Capítulo 3

—Señor— escucho a uno de mis trabajadores a mis espaldas —la habitación dorada está lista— una sonrisa se dibuja en la comisura de mis labios, desde hace tres días que conocí a esa mujercita que supo cómo darme frente decidí hacer mi propia habitación del juego en la mansión, misma que utilizaré únicamente con ella.

—Quiero verla, muéstrame— miro mi reloj de pulso y estoy contra el tiempo para llegar a la importante reunión que tengo, pero esa insolente no sale de mi cabeza y por alguna razón todo lo que hago para ella y para mi placer con ella es prioridad. Solo hago poner un pie en el umbral y ver el interior de la habitación me estremece, no hace falta nada, cada látigo, cada juguete sexual, cada cama, sofá, silla y mesa están posicionadas solo esperando ser estrenadas —los implementos de castigo quítenlo de la vista, no quiero que se asuste al verlos, la cruz cámbienla de pared, la quiero frente a la cama grande, la mesa redonda para azotes puede ir junto a las cadenas de la pared…— miro el lugar —…sí, de esa— señalo la de la entrada —así cuando la esté castigando saber que mirará la puerta sin poder escapar de mi me dará mucho más placer y a ella un mayor escarmiento— el hombre asiente a todo lo que yo le digo.

—De acuerdo señor, para cuando vuelva todo estará listo, las llaves se las dejaremos con la señora del servicio— con un gesto de cabeza acepto y salgo de aquella habitación que me brindará mucho placer con aquella mujer de cuerpo delgado pero de físico descomunal, es realmente hermosa.

—Señor— me vuelven a detener esta vez es una de las chicas que acondiciona una de las habitaciones para que ella duerma, claramente no dormiré con ella, eso no sería de buen gusto por muchos motivos —la habitación y el armario están listo y lleno con lo que usted pidió— le miro de frente, debería dejar todo esto para después, pero tengo un plan y si marcha bien esa mujer estará hoy mismo en esta casa bajo el calor de mi cuerpo, y aferrada a mis brazos por las embestidas que le estaré dando, y sus labios sobre los míos. Mi polla va despertando solo de pensar en lo que haremos los dos, aun no entiendo qué coño me pasa y por qué deseo sentir sus labios, pero esto solo me está desconcentrando en todo —¿La verá señor?— pregunta la mujer dándose cuenta de mi viaje erótico y confuso que estoy dando, espabilando asiento como un idiota.

—Vamos necesito verla ¿Has comprado las mejores ropas cierto?— ella con una gran sonrisa asiente.

—Todo lo mejor y ropa que no muestren lo que no debe para salir, la de estar en casa es ligera y sutil, mucha variedades de vestidos cortos, y mucha lencería de encaje— un tanto nervioso por toda la locura que estoy haciendo para mantener a esa mujer bajo mi control entro a la habitación para registrarla y todo está perfecto, ella quedará encantada y cederá a todo lo que yo pida, lo bueno es que a todas las mujeres les gusta las comodidades, eso me hacen tener ventaja.

—Todo está perfecto, ya la veo alucinando por toda la ropa de diseñador que va a tener, muchas gracias. Susana te estará dando el cheque una vez termines con los pequeños detalles— la mujer muerde su labio por la parte interna sin dejar de mirarme, enarco una ceja sin comprender su mirada.

—¿Se va a casar?— su pregunta me hace toser sin haberme atragantando <<¿Qué coño le pasa a la gente?>> me pregunto descolocado.

—No, no me voy a casar ni tampoco estaré por ahí de pareja ¿Qué tipo de pregunta es esa?— le paso por el lado y salgo molesto de aquella habitación.

—Maldita sea Kahin— ver a Malcolm con el gesto amarrada me hacen arrepentir de inmediato, no debí ver todo esto en estos momentos —la maldita reunión ya ha iniciado y estas aquí, hoy es la jodida prueba de los nuevos inventos— cuando llego a su altura y pretendo pasarle por el lado me detiene del brazo —te conozco muy bien y has tomado un reto con esa joven, Kahin no quiero que te obsesiones con ella— niega con la cabeza —debes centrarte, de alguna manera me estoy preocupando, tú no eres así y ahora hasta haces algo tan bajo como cambiar un contrato para atrapar a una mujer ¿Terminará esto pronto?— perdido por las cosas que dice alzo las cejas.

—Lo estas exagerando todo, jamás me he obsesionado con una mujer y esta vez no será la excepción, estoy centrado y mi compañía es lo más importante para mí, eso nunca va a cambiar y lo sabes, aquello acabará cuando le haga tragar sus palabras a esa mujer insolente— nos miramos a los ojos y asintiendo me suelta.

—Debemos irnos ya mismo, te están esperando y esta prueba es importante— nos apresuramos para marcharnos a la empresa.

Sin prestarle atención a nadie ni llegar a mi despacho me desvío al piso 25 que es donde se realizan las pruebas de la nueva tecnología que hemos sacado.

—Señor Hamann ha llegado— uno de los ingeniero mecánico me saluda —¿Listo para ver la robótica y la tecnología de punta juntas por primera vez en Hamann Corp.— poniéndome la bata, los lentes y las gafas asiento emocionado, todo lo que tiene que ver con tecnología me fascina, por algo me gradué de ingeniero técnico, fui uno de los mejores tecnólogos que se graduó de la universidad española.

—Más que listo, quiero ver esa belleza— cuando me lleva frente al prototipo de prueba sonrío —es precioso— digo al ver aquel robot tan pequeño pero que sin dudas tiene una gran capacidad.

—Le presentamos a Ribit, el prototipo 3 mil, Ribit se encarga de la limpieza y de hacer algunas tareas domésticas como lo que es recoger todo lo que se a desecho en el piso, así como también puede dar información detallada con todo lo respeto a la cocina y lo mejor de esto es que puede meterle toda información que se desea, Ribit obedece atreves de una aplicación que vienen en las Tablet que se estarán vendiendo junto al robot— me pasa una Tablet —solo debe iniciar sesión y poner su palabra clave, para abrir la aplicación solo se puede hacer por medio de audio aunque Ribit reciba las ordenas verbales y escritas— encendiendo la Tablet pongo toda la información que se me pide y a la hora de crear mi clave sonrío.

—Dulce— no sé por qué dije eso, pero lo he dicho, todos los presentes me miran confundidos, pasando de ellos inicio a darle las ordenes al robot —Ribit quiero que sincronices el horno para azar un pollo— el prototipo capta la orden sin demora lo que hace una buena reacción —es rápido y eficiente, eso está bien— seguimos con la prueba del robot y todo está perfectamente y sin fallas —lo que más me ha gustado es que podemos sincronizarlo con cada aparato que tenga una conexión a internet— realmente fascinado felicito a cada uno.

—Esto es de celebrar, tenemos diez contratos con los mejores exportadores a nivel internacional, que china y Japón se interesen en nuestro trabajo es algo realmente especial y respetable— el técnico me estrecha la mano —gracias por sus ideas y participar en este proyecto que marcará un antes y un después en la corporación, sin duda alguna es igual de increíble que su padre, vas muy bien muchacho— el técnico más veterano en la corporación era muy cercano a mi padre.

—Esto solo será un inicio a la nueva era, antes inventábamos solo cosas para hogares inteligentes, ahora estamos con la robótica y sé que pronto podremos trabajar a nivel corporal, las prótesis serían una buena manera de ayudar a las personas y a salir de los inventos solo para los hogares, debemos pensar ahora en las personas que lo habitan— sonrío —pero eso será más adelante, por ahora debemos empacar y distribuir estas bellezas— tras firmar el documento de aceptación donde indica que el prototipo está totalmente acabado y funciona de manera correcta me pongo a trabajar en unos microchip de rastreos, ese es mi pasatiempo cuando no estoy jugando futbol o a la Play Station.

No sé cuánto tiempo llevo sumergido trabajando y probando los chip, pero mi móvil no deja de sonar, fastidiado lo respondo sin tacto.

—A mí no me hables así Kahincito porque se lo diré a nuestro papito— escuchar al inútil de mi amigo me hace gruñir fastidiado —¿Dónde estás? Necesito que vengas a tu despacho, no hemos hablado en días y quiero que me cuentes todo por tu propia boquita— ruedo los ojos, es bien cotilla para ser hombre.

—Hablar tanto con Lucelia te está haciendo daño, ya voy para allá, espero me hayas llevado algo de comer, muero de hambre— dejándolo con la palabra en la boca cuelgo la llamada, dejo los chip en un lugar seguro para que nadie los toque y salgo del laboratorio en bata, así me veo más sexy <<¿Y quién me asegura de que no tenga unos minutos calientes con alguien en el ascensor?>> Así pues decido verme sexy y probar surte. Al llegar al piso presidencial bufo, pase todos los pisos solo o con hombres.

—Oh señor Hamann está aquí— mordiéndome la lengua para no salir con una fresca me detengo y le miro.

—O en china, como quieras— ella me sonríe con coquetería, está claro que no la agarró.

—Le han llamado los encargados de venta, debe firmar el cierre de estos contratos— me los pasa —todo esta listo y solo falta su firma, son los mismos que evaluó antes de que los proveedores firmaran, llamó la señorita Candy, le dejo esta nota— su tono de voz se vuelve un tanto molesta, arqueo la ceja —su hermano, el abogado Kirk y el señor Hess están esperándolo en su despacho— desviando la mirada a mi despacho asiento.

—Gracias Cristina— sin prestar atención a su coqueteo me dirijo a mi despacho, las risas salen del lugar al abrir la puerta —¿A qué se debe toda esta euforia?— cuando me ven los tres inician a reír con más fuerza, dejando paso a la molestia les miro con el gesto descompuesto —¿Qué coño les pasa?— el fastidio me está superando, si hay algo es que no me gusta que se estén burlando de mí y menos en mi puta cara.

—¿Cómo es eso que una virgen de apenas 18 años hizo con el señorón lo que quiso?— maldigo por lo alto, para esto me ha hecho venir.

—Primero que nada, no hizo conmigo lo que quiso, simplemente subestimé su inteligencia que por cierto es mucha— tomando la soda que estaba en mi escritorio le doy un sorbo sin dejar de mirarlos con mi cara de orto.

—Esa mujer no solo es inteligente Hamann— se mofa Marcus —ella es todo lo que nunca te has encontrado en la vida, ella es eso que ha despertado ese sentido de la competitividad ¿Me vas a negar que no quieres hacerle tragar sus palabras?— cada vez con el cejo más fruncido les miro a cada uno, no dejan su burla de lado.

—No te lo puede negar, el enfermo hasta preparó una habitación con esos juegos de mal gusto que le prohibí hacer por respeto a la vida, le compró prácticamente una boutique completa— Malcolm no deja de negar repetidas veces —esto no está bien y tú lo sabes, eso que le harás a esa muchacha solo para demostrar algo que ya tú sabes, es una mierda, no es de mi agrado— fastidiado por no tener su apoyo me siento tras la mesa.

—No estará nada mal, ella caerá solita ante mí, y una vez lo haga la dejaré ¿Cuál es el maldito problema?— un gruñido se escapa tras la pregunta de confusión.

—Kahin, según lo que nos ha contado Marcus, esa mujer no te quiere más allá de una noche— han dado paso a la seriedad —debes respetar su decisión, sabes perfectamente el código que tienes y respetas siempre ¿Por qué con ella no es así? No entiendo por qué después de casi no lo aceptar, ahora hasta posibilidades de que ella sea tuya para toda la vida hay— tuerzo los labios, ya me están hartando.

—¿Desde cuando eres tú tan responsable y tan sensato?— le miro burlón.

—Desde que sabe que has perdido el norte— responde Malcolm —tienes una hermana a la cual amas y te da de todo cuando se apechan de ella ¿Qué te haría creer que ella no tenga igual una familia que se enoje por lo que tú piensas hacerle?— bufo, gruño y refunfuño por lo estresante que están siendo estos tres.

—No sean tan pesados, ustedes se están preocupando por el gusto, esa mujer ha vendido su virginidad ¿Que se puede esperar de ella? ¡Nada bueno! Así que por favor cállense la puta boca que estoy bastante grande para saber lo que hago, esa mujer quedará tan prendada a mí que no será necesario esos 6 meses, así pues relajen los huevos y vamos a comer— los tres me miran con seriedad.

—Solo espero no ir a un juzgado por esto, me daría pesar ganar un caso donde la víctima es quien debería ganar— ruedo los ojos y suelto un gran gruñido por lo que dice Marcus.

—Ya dejen de joder ¿No se estaban riendo a batiente abierta como las doñas en medio de un bochinche? Déjenme en paz y aquí murió tema— cada uno va a su puesto e inician a comer —por cierto, debes llevarme a ir a por ella— miro al negro con cara de culo quien me mira con ganas de matarme.

—Ya le has enviado la dirección y la hora, no tienes que ir por ella y además es temprano— suspiro.

—¿No lo entiendes? Es mujer, si llego a buscarla para llevarla yo mismo le hará sentir bien, me verá con otros ojos y eso es una muy buena ventaja para mí— Marcus y Malcolm cruzan mirada y después ambos miran a loan quien me mira a mí.

—Esa mujer no es como las demás, date cuenta, Marcus ha sido testigo de cómo esa ella te ha dejado, deja de creer que podrás por las buenas con ella, simplemente te ha demostrado que usa mucho la cabeza y tu belleza que por supuesto no tienes y el temple que le gusta a las demás a ella simplemente le es indiferente— odio que me digan las verdades a la cara, es algo que jamás he tolerado en mi vida.

—Yo todo lo puedo y esa mujer rogará por mí, una vez se enamore y le demuestre que es igual a las demás la dejaré, jamás debió hablarme ni dejarme en ese estado que ella se atrevió a dejarme— miro a Malcolm —¿Me llevarás o tendré que pedírselo a unos de tus hombres— da un largo y pesado suspiro.

—No quiero que mis hombres se involucren en esta mierda que tú estás iniciando, iré yo, pero eso si, estoy dispuesto a cuidar a esa mujer— le miro sorprendido, yo jamás lastimaría a una mujer físicamente, emocional si, pero hasta ahí.

Tras comer en un silencio algo incómodo por las miradas de reproche de los tres hombres que estaban en mi compañía llega la hora de ir a sorprender a esa mujercita que no he visto desde que la conocí y me dejó totalmente aturdido, ya quiero sentir ese aroma a vainilla y ver esos labios preciosos que tiene. Mi polla se va poniendo dura de tan solo pensar en esa insolente que me ha estado ocasionando tantos problemas por su manera imposible de ser.     

—¿A qué esperas? Ve a por ella— Malcolm se gira y me mira con su gesto osco, no le está haciendo gracia esto.

—Soy tu jodido jefe de seguridad y tu estúpido tutor, no soy tu mandadero, respétame hijo de puta— dibujo una sonrisa disimulada en mis labios.

—Vamos, debes ir tú, ya sabes lo que pasaría si me llegan a reconocer, no quiero venir para las actividades que hacen aquí, hazme el jodido favor, te lo estoy pidiendo— me da una sonrisa que me deja pensando y sale del auto —no me dejes mal— le advierto al saber de lo que es capaz, no mira atrás y prosigue su camino, le sigo con la mirada y al ver que se detiene poco después de verlo entrar, enfoco más la mirada y ahí esta ella con un tío que parece un palillo de dientes y otra mujercita con más cuerpo que ella, me acomodo la polla al ver ese vestido que tiene, es muy corto, gruño al verla levantarse —maldita sea no me puedo controlar— susurro sin poder dejar de mirarla, Malcolm está tardando mucho en traerla, cuando le veo alejarse de Malcolm con ese tío de la mano me hace caer en cuenta, tiene novio. La cara de Malcolm hace alusión a cuando un psicópata tiene ganas de matar.

—Escucha lo que te voy a decir carbón, no estoy dispuesto a llevar de lo que a ti te dan, esa mujer es de armas tomar y yo ahí no me voy a meter, arregla tú ese asunto y a mi déjame como el chofer que ella cree que soy, me ha dicho todas las verdades y me ha deja en claro que no va a ceder a tus caprichos— se gira para mirarme de frente una vez se acomoda en su asiento —te hablaré de padre a hijo, esa mujer es todo lo que un hombre quisiera, su inteligencia le da todo eso que la hace ver interesante, y tiene novio, es mejor que te calmes y dejes estar a esa joven o aquí saldrá algo feo— muerdo mis mejillas por dentro mirando el campus, no puedo permitir que ella pase de esa manera de mí, simplemente no lo voy a aceptar.

—Yo soy todo lo que las mujeres quieren así que estamos a mano, yo iré a por ella— cuando voy a salir me toma de la mano y me mira serio cuando poso mis ojos en él.

—No hagas una estupidez o tendré que tomar cartas en el asunto— sin decir nada salgo del auto, acomodo mi saco y con paso decidido entro al lugar, como no tengo ni puta idea de donde podría estar decido ir a la dirección del campus y así pedir ayuda.

—Oh señor Hamann— la secretaria me mira con asombro —que placer es tenerlo por primera vez en nuestra universidad— se levanta de su puesto para estrechar mi mano —¿Qué lo ha traído por aquí?— sin cambiar mi gesto, le miro a los ojos, habían sido muchas las invitaciones que rechacé.

—Como muestra de mis disculpas por faltar a las tantas invitaciones que me han dado vengo a ofrecerles mi ayuda— como sé que no me darían información de sus estudiantes decido ganármelos y de esa manera no puedan negarme nada.

—Oh por favor venga, el director está aquí en su oficina— me guía por el lugar hasta llegar a la oficina de aquel que dirige este lugar —¿Desea algo de beber?— niego con la cabeza y me apresuro a saludar al hombre.

—Disculpe que me haya presentado sin previo aviso, son Kahin Hamann— el hombre se levanta rápidamente de su puesto.

—Sé quién es usted, es un placer tenerlo aquí en la universidad de arte panameña, tome asiento por favor— hago lo que me pide el amable hombre —¿A que debemos esta grata sorpresa?— arreglando mi saco le miro a los ojos.

—Me he estado informando y me he enterado de que le faltan algunas cosas y que también estudiantes buenos no pueden recibir la educación por falta de ingresos, estoy aquí para ofrecerles becas y mejoras a sus aulas de clases— la sonrisa que el hombre me brinda es sincera y de alegría, eso me hace sentir bien, soy un hijo de perra pero me gusta ayudar, aunque ahora lo hago por mi propio beneficio.

—Es una estupenda noticia, si desea podemos hacer una reunión con todos los profesores y de esa manera usted elegiría que parte desea arreglar, es un honor tener la marca Hamann en nuestra universidad— asiento con una sonrisa esta vez.

—Sera un placer, les estaré llamando para concertar la reunión— me levanto a la par que el hombre y estrechamos manos —nos estaremos viendo en cuanto pueda— la alegría del hombre me parece algo exagerada, pero no lo es.

—Lo estaré esperando— me acompaña a la salida, pero antes de salir me detengo.

—Una estudiante en particular llamó mi atención y me gustaría contactar con ella ¿Podría decirme en qué lugar puedo encontrar a la señorita Marilí Cook?— le veo asentir sin cuestionarme.

—Por supuesto, Mónica guía al señor al salón de la estudiante mencionada— la mujer se levanta y me muestra el camino, pero como el caballero que soy le dejo el paso libre después de abrir la puerta, al llegar nos detenemos ante una puerta cerrada, la secretaria me deja solo, la puerta no tarda en abrirse después de tocarla.

—¿Si diga?— una mujer vestida de manera mata pasión me atiende.

—Buenas tardes, soy Kahin Hamann— me presento —he venido por la estudiante Marilí Cook— la mujer tras explicarme que será difícil dejarla ir la llama.

—Señorita Cook— la muy chula no responde al llamado, eso me fastidia —señorita Cook, no se haga la graciosa ya la he visto— mirar el gesto de furia que hace me descoloca, realmente le caigo mal.

—¿Si profa?— las dos mujeres se miran.

—La buscan— le informa la profesora, ella solo frunce su cejo.

—No estaba esperando a nadie señorita Cambell— incrédulo por ser tan imprudente y dejarme como un idiota ante todos no puedo dejar de mirarla —no deseo, ni pretendo abandonar la clase a la mitad, conozco su regla y no estoy dispuesta a quedarme con la información a medias— cuando la mujer me mira no sonrío.

—El director personalmente me ha dado el permiso, no sería justo que le baje las calificaciones y no le dé la oportunidad de buscar la información— la mujer asiente.

—Tranquila señorita Cook, puede retirarse y sus compañeros tienen  permiso de facilitarle la información de la clase, tampoco le bajaré puntos— le veo darle una mirada a la chica de alado para después ver en nuestra dirección, odio que se tarde tanto, no soy hombre de estos y aquí estoy esperando a una insolente.

—Si es así entonces lo acepto, muchas gracias profa— esa voz tan relajante engaña a cualquiera, cuando viene hacia mi imagino que me pedirá permiso para iniciar a caminar y no lo hace, me pasa por el lado y se adelante, agradezco a la mujer y le sigo.

—Me has hecho esperar— le recrimino, ella detiene la marcha, y con una sonrisa me mira.

—No sé a qué se refiere, quedamos a las 16 horas y apenas son las 14 horas, para ser un empresario está muy mal cuanto a respetar horarios y acuerdos— dejándome frio, estático y sin saber que decirle sigue su camino, ante esta mujer tengo que pensar muy bien en cómo proceder debo ganármela y no perderla.

—¿Estas enojada?— pregunto lo que no debía, su risa de loca me pone el vello y el pito de punta.

—¿Qué ganaría con enojarme? Al contrario le agradezco por haber convencido a mi profesora de no seguir sus reglas— es igual a mí, ella me utilizo como yo utilice al director, pero ella lo hizo sin un precio.

—Tú todo lo haces con un propósito ¿Verdad?— le veo asentir muy relajada para mi gusto <<¿Cómo es que mi presencia no le afecta en nada?>>

—¿De qué vale hacer las cosas si no tenemos un propósito para el final de este? Bien pude venir con usted desde que me lo pidió, pero no estaba dispuesta a bajar mis calificaciones y a quedar sin la información de hoy, así pues lo utilice y como le voy conociendo…— me da una mirada que me hace sentir extraño, entre emocionado ¿Y feliz? —…sé que siempre obtiene lo que quiere, fue una buena arma— no desvía su mirada de la mía —gracias por eso— su voz es burlona, no sé en qué momento cambie la manera de ver a esta mujer, pero ya no quiero hacer que se tragare sus palabras y dejarla con el corazón roto, ahora solo quiero que sea mía. 

—Además de bonita inteligente— asiento ya sin poder negármelo, esa mujer quizás no sea a lo que yo estoy acostumbrado, pero su inteligencia es todo para tenerme a sus pies, esa mujer será mía.

—La belleza sin inteligencia es solo una decoración y yo no soy solo eso— por supuesto me lo deja claro, es tan arrogante como yo, pero como no hay nadie más arrogante que yo deseo saber su nivel de la misma.

—Si sabes que ese era un halago ¿Verdad?— le veo asentir.

—Lo sabía, pero esos halagos a mí no me valen— no hay duda, no hay mujer como esta, ya no me vale solo con hacerle ver que soy todo lo que las mujeres necesitan, ahora quiero que ella me necesite a mí y no quiera ya irse de mi lado, quizás esté actuando estúpidamente, pero si no me enamoro no correré riesgo de nada. Una vez en la mini limusina le abro la puerta como todo un caballero, estoy cansado de hacer las cosas bien y que ella ni se inmute, cuando estamos los dos dentro nos miramos, no podemos dejarlo de hacer, sus ojos me dicen lo que yo quiero saber, pero con ella no me confió, es muy astuta —no sabía que tenía una limusina enana— cansado de que esté mofándose de mi le salgo con una fresca.

—¿Te gustan grandes y llamativas verdad?— le miro provocativo, sé que lo ha captado bien, Malcolm se pone en marcha.

—Prefiero una pequeña y juguetona, que una grande pendeja y dormilona— desearía saber cómo es que responde de manera letal sin pensarlo demasiado, esa mujer es una joya.

—Está usted jugando con fuego señorita— al notar su seriedad me descoloco, no entiendo cómo puede pasar de estar divertida a enfurecer el gesto, con esta mujer no entiendo nada.

—Se dice que las brujas son las mejores aliadas del fuego, así que por eso no se preocupe. Ahora le voy a dejar claro algunos puntos, la puntualidad es lo que más me gusta, detesto los cambios de planes a ultima hora y odio que quieran jugar a “yo todo lo pudo”— cuando dice eso me dan ganas de reír, que bien sabe descifrar esta mujer a las personas sin conocerlas —no tengo obligación de pasar tiempo con usted, no más allá del estipulado, si usted indica que nos veremos específicamente a una hora y con ello concerta el lugar, no tiene por qué venir a buscarme y pretender sacarme del campus o de donde sea solo porque usted así lo desea, conmigo no se equivoque señor Hamann, si bien jamás he estado sexualmente hablando con un hombre eso no me vuelve una chica tonta que no sabe de la vida ¿Nos estamos comprendiendo?— es primera vez que cualquier persona me habla así y no me ha gustado, esa mujer está acabando con la poca paciencia que tengo y con las ganas de que sea solo mía <<¿Acaso estoy yo dispuesto a soportar a una mujer viperina por solo sexo?>> me cuestiono mientras trato de no explotar y decirle cosas que desde luego me las responderá pero igual la van a lastimar. Decido mirarle, pasear su cuerpo con la mirada y pensarlo bien, ella no reacciona como a mí me gustaría, cualquier otra mujer se tiraría a mis brazos con solo verla, pero luego esta esta que pasa totalmente de mí.

—Al parecer no sabe con quién está hablando— cundo decido que si vale la pena soportarla para dejarle claro que contra mí nadie puede y tenerla solo para mí, le miro a los ojos —he notado que tiene una habilidad de aprender y darle giros a las situaciones y eso me parece impresionante, pero nadie en su sano juicios hace lo que usted— recorro mis labios con la lengua, la deseo y no voy a esconderlo, le veo tensarse —me encanta que estés en vestido— susurro con voz ronca, el deseo que siento por ella me obligan a desnudarla con la mirada y a imaginar todo lo que haría con su pequeño cuerpo.

—¿Le gusta lo que ve señor Hamann?— trago saliva con esfuerzo, su pregunta me a resecado la boca, quito la mirada de entre sus piernas y le miro a los ojos —¿No le gustaría una mejor vista?— eso que dice me atrae la mirada a donde estaba segundos antes, verle esas bragas rositas me pone como un caldero, caliente y con ganas de hervir. Le veo quitarse las bragas y es todo, no creo contenerme ante ese acto de descaro, mi respiración es pesada por la lujuria que está instalada en mi —es una pena que solo pueda mira y no tocar— su voz de travesura me tensa por saber que ella dice la verdad, su coñito cubierto por escasos vellos se ve tentador, con deseos de jugar y tentarla vuelvo la mirada más hambrienta.

—No sabes lo que haces— mi voz es tan ronca que puede pasar como un gruñido, me inclino hacia ella y cuando estoy a nada de pegar mis labios a los suyos suelto el aliento caliente y me desvío hasta llegar a su oído —la mente humana es tan poderosa que hace cosas realmente increíbles, quizás no te pueda tocar, pero si puedo decirte paso a paso lo que desearía hacerte en estos momentos— soy testigo de cómo su respiración cambia, su cuerpo reacciona a mí y esta vez no lo puede controlar, lo que me llena de satisfacción —lo primero que haría es desnudarte lentamente— empleo ese tono que a todas ellas le fascina —y en el proceso ir despertando tu deseo con el contacto de mis dedos deslizándose sutilmente por tu suave y delicada piel, mis ojos contemplando como tu cuerpo se va descubriendo poco a poco y sentir ese placer por verte completamente desnuda, mis labios sobre los tuyos reclamándolos con desesperación, mis manos recorriendo tu cuerpo, conociéndolo y acostumbrándolo a mi contacto, el calor de mi cuerpo invadiendo el tuyo mientas tu sexo se va humedeciendo como se está humedeciendo ahora mismo— paso mi lengua por el lóbulo de su oreja, debía tener contacto con ella o soy capaz de explotar por resistir la tentación que ella supone para mí —mirarte a los ojos mientras la sensación de la excitación nos va embargando a ambos solo para comprobar lo deseosa que estas por mí, mi lengua degustando tu dulce sabor hasta llegar a la fuente de el, besarte, saborearte y disfrutar de tu elixir, ese que me brindarás a cambio del placer que te doy, sentir tu cuerpo retorcerse bajo mi caliente boca, ser testigo de cómo el calor y la presión invaden tu cuerpo hasta llegar a tu sexo y con ello te muevas en busca de más con desesperación porque estas a nada de alcanzar el cielo y solo te queda exigir que devore tu coño con más devoción y cuando finalmente te tenga enloquecida darte certeros lengüetazos en el centro de tu placer hasta escuchar ese grito que me indicará tu orgasmo— a nada de un orgasmo por todo lo que le he dicho me aparto de ella más caliente que una olla a presión, verla excitada y agitada por todo lo que le he dicho solo despierta más deseo en mi —¿No es el cerebro la parte más increíble de nuestro cuerpo?— decido rematarla, sonrío dejando ver el deseo que tengo por ella, solo cuando estoy en su presencia mi polla llega a límites que no conocía, está tremendamente dura y deseosa, su jadeo me pilla por sorpresa. Lo que hace a continuación me desconcierta más <<¿Qué coño cree que hace?>> me pregunto por la locura que veo.

—Aaahhh— le escucho jadear, casi cabreado le exijo.

—Para— no me hace caso y sigue frotando su sexo —que pares— digo con más rotundidad, pero es como si mi voz solo la animara y es así —joder Marilí— le aparto la mano de su sexo, verla en ese estado de excitación me pone, pero no voy a permitir que se masturbe cuando yo puedo darle placer —no quiero que lo hagas— le ordeno mirándole a los ojos y frunciendo el cejo —¿Cómo puedes tú masturbarte?— su gesto serio solo le hacen verse mejor.

—Soy humana y siento, quizás no me le he entregado a mi novio— eso de novio me cabrea —pero sé darme placer sin tener que meterme algo dentro, o ser follada— desesperado por probarla me llevo su mano a la baca disfruto de su delicioso sabor, es más de lo que yo esperaba.

—Eres excepcional Marilí y tremendamente deliciosa— digo sacando sus dedos de mi boca —verte masturbarte supuso un morbo increíble, pero tu castigo será este, no podrás llegar a tu orgasmo, no en mi presencia, tendrás que aprender a hacer mi voluntad y acatar órdenes— le veo sonreír y acto seguido siento el tirón que detienen sus cautivadores labios, sin resistirlo más tiro de ella y la siento sobre mi dura y ansiosa erección, el beso es intenso, es todo lo que necesito para correrme como un idiota. Con ganas de prolongar más mi estúpido orgasmo de chaval primerizo intento sentir el rose de su humedad aun sobre mi ropa.

—Es usted muy débil señor Hamann— se separa de mi dejándome agitado —ahora quedará igual de frustrado que yo— como si nada se sienta dónde estaba, me corrí solo por su beso y ahora me deja como un idiota por segunda vez —el sexo lo domina siempre y no le dejan ver más allá— me sonríe de esa manera triunfadora que ya conozco —lo he utilizado todo este tiempo para dejarlo justo donde está— le veo ladear su sonrisa, fastidiado por ser tan débil con una mujer que no sabe nada del sexo dejo notar mi cabreo.

—Van dos veces que me dejas así— no le confieso que su beso me llevó al orgasmo, eso sería muy embarazo, pero lo que si hago porque se me apetece es arrebatarle sus bragas, si yo estaré incomodo por mis fluidos ella lo estará peor que yo —esto será mío— las guardo en el bolsillo de mi saco.

—Serás canalla— su incredulidad me vale —¿Qué puede hacer usted con esa braguita?— las saco para hacerle una demostración, así que las huelo.

—Con una buena masturbación no estaría mal— la he dejado sin palabras por primera vez y eso se me hace extraño y placentero a la vez.

—Está bien, estamos a mano, así que no me preocupo— le veo cruzarse de piernas —una vez más le he recordado que no solo usted sabe jugar— ahí está nuevamente esa sonrisa que estoy iniciando a aceptar, su inteligencia e ingenio me tienen como un tonto, pero no se lo voy a demostrar así que persisto con mirada seria.

En el momento en el que le hacen las pruebas yo voy al baño para tratar de limpiarme todo los fluidos que ella me hizo sacar, me he corrido como nunca antes. Salidos de la clínica donde todo salió bien solo puedo pensar que es virgen y es mía, solo faltan los resultados para descartar enfermedades contagiosas y poder hacerla mía una y otra vez.

—Te enviaré los resultados de las pruebas, nos veremos el día acordado ¿De acuerdo?— asiente y se dispone a bajar del coche.

—Gracias por traerme señor Hamann— me sonríe de esa manera preciosa con la que lo hace cuando no va a soltar su veneno, sin poderlo resistir más tiro de ella y beso esos labios que me han gustado mucho, lo hago con desespero, con deseo y vehemencia.

—Fue un placer señorita Cook y le aconsejaría que dejara a su novio— le veo descomponer la cara.

—Usted podrá meterse entre mis piernas, pero no se meta en mi vida personal, eso no se lo voy a permitir— sin cambiar mi gesto serio pero relajado le miro a esos enormes ojos.

—Es lo mejor, él no merece esto que le harás— baja hecha una furia, amo enojarla aunque los resultados no sean buenos.

—Si no sabe mis razones, no cuestione los motivos— al terminar me cierra la puerta en la cara y le veo entrar al mismo hospital donde la iba a enviar tres días antes por tirarse frente al coche.

—Serás mía— susurro al sentir el auto moverse, tocando mi bolsillo del pantalón siento algo; al sacarlo es la nota que me dejó Candy, esta pone “te espero desnuda en la cama de mi habitación, no tardes o este juego lo ganara otro” sonrío y tocando el vidrio que separa el coche espero a que Malcolm lo abra —llévame a casa quiero descansar— <<ya veré después a Candy>> asiente y acelera el coche. Listo en mi cama sin dejar de pensar en esa chica que es una dulce tentación para mi pienso en si llamarla o no, pero finalmente lo hago.

—¿Me llamas para pedirme perdón o contarme tus penas?— pregunta al descolgar, descolocado frunzo el cejo.

—Para ninguna de las dos— intento preocuparme por ella y ser sensible, aprovechar lo que Malcolm me ha dicho —¿Aun estas con tu madre?— espero y sepa valorar mi interés.

—Si, aún estoy con ella ¿Para qué me llama?— su tono de voz seco y tajante me enfurece <<¿Nunca puede dejar de estar a la defensiva?>> me pregunto a mí mismo.

—Una pregunta que ronda en mi cabeza no me deja estar— me relajo y trato de sonar tranquilo cuando realmente estoy acariciando mi polla pensando en ella y en lo candente que fue nuestro encuentro en el auto.

—Pues venga dispara y veremos si puedo ayudarte— no puedo hablar o los gemidos se me pueden escarpar, trato de relajarme sin dejar de masturbarme.

—¿Cuál ha sido tu peor pecado?— quiero escuchar que yo soy ese pecado del que ella no podrá olvidarse nunca.

—¿A que ha venido eso?— hace eso que me fastidia, responder con otra pregunta.

—Solo responde Marilí— mi voz salió en un jadeo que disimule muy bien —¿Cuál ha sido tu peor pecado?— su suspiro me llevan al clímax, muerdo sus bragas con fuerzas para no gruñir y quedar en evidencia.

—¿Mi primer pecado? Tú, has sido el primer y el peor que he podido cometer— escuchada su respuesta cuelgo la llamada para terminar mi deliciosos orgasmo.

—Aaaaggg— gruño agitado, hacía mucho no me masturbaba, y hacerlo después de mucho tiempo por un motivo que me tiene loco fue una grandiosa experiencia de autosatisfacerme —serás mía Marilí Cook, y ya no te dejaré ir jamás, tendrás una vida sin amor, pero con mucho placer— me levanto de la cama y me dirijo al baño para asearme y tratar de descansar.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo