Capítulo 40.

Varios sollozos salieron de sus labios cuando despertó en esa fría habitación, le dolía mucho la cabeza y sus hijos no dejaban de moverse.

Se encogió un poco más en su lugar cuando escuchó pasos de personas que al parecer custodiaban la entrada del lugar. Pero la verdad es que no quería estar en ese sitio, sus bebés estaban inquietos y no sabía que iba a pasar con su vida si seguía en ese lugar.

Ángel tampoco ayudaba mucho con sus sollozos, estaba a su lado sosteniendo su vientre como si eso fuera a salvarlos de algo de lo cual estaban seguros de que sería su fin. Su mirada se dirigió hacia donde estaba una de las cámaras de seguridad y se dio cuenta de que estaban vigilados de pies a cabeza.

— Le har&aacut

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