Capítulo 7.

Nedward tenía los ojos como platos salidos de órbitas con lo que estaba viendo, era imposible que otro hombre pudiera tener hijos.

Se acercó a ellos con pasos lentos hasta que observó al pequeño en brazos de su tío.

—Es mi hijo, también soy igual que tú —dijo Matt, acariciando la cabeza de su hijo de apenas tres años más o menos. Eso fue lo que calculó Nedward.

—No lo puedo creer, esto es increíble. Yo, hmm, pensaba que era el único además de mi padre y mi abuelo —

aun no despegaba su mirada del niño hasta que reaccionó —Hola, tío.

—Hola, Ned. ¿Quieres cargarlo? —se lo tendió y Nedward lo aceptó gustoso—. Los dejaré solos, tengo que ir con Naiel al gimnasio para tener fuerzas esta noche en la pelea. Nos vemos, Te amo.

—También te amo, cuídate —murmuró, viendo como su chico salía de la casa—. Vamos a la sala, tengo que contarte muchas cosas.

Nedward asintió jugando con el niño en sus brazos, sintiendo como este también jugaba, pero con su cabello castaño. Era increíble como alguien como él podía llegar a hacer tan fácil de entretener con cualquier cosa.

Se sentaron en el sofá de la sala de estar de la gran casa de la pareja, Nedward esperó pacientemente a que Matt comenzará hablar sobre lo que sea que quería decirle.

—Hace algunos años fui a ver una de las peleas de tu tío, tenía quince años cuando eso ocurrió. Fui con varios chicos a ese sitio, nos habían dejado entrar porque uno de ellos se acostaba con el guardia. Cuando salí de allí fue para salvar mi vida y tu tío casi me atropella con la camioneta en la que andaba. Fuimos a su casa para curar mi brazo que poco a poco se iba sanando, le había dicho que él necesitaba más que lo curara y una cosa llevó a la otra y terminamos teniendo sexo. No sabía que podía tener hijos, me di cuenta un mes después cuando mi vientre comenzó a crecer cada vez más. No sabía qué hacer, no tenía cómo mantener a mi hijo sin llamar la atención de alguien —miró a su hijo jugar con el cabello de Nedward—. No había visto a tu tío en ese tiempo, yo trabajaba en una cafetería donde me disponía a crear pasteles para los clientes y también para alguien desconocido. Hasta que después de un mes vi a tu tío más bueno que nunca —tomó sus labios entre sus dientes—. No sabía cómo decirle eso, pero sabía que corría gran peligro.

— ¿Peligro?

—Hoy en día pagan mucho dinero en el mercado negro por tener a hombres como nosotros que pueden tener hijos, Nedward. Por esa razón no puedes decirle a nadie que puedes tener hijos.

****

Moviendo los pies sobre la silla de la encimera miró con los ojos bien abiertos a su padre Nicolás buscando hacer la cena sin poder conseguirlo.

—Estas porquerías, no entiendo como Jedward las entiende tan bien y yo no puedo hacerlo — giró hacia su hijo — ¿Quieres que pida comida rápida?

No me gusta mucho la comida rápida, papá. Si quieres puedo hacer la cena

—se apoyó en la encimera.

—Eso sería genial, cariño, te amo.

Nedward rodó los ojos divertido levantándose para ir a la nevera y sacar unas pechugas de pollo lavadas, empaquetadas en una bolsa transparente. Después de eso las vacío en una pequeña hoya donde prosiguió a sazonarla.

— ¿Extrañas mucho a tus hermanos? —preguntó Nicolás, sacándolo de su zona.

Él asintió siguiendo con su trabajo hasta que al final pudo terminar de ponerlas en un sartén a fuego lento.

Los extraño mucho, papá, ellos son mi vida en pocas palabras. Cuando se fueron a estudiar con James y Edward también quería ir con ellos, pero estoy seguro de que fue lo mejor el haberme quedado aquí —suspiró, desviando la mirada.

—Debes de ser paciente, en menos de lo piensas ellos estarán aquí —le sonrió, con ternura.

Eso espero, papá. Ellos me hacen mucha falta

— movió las pechugas.

— ¿Te han estado molestando en la escuela? —preguntó, después de unos segundos de silencio.

El lunes unos niños me empujaron hacia los casilleros, luego tumbaron mis libros en el piso y casi me pegan. Tenía mucho miedo, papá. Si no fuera por Matt estuviera en un gran peligro, él me defendió de todos. Luego de eso llegó el director y suspendió a los alumnos —terminó de hacer las pechugas.

— ¿Te molestan mucho? —él asintió, buscando unos platos—, ¿Qué hace el director?

Él me defendió, dice que no debo de preocuparme por ninguno de esos niños que él se hará cargo —sonrió, forzado.

—Eso es bueno de saber, ¿No ha hecho nada más contigo? ¿No se ha sobrepasado?

Nada de eso, sólo lo estoy ayudando con algunas cosas y nada más...

— ¡Ya llegué! ¡¿Dónde están?! —la voz de Jedward se hizo presente en la cocina en cuanto entró.

—Hola, mi amor. ¿Cómo te fue? —preguntó Nicolás dándole un beso en los labios.

—Me fue bien, pero tengo que volver salir en una hora más o menos —hizo una mueca.

— ¿Por qué? ¿Ocurrió algo malo? —Nedward veía como sus padres intercambiaban palabras por lo que decidió seguir comiendo su cena.

—Nada de eso, es que había olvidado que esta noche había una fiesta de beneficencia para los niños de las calles. Tengo que ir —se giró hacia su hijo sonriendo—, ¿Quieres ir, cariño? Tengo entendido de que Matt, Noah, tus abuelos y sobre todo Nathan van a ir.

¿De verdad? ¿Puedo ir contigo? —dejó de comer para verlo emocionado.

—Claro, así no estarás solo por estar aquí en la casa esta noche. Por eso fue que vine —Nedward asintió, corriendo hacia donde estaba su padre y lo abrazo.

Nedward fue hacia su habitación para darse un rápido baño dejando a sus padres para que fueran hacer lo mismo.

—Tenemos un problema —susurró, mirando a su esposo con preocupación.

— ¿Qué tipo de problema?

—El salón donde se llevará a cabo la fiesta se divide en dos. Una es especialmente para la caridad y la otra es de mafiosos.

*****

Sentía calor, eso era seguro, no le gustaba tener que vestirse con trajes de gala. Además, su padre era bueno a la hora de hacer su ropa, pero era horrible eligiendo la forma en la quería que su hijo se peinara.

Cuando estaba listo para salir de la habitación su padre lo había peinado hacia el lado derecho y él como buen niño que era desarreglo su cabello hacia el lado contrario tapando uno de sus ojos.

En cuanto vio a Matt con su hijo en brazos corrió hacia él quitándole al niño que rió al verlo.

—Hola, Nedward. Estoy bien ¿Y tú? Me alegro también de que estés bien  — bromeó.

Lo siento, es que me emocioné mucho en cuento te vi con él éste hermoso niño que casi me da algo

—sonrió, besando la mejilla del pequeño.

—Lo sé, mi hijo será un rompe corazones —subió y bajó las cejas.

De eso no hay duda alguna, no puedo creer que este luego sea tan grande... ¿Por qué hay un cristal tintado?

—Del otro lado del salón se está llevando una cena de mafiosos, drogas, putas y esas porquerías —suspiró, viendo el rostro de Nedward—. Esa gente en este momento nos deben de estar viendo, cada uno de nuestros pasos. También ellos tienen el poder de hacer cualquier cosa esta noche sin importarles que sucede con nosotros. Pero eso no es lo peor, ellos son las personas de las que te hablé esta mañana, ellos son los que trafican con nosotros.

El cuerpo de Nedward se puso tenso sin saber qué hacer, recordó que Jeremy también podría estar en ese lugar por lo que tomó uno de los brazos de Matt y fueron hacia otro lado.

No necesitabas tener que lidiar con otra cosa esa noche.

Del otro lado estaba Jeremy con una puta en sus piernas, mientras veía a su niño de ojos hermosos sonreír con el esposo de su tío. No sabía que esa noche sería tan interesante.

En una de sus manos tenía un vaso de Whiskey, siguiendo cada uno de los pasos de su niño hasta que lo vio sentarse en una de las mesas con su familia y aun sosteniendo al niño en sus brazos.

Hizo aún lado a la mujer después de ver a su niño levantarse de la silla en la que estaba sentado y tomar el camino hacia el baño.

Dejó el vaso aún lado en la mesa del centro y salió rápidamente de ese lugar diciendo que tenía que ir al baño. Todos creyeron en cuanto dijo eso por lo que no fue necesario dar tantas explicaciones.

Una leve sonrisa se hizo presente en su rostro desde que vio a su niño salir de uno de los cubículos del lugar para lavarse las manos.

La mirada que le dedicó Nedward fue suficiente para acercarse a él para besarlo. Las manos temblorosas del niño fueron a parar a su saco de vestir haciendo puños mientras le correspondía el beso.

—D-Daddy, yo no s-saber qué e-estaba aquí — dijo, después de que se separaron.

—Lo sé, felicidades. Haz dicho una palabra con

R,

sin trabarte.

—Y-yo estoy buscando como decir p-palabras — apenas pudo terminar de decir esas palabras y ya había sido llevado a un cubículo cercano.

La puerta del baño estaba abierta y ambos escucharon pasos apresurados.

Jeremy tomó a su niño de las piernas e hizo que enrollara sus apetitosas piernas alrededor de él. Los pasos del otro lado los dejaron de escuchar. En cuanto Jeremy, besó otra vez a su niño.

—Nos vemos en diez minutos en la parte de atrás del jardín, en el laberinto para ser más exactos. No faltes —dicho eso lo bajó de su cuerpo, saliendo del baño.

Dejando a Nedward con el ceño más fruncido que nunca.

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