6.

Volví a mi habitación un tanto desorientada ¿Realmente yo había hecho eso? ¿Realmente Nathan me había besado? Olivia bajo sus gafas y se quedó observándome por un rato hasta que finalmente hablo.

—¿Vas a quedarte allí parada el resto de la noche? 

—No es como que te importe mucho —espeté.

—Lo es cuando mantienes la puerta abierta 

Mantenía la puerta abierta. Que idiotez. Le di un empujón y la cerré, camine hasta mi armario y luego de cambiarme me tire en la cama.

—¿A qué se debe esa cara de mártir? —hablo ella de nuevo.

—¿A qué se debe tanto interés en mí de repente? 

Blanqueó los ojos.

—Simplemente quiero saber a qué se debe esta increíble paz 

Mi ceño se frunció.

—Por favor Danielle, sabes a lo que me refiero… todo el día estás de aquí para allá con tus amigas y esos chillidos ¡Me estresan! 

No lo pude evitar. Reí, reí con fuerza hasta que lagrimas salieron de mis ojos

—No es gracioso —siseó Olivia molesta.

—Por su… por supuesto… que lo es —seguí riendo—. Si dejaras de estar enfadada por un momento posiblemente estarías menos pendiente de lo que hago y dejo de hacer y disfrutarías más de la vida

—¡Cállate! —espetó apagando su lámpara y ocultando la cabeza bajo su manta.

Volví a reír, era divertido.

El miércoles a medida que me acercaba a Cafe’s me ponía más nerviosa. Con excusa de clases había evitado a Nathan porque no sabía cómo estaría la situación entre nosotros luego de ese beso. 

—¿Danielle? —era Diana.

—Lo siento ¿Qué? 

Ellas e rió.

—Sé que estás preocupada de que Justin no te haya llamado pero no es razón de que me ignores y ten por seguro que el llamará 

Recosté mi cabeza al asiento y mire por la ventana.

Otra razón más que me tenía estresada. Justin no había llamado. No lo vi ni una sola vez en el campus esos dos días y realmente me tenía preocupada el no saber de él. Pensé que estaba enfermo pero Diana había pasado la noche anterior en su apartamento con Ryan y me dijo que estaba mejor que nunca, entonces permanecía la duda ¿Por qué no me llama? Esto me está volviendo loca.

—Tranquila Danielle, verás que una vez comencemos a trabajar lo olvidas por un rato

—Hay algo que no te he dicho 

Ella me miro unos segundos y volvió su vista al frente.

—Okey ¿Qué es?

—¿Recuerdas la noche del domingo? Cuando veníamos del supermercado y nos encontramos a Nathan en la entrada —ella asintió—. Él me beso

Silencio total, ella solo conducía y yo estaba que me moría de los nervios. Cuando por fin abrió la boca para hablar estallo en risas. 

—Eres una maldita perra con suerte ¿Lo sabes? 

—¿Qué? 

—¿Es por eso por lo que realmente has estado preocupada verdad? No es tanto porque Justin no te llame, es porque no sabes cómo reaccionar ante Nathan —negó—. Dos chicos bastante guapos detrás de ti —silba—, espero estar allí cuando Brandon se dé contra la cabeza

—No es para tanto, Justin no está detrás de mí —aclaré.

—Vi como bailaban la noche de la fiesta, también los vi en la cafetería esa mañana… entre ustedes dos hay chispa querida

—Chispa que se apagó ¡No me ha llamado! ¿Qué parte de eso no entiendes? 

—La parte en la que te besas con Nathan y me lo cuentas hasta ahora ¿Por qué? Y a propósito sabía que le gustabas lo que no sabía era que él también te gusta a ti y ohh ¡Tampoco me lo habías contado! —le di un golpe en el brazo—. ¡Hey!

—¿Cómo es eso de que le gusto a Nathan y no lo sabía? —soltó una risita.

—No era como que lo sabía, lo sabía… tenía mis sospechas ahora sobre ti…

—No me gusta Nathan, me ha ayudado mucho pero… 

—¿Le devolviste el beso? —me interrumpió.

—Es probable que sí. Bueno solo permanecimos con nuestros labios unidos, pero no lo aparte

—Eres una maldita perra —no pude evitar reír—. ¿Entonces no te gusta pero le devuelves el beso? 

—Ni yo misma lo sé —admití.

—Bueno más vale que lo averigües antes de que las cosas se vuelvan incomodas… por otro lado si Justin te llama ¿Qué pasará?

¡Demonios! Esa era una gran pregunta ¿Qué haría? Justin era lindo, no, lindo no; eso le quedaba corto. Era muy atractivo y sexy y las dos veces que habíamos hablado habíamos conectado fácilmente pero con Nathan también me era fácil hablar, antes del incidente era bastante atractivo, dulce y me ha ayudado mucho desde que empecé la universidad. Pero nunca lo había visto como algo más…

—No lo sé —susurré. 

—Bueno, no es como si le debieras algo a Nathan… solo te ha besado 

Suspiré.

—Tienes razón, de momento solo quiero intentar no poner rara la situación con Nathan 

—Empieza desde ahora 

Justo en ese momento íbamos llegando a Café’s. Ambas bajamos del auto y caminamos hasta dentro. Rápidamente el olor a comida se hizo cargo de mis sentidos.

El lugar estaba abarrotado de gente. Lía, Susan, Alex y Bryan estaban llevando bandejas de aquí para acá mientras Nathan apenas y se veía entre el mar de gente en el mostrador. Bien, eso me hará pasar desapercibida por un rato. Diana pareció darse cuenta de mis intenciones porque se acercó a mí y susurro:

—Salvada pero solo por ahora —la fulmine con la mirada mientras ambas nos dirigíamos al mostrador.

—Fue solo un beso —me dije a mi misma.

—¿Un ardiente beso? —me pregunto ella, volví a mirarla mal—. ¿Qué? No me diste detalles

—No necesitas saberlos —gire justo para encontrarme con la mirada de Nathan—. Hola —salude.

—Suerte que llegan chicas, esto está a reventar —nos pasó nuestros gafetes y sonrió—. Manos a la obra

Supongo que ser camarera no puede ser un trabajo tranquilo y hoy es la prueba de ello. He estado de aquí para allá toda la noche.

No me he sentado ni una sola vez y me duelen inmensamente los pies, sin contar que a pesar de llevar una coleta hay un calor de los mil demonios que me tiene sudada y con mechones de cabello pegados a la frente.

Pero lo bueno es las grandes propinas que he adquirido, son lo suficientemente buenas como para recuperar el día de ayer. Y también el hecho de que no he tenido que hablar mucho con Nathan.

Lo he pillado en varias ocasiones mirándome fijamente. Diana no ha parado de mofarse de él en cada ocasión que puede y me hace reír, no puedo evitarlo ella realmente podría trabajar como payaso algún día.

Las miradas de Nathan son tiernas y no lo niego, me agrada. Pero me hago la que no lo noto y me concentro en trabajar.

Mi turno de hoy es hasta después de las 12 igual que el de Diana. Y cuando ya falta poco, las personas comienzan a desaparecer y el ritmo se hace más lento lo que por consiguiente me deja respirar tranquilamente y lo que he deseado desde que llegué. ¡Sentarme!

Nathan también agradece eso porque a los instantes llega a mi lado.

—Hola —me saluda él esta vez—. ¿Cansada?

—Bastante —sonríe y rasca su cabello—. ¿Has recibido buenas propinas?

—Bastantes si — le sonrío—. ¿Qué tal tú?

—Todo ha estado bastante bien

—Oigan chicos me largo, no aguanto más —Alex me saluda con la mano y Lía lo hala de la mano.

—Vamos Alex enserio que no aguanto los pies —Alex ríe y tras despedirse de nuevo con la mano salen hacia afuera.

—Sigo sorprendida con ese noviazgo —susurro.

—Yo no, los pille besándose a escondidas un par de veces —dijo Nathan.

—¿Qué? No lo dijiste nunca —se encoge de hombros,

—No era mi asunto —asentí porque tenía razón.

Nathan se quedó observándome, estira su mano y quito parte del cabello húmedo en mi cara. Miro a otro lado.

—Estás hermosa —susurra en mi oído.

—Estoy sudada —digo mirándolo de vuelta.

—No es como si no te hubiera visto así antes —sonríe guiñándome un ojo.

—Por lo mismo no deberías mentir con lo que estoy hermosa —puntualicé.

—No es una mentira —toma mi mano—, he querido decirte algo toda la noche —mi corazón se acelera.

—¿Qué será? 

—Creo que sabes a qué me refiero 

—¿Lo que paso? 

Él asiente.

—Quería decirte que…

—¡Danielle nuevos clientes! —Bob me grita desde la cocina.

—¿No puede atenderlos Diana? —sisea Nathan.

—No, no puede además Danielle y tú están sin hacer nada ¡A trabajar!

Ambos nos pusimos de pi.

—Me lo decís después ¿Vale? —como resignado asintió y me dio un beso en la frente.

Uff salvada por la campana. Pero cuando me giro para caminar hasta donde están mis clientes nuevos me quedo sorprendida con lo que veo.

Anabelle está sentada en una de las mesas, sin quitarle la vista de encima y con su mano entrelazada a la de Justin.

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