Capítulo 1

Quizás algunas personas creen que por estar en una situación por mucho tiempo se puede acostumbrar a ello y no es así, como les dije antes, vengo de una familia extremadamente amorosa y que nos enseñó a mis hermanos y a mí  que el amor y la familia es primero.

Soy un hombre de 34 años que le teme al amor, si le temo, el amor suele ser destructivo en las mayorías de veces y no me hace falta vivir una experiencia propia, ya tengo a mi hermana para darme cuenta que el amor es algo sobre valorado y estúpidamente masoquista ¿Quién sufre por amor? ¿Quién coño lucha por mantener algo que está mal? ¿Quién está dispuesto a jugársela todo por amor? Esas son unas de las tantas preguntas que me hago al respecto ¿Qué por qué inicio mi historia mostrando mi repudia hacia el amor? Fácil, estoy a nada de cumplir 35 años y vivir solo en una mansión puede ser algo pesaroso, y es aquí donde entraré al tema con el cual inicie, desde que mi hermana se fue y mi hermano se independizó vivo solo y aun no me acostumbro a ello, creí que al pasar de los años las cosas no podrían molestarme, pero si lo hacen, y amo estar solo, no estoy apurado a estar con alguien, pero como siempre mis hermanos me recuerdan que ser tan cerrado, amargado y frío no es nada bueno y me llego a plantear si debería tratar de buscar una pareja, pero claramente pensar en eso me recuerda que no estoy listo ni sé nada del amor y prefiero pasar de ello.

Otro día que despierto a causas de mis pesadillas, otro día que no duermo más de mis 5 horas habituales, otro día en el que solo pienso en sexo para sobrellevarlo las cosas con más calma y lucidez. Como siempre hago mi rutina diaria antes de irme a trabajar, inicio con asear mis dientes para después prepararme un batido de proteínas, hago mi rutina y por ultimo Malcolm me informa de todo lo que pasa en el puto mundo, joder, como le gusta la política.

—Joven, venga debe alimentarse— me ordena Susana, suspirando, y bajo la atenta mirada de Malcolm asegurándose de que no diga algo estúpido me siento a la mesa.

—Vaya… hoyo negro y abismo sin fondo— digo burlón al ver la torre de panqueque que estaba comiendo —me imagino que a la hora de ir al baño eso rompe al paso— carcajeo por la cara que pone.

—Escúchame bien hijo de perra— me señala con el cuchillo de cortar pan —si tú no quieres desayunar lárgate de aquí, pero no estés fastidiando mi hora de desayunar, o te juro que hoy si te pateare tu bronceado culo ¿Lo has entendido?— no puedo evitar carcajear al escuchar su amenaza.

—Pero que sensible estás— pongo el gesto serio pasando de la risa y poco después pongo uno de ofendido —solo estaba bromeando, que mal lo tomas todo— meto un trozo de tocino a mi boca.

—Eres un maldito bastardo— bufa cabreado, que fácil le hago perder la paciencia.

—Que duro eres conmigo— niego fingiendo tristeza.

—Ustedes solo se soportan, deberían buscar a una chica que les enseñe lo bueno de la vida— ambos le miramos con gestos duros, ella se limita a encogerse de hombros y retirarse.

—¿Por qué simplemente no dejan estar ese bendito tema, Lucelia está igual de insoportable con eso— frunzo el cejo —¿Has hablado con ella? Está muy enojada conmigo y no me responde, ha pasado dos semanas— su mirada indica la molestia que tiene hacia mí, resoplo.

—Le has dicho a tu hermana que ese tipo solo la quería por su dinero, le has gritado que el amor no existe y por tanto jamás la van a amar, por una mierda Kahin, ya han pasado 3 años y su relación sigue en pie ¿Por qué no solo aceptas que ella es feliz y ya? No sé cómo puedes decir que el amor no existe si tu familia solo se basaba en eso— furioso por las cosas que me dice me levanto.

—Yo solo digo la puta verdad ¿Acaso no ha sufrido ella por esa estupidez de que el amor todo lo puede? ¿No has tenido tú que ir a por ella por qué está devastada por alguien que le pagó mal? Aun sabiendo eso me regañas y me preguntas por qué le digo esos cosas? Si, sé que mi familia se basaba en el amor… pero era un amor familiar nada de parejas, ese tipo no me inspira confianza y ya está, si lo vuelve a traer a Panamá créeme que regresará a Londres sin él— dicho esto me dirijo al auto, hoy me iré solo.

—No sabes cuánto sufre tu hermana por ti— escucho que grita, pero no me voy a sentir culpable, uno conoce su a los de especie y ese imbécil es un carbón allá donde vaya.

Llegado al auto enciendo el estéreo una vez me pongo en marcha, la voz de Luismi sale por los altavoces, ese artista me fascina y aunque no crea en el amor me gusta la manera en la que se expresa al cantar. Al pasar el alto se me cruzan una joven frente al auto, ni siquiera se percató, al mirar de donde sale bufo.

—Al parecer quiere volver a ese maldito hospital ahora muerta— cabreado por la imprudencia de aquella niña acelero el coche, no puedo con mi maldita amargura. Cuando llego a mi destino voy directo al ascensor.

—Señor Hamann— detengo mi marcha y me volteo para mirar de frente a la secretaria de piso, la mujer se me acerca y me tiende algunos documentos, hoy ha venido más atractiva que antes, sin dejar de admirar su cuerpo le escucho —la cena con los inversionista esta lista para hoy a las 14 horas, ha llamado el jefe de distribución, ya le entregué los documentos que me pidió a su asistenta…— queda en silencio unos segundos como si tuviera que pensar bien lo que tiene para decir a continuación, ella que no me miraba lo hace, me mira a los ojos y un color rosado se le pinta en las mejilla —su hermano ha dicho que..— muerde su labio y eso se me hace demasiado sexy, no le había visto con atención antes y ahora que le miro si bien no tiene un cuerpo de infarto y tiene caderas anchas mi polla le alegraría estar entre esas nalgas gordas —ok...— toma valor y desviando la mirada lo suelta —dice que deje la estupidez y que viene a la hora del almuerzo para presentarles a las vírgenes— lo dice tan rápido y arrastrando las palabras que casi me pierdo, con ganas de cagarme de la risa pero manteniendo mi postura y mi gesto serio asiento, aprovecho que no me ve para mirar sus pequeños pechos, esta mujer tiene que ser mía.

—¿Cuántas veces te he dicho que no le hagas caso a mi hermano?— puedo ver como deja de respirar ante mi tono seco, me mira con temor.

—Yo… yo se lo dije... pe... pero él me ha dicho que me despediría si no lo hacía— resoplo, Loan es un idiota, le gusta mucho disfrutar el miedo que creo en las personas.

—Si lo vuelves a hacer seré yo quien te despida ¿está claro?— le veo asentir una y otra vez con mucha rapidez, cuando creo que se romperá el cuello se detiene, esa mujer simplemente me divierte, ver lo ingenua que es hasta me da pereza —¿Cuantas horas tengo libre antes de la junta con los directivos comerciales?— mira su reloj de pulso y después me mira a mí.

—Como es algo rápido usted ha dicho que para las 11 horas, así pues tiene 2 horas libre— asiento pasando los documentos a mi mano derecha.

—Mi asistenta hoy está ocupada con los documentos que le ha llevado— miro la puerta de su despacho y está cerrada —desvía las llamadas a mi teléfono y de esa manera puedes ayudarme y atender las llamadas en el proceso, venga vamos debo ordenar algunos expedientes— inicio a caminar a la par que ella corre a su escritorio para hacer lo que le pido. Entrando a mi despacho lo suelto todo sobre mi escritorio, estoy excitado sin ningún motivo y esa mujer es quien me quitará estas ganas de follar que tengo, al verla entrar solo me quedo observándola, incomodándola bajo mi intensa y oscura mirada.

—Usted dirá en que le ayudo señor— me mira sonriendo nerviosa, tras evaluar las oportunidades que tengo con esa mujer suspiro al saber que la tengo fácil, tiene más de 25 años y esa es una ventaja para mí, lo que me lleva a la conclusión de que puedo tener una buena jornada de sexo, tradicional pero al fin y al cabo sexo es.

—Debemos guardar los expedientes de ventas, quiero que me ayudes en eso para poder hacerlo más rápido— tomando la primera pila de expediente me dirijo al cuarto archivador, cuando estamos haciendo el trabajo la reducción de espacio nos hace rozar en más de una ocasión, este trabajo jamás lo había hecho, pero es el pretexto perfecto para tener contacto físico sin quedar en evidencia. Mi polla cada vez se pone más ansiosa, entre más la rozo y miro su enorme culo, mas excitación me da.

—¡Mierda!— chilla la mujer al tropezar con una carpeta que estaba en el suelo, eso le obliga a sostenerse de mí, por reflejo la abrazo a mí con algo de fuerza, y sin pretender la pego demasiado a mi cuerpo —oh Dios… lo lamento señor, realmente no vi donde pisaba, no fue mi intención— inicia a estirarme el saco de manera torpe cuando la suelto, tomando sus manos la detengo y la acerco nuevamente a mí, nos miramos a los ojos.

—¿Estas segura que no querías tocarme a posta?— el tono se le sube dejándole su pálido rostro un rojo encendido —si era así solo debías pedirlo y ya está— no puedo ser yo quien inicie, debo incitarla a que sea ella quien me busque, asi que le ayudo acercando mi cara a la de ella a riesgo de que me bese.

—Se… señor… yo... yo…— jadea al sentir el roce de mi erección contra su vientre —por un carajo— susurra cambiando el gesto a uno más serio e intenso —a usted todas se lo quieren follar y yo no soy la excepción, me he comportado como una tonta todo este tiempo para que así usted fuera el que se me acercara, pero ya que estamos, no quiero perder mi trabajo por un acoston con usted— se suelta de mí y prosigue con su trabajo, no me sorprende su reacción, lo que dice es verdad, todas quieren probar lo que me cuelga entre las piernas y mi cuerpo en general. Tiro de su brazo y la vuelvo a pegar a mí, no estoy para juegos y si ella es clara yo lo soy igual.

—Esto no debe salir de aquí y una vez terminemos debes firmar un contrato de confidencialidad, debe quedarte claro que si follamos solo será por esta vez, ceros besos y ceros gritos— sin dejar que responda y percibir ese deseo en sus ojos proceso a llevar mis manos a su culo y apretarlo, realmente tiene un trasero enorme; recostándola a la puerta alzo su falda y me lanzo a por su cuello, sentir su mano en mi dura polla me hace gruñir, está deseosa y eso me descontrola. Apartándome de ella saco un  preservativo, tras bajarme el pantalón junto al bóxer lo coloco rápidamente, no me gustan los mimos ni crear vínculos con las mujeres cuando estamos en el trabajo, su gemido al ver mi polla me supera —si, todo esto se hundirá en ti una y otra vez hasta que tus fluidos caigan por tus piernas— la giro rápidamente y de la misma manera bajo sus bragas, tenerla abierta de piernas y con sus caderas hacia atrás es todo un placer, se ve una increíble vista, su culo desde esta posición es bastante morboso. Abriéndome paso en su cavidad vaginal me voy hundiendo en ella, sentir como aprieta mi polla cuando esta se va entrado solo me da más placer.

—Aaaahhh Dios— se queja, pero no me detengo, quiero iniciar cuanto antes, su grito por la sorpresa de aquel empellón imprevisto me saca un gruñido —está muy grande— susurra casi sin voz, mis embestidas son rápidas, profundas y certeras, mis manos se aferran a su culo y los aprieto con fuerza mientras tiro de ella en la dirección opuesta a la mía y de esa manera el impacto tenga doble sensación.

—Eso es, no dejes de gemir, no dejes de pedirme más, disfruta todo este placer que te doy— siempre las mismas palabras, siempre el mismo tono y siempre me las follo a todas igual obteniendo resultados diferentes.

—¡OH SEÑOR¡— grita desesperada por no saber qué hacer ante mi invasión que no cesa, esta vez solo busco mi placer, solo me preocupo por mí, hoy solo quiero bajar tensión y ya está, no juegos, no palabras al oído, solo follar y deleitarme con mi nuevo juguete temporal mientras gime por el placer que le doy con mi polla —ya… ya no lo soporto más…— el líquido caliente que sale de su cuerpo lo siento aun con el condón puesto, sus convulsiones me complacen, cuando siento su mano interponerse entre yo y ella se la aparto, ahora sabrá lo que es ser cogida por más de 5 minutos; mis embestidas al contrario de ceder aumentan más, la sostengo para que no caiga a causa de sus piernas temblorosas y débiles por el orgasmo, no deja de gritar así que le tapo la boca con mi mano, las fuertes nalgadas que le doy resuenan en la pequeña habitación, el calor a pesar del aire acondicionado es intenso, mi polla se siente cada vez más caliente y más hinchada, tomando una de sus piernas la alzo para poder darle con más precisión sin que sus nalgas sean un impedimento para hundirme totalmente en ella —me voy a desmayar— suplica tras otro intenso orgasmo que le hace prácticamente llorar del gusto, dejándome llevar por sus gemidos me permito llegar a ese orgasmo que podría prolongar más, doy un certero empellón y me quedo dentro de ella sintiendo como contrae sus paredes vaginales por el orgasmo que aún persiste en su cuerpo. Al sentirme un poco recuperado me aparto de ella para quitar el preservativo y amarrarlo, me apresuro a vestir, verla aferrada a la puerta agitada e intentado que las piernas le funcionen me dibujan una leve sonrisa en la cara.

—La espero fuera para que firme el documento— cuando se aparta de la puerta con ayuda de los archiveros salgo del lugar con el condón usado en mano para tirarlo en la papelera bajo mi mesa.

Tras firmar el contra de confidencialidad y ordenarle que terminara el trabajo que hacíamos los dos, me pongo a mi trabajo un poco más relajado de lo que llegue, el sexo es mi perdición y eso jamás lo voy a negarlo, es lo mejor que hay en todo el mundo.

La reunión es como lo pensaba rápida y productiva, todo va marchando bien, Malcolm no ha asomado sus narices por mi oficina así que me imagino el nivel de su enojo, haciendo una mueca me obligo a dejar de pensar y responder los correos que no paran de llegar, es medio frustrante que todo el mundo quiera contactar contigo.

—BUENAS…—grita Loan entrando a mi oficina como si estuviera en casa, resoplo al verle esa sonrisa de tarado —traigo comida y el móvil con una súper aplicación para ver a las señoritas que están subastando sus virginidades, te tengo a unas que las querrás por más de 24 horas— bufo fastidiado por esa estúpida idea.

—Hace 3 años te dije que no haría tal cosa, no voy a follarme a una virgen inexperta que solo haría gritar cuando le estoy metiendo mi verga, si es con mujeres experimentadas y se quejan ¿Qué puedo esperar de una virgen?— deja la comida sobre el escritorio y se sienta frente a mí, está serio y algo enojado por mi negativa.

—No seas estúpido, date este regalito de cumpleaños ¿Acaso no desearías poseer a una mujer que no ha sido tocada por nadie? ¿No te gustaría tener ese placer que no muchos hombres de nuestra edad pueden tener? Hamann el fin de semana estás de cumpleaños, vamos acepta la puta idea y pasa un día follándote a alguien que estará siendo estrenada por ti— le miro sin decir nada, ni cambiar mi gesto –vale, está bien te daré la mitad del dinero— enarco una ceja incrédulo.

—¿Solo la mitad? Eres avaro Binder ¿Ya olvidaste que mi regalo del año pasado fue un jet para ti?— si nuestros padres estarían vivos de seguro nos jalarían la oreja por estar tirándonos esas cosas a la cara. Mi amigo ríe.

—Está bien, te pagaré esto, pero ha sido un golpe bajo de tu parte— inicia a trastear el móvil, cuando le veo sonreír como un gilipollas me lo muestra —mira esta, joder que maldito cuerpazo, a esa hasta para cogérsela en el tejado— le miro incrédulo, su falta de materia gris creo que le afecta y mucho —¿No te gustó?— pregunta asombrado.

—¿En qué cabeza se te pasa que esa mujer con ese cuerpo puede ser virgen? No seas estúpido, esas aplicaciones son un fiasco, ahí no encontraras mujeres vírgenes ¿Realmente creíste que iba a acceder a esa estúpida idea? Olvídalo y vamos a comer muero de hambre— tiro del paquete para sacar mi comida.

—¿Me vas a decir que quieres a esta?— le veo buscar nuevamente y al mostrarme veo a una mujercita delgada y pobre de pechos y visiblemente de culo, no puedo ver su cara, pero esa me inspira más confianza.

—Por ejemplo— asiento metiendo una cucharada de arroz a mi boca, su carcajada me contagia.

—No creí que fueras tan bueno en las bromas— me pongo serio.

—¿Por qué bromearía? Loan piénsalo, una virgen puede tener un bonito cuerpo, pero no como salen en esa aplicación, esa que estás viendo ahí pobre de cuerpo pueda que lo sea, deja de pensar con la cabeza de abajo y se mas observador— frunce el cejo mientras escribe —¡No me jodas! ¿Enserio lo estás haciendo?— no me contesta pasa de mí y presta total atención a su móvil, la seriedad que utiliza para ello me da hasta miedo —para, no voy a follarme a esa mujer— sigo comiendo y él testeando quien sabe con quién.

—Está hecho, mañana Marcus vendrá para que firmen el contrato, espero que disfrutes mi millón y medio— frunzo el cejo, la comida me baja gruesa lo que me hace toser.

—¿Estas tonto? ¿Has pagado un millón y medio de dólares por algo que se obtiene gratis? ¿Qué hicieron nuestros padres mal contigo?— no doy crédito a lo que él ha hecho.

—Yo solo diré, ten mucho cuidado o la vas a matar— carcajea como un estúpido, pasando de mí se pone a comer —¿No te has puesto a pensar que ya no somos unos chavales de 20 años y que debemos sentar cabeza? La verdad creo que ya pensaré en quedarme quieto con una sola mujer— a cada segundo mas descolocado le miro con la boca abierta <<¿Qué coño le está pasando?>>

—¿Acaso has sido abducido por los alienígenas? Supongo sabes que si estás con una mujer esta querrá hijos más adelante— deja de masticar en el acto y decido meter más el dedo en la herida —¿Estás dispuesto a tener hijos, de tratar incansablemente de ser buen padre para no fallar nunca?— sé que me estoy pasando, pero todo sea para no verlo sufrir por alguna mujer.

—Tienes razón, no sé lo que me ha pasado, no debería estar pensando semejante idiotez— ver su gesto triste me da un poquito de remordimiento.

—Pero es tu decisión, está claro que todos debemos cambiar en algún momento, se tú y nuestra hermana los que me den sobrinos— bromeo —ya que a mí me quitaron la oportunidad hace 3 años atrás— me mira.

—Sí, y la pobre mujer lo pasó muy mal ¿Cómo pudiste decirle que no te importaba que tuviera una hija a quien debía mantener? Fuiste igual que ella Hamann pobre niña— su corazón de pollo me fastidia mucho, por eso no está al frente conmigo, es muy débil.

—A ella no le importó con el mío ¿Por qué me iba a importar la de ella? No seas idiota, en el mundo eres tú quien tienes el poder, o eres quien vive a la sombra de los demás. Mírate tú, eres dueño de una maldita corporación exitosa y te da miedo estar al frente de la empresa con tu hermano, eres un gilipollas, pero regularmente te comportas como alguien dócil, vives en un departamento que tiene el tamaño de la sala de estar de la mansión, no piensas en grande y eso siempre te lo digo— frunce el cejo mientras sus ojos claros taladran los míos oscuros.

—Eres un hombre frio, lleno de amargura e insensible, ahora me estoy planteando si serias capaz de dañar a esa chica— sus palabras no me lastiman, él tiene total razón en todo lo que dice.

—Para eso mi hermanito pagó un millón y medio ¿No?— sonrío con malicia.

—Si le llegas a hacer daño te corto las pelotas, recuerda que tenemos una hermana y solo basta recordar por lo que tuvimos que…

—¡Cállate la puta boca!— grito al ver la intención que tenía —no quiero que vayas por ese maldito lado o te partiré la cara de un puñetazo— le veo levantarse y lo imito.

—No puedes pasarte todo la vida lamentándote por algo que paso hace más de 14 años, es eso lo que no te deja vivir, es eso lo que hacen de ti un hombre insensible, es por eso que nuestra hermanita se fue de nuestro lado y es por esa misma mierda que lleva dos semanas sin hablar contigo, te vas a quedar solo en la puta viva, créeme hermano estar viejo y solo es algo bastante deprimente— baja la mirada y mira mis puños apretado con fuerza —¿Qué? ¿Me vas a golpear? Pues venga y quitémonos estas ganas de darnos, y para que sepas la primera mujer que me guste le diré que sea mi novia y si me engaña ¡Adivina qué? Tendrás que soportar mi dolor y mi sufrimiento, tendrás que beber conmigo y tendrás que recordarme que la vida sigue, si… justo como hacemos con Lucelia. Ahora dicho las verdades en tu estúpida cara fea ¡Jodete puto!— me muestra el dedo corazón y camina hasta la puerta sin dejar de mostrármelo, furioso por todo lo que me ha dicho le tiro el lapicero y este  pega en la puerta, segundo después la abre asoma la cara y se carcajea. Conteniendo toda la furia que tengo trato de calmarme, trato de no explotar y no tirar todo lo que haya en mi alrededor, camino al mini bar y necesitado de un trago me sirvo un vaso lleno y bebo de el como si fuera agua.

Sin poderme relajar del todo llega la hora de la cena así que salgo de mi despacho y sin mirar a la secretaria voy directo al ascensor, cuando salgo del edificio ver a Malcolm me estresa, ignorando su imponente presencia me dirijo a mi coche, cuando siento un puñetazo en mi mejilla me hacen llevarme la mano a ella para aliviar el dolor.

—¿Pero qué coño?— pregunto adolorido, y por respeto no le alzo la mano, él es el único hombre a quien le permito estas cosas sin molerlo a golpes —¡Papá qué coño te pasa!— digo con sorpresa.

—¿No te bastó decirle esas cosas a tu hermana y ahora andas comprando virginidades como si fueran propiedades? ¿Has olvidado que tienes una hermana?— patidifuso le miro escuchando todo lo que me dice, su furia me hace retroceder, agradezco que nadie está en el estacionamiento.

—Pero ese ha sido Loan, yo no tengo nada que ver— gruñe fastidiado, y se acerca a mi intimidante, me paro firme y no retrocedo ni un paso más.

—¿Ahora te da por culpar al tonto de tu hermano? Los dos sabemos que a él no se le pasaría algo así por la cabeza, aquí el que mayor problema da eres tú— ahora lo entiendo todo, así que me echo a reír para su sorpresa.

—Ese maldito te ha visto la cara, fue él quien me dio eso para mi cumpleaños, yo me negué y él insistió, lo hizo sin mi consentimiento, vamos hackea su móvil y te darás cuenta— hace lo que le pido y al verlo descomponer el rostro sonrío —¿Ves que no es el ángel que crees que es? Se ha enojado porque le dije algo que no le gustó y se ha querido vengar así— niega un par de veces y me mira.

—Ustedes me van a ocasionar un infarto, no puedo creer que mi niña sea más sensata y madura que ustedes, igual me debías ese puñetazo por fastidiarme ¿Cómo se te ocurre venir sin protección? Pones en una situación muy difícil a mis hombres y eso no lo voy a tolerar— camina al coche y lo abre <<voy a tener que quitarle todas las llaves de repuesto>> —monta tu jodido culo al auto que debes llegar a ese restaurante— sin decir nada y sintiéndome como un niño regañado obedezco.

Si bien soy un hombre el cual deben temerle no soy capaz de levantarle la mano al hombre que me terminó de criar junto a mis hermanos, tengo gran admiración por ese negro, él es mi modelo a seguir, su amistad con mi padre era tan pura, leal y real que sin importarle nada y sin pensarlo dos veces estuvo ahí para nosotros haciendo ese rol de padre, siendo ese apoyo sobre todo para mí. Sin perder la oportunidad le alimento para que le dé su merecido a Loan, de alguna manera debe pagarlo.

La cena fue perfecta, todo está bien y tengo muchos más clientes que satisfacer, no tengo quejas, la empresa está siendo igual de exitosa como cuando estaba mi padre al frente, eso me hace sumamente orgulloso. Al llegar a casa me dirijo inmediatamente al baño, al salir bajo a la cocina donde aún está Susana, no se cansa de limpiar lo que ya está limpio, decido comer en el porche mirando el mar y sintiendo esa brisa fresca que recorre mi rostro, las palabras de Loan se me vienen a la cabeza y me amargan toda la existencia, es un idiota.

—Está muy pensativo— escuchar a la mujer me hacen buscarla con la mirada, cuando la veo en la puerta suspiro —no es bueno que una persona esté sola, todos merecemos estar en compañía de alguien— gruño fuerte para que me escuche.

—No necesito esto Susana, solo me siento bien y no pienso estar en compañía de nadie, con mis hermanos y Malcolm estoy bien, hasta contigo si me lo preguntas, pero tener una persona todo el tiempo junto a mí ha de ser estresante y créeme no me soportarían ni medio día eso tú lo sabes, así que no insistas más, ahora vamos ve a casa debes descansar— la mujer da un largo suspiro y se despide. Quedando solo nuevamente pienso en el regalo de Loan para mi cumpleaños, sonrío al recordar aquel cuerpo delgado que no llamó para nada la atención. Riendo y negando con la cabeza digo —es una locura, pero es buena idea— decido darme ese placer que pocos hombres de mi edad tienen.    

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