo recibirán— abro los documento para revisarlos, cuando estoy cabreado de sentir su presencia asiento —gracias, puedes retirarte, y cuando quieras puedes venir a arreglar el archivero— le sonrío de lado, supongo no olvida la follada de su vida que le di aquel día, yo no la olvido, estuvo bien.

Pidiendo permiso se retira, yo inicio a responder correos, y tratar de investigar quién es el hijo de perra que me quitó a mi mujer tan rápido, pero no hay nada, sin nombre poco puedo hacer, y por mucho que tenga la ubicación el hijo de perra sale muy seguido del país, tampoco he logrado que Zaza diga algo, es tan fiel a su amiga que a pesar de saber qué hace mal igual le apoya, el inútil de mi hermano tampoco le saca nada a su mujer, es un bueno para nada. 

—Vine— le veo entrar, no se va a morir ahora pronto, creo que lo invoque —he traído arroz blanco, frijoles rojos, pollo guisado… y tajadas— pone los paquetes sobre mi escritorio, al mirar la computadora alzo las ceja, son las 13 horas.

—Moría de hambre— me lanzo por lo mío —¿Le has sacado algo a tu novia de mi hijo?— con la boca llena niega —joder Loan, ¿Cómo es posible que no puedas sacarle nada ni follando?— me mira molesto.

—No te pases— me advierte —solo le dicen Marrone, no hablan de su nacimiento, ni del estúpido que te la quitó— ¡Hijo de perra! se encoje de hombros mirando su plato —por lo menos no cuando estoy presente— me mira después de llevarse dos cucharadas de comida a la boca —habla con el niño bonito, te debe un favor, sé que él te lo diría— no le tiro el agua a la cara porque tiene mejor función que mojar a un retrasado.

—Vete a la mierda, con ese idiota no hablaré— rueda los ojos y niega.

—No entiendo tu rencor hacia él, no hizo nada malo, te recuerdo que cuando abusaron de ella él le dijo que la llevaría a su casa y esa necia no quiso, él siempre la ha cuidado, y cuando desapareció el día que supo el secreto que guardaban la madre y tú, fue él quien te llamó, deberías dejar de tocar tantas pelotas con el tipo— no digo nada, Loan tiene razón, pero no voy a dar mi brazo a torcer, que ella esté aquí en Panamá y sea él quien pase más tiempo con ella y mi hijo me fastidia —por cierto, después del almuerzo me voy con papá, mi suegra y mujer nos han dicho que vayamos— alzo las cejas —es en casa de Camilla, creo que por eso no te han invitado, llevaré a Lucelia— le miro con ganas de querer matarlo.

—No te parto la cara, porque sé que eres estúpido— bufo —eso quiere decir que hoy vuelven, quiero que me envíes un mensaje si es así— me deja dicho que sí y seguimos comiendo.

Recibí el mensaje de Loan donde no solo indicaba que Marilí había llegado, sino que también me envió la fecha de cumpleaños de mi hijo, mi campeón nació el 15 de octubre, ahora que lo recuero ese día un llamada entró a mi móvil y estaba tan resentido que al escuchar el nombre de aquella mujer que me abandonó simplemente grité que me dejaran en paz y que no me importaba lo que le pasara a ella. Cierro los ojos con fuerza y maldigo, ella me quería ahí y yo no deje que esa persona hablara. Sabiendo lo que debo hacer llamo a mi padre.

—¿Qué pasa hijo?— no escucho ruido al fon, lo que me extraña, se supone que estaban celebrando el cumplemes de mi hijo.

—¿Dónde estás?— pregunto con algo de cautela.

—Estoy fuera de la casa, ¿Qué sucede?— vuelve a preguntar, soltando un bufido me lleno de valor.

—Es hora de tratar de recuperar a la mujer que amo como se debe, voy a pelear por ella y por mi hijo, dile que más tarde iré para allá, que me espere— tras un corto silencio responde.

—Ese eres tú hijo de perra, así me gusta que hagas las cosas, yo hablaré con ella— después de decirme que estaba orgulloso de mi cuelga.

Al llegar a casa paso tiempo con mi hermana, le he regalado un chorro de libros que quería, no me arrancó la cabeza del fuerte abrazo que me dio porque Dios es grande, ese regalo sirvió para que me perdonara por no dejarle ir con Loan y Malcolm, no le dije que harían, ellos tampoco le dijeron, así se enoja menos.

—¿Entonces vas a dejar la cabezonería y hablarás con ella?— me mira emocionada, como le gusta este drama de amor como ella le llama.

—Si, como ya te conté, aquel 15 de octubre esa mujer me llamó para decirme que mi hijo había nacido, pero el bestia de tu hermano actuó como él solo sabe— resoplo, odio siempre dejarme llevar por mi dolor.

—Haces bien hermano, verás que las cosas se van a solucionar, aunque pobrecito el otro hombre— me mira triste —pero supongo que la vida es así ¿No? Si él la ama, debe dejarla ser feliz— sonriendo beso su frente y acaricio su vientre.

—Wepa…— rio al sentir una patada —ahí está mi campeón dándole de patadas a su madre— carcajeo al ver la mirada de mi hermana —¿Qué? Te he dicho que será hombre y para tu disgusto será morenito e igual de guapo que yo— rueda lo ojos.

—Se parecerá a papá no a ti— ella está convencida de eso. Malcolm fue quien embarazó a mi madre para que ella pudiera tener otra hijo, mi padre después de hacerme a mí ya no pudo más, y como agradecimiento por hacer feliz a mi madre, mi padre aceptó que su mejor amigo le pusiera su apellido, puede sonar muy extraño, pero aquella amistad rebasaba los limites.

—Bueno, papá es igual de guapo que yo— le guiño —ahora debo irme, no tardaré, ¿De acuerdo? No comas muchos chuches— al ver a Susana entrar a la sala me levanto —Susana cuida de ella, y no la consientas mucho por favor— la mujer me sonríe, bien sé yo que le hará cualquier cosa que mi hermana pida. Al llegar a la casa que no pensaba volver más me llevo el puto disgusto del siglo, Marilí lleva horas de haberse ido, cabreado obligo a que papá me lleve en su busca —debían haber llamado para decirme lo que esa maldita loca haría— todas mis intenciones quieren cambiar, no se puede luchar por algo cuando se niegan a las cosas.

—Debes clamarte— me advierte mi padre —deja de estar bramando, ella no se llevó el collar, pero el bebé tiene el rastreador en la pulsera que le regalé— le miro impresionado, creí que no lo haría —no pude negarme, desde que me di cuenta que ella no te diría la verdad, lo hice, no me gustaría verte sufrir porque se ha llevado al bebé— sonrío con travesura, pero me para en seco —no, no sé su nombre, Lourdes está dura, joder… ni follándomela pude sacarle algo— suelto una carcajada, es que los tres somos idénticos.

—¿Es ella?— pregunto al ver como tienen a una mujer con un bebé en brazos por el pelo, vamos aún muy lejos y no se aprecia bien —joder papá, si es ella— mi padre trata de agarrarme, estamos a media calle, pero no puedo quedarme le harán daño a ella y a mi hijo, sacando mi arma furioso disparo al aire para no matarlo frente a ella. El imbécil cagado de miedo retrocede, es el mismo idiota que alguna vez torturé como nunca antes había torturado a alguien. Les apunto con el arma a los dos, hoy me cago en sus vidas, sino los mato los dejaré mal el resto de sus miserables vidas —creí haberte dicho que la dejaras en paz— sabiendo que aquí no pasará nada bueno trato de regular mi voz para hablarle —sube al auto— le ordeno —¡Hazlo!— le grito al ver que no me obedece.

—No Kahin, para, no hagas esto por favor— hace la estupidez de acerarse, me enoja cuando ella se pone en esas —no quiero que cometas ese error, no quiero que te pase nada por hacer algo así— la furia me domina, estoy tan enojado que no me creo capaz de dejarlos, su necedad me enfurece más.

—Que te vayas al puto auto, se los advertí, les dejé muy en claro que contigo jamás se metieran, si acaso todo lo que les hice pasar no fue un buen escarmiento, matarlos será una buena solución— dispuesto doy un paso al frente, los dos están cagados del miedo, no debieron meterse con ella, no nuevamente.

—Vamos enana ve al auto— escucho que dice mi padre, su tono me hace saber que no me va a impedir hacer lo que yo quiero.

—No puedo dejar que lo haga, no puedo permitir que él se ponga en riesgo y destruya su vida— no sale de sus treces, ella no entiende lo que esos hijos de perra le estaban haciendo sin importarle que tenía el bebé en brazos, es un tonta.

—Baje el arma— me ordenan, pero no obedezco, la ira me tiene sin sentido, solo quiero hacer pagar a esos idiotas que no tomaron mis amenazas en serio —le pediré que baje el arma— me gritan esta vez, no quiero hacerlo y no lo haré, no hasta disparar. Cuando estoy por tirar del gatillo Dulce se pone en frente, un segundo más y le hubiera disparado a ella, con el corazón acelerado le miro, es una inconsciente.

—No lo hagas por favor— le miro a los ojos inmóvil, ella baja mi brazo, no salgo de mi shock, casi la mato —no merece la pena, ahora tienes mucho que perder— cuando me la quita reacciono, por dejarme llevar casi la mato, tiro de ella y la abrazo con fuerza, no me lo hubiera perdonado nunca.

—Siempre te metes en problemas joder— sé que la estoy abrazando con fuerza, ¿Pero cómo no hacerlo? Estaba dispuesto a tirar del gatillo justo cuando ella se puso frente a mí.

—Debe venir con nosotros señor— habla el puto oficial, ella se separa de mí y yo los miro con odio, lo han estropeado todo.

—Esos dos indecentes me querían hacer daño a mi hijo y a mí, si ellos no hubieran llegado quien sabe lo que me habrían hecho, porque ustedes ni sus luces, se supone que cada estación del metro debe estar custodiada y yo a ustedes no los vi— no me les rio en la cara porque mi padre se enojaría, esa mujercita no huevea como dice Marcus —y como a ustedes les gusta el trabajo fácil puedo ir con ustedes y denunciar como se debe— solo espero que le digan algo fuera de lo normal para partirles la cara a los dos.

—Ya viene la patrulla— al escuchar esa mierda no puedo evitar ser yo mismo.

—Yo iré en la patrulla y ella irá en el coche con el bebé ¿Cómo pretenden llevarla en eso con el bebé?— son estúpidos, Marilí tira de mi polo y yo me tranquilizo.

Lo hacemos tal y como lo dije, Malcolm ha cuidado que nadie tome fotos ni nos graben, eso sería un escándalo, los policías al saber que mi padre es ex agente de inteligencia, y que trabajo en Norte América nos las ponen más fácil, y más al saber que su superior es amigo nuestro, me dan un tiempo a solas con esos bastardos, lo pongo en su lugar y quedan sobre aviso que serán las perras de alguien en la cárcel, Dulce les deja claro que no dirá nada de la violación si ellos se quedaban callados, y lo han aceptado. Le hago mimos al bebé, me acerco a él y así por lo menos presionarla para que ella diga algo, pero no lo hace, su silencio me ha hecho cambiar de opinión, estoy tan decepcionado que ya no quiero luchar por ella, esa mujer siempre busca la manera de decepcionarme, por huir de mi ella y nuestro hijo corrieron peligro.

—¿A la mansión?— pregunta Malcolm.

—Sí, acelera quiero llegar— le pido, todas esas horas que pasamos en la comisaria y después en un juez de paz fueron largas, el bebé ha de estar cansado.

—A mí me puedes dejar en un hotel por aquí mismo— me muerdo la legua, lo hago porque si no la mando a la mierda después de quitarle al bebe, con mi hijo no hace una estupidez más —por aquí hay muchos, puedes dejarme aquí— sin aguantarlo más me suelto.

—¿Estás loca?— gruño —te vienes conmigo y punto— me mira con ojos entrecerrados.

—No voy a ir contigo a tu mansión, no voy a estar donde está tu mujer ¿Pero por quién coño me tomas?— mirándole fijamente acaricio mi barba y la peino, lo de esta mujer es insuperable, que segura estaba de mi amor por ella, cree que porque ella me cambio rápidamente yo hice lo mismo.

—Te tomo como una tonta que por no ir a una casa donde hay otra mujer prefiere quedarse por ahí con su bebé recién nacido ¿No es algo estúpido eso de tu parte?— me mira con asombro, estoy tan enojado que no me medí, le dije lo que tenía que decir, eso está siendo ella en estos momento, una tonta y estúpida.

—Eres un idiota Kahin, enserio que lo eres— no dice más, sabe que tengo toda la razón. Al llegar a casa como era de esperarse, mi hermana estaba sola y con los nervios de punta.

—Por amor al cielo...— chilla al verme —¿Dónde estabas? Te estaba llamado y no me contestabas, si estabas con tus malditas perras solo debías decirme que llegabas tarde, odio cuando me haces eso— no digo nada, dejo que se desahogue —¿Crees que esto es justo para mí?— me empuja y se echa a llorar, con el corazón enternecido suspiro.

—Debes calmarte eso le hace daño al bebé— tras hacer un puchero se tira a mis brazos, le doy un beso en la cabeza, no deja de preocuparse nunca —no debes preocuparte por mí, sabes muy bien que se cuidarme— hipa, creo que no ha visto a papá, pero eso no es de importancia, ella no confía en sus tres hombres.

—Siempre te metes en problemas, siempre debo preocuparme por ti— se sorbe los mocos después de separarse —hueles a perfume de mujer— me mira con gesto de asco —eres un maldito perro— consiente de que cree que me fui para otro lado y no a hacer lo que le dije, la detengo por el brazo, es capaz de gritarme lo que iría a hacer, no quiero que Marilí se entere, no se merece que luche por ella.

—No es lo que tú piensas— me aparto —me encontré con ella en una no muy agradable situación y no pude quedarme sin ayudarla— inmediatamente cambia su gesto ceñudo por el de siempre.

—Hola— le saluda Dulce muy incómoda, esto es para ver, Malcolm solo niega, no le hago caso, que se incomode todo lo que pueda, así cuando sepa la verdad no sabrá en donde meterse.

—Por el amor del altísimo— risitas se acerca a ella —lamento que hayas visto eso, vamos pasa por favor— antes de que llegue hasta ella se escucha un ruido bajito, pero que todos lo conocemos, al escuchar la risa de Malcolm le miro burlón.

—Malcolm para— le pide avergonzada —no recordaba que no había comido— mi hermana que no deja indiferente a nadie, le sonríe, esto vale oro, la cara de Marilí al creer que es mi esposa no tiene precio.

—Vamos te prepararé algo de comer y no digas que no, vamos— Luci tira de ella.

—Dejaré la bolsa arriba— papá se retira, cuando ambas me pasan por el lado, ver los enormes ojos de Marilí abiertos de par en par me hacen sonreír. Cuando desaparecen yo me voy a mi despacho, Malcolm no tarda en entrar —¿Y bien?— pregunta sentándose frente a mi después de servir dos tragos.

—No lo sé, ya no tengo ganas de luchar por ella, sé que la cagué, sé que yo fui quien no recibió esas llamadas y que cuando lo hice fue para dejar en claro que ya no quería saber de ella, ¿Pero acaso no se da cuenta de cómo trato al bebé? Papá le he dado indicios y ella no piensa decirme nada, hoy lo he comprobado— le doy un sorbo a mi trago.

—Se directo entonces, las cosas claras son más fáciles— niego torciendo la boca.

—Me gustaría que saliera de su boca, que ella tenga la iniciativa de decírmelo todo, solo quiero eso para que la decepción que siento no sea más grande, tú sabes que es que te den la noticia de que serás padre, cuando mamá se embarazó y tú te pusiste como loco, ¿Lo recuerdas?— él sonríe, aquel día celebro como nunca —Así quiero ponerme yo, aunque ya lo sepa que ella me lo diga sería distinto— termino mi trago, jamás pensé sufrir más de lo que sufrí por ella.

—Hijo, hazme caso, sé muy bien a lo que te refieres, pero ya lo has visto, ella no piensa decir nada— queda en silencia, los dos nos miramos a la cara, se escuchan gritos, salimos del despacho y vamos con las chicas, mi padre se queda más atrás.

—Kahin hijo respira— al escuchar cómo le llama al bebé mi corazón inicia a bombear sangre como un loco, siento una alegría que parece me va a explotar si no la suelto, pero no puedo hacerlo, se supone que no sé nada —¡Mierda!— estoy en shock, ellas no se han dado cuenta que estoy tras de ellas.

—Madre mía que susto— chilla mi hermana, centrándome en lo que debo suelto la pregunta.

—¿Cómo lo has llamado?— contengo la emoción, la he escuchado y ya no podrá esconderlo.

—¿De qué hablas?— verla a la defensiva me descoloca, creí que lo diría, dándole otra oportunidad y tratando de no ensombrecerme vuelvo a preguntarle.

—¿Cómo has llamado al bebé?— no se había percatado de que la escuché, su cejo fruncido me lo demuestra.

—Por el susto que tome te estaba llamando a ti— mi corazón se detiene y mi alma se va a mis pies, todo estaba claro, solo tenía que decirlo y ya, pero ella me decepciona más y más, y yo de idiota sigo teniendo esperanza de que me diga la puta verdad.

—Lucelia toma al niño y déjanos solos— ya estoy harto de esto, quiero explotar, quiero decirle de todo y me contengo por ser ella, no me nace hacerlo, no cuando se trata de mi Dulce.

—No hay necesidad, yo puedo estar con mi hijo— pero claro, ella solo acaba con mi puta paciencia.

—Risitas que tomes al bebé y te lo lleves de aquí— quizás con ese nombre sepa que se trata de mi hermana, pero al parecer no, Italia la tiene bruta.

—Con mi hijo no te metas— le ladra a Luci cuando trata de tomarlo —yo tendré a mi hijo, es mejor que no te dejes llevar por tu marido y dejes a mi hijo en paz— mi hermana hace uno de esos gestos que no necesitan palabras, pero Marilí está tan cegada que no se da cuenta.

—Lucelia llévate al niño— vuelvo a pedirle esta vez con su nombre, quizás se lo haya dicho y así la recuerde.

—¿Qué parte de “yo me quedo con mi hijo" no has entendido?— grita sacando lo fiera que es —no quiero que tu mujer se...

—Ok...— chilla Luci —ese tonto que me está ordenando es mi hermano, Marilí soy risitas, hablamos una vez por el teléfono, mi nombre es Lucelia Montenegro, soy media hermana de Kahin, por eso no nos parecemos mucho, si, lo sé mi padre era negro— eso de era me llama la atención, pero no digo nada, ese secreto solo lo sabemos mi padre y nosotros sus hijos. Cuando me mira le miro lo más enojado que puedo.

—No lo sabía yo...

—¿Cómo coño lo ibas a saber si no dejas que te expliquen?— camino hacia ella, y retrocede, estoy muy enojado, furioso, estoy que muelo a cualquiera a golpes, la mujer que amo a demostrado que no confiaba en mi amor por ella, me ha ocultado a mi hijo y está dispuesta a seguir en lo mismo.

—Ambas sabemos que no sería bueno que estuvieras con el bebé en este momento, él estará bien lo prometo— al parecer esto si lo entiende, le da el bebé a mi hermana.

—Te agradezco si le pones algo limpio— Luci feliz se va con él bebé, ahora me centro en esa mujer que me duele cada día más, pero que sin embargo la amo como un idiota a pesar de todo.

—¿Creíste que podía cambiarte así de fácil?— trato de dejar mi furia, quizás haciéndola mía ella recuerde lo que éramos antes, la abrazo y ella se deja, me gusta sentirla entre mis brazos —has llamado al bebé Kahin, lo escuché— vuelvo a darle el beneficio de que ella diga la verdad.

—Te llamé a ti y después dije hijo, por eso se escuchó Kahin hijo— la determinación en la que lo dice sigue aumentando mi dolor, lo dejo pasar, debo hacer lo imposible y llevarla a la cama, ahí nos entendemos mejor.

—Te necesito— susurro acercándome para besarla, pero antes de que mi ansiado momento llegue me corta.

—Yo ya no te necesito Kahin— se aleja de mi —jamás olvidaré— se va alejando de mi sin darme la espalda, cuando está segura de que no la voy a seguir se gira y sube los escalones, le doy un puñetazo a la pared.

—Tranquilo hijo— sale mi padre de su escondite.

—Sé que lo hice mal— le miro —debí responde esas llamadas, ¿Pero cómo hacerlo? Ella estaba con otro, me estoy arrastrando, solo quiero que ella sea quien me diga que tengo un hijo, ¿Es mucho pedir eso?— Malcolm suspira.

—Insisto en que ya se lo digas— niego, no es justo.

—Le puso otro padre a mi hijo, ella no vino aquí para enfrentarme y decirme que estaba embarazada, me quitó el benéfico de pasar los primeros días en la vida de mi hijo, ¿Y tú me pides que sea yo quien lo diga?— me mira a los ojos, no pido tanto.

—Bien, entonces ve tras ella y demuestra quien manda has que ella sea quien lo diga, pero no te des por vencido, eso no te lo voy a permitir— hablamos por un rato, cuando la decepción me da un poco de aire voy a nuestra habitación, esa que en los últimos meses la ocupaba yo solo. Al adentrarme en el lugar le veo en toalla, mierda es perfecta.

—Joder— gruño parado tras de ella, todo se me ha ido de la cabeza, mi polla está jodidamente dura, nunca antes se me había puesto así tan rápido.

—¿Qué haces aquí Kahin? Es tarde y enserio quiero descansar— me mira por sobre su hombro, con elegancia me acerco más a ella —me quiero vestir, sal por favor— cuando toma la ropa en sus manos aprovecho y pego mi cuerpo al suyo, mi erección choca con su espalda baja y yo vibro como un enfermo. Quito la ropa de su mano y la tiro a la cama, dejo salir mi aliento para que lo sienta sobre su piel, esta mujer me deja jodido cada vez que quiere.

—Lo necesitamos y tú lo sabes— dejo un delicado y descarado beso en su cuello, le siento temblar, reacciona a la perfección —quiero sentir eso que sentía antes, quiero tocar tu piel, deseo sentir como aún me recuerda, estoy loco por hundirme en ti y comprobar cómo me has extrañado, quiero darte tan suave y a tan violento a la vez hasta el punto de que tus gritos se vean interrumpidos por la falta de aire— guio mis manos a sus caderas, y las deslizo por sus curvas, estas van por encima de la toalla, al llegar a sus pechos quito el nudo y dejo que caiga, es todo para querer sacar la fiera que llevo dentro, fueron 10 meses sin ella, 10 meses sin sexo, y ahora aquí la tengo desnuda y apreciando lo hermosa que está, si antes me volvía loco, ahora estaré hecho un maniaco. Acaricio su cuerpo, quiero recordar cada detalle que conozco de ella.

—Kahin— jadea mi nombre, eso hace que mis bolas se contraigan, me excita que diga mi nombre.

—No te resistas más Dulce, déjate llevar y déjame disfrutar de tu cuerpo— se gira y me mira de frente, está igual de perdida que yo —le voy a cobrar a tu cuerpo todas tus ausencias— le miro directo a los ojos, intentaré por última vez sacarle todo, intentaré que hable y me diga las cosas.

—Bésame y hazme recordar— su petición me hace sonreír, sin esperar a nada le beso, le entrego todo de mí, le demuestro la pasión que solo ella sabe sacar, le enseño como mierda me pone siempre que la tengo cerca, le aclaro que nadie jamás me va a superar, ni el imbécil que se la ganó en un mes y decidió estar con ella aun cuando estaba embarazada de mí.

—Quiero que me mires— le ordeno con voz ronca y profunda al ponerme en pie —mírame para asegurarme que tus ojos brillan con esa pasión que lo hacían antes, quiero que recorras mi cuerpo y te des cuenta todo lo que tú provocas en mi— tomando el dobladillo de mi polo me lo quito con lentitud, he hecho más ejercicios de lo que hacía antes, era una manera de distraerme. Su mirada de lujuria me dejan nulo, me desea tanto como yo la deseo a ella, y está dispuesta a ser infiel conmigo, eso me gusta, ella jamás haría algo así, pero conmigo lo está haciendo, muerde su labio cuando inicio a quitarme el pantalón, una vez quito también mi bóxer ella aprieta las piernas, no hemos cambiado en nada, nuestros cuerpos son dueños uno del otro —¿Lo recuerdas? ¿Recuerdas que con solo sentir tu olor y mirarte me hacían desearte?— le miro con morbo, este fuego que estoy sintiendo es poderoso, siento tanta lujuria que no dejo de pecar con esos pensamiento sucios que tengo, le voy a dar tan duro que su coño me recordará aunque hayan pasado días, mi verga palpita con tanta fuerza que duele —fueron 10 malditos meses sin ti, fueron 10 meses en los que no dejaba de pensarte— frunce su cejo, quizás no me crea —ahora es tiempo de hacerte pagar, te voy a castigar— sonrío travieso, sí que me las va a pagar.

—Entonces castígueme señor todo lo puedo— como siempre entra a mi juego, cuando se abre de piernas y me da esa invitación gruño, su coño es el mismo, rosadito como lo recordaba, esta jodidamente mojada y desesperada por mí.

—Lo haré con todo placer— me echo sobre ella y la beso, esto es la gloria, mi cuerpo no deja de dar espasmos por sentí lo caliente de su cuerpo, tocar lo delicado de su piel, el vello se me eriza y duele, cuando siento su sexo en mi dureza parece que veo estrellas por todo lo que siento —pero tú castigo es solo sentirme con tu cuerpo— estiro mi mano y tomo la camisa de la pijama, ato sus manos al cabecero de la cama, lo dejo un poco flojo, pienso ponerla de todas las malditas posiciones que se me ocurran.

—Sabes que no me gusta esto Kahin, suéltame— me pide en medio del deseo, está agitada.

—Es tu castigo Dulce, me dejaste sin ti— le miro a los ojos, no pienso soltarla.

—¿Por qué te dejas llevar siempre?— ladeo mi sonrisa, es fácil, ella es quien me fuerza a dejarme llevar.

—Te lo dije antes y te lo volveré a decir, eres mi Dulce y mi tentación— sin ganas de hablar más me envuelvo en mi deseo, me dejo llevar por esas ganas que tengo de ella, mis besos inician en su cuello y mi lengua sigue el recorrido hasta sus pechos, mismo que están enormes y más apetecibles, mi lengua juega con sus pezones, le muerdo un par de veces, pero no succiono, ya me he tragado un poco de esa leche y es asquerosa. Al tener sus pezones tan duros como una roca sigo hasta donde realmente quiero estar, su sexo tiene el mismo aroma, tiene el mismo saber, únicamente que ahora estoy más desesperado por saborearla, no creo quedar satisfecho con ello, la lamo, la succiono, la muero y siempre quiero más.

—Kahin...— la desesperación con la que gime, jadea y chilla solo me descontrolan más, quiero devorarla, literalmente me gustaría fundirme con ella, recorro cada centímetro de su cavidad, deslizo mi lengua a lo largo de su hendidura, hasta llegar a su culo, ella se convulsiona cuando hago círculos en su ano, lo que le gusta que haga eso, vuelvo a su clítoris, está más húmeda, está a nada del orgasmo así que llevo mis manos a sus pecho y con mis dedos los estimulo, es todo para que mi Dulce me lo de todo, se corre tan abundante que siento estoy bebiendo agua, no dejo que ni una gota de su elixir se pierda. Cuando siento que queda sin vida me voy poniendo a su altura a medida que voy dejando besos por su piel.

—Deliciosa como siempre cariño— beso sus labios y me voy abriendo paso entre sus piernas, llegó el momento que más esperaba, llegó eso que tanto ansiaba y estaba loco por hacer —estoy ansioso por esto, no sabes cuántas noches soñé con tenerte en mi cama agitada, con esa mirada plaga en placer y tú cuerpo encendido en deseo— me voy hundiendo en ella, pero mi erección no entra, está jodidamente apretada —carajos— gruño mirándole —se supone que tienes un hijo ¿No deberías estar más accesible?— sueno casi molesto, creí que estaría dentro de ella a la primera, pero me gusta que esté así, aquel ha de tener la polla 5 centímetros.

—Ya ves que no...— la callo cuando me hundo con fuerza, creo que me ha rasgado la piel por lo apretada que está, mi cuerpo se eriza al sentirla tan caliente y deliciosa como antes —¡Merda!— grita con fuerza, me he metido duro.

—Lo lamento cariño, era la única manera— me disculpo, nos miramos a los ojos, ella sonríe, esto nos a traído recuerdos.

—Así fue nuestra primera vez ¿Lo recuerdas? Solo faltan las lágrimas— sonrío y le beso, lo recuerda perfectamente, me dejo llevar por el frenesís en aquel beso desesperado y lleno de pasión.

—Te voy a dar tan duro que no podrás caminar en todo un puto día— me arrodillo y la tomo por las caderas, hoy se acabará esa agonía que sentía al no tenerla, hoy dejo que mis deseos salgan a flote, hoy sacio esas ganas de tocar el cielo que tengo. Inicio a penetrarla con fuerza, no me canso de ver como entro y salgo de ella, ahora que tiene más cuerpo no se ve tan descomunal, pero sigo estando muy grande, mi erección llega hasta su final, sentir como se desliza y choca en lo más profundo me supera —tus gemidos, tus jadeos y tú mirada cuando te poseo es todo lo que necesito para no querer separarme más de ti, perdóname nena, perdóname y vuelve a mí— sin poder estar más lejos de ella, sin bajar la intensidad deslizo mis manos por sus curvas y quedo pegada a su cuerpo, eso lo hace el doble de placentero, Dulce me besa, no me deja hablar y lo acepto, ya hablaremos cuando terminemos por ahora solo quiero disfrutar de ella.

Totalmente enloquecido le hago correrse una y otra vez, mi mujer grita, chilla, y llora cada vez que la hago llegar a un orgasmo, no es consciente de cuantos está teniendo a la vez, la manejo como una muñeca, la poseo incansablemente, mi polla está feliz por ser usada después de tanto tiempo, no me canso de esto, realmente solo deseo más y más, mi resistencia me deja con la boca abierta, lo hemos hecho tantas veces que no las he contado. Está caliente y casi no respira, mis profundas y duras embestidas le sacan el aire, le prometí que no caminaría y es justo lo que haré.

—Kahin... Ya no lo soporto más— chilla temblado con descontrol, tenerla en cuatro patas me hacen la vista más clara, la tengo totalmente marcada, ella me vuelve un maldito animal, no dejo de darle duro, quiero partirla como siempre.

—Joder... Joder...—  muerdo su espalda con fuerza, este orgasmo es más intenso que los anteriores, me siento en el cielo montado en una nube —aarrggg siempre tan deliciosa— con un gutural gruñido me libero en lo más profundo de ella, la lleno de mí, me descargo completamente, siento como mis bolas se contraen al expulsar mi semen, es lo más delicioso que puede haber en la vida de un hombre, correrse dentro de la mujer que ama. Ella cae rendida a la cama.

—No siento mis piernas— sonrío como un desgraciado —Kahin creo que me has dejado inválida— libero su manos de la atadura y la giro para que quede boca arriba.

—Así no te marcharas de aquí— me echo a su lado y tiro de ella para que quede sobre mí, le alzo un poco y me vuelvo a hundir en ella, jadeo cuando siento su calor —no me importa que tengas un hijo, no me importa nada de eso, te quiero a mi lado, aquí conmigo— es hora de hacerle entender las cosas, quizás si ella ve que la quiero igual que antes se sincere conmigo, que se conmueva y me diga que el bebé es mío, que la estoy aceptando con mi propio hijo.

—Kahin esto es lo que es, solo sexo, lo nuestro no puede ser por muchos motivos y tú sabes lo que hiciste— ver como sus ojos se cristalizan me hacen fruncir el cejo, debe perdonarme por eso.

—Lo siento... Estoy arrepentido de eso, te pido que por favor lo olvides— acaricio su cabello, odio que lo haya cortado —no puedo vivir sin ti, carajos entiende que sin ti en mi vida soy una luna muy amargada, necesito a mi Dulce, te necesito a ti— el móvil le suena —no, no vas a contestar— digo al ver sus intenciones —estamos hablando y además es tarde ¿Quién llama a esta hora?— ella sin cortarse toma el móvil, la mueca que hace me dice de quien se trata, furioso por sentir que se bajará de mí, la tomo por las caderas y me hundo en ella, jadea.

—Necesito que no hables por favor— frunzo el cejo por su descaro, mis ojos se entrecierran, pero ella no hace caso a mi advertencia, descuelga el móvil y lo contesta en mis narices, ella literalmente responde yo estando con ella —mi sol— sonríe después de poner ese tono meloso, no lo soporto más…

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