Capítulo 2

Las pesadillas han cedido y me han dado descanso por hoy, he despertado con los ánimos elevados y con ganas de comerme el mundo y a las mujeres por supuesto, presiento que todo irá bien y creo es tiempo de hablar con mi risitas para arreglar las cosas, a mi manera claro está, no voy a aceptar al peterete que tiene como novio, comedero, marido o lo que cojones sea.

—Muy sonriente ¿No? ¿Quieres otro golpe como el de ayer para que se resetee el casete?— frunzo el cejo por su burla, pero lo tomo con calma.

—Le recuerdo papi que usted vino después a pedirle disculpas a su favorito— le guiño y suelto una carcajada cuando le veo poner los ojos en blanco y negar con la cabeza.

—Loan y tú saben muy bien quien es mi favorita, eso no hay ni que preguntarlo— le miro dolido, sé perfectamente que Loan y yo damos muchos problemas, pero él también sabe que somos buenos para algunas cosas, son pocas pero lo somos.

—Hieres mis sentimientos, no puedes tenerla tan mimada, es por eso que siempre se busca a esos idiotas de novios— subimos al coche, le veo trastear el móvil pero sigo hablando no va a pasar de mi —eso ignórame, pero debes saber que no siempre puedes permitirle que haga lo que quiere y si, sé que esta grandecita, pero vamos que vive la vida sin rumbo y eso no está bien, debe ser más seria, más centrada y más de casa, ya debería volver…

—¿Para estar cerca de un amargado como tú?— su voz me interrumpe, miro a Malcolm quien sonríe, le miro con reproche, lo hizo a posta.

—Pues así me amas, deberías dejar a ese estúpido que tienes por pareja y venir a casa— le ordeno y ella se ríe ante mi trono.

—No, no voy a volver soy feliz aquí, no quiero que estés detrás de mí como si fuera una cría de 16 años con las hormonas locas— frunzo el cejo a tal grado que descompongo el gesto.

—Realmente así actúas, eso no sería nada nuevo en ti, además solo quiero cuidarte y ya está, mira lo que has hecho, me has dejado de hablar por ese idiota que espero me esté escuchando para que le quede claro que no me agrada— el resoplido de mi hermano hace ruido en la bocina del móvil.

—Bestia, eso eres tú un bestia que no miras por los sentimientos de los demás, Kahin ¿No te das cuenta que me ahogas? Date cuenta que en la vida no hay solo que estar amargado y contra el mundo, es que ya quiero ver cuando cupido te fleche— una carcajada sale desde lo más profundo de mi, realmente me ha dado mucha gracia eso que ella dijo.

—¿Cupido? ¡Que se joda! Yo todo lo puedo, y como lo puedo todo no necesito que ese bastardo me fleche como has dicho, solo estoy bien— suspiro dándole paso a la seriedad, necesito arreglar las cosas con ella y mi respuesta le ha hecho enojar.

—Papi ¿Ya ves por qué no quería hablar con él? Es una persona muy insensible, no puedo creer que no le dé alegría mi felicidad, muchas veces me pregunto si realmente me ama— escuchar lo que dice y su tono triste me hacen sentir algo en el pecho que solo ella sabe hacerme sentir —odio tener la culpa de tus pesadillas, odio haberte dejado ese pesar, pero Kahin no has tenido la culpa de lo que me paso, tú sabes que...

—Calla— susurro —sabes que te amo como a nadie en este mundo— frunzo más el cejo —si tú eres feliz yo también lo soy, pero tampoco seré un hipócrita, ese tipo me da mala espina ¡Pero!— digo más alto para interrumpirla antes de que dijera algo —como tú dices que eres feliz está bien, no quiero volver a discutir por esta mierda ¿Estamos bien?— pregunto relajando la voz, ella es un corazón de pollo y sé que me va a perdonar, su suspiro me lo confirma.

—Eres mi bestia y sabes que te adoro aunque seas un patán, frío y sin sentimientos, solo te voy a pedir que dejes a Julián en paz, él no te ha hecho nada ¿Estamos de acuerdo en ello?— muerdo mi labio y miro a Malcolm aunque este está atento al camino.

—Está bien— digo finalmente —pero si te llega a faltar y yo me entere lo mataré, ahora envíame una foto quiero verte, quiero que me hagas las llamadas siempre que puedas ¿Estamos?— su resoplido no se hace esperar.

—Ahí está el señor yo todo lo puedo dando órdenes como si el mundo trabajara para él, está bien, te voy a llamar para fastidiarte cada vez que quiera, papi gracias por ayudarme a hablarle al bestia, los quiero, y por favor díganle al rubio que me envíe lo que le pedí— Malcolm sonríe, esa mujercita le roba la calma cada vez que quiere.

—También te amo mi niña, ya sabes lo que hablamos, no dejes que ese hombre también te ponga la mano encima, esta vez lo machacaré aunque me pidas que no lo haga, esos malditos han salido ilesos, pero este puede pagar todo lo que los demás te han hecho— mi hermana inicia a protestar.

—Vamos calma, solo te queremos cuidar risitas— le puyo y ella finalmente ríe.

—No es fácil ser la única mujer, por favor… los tres deberían buscarse una novia para que tanta posesividad y sobreprotección no recaiga solo en mí, los quiero y recuerden cupido no ve rostros ni poder social— cuelga el móvil antes de que podamos decir nada, los dos quedamos con una sonrisa en la cara. Lucelia es eso que nos ablanda el corazón, no se enoja por mucho tiempo y siempre está dispuesta a perdonar, es por eso que los desgraciados que ha tenido por novios le hacen daño cada vez que ellos quieren. 

Caminando hacia mi despacho decido hacer una parada en el escritorio de mi secretaria, esa que un poco más se desmayaba por lo fuerte que me la cogía ayer.

—¿Algo para mi Cristina?— la mujer me mira y sonríe coqueta, no cambio mi gesto serio, si bien disfruté follármela, no es el estereotipo de mujer con la que quiero se me relacione.

—Nada nuevo señor, pero el señor Kirk está esperándolo en su despacho— frunzo el cejo y me preocupo, dándole las gracias me apresuro a ir con él. Cuando entro ver a Loan sentado junto al hombre me hace pensar seriamente.

—Hola hermano— sonríe un poco —la chica vendrá hoy a conocerte— sigo avanzando hasta sentarme tras mi escritorio —debes saber que ella cree que eres un viejo de 65 años más o menos, el contrato está listo, después lo lees, la cita médica también está programada— les miro a los dos incrédulos.

—Lamento decirte que no estoy aquí para asuntos de la empresa— Marcus quien es el abogado legal de la empresa me estrecha la mano —pero tu hermano me habló de ese inusual contrato y decidí ser yo quien lo llevara— suspira —ustedes dos me ponen en algunas situaciones que realmente nunca me espero— me tiende el contrato —puedes leerlo, para que lo repases, si bien no sabes ni qué coño está pasando ahora es cuando debes demostrar que todo lo puedes— verlos tan burlones me fastidia no le encuentro la gracia.

—¿Qué hubieran hecho si no lo hubiera aceptado?— ambos cruzan miradas y después me miran a mí.

—Tenías que pagarme lo que papito me hizo por tu culpa— sonríe travieso —además no creo yo que seas tan estúpido para desaprovechar esta oportunidad— se pone en pie —nos vemos hermanito— sin decirme nada más sale de mi despacho, miro incrédulo a Marcus.

—A mí no me veas, yo solo estoy aquí para lo de la firma y ver que todo se haga legalmente para que no te metas en un problema, la chica cree que tú has sido el que estuvo hablando con ella. Vamos a la sala de juntas, ahí se nos hará más fácil— sin decir nada y pensando en la locura que me ha arrastrado el idiota de Loan sigo a Marcus, cuando me siento escucho la puerta —ya está aquí, Loan ha convencido a Malcolm de llevar esta situación— por primera vez no me siento preparado para algo, no he planeado nada y no se las diferentes cosas que puedan pasar.

—Aun no leo el contrato— es lo único que puedo decir, pero él pasa de mí.

—Pase— da el permiso, medio cabreado miro directo a la puerta, cuando esta se abre ver a esa joven me sorprende, es la misma que se tiró frente al auto ayer. Mantengo mi gesto serio sin dejar de mirarla, su delgado y pequeño cuerpo no se me apetece para nada, me desagrada la verdad, pero esa cara tan angelical me deja extraño.

—Buenos días, busco al señor Hamann ¿Es usted?— su maldita e inocente voz sí que se me apetece, es tan dulce que me la imagino gritar mi nombre mientras mis embestidas amenazan con partirla. Marcus se levanta y se acerca a ella, la mirada confundida de aquella mujercita que ha de ser un bulto en la cama me quitan el encanto que me dejó su voz.

—Soy Marcus, el abogado del señor Hamann ¿Es usted la señorita Cook?— el idiota pregunta lo evidente y ella como tonta le responde con un gesto de cabeza, realmente esto no ha sido una buena idea —primero que nada lamento haberla hecho venir sin previo aviso, su amiga no facilitó su localización y no pude evitar traerla aquí. Ante usted está el señor Hamann— Marcus me señala y esos grandes ojos azules conectan con los míos, cuando le veo fruncir el cejo eso le hace ver mucho más graciosa de lo que es, es hermosa y eso no se puede negar —por favor tome asiento— interrumpe Marcus esa conexión que tenían nuestras miradas, esto será demasiado fácil para mí y entre más la miro más me va gustando la idea, pero aun así no se me apetece hablar, es ella quien debe caer ante mí y coquetearme como todas lo hacen, pero no lo hace, simplemente me sostiene la mirada sin amilanarse y eso no es normal —señor Hamann, la señorita Cook— nos presenta Marcus sabiendo que de mi parte eso jamás se iba a hacer. Ninguno desvía la mirada del otro, con ganas de incomodarla decido romper el silencio yo para dejarla loca como las dejo a todas.

—Jamás pensé que sería tan aniñada— le aclaro el concepto que he tenido de ella a simple viste, sé que no tardará en hablar como una tonta.

—Y yo jamás creí que estuviera en… ¿Tan buena condición?— su contestación me asombra, trato de no cambiar el gesto <<¿Qué coño le pasa a esta mujer para hablarme así?>> pienso algo descolocado, ninguna mujer me había dado una contestación así, solo mi hermana.

—No debería creer en lo que ve tras una pantalla— decido jugar con ella, sé que pronto quedará como una lela más frente a mí, le miro con burlo, pero esa sonrisa que dibuja en sus labios me pierde.

—Lo mismo digo señor, no siempre se puede creer en lo que se ve tras una pantalla, muy bien podría yo ser un hombre en busca de otro ¿No lo creer?— la mirada burlona se me esfuma del rostro <<¿Cómo es posible que yo no pensara en esa posibilidad?>> cabreado por como esa niña sabe defenderse no tengo nada que decir, es primera vez que me pasa esto.

—Está claro que no lo eres— digo lo obvio quedando como un idiota, ella simplemente asiente como si esa fuera la única respuesta que podría darle.

—Bien, procedamos con el acuerdo— Marcus interviene salvando a esa insolente de mis palabras, palabras que no sabía cuales iban a ser —se estarán respetando cada pauta que haya escrita, señorita Cook si a la hora de firmar no está de acuerdo con algo me lo puede hacer saber para llegar a un acuerdo ¿Esta claro?— le veo asentir y tomar las hojas, no puedo creer que sea tan fría <<¿Acaso no le afecta mi presencia?>> no puedo creer que actúe como si fuera un pelele insignificante.

—Cuanta urgencia señor Hamann, a tal punto que ya lo tiene todo preparado— su chulería me deja atónito, esa mujer verdaderamente me descoloca, pero no voy a ser yo quien se deje por una inexperta, sosa e insolente virgen.

—Digamos que soy como un niño cuando ve un juguete que le gusta— decido ofenderla con sutilidad, si es inteligente que no lo creo lo entenderá —de inmediato quiere comprarlo y al llegar a casa sin pensarlo inicia a disfrutarlo— al verla sonreír mi corazón late con fuerza <<¿La ha captado?>>

—Espero sepa jugar, recuerde que los juguetes se dañan y en ocasiones salen rebeldes y hasta pueden provocar daños— verla centrarse en el contrato como si lo que ha dicho no fuera algo importante miro a Marcus quien contiene la risa.

—¿Sabes que eres pasiva agresivas?— suelto sin poder quedármelo, me está sacando de mis casillas —tu voz aparenta dulzura, pero tus palabras son agresivas e hirientes— alza la mirada y me mira sin vacilar mis ojos, que han de estar demostrando el fastidio que está suponiendo ella para mí.

—¿Creía que por tener esta apariencia sería una niña buena, dulce y tímida?— dice justo lo que pensaba de ella, veo mi oportunidad y tan serio como puedo le digo.

—El que este vendiendo tu virginidad me queda claro que en lo absoluto lo eres— el ligero gesto de ofensa que se le dibuja en su rostro me hace reír internamente, a mí se me respeta.

—Lo bue es que al usted comprarla me deja claro que es igual o peor que yo— su estúpida respuesta no me ha gustado en nada, me gustaría decirle que yo no he sido, pero no hay caso, ella sabría qué coño responder.

—¿Siempre tienes que tener respuesta para todo?— le miro sin disimular mi mal estar, su sonrisa se agranda, está jugando conmigo descaradamente.

—¿Por qué no de tenerla?— pregunta ella sin responder a la mía, dibujo mi sonrisa ladeada, ella quiere juego y lo obtendrá.

—¿Sabes tú que serás mía y una vez firmes ese contrato estarás a mi merced?— suelta el bolígrafo, se acomoda en su puesto y pone sus pequeñas manos sobre la mesa, eso por alguna razón me excita, me hace prepararme para cualquier cosa que ella puedas decirme, es primera vez que una mujer pone su inteligencia por delante y le vale mierda si me ofende o no.

—Le recuerdo señor Hamann, solo le pertenecerá mi virginidad, yo no seré suya, una vez terminemos con lo acordado me iré y toda relación entre los dos se acabará— preguntándome como es que ella actúa de esa manera tan indiferente ante mí me provoca decirle algo que realmente la deje fuera de base, pero debo ser inteligente y no dejarme llevar.

—Le recuerdo señorita Cook que será mía por 24 horas, debería aumentar el tiempo para disfrutarla más ¿No cree?— le escucho reír con burla, enojado me acomodo en mi puesto, esta mujer no es normal, se puede sentir la tensión y aun así ella actúa como si nada pasa y solo afila su lengua para jorobarme la vida.

—¿No creo que tenga la capacidad ni la resistencia para darme placer por 24 horas, ahora claramente no le creo capaz de darme placer por mucho más— eso sí que me ha dolido, me ha dado una patada certera en los huevos, ahora me doy cuenta que esa mujer es de temer, ya le mostraré yo de lo que soy capaz.

—¿Puede firmar el contrato de una vez?— Su sonrisa me hace apretarme la polla dura, discutir con esa mujer me ha excitado de una manera que jamás lo había estado, esa boca insolente debe ser utilizada para mi placer. Marcus me mira burlón, pero paso de él, no quiero que me fastidie.

—De acuerdo señor Hamann— su voz es tan delicada que puedo escuchar nuevamente los gemidos que puede dar. Verla tan centrada y sin dejar escapar detalle me pone, me enloquece y me hacen quererla en mi cama con urgencia <<¿Cómo es que esa niña se me ha podido plantar de esa manera?>> pienso en lo inteligente que es, se me hace poco creíble que esté tan duro por una mujer que no es para nada mi gusto —eso de llamarle Amo lo borramos— interrumpe mis pensamientos morbosos —quizás sea virgen, pero sé muy bien lo que conlleva aquel juego, no sado, no palabras humillantes, no sumisión y por supuesto no permitiré que me lastime— no sabía que eso estaba en el contrato, pero Loan me conoce perfectamente.

—¿Señor Hamann?— pregunta Marcus segundos después, esta virgen es un reto que dominaré a mi estilo así que asiento aceptando sus condiciones, una vez me pruebe ella sola dirá y hará todo lo que aquí se negó a hacer.

—En los apelativos con los que me puede llamar, jamás… jamás en su vida me llame sumisa o esclava, créame que si llega a decirme así su perfecta dentadura le faltara más de dos piezas— a Marcus se le escapa una risa y a mi igual, mi sonrisa se agranda y muestro mis dientes, jamás me había reído así con una mujer. Como toda ella es un dulce veneno tengo el apelativo perfecto, mirándole a esos enormes ojos azules sonrío más.

—De acuerdo Dulce ¿Así está bien?— mi tono de mofa se sale sin poder esconderlo.

—Perfecto, espero este Dulce no le ocasione diabetes— sus malditas contestaciones me superan y ponen mi polla más dura, al punto de doler. Al verla firmar sonrío, ha cometido un error que por supuesto lo voy a aprovechar, cuando me toca firmar lo hago lentamente, disfrutando todo lo que pasará.

—Bien señorita Cook— Marcus le mira —el contrato será validado hoy mismo, como ya sabe este fin de semana, el día sábado debe presentarse a las 00 horas y se irá el domingo a las 00 horas, el atuendo, el desayuno, almuerzo y cena se le estarán brindando en la mansión del señor Hamann, el auto que la ha traído hoy se encargará de llevarla a su casa y buscarla el día acordado. En cuanto al dinero ya ha sido transferido a la cuenta que le pedimos que abriera, pero está congelada hasta que usted cumpla su parte del contrato— verla tan tensa me complace, no es tan implacable como dio a parecer.

—De acuerdo señor abogado— responde en un tono muy distinto al que ha estado usando toda la distancia, viendo mi oportunidad de actuar y hacerle tragar sus palabras y su comportamiento decido tener una buena plática con ella.

—¿Puedes dejarme a sola con ella Marcus?— él me da una mirada de advertencia, le doy una de no me jodas y pongo mi gesto serio cuando siento esa mirada que en este momento se ha vuelto un tanto divertida para mí.

—Por supuesto— sale de la sala y nos deja a los dos tal y como yo quería, nadie que piense las cosas se comporta ante mí de esa manera en la que esa mujercita se ha estado comportando. Me levanto de mi puesto ante su atenta mirada, estando de pie se ve mucho más pequeña, su reacción está siendo la justa que debía ser desde un principio, camino con lentitud, marcando ese paso que desprende seguridad, recorro su pequeño y delgado cuerpo, al hacerlo mi polla se siente explotar, no entiendo aun por qué estoy así con una mujer que ni en sueños pensé cogerme, pero lo que sí sé, es que mi polla se hincha cada vez más.

—No quiero que te depiles ni arregles tu cuerpo— no tengo idea de por qué coño le he pedido eso, pero lo hago, me acerco lo suficiente a ella para que se sienta tan intimidada como yo quiero, estar cerca de ella y sentir ese olor a vainilla que desprende me hacen pasar saliva con dificultad, parezco un maldito depravado con todo lo que imagino para hacerle —yo quiero arreglarte para mi ¿Entendido?—  su sonrisa chulesca no me convence, puedo percibir sus nervios aun cuando trata de ocultarlo, no desvío la mirada de esos ojazos que no me dejan estar tranquilo, sin poder resistirme más llevo mi mano a su cabello y arreglo un mechón de este tras su oreja aprovechando tener contacto piel a piel, mi mano se desliza con sutiliza por su mejilla, es suave y delicada al tacto, me siento correr sin siquiera follarla.

—Vaya no creí que el señor Hamann se le diera eso de la belleza, sin duda un mentiroso sé que es ¿Pero dedicarse al cuidado e higiene de la mujer?— ahí está su estúpida sonrisa burlona, no puedo entender como pasa de mi contacto, ese que me está descontrolando y me está haciendo perder la maldita razón —¿Qué le hace pensar que yo no esté depilada?— sonrío de esa manera que solo le he sonreído a ella, incluso se la muestro más grande, su respiración me deja claro que estoy logrando lo que deseo.

—Eres virgen Marilí— su nombre es precioso igual que ella por lo que me lo he grabado fácilmente —puede que hayas intentado cortarte el vello púbico sí, pero pasado un tiempo te preguntaste a ti misma ¿Para qué hacerlo si nadie me ve?— no sé nada de las vírgenes pero mi lógica acertó, sus labios fruncidos le hacen ver graciosa como cada gesto que ella hace. Mi mano llega a su plano abdomen —podemos comprobarlo ahora mismo— mi tono de excitación no se puede disimular, mi mano se cuela por debajo de su blusa, ella me lo permite y lo agradezco.

—Vaya… pero si el señor es un experto— sus intentos por parecer indiferente y relajada son en vanos ante mí.

—¿Celosa? Recuerde que aquí no pueden surgir los celos señorita— su mira hacia mí es de burla, mirada que le borro al meter mi mano bajo su pantalones, está húmeda, disimulaba muy bien lo que sentía, eso me sorprende y me pone más caliente de lo que estaba. Cuando siento como me jala de la camisa y me besa quedo helado sin saber qué hacer cuando sus delicados, rosados y tibios labios tocan lo míos, tenía mucho que no besaba a una mujer en la bosa. Despertando de mi adormecida reacción y tentado por esos deliciosos labios le correspondo ese beso que al parecer es el mejor que he tenido en mi vida, mi lengua se profundiza por su boca arriesgándose y conociendo ese espacio del que hora estoy prendado, sus gemidos me hacen gruñir, el calor de mi cuerpo es realmente preocupante, nunca antes me había sentido tan abrumado por tanta excitación, soy un experto en el sexo, pero aquí parece que soy un novato dejándose llevar, pero simplemente no puedo evitarlo, ella sabe cómo atraparme. Alzándola la llevo a la mesa para sentarla y abrirla de piernas, pego mis caderas a las de ella, su calor sobre mi pene es una cosa de otro mundo, mi respiración no es la misma, antes respiraba así solo cuando perdía el control de mi ira, pero ahora es por todo lo que esa niña me hace sentir, no puedo apartarme de sus labios, los quiero seguir disfrutando, pero ella no me lo permite, se despega de mi a la fuerza dejándome una sensación de vacío.

—Me has besado— es lo único que puedo susurrar confundido por como reaccioné ante ella, no tenía idea de que el sexo me estuviera dominando de esta manera —en el contrato decía no besos en la boca— le miro a esos ojos que por alguna razón me resultan preciosos, ella solo asiente.

—Así como decía que usted no podía tocarme hasta hacer las pruebas correspondientes— ver sus labios moverse solo me hacen perder el control, pasando de todo me lanzo a por sus besos, cuando los míos chocan con los de ella suspiro por el placer.

—A la mierda no lo soporto— ya no pienso en que pueda o no ser virgen, ahora solo pienso en que mi polla realmente duele y en que mi cuerpo ha despertado de una manera distinta con ella, ya no me contengo más, la haré mía aquí y ahora. Acaricio su cuerpo para saciar mi contacto, mis besos son intensos, al llegar a sus pechos no son grandes pero se siente bien tocarlos, mis caderas se mueven y mi polla choca con su vagina como queriendo abrirse paso para refugiarse en ese caliente y apretado hueco que ha de tener. Su mano llega a mi dureza y tiemblo, esa sensación es algo inexplicable y extraordinario. Cuando estoy en lo mejor siento como se aparta dejándome en un total desconcierto.

—¿No crees que hemos roto ya muchas reglas?— sus jadeos me indican lo que quiere, sus deseos por terminar todo es absurdo.

—Me deseas y yo a ti— aclaro lo que ya ella sabe, mi respiración agitada hacen mi voz más ronca —no creo que te guste quedar así como estás— su mirada no se aparta de la mía, ella sabe que yo tengo la razón, cuando estoy seguro que continuará en lo que estábamos su voz me interrumpe.

—Quizás si me guste, a fin de cuentas jamás he tenido sexo y puedo vivir con eso ¿Pero y usted?— quedo estático sin saber que decir o cómo reaccionar, sin yo apartarme se baja de la mesa dejándome excitado como nunca antes y deseándola de manera que no puedo explicar.

—No me vas a dejar así— digo con contundencia, no voy a permitir que me haga esto, su chulería es algo con lo que no puedo, presiono mi mandíbula con fuerza para no tomarla a la fuerza y enseñarle que con fuego no se juega.

—Adiós señor Hamann, hasta pronto, jamás subestime a alguien por creer que no es experto en lo que usted sí, hay personas que aprenden con gran rapidez— le veo dar media vuelta sin importarle mi estado ofuscado —y tranquilo, yo a usted no tengo que celarle, es un desconocido para mí y siempre será así— escucharla tan segura de eso después de probarme me dan una bofetada de realidad, ella no es como las demás, me lo quería negar, pero ya no puedo hacerlo más.

—Siempre seré ese que disfrutó de su virginidad y se quedó con su pureza— al verla de terse sonrío.

—En efecto siempre será ese— me da la razón y me siento orgullosos por ello —pero para mí será un desconocido que pagó un millón y medio por algo que se da gratis— la sonrisa y el orgullo desaparecen de mi con ese guiño. Ofuscado, confundido y con la polla palpitándome paso mis manos por mi cara al verla salir.

—¿Qué coño ha pasado?— miro la puerta sin saber qué coño hacer con mi puta vida después de lo que hoy ha pasado aquí.

—Lo que pasa es que una joven de tan solo 18 años ha sabido bailar a tu ritmo y no solo supo bailar, también te enseño pasos nuevos— Marcus suelta la carcajada de su vida, pero yo solo puedo pensar en esa mujercita que me dejó prendado a esos besos, a esa mira y a su maldito calor.

—Quiero que la última página la cambies y pongas lo que te voy a decir— él deja de reír en el acto.

—¿Estás loco? Eso te puede buscar un problema— niego mientras sonrío y voy tranquilizando a la bestia que tengo entre mis piernas.

—Ella no revisó la última página, has lo que digo y busca a alguien que falsifique la firma de ella sin error, esa mujer va a saber quién soy, su insolencia y esa chulería no serán nada— sonrío pasando mi lengua por mis labios recordando esos besos —le voy a demostrar que yo todo lo puedo— sin duda alguna no será fácil, su inteligencia e ingenio son un arma que ella sabe cómo utilizar —es el mejor regalo que el idiota de mi hermano me ha podido dar— Marcus solo suspira y hace lo que le pido —debes poner “La señorita Cook pasará cada fin de semana de los próximos 6 meses con el señor Hamann, los días iniciarán desde las 00 de los sábados, hasta las 00 horas de los lunes, debe follar cada vez que él quiera y obedecer cada orden, el sexo implica juegos sado y todo lo que al señor Hamann desee hacer con su cuerpo”— le miro travieso.

—Esa última parte debes quitarla, ella se ha negado a eso y te puedes buscar un problema, hazme caso y déjalo hasta donde pone la hora y los días, no seas necio— acepto quitar la parte que más me gustaba, sé que soy capaz de hacer que ella entre a mi juego sin problemas.

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