Capítulo 3.

Harry caminaba por las frías calles de Londres, estaba asustado. Estaba vestido con unos pantalones ajustados y una polera negra con un abrigo que le tapaba del frío que estaba haciendo. Tenía su mochila colgada en su hombro con algo de ropa.

Les tuvo que mentir a sus padres diciendo que tenía que hacer un trabajo en casa de Gideon y que no volvería hasta el día siguiente en la tarde o en la noche.

Tenía el labio entre sus dientes ligeramente mordido, sus nervios estaban muy a flote en esos momentos. Caminó por una de las calles más prestigiosas de todo el barrio de donde vivía. Frunció el ceño al ver las residencias, era de todo tipo.

Se detuvo frente a la casa que estaba en la dirección toco el timbre de la puerta y sus nervios crecieron al máximo.

— ¿Quién? —preguntó, una voz potente del otro lado de la línea.

— S-Soy H-Harry —respondió tartamudeando, y nervioso.

— Me alegro que hayas venido, pasa —expresó, abriendo la puerta que daba al jardín delantero.

Harry entró y vio muchos árboles decorados por todas partes como si fuera un cuento de hadas. Llegó al final de este y tocó otra vez la puerta y de esta salió Liam vestido con unos jeans y una polera blanca con una vans del color de su polera.

— Hola, cariño, me encanta que hagan lo que diga y cuando lo diga —se alegró, haciéndose a un lado para que Harry pasara con la cabeza agachada de la vergüenza que estaba sintiendo en ese momento.

— Ya estoy aquí, señor —contestó, en un susurro, pero con la cabeza gacha.

— Esta noche no me llamarás señor, será, Daddy —le mandó levantando su mentón haciendo que Harry lo mirará.

—Está bien, señor —Liam lo miró con una ceja levantada—. Daddy —corrigió, y Liam asintió.

Liam tomó la mochila de Harry y la dejó cerca de la puerta antes de cerrarla con seguro.

— Así me gusta —sonrió—. Ven vamos, tenemos que cenar antes de hacerte lo que tengo planeado esta noche. Porque será larga para los dos —dijo sujetando la cintura de Harry y guiandolo hacia el comedor. Harry lo único que hizo fue asentí y nada más. Se metió otra vez su labio inferior en la boca.

Llegaron a la mesa y era parecida a la mesa que tenía en casa, pero no podía pensar en eso. Liam le indico que se sentará en una de las sillas de la gigantesca mesa, se sentó en una que estaba cerca de la punta donde se suponía que Liam sentaba allí, pero no se equivocó cuando puso dos platos en la masa con pasta y salsa roja, Liam tomó asiento al lado de Harry en la punta de la mesa y ambos se concertaron en comer.

Bueno Liam , porque a Harry no le interesaba en lo más mínimo esa comida, aunque no podía negar que le encantaba el olor pero estaba más concentrado en sus pensamientos que no se dio cuenta de que Liam lo estaba llamando.

— Harry, te estoy hablando desde hace un buen tiempo y tú no me pones atención— ordenó, en tono de autoridad y dominación.

— Y-yo lo siento.

— No lamentes nada, sólo es que me gusta que me pongan atención cuando hablo, sino me veré obligado a castigarte y tú no quieres eso.

— N-no — contestó rápidamente.

— Harry ¿Has escuchado hablar acerca de BDSM? —le preguntó, alejando su plato de su alcance, y Harry imitó su acción ya que había comido menos de la mitad.

— Sí, pero muy poco, ¿Por qué? —se animó a preguntar.

— Porque a eso es que me dedico, para eso te indique que vieras esta noche aquí. Quiero experimentar algunas cosas contigo —Harry se levanta de la silla tan rápido haciendo que esta cayera al piso.

— E-Eso no, se lo suplico —dijo alejándose de Liam cuando este comenzó a caminar hacia él.

— Te dije que no me gusta que me nieguen las cosas, así que harás lo que yo te diga y cuando te lo diga —dio pasos firmes hacia Harry.

Harry por instinto se echó a correr como alma que lleva el Diablo hacia la puerta pero esta estaba cerrada con seguro sus nervios crecieron al sentir como era elevado del suelo y puesto en un hombro duro y fuerte de Liam.

— Ahora vas a recibir tu castigo por desobedecerme —alegó caminando hacia las escaleras.

— ¡No! ¡Déjeme! ¡Bajeme se lo suplico! ¡Me portaré bien! —gritó entrando en pánico evidente. Sus lágrimas salieron sin avisar, el mayor ni siquiera les hizo caso.

Entró a una habitación totalmente roja y Harry la reconoció al instante, era un cuarto de juegos y de castigos.

Colocó  Harry en el piso y le arrancó la ropa antes de que él pudiera decir algo, de todas formas sus nervios no lo dejaban ni siquiera decir una sola palabra estaba inmóvil en su lugar, Liam tomó unas tijeras que estaban en unas de las mesitas y prosiguió a cortar los pantalones junto con los bóxer dejándolo expuesto ante él.

Harry no decía nada, sus nervios y lágrimas no lo dejaban hablar estaba en shock en esos momentos. Chilló cuando Liam lo levantó otra vez del suelo y lo colocó en la cama negra de castigos que estaba allí. Liam lo puso boca abajo y amarró las manos y pies de Harry dejándolo indefenso.

— Esto te va a enseñar que conmigo nadie se mete, te dije que yo hago las cosas a las malas si no me hacen caso y como tú no me hiciste caso, te irá mal —explicó dándole un beso en la espalda y yendo hacia la izquierda donde estaba una serie de fustas de diferentes colores, látigos, bastones, palas, etc. En otra mesa había bolas chinas, vibradores, consoladores etc. Tomó una fusta de cuero negro y mediana.

Se acercó a Harry que estaba temblando bastante, pasó la fusta por su espalda y Harry tembló más, ya no estaba llorando, estaba hiperventilando.

— Ahora vas a conocerme, vas a contar hasta cinco azotes con esta fusta, por ser tu primer castigo no será tan malo, cada vez que lo hagas tienes que decirme Daddy, ¿entendiste? —masculló, cerca de su rostro y Harry asintió—. Pregunte que si, ¡¿Entendiste?! —gruñó gritando, cerca de su rostro.

— Si, Daddy — respondió, en susurro que hizo satisfacer a Liam .

— Así me gusta — dijo, colocándose detrás del.

El primer golpe.

— Uno, D-Daddy —mordiéndose el labio superior.

El segundo golpe fue mucho más fuerte que el anterior, ese fue su espalda baja.

— ¡Dos! ¡Daddy! — gritó, con mucha fuerza.

— Así me gusta, grita como una perra barata, que le encanta que le hagan esto — dijo, antes de darle otro golpe en su nalga derecha dejándola totalmente roja.

— Tres, Daddy —bajó su tono de voz.

— Vamos sé que puedes gritar más fuerte —mandó, dando otro golpe pero este fue enviado hacia su nalga izquierda.

— ¡Cuatro, Daddy! —gritó, con todas las fuerzas que le quedaban, que ya casi no quedaba.

El último fue el más doloroso de todos, este fue el que le hizo gritar de impotencia y de coraje, este último golpe fue directo a su espada completa y gran parte de sus nalgas.

— ¡Cinco, Daddy! — gritó, a todo pulmón.

— Así me gusta ¿Viste que no fue tan malo como creías? — desató sus manos y tomándolo en brazos para salir de allí y llevarlo a su habitación.

Lo dejó boca abajo para admirar su obra maestra. Harry tenía el trasero rojo con varias marcas de las que le había hecho Liam .

Harry tenía la cabeza en la almohada, su boca estaba entreabierta y su respiración era irregular y sus ojos estaban cerrados, abrió los ojos al sentir la cama moverse y sentir un cinturón desabrocharse, cerró los ojos fuertemente, ya se imaginaba lo que venía y eso lo asustaba.

Liam terminó de quitarse los pantalones, las vans y la polera, hasta quedar totalmente desnudo.

— Ahora viene la mejor parte — le susurró, en el oído haciéndolo estremecer y cerrar los ojos más fuertes que antes.

Liam se levantó de la cama y buscó en la mesita de noche una cajita de condones y un lubricante sabor frambuesa. Las colocó cerca de la cama y volteó a Harry con algo de brusquedad en el acto.

— Ahora te haré gritar — comentó, besándolo con bastante pasión, pero Harry no le correspondió —. Correspondeme — ordenó, serio.

Volvió a besar los labios de Harry con desesperación, lujuria, posesión y agresividad al mismo tiempo.

Su lengua entró sin permiso a su boca haciendo que Harry jadeara. Liam puso sus manos en la cintura de Harry hasta llegar a sus muslos y colocar sus piernas en su cintura, para tener mayor acceso a su trasero y apretarlo de forma desesperada y posesiva a la vez.

— M-me d-duele — susurró, con un hilo de voz débil. Su cuerpo estaba débil.

— Solo calla y disfruta — decretó, Liam tomando el condón y colocándoselo, para después untar lubricante en la entrada de Harry y en su miembro.

— No quiero esto, se lo suplico — le dice, llorando e intentando apartarse de él, pero no lo consigue lo único que consigue es que Liam le diera una cachetada en la mejilla y que gruñera.

— ¡Ya cállate de una maldita vez por todas!

Harry estaba intentado apartarlo de encima pero no lo conseguía, su cuerpo estaba muy débil, su trasero le dolía como mil demonios.

— No me haga nada, se lo suplico, yo no quiero esto —dijo llorando, otra vez.

Lo único que consiguió como respuesta fue que Liam entrara de golpe sacándole un grito desgarrador de lo más profundo de su ser.

—  ¡Sáquelo! ¡Me duele! —gritó intentado quitar a Liam pero no lo consiguió.

— E-estas tan e-estrecho —jadeó Liam al sentir como el ano de Harry se abría a su gran tamaño—. Eres perfecto —comentó, comenzado a moverse rápido sin esperar a que Harry se acostumbrara a su tamaño.

— ¡M-me d-duele! —gritó, moviéndose para que el pene de Liam saliera pero no estaba consiguiendo nada, lo que conseguía era que entrara más y más.

Liam agarró ambas nalgas de Harry para que la penetración fuera más profunda y que su pene tuviera más acceso a su entrada, todo el cuerpo de Harry temblaba, tenía los ojos cerrados esperando que ese martirio que estaba sintiendo se acabara rápido.

No tenía compasión de él en esos momentos, en lo único que pensaba era en su placer no en el placer de Harry, Liam en lo que más pensaba era en lo estrecho que estaba la abertura de Harry, en lo magnífico que se sentía al estar dentro de él, en lo único que pensaba era que Harry después de esa noche sería suyo y solo suyo.

Se acercó a los labios de Harry para besarlos con mucha pasión, ferocidad y rudeza, como si fuera un dulce caramelo que quiere solo para él. Al ver que Harry no le correspondió el beso lo penetró aún más fuerte y mordió su labio más rápido un poco fuerte logrando que este soltara un gemido de dolor.

Liam metió su lengua en la boca de Harry sin dejar de penetrarlo como lo ha estado haciendo toda la noche. Apartó sus manos de los muslos de Harry para ponerlos en la cabecera de la cama para ir más rápido que antes.

Harry puso sus manos en su cuello hasta llegar a su espalda y arañarla con el poco de fuerza que le quedaba ya que no tenía suficiente en su cuerpo para hacer algo más.

Sus cuerpos estaban sudorosos, Liam ejercía mucha fuerza en sus penetraciones sus nudillos estaban blancos. Su pelo estaba pegado a su frente al igual que el de Harry. Sus labios en ningún momento se despegaron en lo más mínimo.

— E-eres p-perfecto ¿A quién le perteneces? ¿Quién es tu Daddy? — al ver que Harry no respondió le dio una nalgada sin dejar de penetrarlo.

— Usted, mi Daddy es usted, mi dueño es usted — soltó un jadeo que hizo complacer a Liam .

Liam tomó el miembro de Harry en una de sus manos y comenzó a masturbarlo al ritmo de sus embestidas, Harry arqueó la espalda al sentir como su cuerpo reaccionaba a las caricias de Liam en esos momentos.

Chilló cuando sintió todo su semen salir de su pene, manchando su pecho y el de Liam en el proceso.

Liam también estaba a punto de llegar al orgasmo así que aceleró sus movimientos al punto de que ya no eran como antes, ahora eran agresivos, salvajes, bruscos, posesivos y abusivos. Harry arqueó la espalda al sentir como de un momento a otro Liam había acelerado los movimientos.

Arañó más fuerte la espada del mayor al sentir como algo en su interior era introducido y sacado por sus piernas.

Liam se había corrido dentro de él sin ni siquiera salir y quitarse el condón. Cayó arriba de Harry agotado, sudoroso y pegajoso sin salir de él. Harry festejó en su interior al sentir que su martirio ya había acabado, estaba aún con los brazos en la espalda de Liam, pero sentía un dolor increíblemente fuerte en su trasero.

Liam sacó la cabeza del hueco del cuello del menor para besarlo y salir de él con delicadeza logrando que un gemido de placer saliera de sus labios, pero de los labios de Harry lo único que salió fue un suspiro de cansancio.

— ¿Ves? No fue tan mala tu primera vez —comunicó con una sonrisa cínica y buscando unas toallas para secar a ambos.

— Si usted lo dice, le creo —dijo en un susurro, poco audible para que Liam no escuchara.

Liam secó a ambos para después tirarse al lado de Harry y colocarlo arriba de él en hornadas con ambas piernas a cada lado de su cintura, logrando que Harry se tensara.

— No voy hacer nada ahora, ya es suficiente placer por hoy —confesó, besando la coronilla de Harry—. Ahora duerme —dispuso serio, y el menor asintió.

Harry cerró los ojos dejándose llevar por las palabras de Liam y cayó en un profundo sueño al igual que Liam.

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