Capítulo 3

Suspiró cansado subiendo los peldaños de la casa con su padre siguiendo sus pasos, era de esperarse que su vida se volviera un caos. Era como si estuviera viviendo un déjà vù. Al menos ese día había hecho un amigo después de tanto tiempo de estar solo. Había tomado clases con su abuelo Liam, porque este había sido profesor anteriormente.

Dejó la puerta abierta sabiendo que su padre Jedward estaba detrás de él, apunto de preguntar qué le pasaba y la verdad es que no estaba de humor para responder nada que le preguntaran.

Fue hacia la cocina para tomar una banana del tazón de frutas que había sobre la mesada.

— ¿Sucede algo, cariño? —preguntó al final su padre, y él negó.

No es nada, papá. Sólo estoy cansado de ir a la escuela y nada más —se encogió de hombros restándole importancia.

— ¿Estás seguro de que es eso? Sabes que puedes contarme todo lo que quieras —acarició su mejilla.

Eso lo sé, papá —asintió—. Hoy conocí a un chico, es muy lindo.

—Así que el chico es lindo ¿eh? —subió y bajó, las cejas con rapidez—. Cuéntame más de ese chico.

No es lo que estás pensando, papá —dejó aun lado la cáscara de banana—. Él ya tiene novio o mejor dicho está casado. Según lo que me dijo es algo posesivo con él. Además, fue la única persona que me defendió de los chicos malos de la escuela, hoy hubo un grupo de chicos que me reconocieron como él que no sabe hablar y por las cosas que pasaron hace años —bajó la mirada—. Él me defendió y me dijo que no era nada de lo que ellos decían por no saber hablar y...—detuvo sus manos cuando estaba a punto de decir lo que había pasado con su director.

— ¿Ibas a decir algo más? ¿Qué era? —preguntó curioso, y Nedward negó.

No es nada importante, es que tengo que hacer mucha tarea para mañana, pero nada del otro mundo —hizo un gesto de indiferencia.

—Okey, si es eso. ¿Tienes hambre?

—No, estoy bien...

—Nada de eso, ahora mismo vas a ir a tu habitación, voy a prepararte algo para comer en lo que haces la tarea, ahora vete —le dio unas cuantas palmadas en las nalgas.

Haciendo un puchero caminó arrastrando los pies hacia las escaleras del segundo piso con desánimo. Colocó su mochila en el escritorio, después fue quitando su ropa poco a poco sin prisas hasta quedar totalmente desnudo.

Luego fue hacia el espejo de cuerpo completo, buscando imperfecciones en su cuerpo.

Tocó su barriguita, luego miró su cara con curiosidad. Sus ojos eran únicos por así decirlo, uno de ellos era azul claro como los de su papá Nicolás y el otro era marrón oscuro como los de su abuelo Liam y el de su papá Jedward. Al menos había sacado los ojos de diferentes colores gracias a su papá Jedward.

Se cruzó de brazos discutiendo consigo mismo del porqué las cosas malas le tenían que pasar a él. No era justo, no era un niño que se portaba mal en la escuela como para que todo le pasara.

En ese momento deseó que sus hermanos no estuvieran en Italia sino con él, siempre sus hermanos salían a su rescate cuando él los necesitaba, pero ahora las cosas no eran así. Debía de saber que no todo el tiempo sus hermanos estarían con él para salvarlo.

Debía crecer y enfrentar los problemas por sí solo.

*****

Al siguiente día, había deseado hacerse el enfermo cuando su padre le preguntó si lo estaba. Miró varias veces hacia atrás para ver si el auto de su padre estaba parado pero no era así.

Fue hacia su nuevo casillero sintiendo como las cámaras de vigilancia eran dirigidas hacia él mientras caminaba. Buscó los libros que había puesto ayer en su casillero y dejó los que había llevado a su casa el día anterior.

Ajustó mejor su mochila cerrando el casillero y luego caminó hacia la segunda planta donde estaba su salón de clases. Cuando entró se encontró con Matt sentando en el mismo lugar del día anterior, pero con la única diferencia que estaba más cerca de su asiento que de costumbre.

—Hola, Ned ¿Puedo decirte así cierto?

Sí, no hay problema con eso. Estoy bien, aunque algo cansado porque hice tareas toda la noche...

—Eres muy nerd, esas tareas son para la semana que viene y ya las hiciste al igual que yo —rió un poco, y Nedward rió con él.

En eso tienes razón, es que la verdad no me gusta dejar tareas para los fines de semana. Me gusta pasarlos tranquilos sin presión alguna —se encogió de hombros— También porque nunca se sabe si de imprevisto sales de tu casa —movió sus manos de un lado a otro.

—En eso tienes razón, yo las hago los días de la semana porque mi novio me lleva a diferentes partes los fines de semana y a él no le gusta dejarme solo en casa.

Aún no me dices el nombre de tu novio —hizo un gesto con las manos después de terminar de hablar.

—Mi novio es boxeador, es muy reconocido. Como te había dicho ayer en el receso es un poco posesivo conmigo, no me deja acercarme a nadie más que a ti —sonrió, triste.

Mi tío es boxeador, también y es muy reconocido. Pero nunca he conocido a su pareja, pero él dice que es muy hermoso —mordió su labio.

Ahora que mencionas eso ¿Qué opinas de él por lo que te ha dicho tu tío?

Que deben ser hermosos, no conozco bien a mi tío Noah, pero según lo que dijo cuándo lo vio la primera vez. Debe de ser hermoso —movió sus manos y luego frunció el ceño.

—Gracias por lo hermoso —le guiñó un ojo—. Tu tío me lo dice muy a menudo.

¿Eres el novio de mi tío Noah? —preguntó con asombro.

—Sí, lo soy desde hace unos cuatro años por así decirlo —dijo con indiferencia fingida.

¿Cómo se conocieron? Por favor, dime — hizo un puchero.

—Eres un bebé muy tramposo —pellizcó su mejilla—. Lo conocí cuando uno de los que creía mis amigos me llevó a una pelea clandestina en los barrios bajos, no tenía cómo pagar la entrada por lo que nos dejaron entrar gracias a uno de los chicos que se acostaba con el guardia —miró los ojos enormes de Nedward—. Tenía mucho miedo cuando entré allí y vi tantos hombres sudorosos golpeándose entre ellos. Tu tío era el último en pelear esa noche por lo que cuando lo vi tuve mi primer orgasmo visual...

¿Orgasmo visual? ¿Qué es eso? —Okey, el niño era muy inocente a la hora de saber sobre sexualidad. Así que no lo juzguen.

— ¿No sabes que es el orgasmo visual? —negó con la cabeza—. Es cuando ves a una persona que es latigable ¿Sabes que es latigable? —asintió—. Eso es un avance... ¿Cómo es que sabes que es latigable y no sabes que es un orgasmo visual?

No tengo idea, pero sígueme contando. No seas malo.

—Bien un orgasmo visual es cuando ves a alguien que te parece latigable. Es decir, que te lo quieres comer —subió y bajó las cejas—, ¿Me estas entiendo? —el niño negó—. Esto será difícil — golpeó su frente — Debes de buscar más en Internet.

—Nedward Jackson Collins, el director solicita en la dirección —esas simples palabras detuvieron su movimiento de manos, logrando que todo su cuerpo se congelara.

—Debes de ir, le diré al profesor que estás en la dirección —dijo Matt, y él negó con la cabeza viendo al chico que habían mandado a buscarlo.

—No es una pregunta, es una orden del director y no dejaré que me bajen puntos por no llevarte, mudo de m****a —frunció los labios levantándose de la silla en la que estaba sentado.

No le gustaba los sobrenombres que le ponían los niños de ese lugar, ni tenían derecho de hacer eso. El chico lo dejó solo en el pasillo y deseó con todas sus fuerzas que todos estuvieran en ese lugar. Apretó los puños sintiendo como sus nervios incrementan con cada paso que daban.

La secretaria le señaló la puerta con una sonrisa y él asintió tocando dos veces esta.

—Pase —escuchó del otro lado.

Abrió la puerta lentamente sintiendo como sus nervios subían con rapidez. Miró con confusión la oficina del director, cuando no lo encontró por ningún lado. Entró más a fondo y casi salta del susto que se llevó cuando la puerta estaba cerrada detrás de él.

—Al fin te tengo —las manos en su cintura le hicieron temblar, no le gustaba—. No te he hecho nada y ya estás temblando, Nedward —dejó un casto beso en su cuello.

— ¿Qué quieres de mí? Estoy en clases, por si no lo sabía —movió sus manos intentando alejar las de Jeremy.

—Quiero muchas cosas de ti, pero no ahora. Tengo tantos planes para nosotros el día de hoy...

— ¿Qué?

—Como lo escuchas, hermoso. Tengo muchas cosas planeadas para los dos este día y créeme serán muy placenteras —fue dejando besos en su cuello.

Su cuerpo se estremeció ante los besos que le estaba dando Jeremy, por lo que intentó muchas veces alejarse lo más que podía de sus brazos.

Jeremy no se quedó atrás, frustrado por el intento de Nedward entre sus brazos lo empujó contra el escritorio logrando que este cayera de rodillas al piso agarrando su estómago. Si pudiera gritar lo haría, pero si la voz se perdió una vez más o mejor dicho nunca salió.

Un fuerte tirón de su cabello le hizo pararse de inmediato.

—Jodido niño, intenté ser bueno contigo, pero no me dejas alternativa más que usar la fuerza bruta —dijo enojado, y luego lo sentó sobre el escritorio.

Nedward comenzó a negar con la cabeza una y otra vez, no quería que ese hombre lo tocara. Por lo que cerró sus manos en las muñecas de este intentando clavar sus pequeñas uñas en esa área.

Jeremy al ver el intento fallido de ese niño, le propinó un golpe en el estómago causando que el niño soltara un jadeo del dolor.

Al fin había soltado sus muñecas por lo que prosiguió a seguir con su trabajo de quitarle el cinturón, luego bajó el pantalón del niño hasta los tobillos y por último bajó su bóxer hasta debajo de las rodillas.

Sujetando mejor al niño buscó entre las cosas del escritorio un tapón anal listo para la acción y un lubricante.

Nedward, al ver lo que su director tenía en las manos abrió los ojos como platos salidos de órbitas, estaba desnudo de la cintura para abajo y el mayor tenía un tapón anal entre sus manos con lubricante.

Sintió como el mayor levantaba sus piernas causándole dolor al sentir su entrada expuesta ante los ojos de ese hombre. No quería eso, no. Lo único que quería era salir corriendo lo más rápido posible de allí. Eso era una tortura.

Jeremy escondió el rostro en el cuello del menor dejando besos húmedos mientras buscaba la entrada virgen de su presa. Cuando la encontró sonrió con triunfo, por lo que tomó entre sus dedos el tapón anal que había lubricado y lo fue guiando hacia allí.

Pero pasó lo que nunca se hubiese imaginado, algo totalmente fuera de lugar.

¡No, por favor!

El niño habló. No porque quiso sino por miedo.

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