2.

—Una ración de nachos —le dije a Nathan.

Él me sonrió y anoto mi orden para el chef, me recosté al mostrador viendo el café considerablemente vacío.

—Amo cuando esto está vacío —sonrió Diana.

—Yo no, no habrá suficientes propinas 

Nathan se acercó a nosotras.

—Es extraño que esto esté tan vacío, generalmente hay bastante gente los jueves por la noche. Sospecho que es por ciertas camareras con bonitos vestidos rojos que atienden este turno —nos guiño un ojo a Diana a mí y los tres nos echamos a reír.

—Claro, lo que tú digas Nathan ¿Dónde está mi orden de nachos? 

—¡Orden de nachos saliendo! —grito Bob desde el pequeño lugar por donde pasaba las ordenes.

Nathan lo tomó y me pasó el plato, le sonreí mientras tomaba la orden y la llevaba al chico en la mesa dos quien pareció ver una fiesta cuando los puse frente a él. Volví al mostrador junto a él y no vi a Diana.

—¿Dónde está Diana? 

Me señalo una mesa a la izquierda donde ella estaba pidiendo la orden.

—Es realmente bueno que no haya mucha gente considerando que esta noche solo estamos nosotros, es una buena señal 

Reí mientras me giraba y apoyaba mis brazos en el mostrador.

—¿Qué tal ha seguido tu mamá? 

La madre de Nathan había estado en el hospital la pasada semana por una pequeña torcedura de tobillo. Le había ayudado con unas cuantas cosas ya que su hermana Lucy había ido a visitar a su padre en Miami y no estaba para ayudar.

—Ha estado genial, me ha pedido que te agradezca por las divinas cenas que le has preparado 

—No hay de que 

Él sonrió.

—De verdad agradezco tu ayuda ¿Sabes? 

Asentí.

—Claro que lo sé Nathan, lo hice con gusto después de todo si no fuera por ti yo ni tendría este trabajo y ahora más que nunca estoy agradecida de tenerlo 

Él me miró fijamente.

—Las cosas van mal con tus padres —inquirió y yo asentí—. Sabes que puedes contar conmigo —estiró su mano y la puso sobre la mía.

—Lo sé —sonrió.

—Quiero una sándwich de jamón de pavo y uno de… —Diana se detuvo—. ¿Interrumpo algo? 

Negué.

—Danielle parece que tu cliente ya término —dijo Nathan mientras señalaba la mesa.

Camine hasta la mesa, el chico me dio las gracias y me dejo una generosa propina. Luego se marchó y yo levante los platos sucios. Volvía al mostrador cuando Diana salía con su orden y Nathan me señaló que tenía nuevos clientes. Caminé de vuelta hasta una de las mesas sacando el bolígrafo para anotar mi orden.

—Buenas noches y bienvenidos a Café’s, mi nombre es Danielle y… —paré de hablar cuando levante la vista y vi a Brandon sentado con una pelirroja.

—Hola Danielle —me saludó.

—Ho… hola —bien habrían pasado dos semanas pero aún me seguía afectando y me odiaba por eso, él era demasiado guapo para mi gusto.

Tenía el cabello negro un poco largo que caía desenfadadamente sobre su frente, ojos oscuros como la noche y piel perfectamente bronceada. Y yo estaba aquí a punto de babear sobre mi ex quien estaba con una cita.

—¿Qué les puedo servir? —pregunté finalmente.

—¿Qué quieres muñeca? —le pregunto y sentí una punzada en el pecho, él solía decirme así.

—Me gustaría un té helado 

Asentí escribiendo en la libreta.

—¿Algo más? 

—Solo agua —inquirió Brandon y tan rápido como tomé nota me alejé.

¿Qué me había estado buscando? Si, como no. 

Nathan me esperaba con una expresión obscura en el rostro, le dio mi orden a Bob y se volvió hacia mí.

—Parece que no pierde el tiempo ¿No es así? —él ya sabía de nuestro rompimiento.

—Te lo juro que estoy a punto de sacarle los ojos —dijo Diana—. Él sabe que ella trabaja aquí, sus turnos. Lo está haciendo a propósito, lo sé 

Nathan apretó sus manos en puños.

—Debería sacarlo a golpes, es lo que merece 

Me puse frente a él de inmediato. Sabía que sus amenazas no eran en vano.

—Nadie hará nada ¿Está bien? Solo tomarán té y agua y luego se irán —justo en ese momento Bob apareció con mi orden—. Es solo un cliente más —le dije a ambos y camine hasta la mesa—. Cuando hayan terminado pasaré por aquí a retirar sus vasos —antes de que alguno pronunciara palabras camine de regreso con Diana y Nathan.

—Yo que tú le demuestro que ya me vale. No lo sé, lígate a alguien de aquí —no pude evitar reír—. ¿Qué?

—Diana el lugar está vacío por el amor de Dios —ella se cruzó de brazos y me fulminó con la mirada— y sabes que no es mi estilo

—Debería, el bastardo no pierde oportunidad para demostrarte a cuan chica se liga 

—Solo has como que no está y punto —le pedí.

Nathan se acercó a mí.

—El tipo es un imbécil ¿Lo sabes? Cuando me dijiste que rompió contigo tuve ganas de molerlo a palos 

—Déjenlo ya chicos 

—¡Salgamos! —exclamó Diana—. Eso es lo que tú necesitas, salir, despejarte. Junto a todo el problema con tus padres necesitas diversión 

—No Diana, no creo que...

—Ella tiene razón —concordó Nathan— y me ofrezco a ser parte de ello ¿Qué tal mañana? Podemos quedar después del trabajo ¿Les parece? 

Al ver la mirada de entusiasmo de Diana supe que no me saldría de esto.

—Está bien —cedí finalmente.

Ella chillo y Nathan pasó su brazo por mis hombros.

—No te arrepentirás —susurro en mi oído.

Un carraspeo de garganta nos hizo voltear para ver a un Brandon con ceño fruncido sosteniendo por la cintura a la pelirroja.

—Siento interrumpir pero tengo que irme y mi camarera no iba por mi cuenta 

Sentí como Nathan se tensaba a mi lado.

—Yo te atenderé ahora —le espetó a Brandon y pude ver como ambos se dirigían miradas de odio.

—Bien, supongo que funciona —musitó Brandon sin muchos ánimos.

Nathan le dio la vuelta al mostrador y dijo el monto. Vi como Brandon le daba el dinero y se giró sin siquiera esperar el cambio o despedirse.

Lo vi desaparecer tras las puertas y suspiré

—Es un completo gilipollas —murmuro Diana—. No sé qué le viste Danielle

—Ni yo —la apoyo Nathan—, te mereces algo mejor 

—Estoy de acuerdo con ello —inquirió Diana.

—Supongo que ya ha sido suficiente de mi vida amorosa por una noche así que… —mire el reloj y eras pasadas las nueve—. Mi turno se ha pasado por varios minutos —puse el gafete con mi nombre y el block de notas con el bolígrafo sobre el mostrador—. Mañana recortas mi turno 

Nathan rió y Diana me imitó.

—No se olviden traer el cambio de ropa, tienen una cita conmigo mañana —nos guiño un ojo y Diana y yo nos despedimos de él antes de salir.

Caminé de arriba hacia abajo por mi cuarto decidiendo que usar. Tenía que ir con el uniforme al trabajo que constaba de un vestido rojo hasta la mitad del muslo, sin mangas y cuello alto. Siempre llevábamos el cabello recogido por cuestiones de higiene pero que se supone que haría si saldría de allí a donde fuera que nos llevara Nathan y tampoco sabía dónde iríamos.

Volví a buscar y al final decidí usar algo sencillo, unos jeans ajustados, un top ceñido color beige y un sweater holgado color marrón, lo metí en el bolso. Trabajar en zapatos de tacón alto sería un poco molesto pero no quería llevarlos guardados, ate mi cabello en una cola de caballo pero lo soltaría al salir. Lleve un poco de maquillaje guardado por si tenía una noche más agitada que la de ayer.

Diana toco a la puerta y soltó un suspiro de alivio cuando noto que Olivia no estaba.

—¿Lista? —asentí y ambas bajamos hasta el aparcamiento donde estaba su camioneta.

—Estoy decidida a que esta noche sea genial —sonreí ante su comentario—. Me está haciendo falta un novio ¿Sabes? 

—Pensé que amabas tu soltería 

Rió mientras subíamos a la camioneta.

—Necesito un poco de drama propio —me guiño un ojo y rió.

—Tienes a Ryan comiendo de tu mano desde que tengo memoria ¿Cuándo lo vas a sacar de su miseria? 

Ella hizo una extraña mueca.

—No lo sé, él me confunde. Es muy extraño 

—No que quieres drama ¿Qué dramático podría ser algo ordinario? 

Diana puso el auto en marcha.

—Tienes razón pero… 

—Solo inténtalo —la interrumpí—, más vale que vivas una experiencia a que te preguntes que hubiera pasado si no la hubieras vivido 

—Demonios que eres buena —exclamo y me eché a reír.

—Lo soy baby, por eso me amas —le guiñe un ojo y vi que ya nos acercábamos.

Lo bueno de Café’s es que nos quedaba a poco menos de veinte minutos del campus, muy conveniente.

—Y aquí viene el príncipe azul —murmuró.

—¿Ehh? —la puerta de mi lado se abrió y al girarme vi a Nathan.

—Hola chicas, les tengo una gran noticia 

Mire a Diana y luego lo vi de nuevo a él.

—¿Y esa seria…? —preguntó Diana mientras descendía del auto, la imite. 

—Bien, como ustedes dos trabajaron bastante duro anoche… convencí a Bob de que nos dejara salir antes así ustedes podrán volver al campus y arreglarse cómodamente 

Los ojos de Diana bailaron con entusiasmo y abrazó a Nathan.

—Oh Dios ¿Alguna vez te he dicho que te amo? 

Él rió y la abrazo de vuelta.

—No lo suficiente —se soltaron y ella camino hacia adentro—. ¿Es el momento donde tú me dices que me amas también? 

Reí y me acerque a abrazarlo.

—No soy tan eufórica como Diana pero te agradezco esto —me separe.

—Lo que sea por ti linda —acarició mi mejilla en un tierno gesto, el cual nunca antes había hecho.

—Será mejor entrar, si trabajaremos menos —le hice un gesto hasta la puerta—, no quiero hacer enfadar a Bob 

Tres horas después Diana y yo terminábamos de arreglarnos en mi habitación, Serena no podría unírsenos ya que tenía que visitar a su hermana ese fin de semana. Diana estaba fantástica en una minifalda de jean y un top sin tirantes. Toda provocación con unos hermosos zapatos de tacón alto. Dejo su cabello negro caer por su espalda y se maquillo como estrella de cine. Yo por otro lado solo tuve que cambiarme y soltarme el cabello. Un poco de rímel, delineador, brillo labial y ya estaba lista.

—A Nathan le dará un infarto cuando te vea 

Reí sacudiendo la cabeza.

—No hay razón para que eso suceda —busque mi celular para meterlo en el bolso.

—¿No te has dado cuenta cómo te mira cierto? Parece que quisiera devorarte

Fruncí el ceño.

¿Nathan? ¿Nuestro Nathan? No, no es posible es decir… no.

—Creo que estas alucinando 

—Se cuándo un chico está enamorado y Nathan lo está de ti. Antes te veía con Brandon pero ahora que él ya no está estoy segura de que no dejara la oportunidad pasar 

Resoplé.

—Lo que tú digas Diana —caminé con ella detrás de mí hasta la puerta y bajamos las escaleras—, pero explícame porque si sabes tanto de chicos enamorados no sacas de su miseria a Ryan

—Es diferente 

—No es diferente, se muere por ti. Solo dale una oportunidad al hombre, si vez que no funciona le cortas y ya —hice un gesto de desdén.

—¿Tú crees?

—No lo creo estoy segura y oh Dios santo, lo acabo de invocar —Serena miro hacia la entrada donde Ryan estaba a punto de entrar con un ramo de rosas—. ¿No es eso tierno?

—Cállate —siseó.

Reí y salude con la mano a Ryan antes de caminar directo hacia Nathan.

Se veía bien no voy a negarlo, su cabello marrón era corto, bueno a comparación con el de Brandon era corto, tenía lindos ojos verdes que en ocasiones parecían color aceituna. Llevaba unos jeans gastados y una camisa negra arremangada hasta los codos. Era más alto que yo, incluso más alto que Brandon, con estos tacones apenas y llegaba hasta su hombro. Pero posiblemente lo que más atraería de él a cualquier chica era el arete en el lado izquierdo de su labio inferior. Ni muy grande; ni muy pequeño.

—Me gusta tu cabello —musitó cuando estuve lo suficientemente cerca.

Sonreí torpemente hacia ello y me recosté a su lado en el Onda que tenía. Ambos mirando a Diana hablar con Ryan.

—¿Y él es…?

—Ryan, ha estado detrás de Diana las últimas semanas. Pero ella aún no se atreve a decirle que si aunque estoy segura de que le gusta 

—¿Le gusta tenerlo en la miseria? 

Asentí riendo.

—Le gusta que se desviva por ella supongo 

Encogí los hombros.

—Entonces querida Danielle ¿Lista para divertirte un rato hoy? —preguntó Nathan riendo.

—Totalmente

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