Capítulo 2.

El receso pasó rápido, sus amigos le hicieron preguntas del por qué se había quedado en el aula con el profesor la mayor parte del receso. Les mintió descaradamente, les dijo que estaba haciendo un trabajo de suma importancia con el profesor y que por eso tenía la camisa fuera del uniforme. Sus amigos no le creyeron del todo pero le dijeron que estaba bien y que no se preocupara.

Cuando el receso acabó todos se levantaron de las mesas, y caminaron hacia su siguiente clase a Harry se le revolvió el estómago de solo pensar que su siguiente clase era con Liam Jackson, su peor pesadilla.

— Chicos, tengo que ir al baño —dijo Harry agarrándose el estómago y la cabeza.

— ¿Estás bien, Hazz? ¿Tienes algo? —preguntó el morocho, preocupado.

— Creo que no, debe ser la comida de la maldita cafetería. Voy en un rato excúseme con el profesor —respondió Harry, cambiando hacia el baño.

— Está bien pero no llegues tarde, espero que te mejores — dijo Gideon, perdiéndose en el pasillo junto con el morocho.

Entró al baño, dejó caer la mochila en el piso y fue directo hacia uno de los cubículos del baño, se hincó en el piso y dejó que todo lo que tenía en el estómago saliera de su boca, sus lágrimas no tardaron en salir de sus hermosos ojos, estaba llorando sin consolación alguna.

Él nunca se imaginó encontrar a alguien mayor que él, que lo acosara sexualmente, amenazara con hacerle daño sino hacia lo que le decía por las buenas. Terminó de vomitar pero sus lágrimas no dejaron de salir de sus ojos, él no quería esa vida, él quería una vida normal como siempre la había tenido.

Se levantó del suelo y secó sus lágrimas, buscó en su mochila un enjuague bucal, se lavó la boca varias veces para que saliera el mal sabor que sentía aparte de los vómitos.

Se secó la cara, tomó su mochila y salió de allí, los pasillos estaban vacíos sin una sola alma en ellos, ya que todos estaban en sus respectivas aulas. Caminó con la cabeza agachada hasta el segundo piso, subió escalón por escalón despacio para que sus nervios salieran o se marcharan de su cuerpo.

Cuando llegó a la puerta del aula escuchó voces del otro lado, lo que indicaba que ya las clase habían comenzado hace un rato. Tocó la puerta y las voces dejaron de oírse, escuchó pasos firmes y fuertes del otro lado y sus nervios crecieron al máximo. La puerta se abrió y dejó ver la peor pesadilla de Harry.

— Llega tarde, Hamilton —dijo serio—. Se quedará después de clases para que pueda ponerse al día — ordenó, con el ceño fruncido y serio a la vez, pero por dentro estaba que se moría de la risa al ver la cara de pánico de Harry.

— P-pero yo estaba en el baño — tartamudeó, nervioso, notablemente.

— Eso no me importa —expresó, acercándose a él—. Te quedarás después de que termine el día y ya, esta vez no tendré compasión de ti —susurró cerca de su oído sin que ninguno de los estudiantes se diera cuenta.

— P-pero… —comenzó a decir antes de que él lo interrumpiera.

— Pero nada. Te quedarás y punto —bramó, y se hizo a un lado para que él pasara.

Entró con la cabeza agachada y fue a su asiento. Liam se dirigió hacia su escritorio y siguió dando su clase. Harry intentó apuntar lo que había en la pizarra, pero las miradas que le hacía Liam lo ponían nervioso. Su labio inferior estaba que reventaba de la fuerza que estaba ejerciendo.

El timbre sonó y su cuerpo se tensó y se hizo chiquito en su lugar, él no quería estar con él eso lo ponía nervioso. Sus compañeros salieron del aula y sus amigos se acercaron a él.

— ¿No te vas con nosotros? —preguntó Gideon, a su lado.

—No, chicos, váyanse. Yo iré después, tengo que ponerme al día con la clase —confesó mirando de reojo a Liam quien estaba "buscando" algo en uno de los cajones.

— ¿Estás seguro? Si quieres yo te presto mis cuadernos —le ofreció el morocho, en forma amable y Harry negó.

— No. Está bien. El profesor me pondrá al día con la clase —contestó, mordiéndose el labio inferior.

— Está bien, nosotros nos vamos —dijo Taolath, dándole un abrazo y un beso en la mejilla al igual que Gideon y salieron del aula.

Liam se levantó de su asiento y cerró la puerta, se acercó a Harry cara a cara. Tocó su mejilla, Harry mordió su labio inferior más fuerte y Liam frunce el ceño.

— No te muerdas el labio, te harás daño —comentó, con tono de dulzura que ni siquiera convenció a Harry.

— Usted me hará más daño —replicó, en un susurro, bajando la mirada.

— Te haré daño si no haces lo que yo te diga —levantó  su mentón haciendo que Harry lo mirara.

— Pero yo no quiero esto, yo no pedí esto —su voz sonó temblorosa.

— Aquí no estamos para gustos ajenos, estamos para mis gustos, harás lo que yo te diga, así que ya sabes —dictaminó, cambiando su tono de voz a uno más severo que antes.

— Pero yo no quiero esto ¿Por qué no escogió a otra persona? ¿Por qué a mí? ¿Qué hice mal para que me trate así? —preguntó, mirándolo directamente a los ojos.

— Yo no escogí a otra persona porqué no me gusta nadie más, te escogí a ti porque eres el único chico que me llamó la atención de toda esta escuela y te trato como se me da la gana —explicó, antes de tomarlo de uno de sus brazos fuertemente y levantándolo de su lugar con brusquedad.

— M-Me d-duele —gimió, conteniendo un sollozo.

— Te dije que te iba hacer daño si no hacías lo que yo te dijera al pie de la letra sin ningún problema ¿Entendiste? —preguntó, serio y Harry asiente rápidamente y sin problemas—. Así me gusta, no te voy hacer nada ahora —Harry suspiró lleno de alivio —. Pero esta noche no te salvas de mis garras —musitó, cerca de los labios del rizado.

— ¿E-esta noche? —preguntó, nervioso.

— Si, esta noche, espero que no me digas que no, porque sabes cómo me pongo —le miró serio.

— E-es que no puedo esta noche, mis padres están en casa —dijo tartamudeando logrando que Liam gruñera.

— Te dije que no quiero un no por respuesta, así que ve inventando una excusa —tomó su rostro con una mano y con la otra su pequeña cintura.

— Pero... ¿Qué les voy a decir? Será muy raro que yo les pida permiso para hacer una tarea en casa de alguien, yo siempre las hago solo —intentó, convencerlo.

— Te dije que eso a mí no me importa. Harás lo que yo te diga y ya, les dirás a tus padres que tienes que hacer un trabajo extremadamente difícil con un compañero, al fin y al cabo mañana no hay clases así que te tendré para mí solo —expresó, antes de atacar los labios de Harry con desesperación.

El menor tuvo que sostenerse fuertemente de los hombros de Liam para no caerse de lo brusco que estaba siendo al besarlo, el agarre de Liam se hizo más fuerte al momento de introducir su lengua en la boca del menor. Exploró cada  parte de la boca de Harry sin dejar parte alguna sin ello.

Acarició sus rizos, su espalda y su trasero, en este último lo apretó tan fuerte que logró sacarle un quejido a Harry que no era precisamente de placer. Sus lenguas peleaban sin control alguno, Harry se dejó vencer fácilmente, no estaba complacido con ese beso.

Liam agarró los muslos a Harry y lo elevó al aire para que envolviera sus piernas es su cintura y que sintiera su erección, lo pego de la pared con un poco de brusquedad en el acto.

Sus manos en ningún momento se apartaron del trasero del menor, lo apretó con más fuerza que antes. Despegó sus manos del trasero de Harry para desabrochar el pantalón del ya nombrado, esto hizo al menor terminar con el fogoso beso.

— Pero usted me dijo que no me iba hacer nada — expresó, con sus ojos lagrimosos.

— No te voy hacer nada, solo quiero probar antes de comer el plato fuerte —respondió, terminando de desabrochar el pantalón y bajarlo lo suficiente para tener acceso a su miembro y a su entrada.

También hizo lo mismo con lo bóxer negro de Calvin Klein. Masajeó con ambas manos el trasero de Harry.

— Tienes un trasero de infarto —alabó, apretándole y Harry puso su cabeza en su hombro para que no viera su sonrojo y sus lágrimas—. Y tienes una polla bastante grande para un chico de tu edad, Harry —sin previo aviso metió uno de sus dedos en su entrada, sin lubricante, sin saliva de una de las dos bocas, haciendo que Harry dejara salir un grito de dolor que fue reemplazado por la mano de Liam en su boca.

— Así me gusta, virgen y solo para mí, seré el primero y el último —murmuró, en el oído del menor haciéndolo estremecer.

Comenzó a mover su dedo hacia dentro y hacia afuera con agilidad sin importarle los gemidos de dolor de Harry.

— M-Me d-duele, d-deténgase —le suplicó, llorando pero Liam hizo caso omiso a sus súplicas.

Siguió con su dedo dentro y hacia fuera rápidamente, después de unos minutos metió otro dedo, logrando tocar el punto de placer que hace volver loco a cualquier hombre. Harry puso su cabeza en el hombro de Liam otra vez y lo mordió para no dejar salir un gemido.

Liam tenía su cabeza en la parte del cuello de Harry y su hombro besando y dejando marcas por todo su paso. Lo estaba marcando como suyo, como hace un Dom a su sumiso. Sacó sus dedos de la entrada del nombrado y se concentró en pasarlas por el miembro del menor. Desde el tallo hasta la cabeza de este, Harry cerró los ojos fuertemente.

— Lo tienes tan grande, que no puedo esperar a esta noche, pero me voy a tener que contener —confesó, bajándole de su cintura y subiéndole los pantalones. Se acercó a su escritorio y le dio un papel a Harry—. Aquí está mi dirección, espero que no faltes —le dijo, antes de darle un beso y salir del aula dejando a un Harry llorando sin ninguna consolación.

Tomó su mochila y salió del aula con rumbo hacia su casa secándose las lágrimas que salían y que después eran reemplazadas por otras lágrimas. Él nunca se imaginó encontrar a alguien a si en su vida una persona tan mala, él nunca tuvo problemas con otros profesores, siempre lo felicitaban por sus notas altas, nunca lo acosaban.

Él nunca se imaginó a alguien tan malo como él.

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