La protegida del Lobo y el Demonio
La protegida del Lobo y el Demonio
Por: Cassandra Hart
:** ᴄᴀᴩíᴛᴜʟᴏ 1: ¿ʙᴏᴅᴀ ʀᴇᴀʟ ᴏ ʙᴏᴅᴀ ꜰᴀʟꜱᴀ?:**

Emily Gold provenía de una de las familias más adineradas de Boston, tenía todo aquello que una persona podía anhelar, pero no era feliz. Por supuesto, la abundancia en su vida era tan solo material. Sí, su papá la quería, pero nunca había sido capaz de ayudarla a enfrentar las cosas duras de su vida. Tenía también a su abuelito, pero quería más amor y quizás eso la hacía egoísta.

Mientras se miraba en el espejo de su habitación empezó a pensar en que su boda no era lo que esperó toda la vida. Anhelaba estar en el altar al lado del amor de su vida… Alec. Y sin embargo las cosas no resultaron así.

Emily estaba fingiendo casarse, pero lo triste no era eso pues su futuro falso marido era una persona increíble. Lo más triste era que debido a cómo estaban las cosas con Alec nunca tendrían nada serio y ella no podía considerar el casarse con otro que no fuera Alec, así que aquel día falso sería quizás su única boda. —y hacer feliz a su abuelo era lo único que importaba—

Aquel evento…bueno había mucho que contar, pero en resumidas cuentas no era algo que se llevaba a cabo por amor, pero era lo mejor sí consideraba la vida de mierda que llevaba junto a su madre. El engaño le permitiría irse de casa y eso era ya una ganancia. Su abuelito era viejo, bastante y estaba enfermo —por eso no haría nada que pudiese generarle angustia—.

Ella fingía no saber sobre su condición de salud pues comprendía que la dignidad de su abuelo estaba en juego. Él se avergonzaría de estar mal, pues él era así, entonces, verla de novia ese día sería quizás su única oportunidad.

Aunque sencillo tampoco era todo aquello pues su abuelo no aprobaba al novio. ¡Vaya lío! Esperaba de verdad que las cosas resultasen bien.

Una lágrima se le escapó mientras acariciaba los pliegues de su vestido de novia. Aunque no era lo que parecía, aunque engañaban a todos verse a sí misma vestida así la ponía triste. Nadie podría convencerla de no “casarse” pues con esa boda su madre la dejaría en paz, pero estaba triste.

Mirando a su alrededor sonrió un poco, su habitación era bastante austera. Una cama, un tocador y su escritorio. Nada extravagante, de hecho, aquella habitación era igual que ella, sencilla.  

Aunque para su madre la palabra sencilla no describía a la habitación... mucho menos a Emily, para ella su hija era una simplona. Siempre supo que su madre sentía vergüenza de ella, aunque jamás comprendió por qué.

Cuando cumplió 10 años aceptó que nunca la querría y a los 14 empezó su pesadilla. Por eso dejó de tratar de agradarle y se dedicó a sobrevivir. Dejando eso aparte Emily observaba su celular, se sentía nerviosa pues quería... necesitaba hacer esa llamada y escucharlo antes de unir su vida a la de otro hombre. Si quería que la farsa funcionara, Alec debía enterarse.

... Uno, dos, tres timbres y ahí estaba... esa voz... el dueño de su corazón.

—Hola, Alec.

— ¡Emi, me sorprende tu llamada! Tenemos ya varios meses sin hablar.

—Alec, hay algo que debo decirte... — sonaba tan tensa que era increíble que no se diera cuenta. —

—Emi, dime que me perdonas, que mis errores del pasado ya no evitarán que estemos juntos. Debo contarte cosas sobre mí, sobre lo que soy…

— ¿Juntos?... ¿Lo que eres?

 ¡¡Noo!! ¿Por qué le salía con eso de estar juntos, ahora? ¿Y qué demonio se suponía que era… un perro?

—Si Emi, nada nos separará ya.

— ¿Por qué no me dijiste esto hace unos meses...? ¡Dios!, ya no puedo dar marcha atrás.

— ¿Marcha atrás? Emi, pequeña, te tengo grandiosas noticias, luego me explicarás de lo que sea que estás hablando.

—Yo también te tengo noticias. Verás, hoy es el día de mi boda.

El silencio que siguió a su anuncio fue eterno para Emi, ¿Habría cortado la llamada?

— ¿Alec, estás ahí? 

— ¿Tu boda? ¿De qué mierdas hablas? Emi, regreso pronto al país, te amo. No sabía que tenías novio.

—No tenía novio, es un amigo de varios meses que me ha pedido que nos casemos y la verdad es que mi vida en casa es tan dura que prefiero irme con él.

— ¿Te vas a casar con alguien que conoces hace meses? Tú me amas, no puedes casarte con otro.

—Ególatra.

—Honesto. Solo constato un hecho. Eres mi compañera

— ¿Tu compañera? Alec, solo porque te amé en la infancia…

—Hablemos ya como adultos, Emi. Tú no has dejado de amarme.

—Yo…

—Te conozco, me has amado siempre. Puedo sentirte desde aquí, escuchar tu corazón.

— Si claro, porque eres Clark Kent y tienes superaudición. Déjate de idioteces. Sí, te amé en la infancia, ¿pero eso de que me sirvió? Te amé… te amo… sí, ¡qué más da que te lo confirme! Pero nunca fue igual. Para ti era una niña tonta que te seguía a todas partes. Cuando esos hombres me atacaron…

— ¿Cuáles hombres?

—Alec…

—Emily, DIME. DE. UNA. PUTA. VEZ. DE. QUÉ. HOMBRES. ESTÁS HABLANDO.

—Ya no importa. ¿Y cómo podrías tener idea de sí tengo novio o no? No hablamos hace mucho tiempo. A menos que mi abuelo siga de alcahuete contigo, diciéndote lo que no debería.

— ¿Cuál es su nombre, pequeña? El nombre del bastardo al que le arrancaré la garganta por ponerte una mano encima. Dímelo por favor. Y sí, tu abuelo parece ser al único al que le agrado.

— ¿Arrancarle la garganta? Usas palabras raras hoy.

¿Qué demonios le pasaba a Alec?, pensaba Emily. Jamás acabaría de entenderlo. 

—Michael Thompson. Su padre es dueño de una empresa de importaciones.

—Michael Thompson... ¡Pero si es gay! Maldito Lupino, ya me va a oír… él sabe

— ¿Qué diablos te pasa? ¿De dónde lo conoces? ¿Y por qué lo llamas Lupino?

—No me prestes atención cariño, ando de malas con esto tuyo. Odio pensar en lo que te hice, no estuve ahí para ti y por eso estás con él. No lo hagas, perdóname Emi. Sabes que estamos hechos el uno para el otro. Fui un idiota de primera, no lo puedo negar. Tampoco puedo esperar que corras a mis brazos, pero dame tiempo para mostrarte cuán grande es mi amor por ti. No vayas a dejarme, no te permito que me olvides.

— ¿No me permites…? Si serás engreído Alec. Me abandonaste a mi suerte, me dejaste sin ayuda cuando te necesité.

—Perdóname mi niña.

—No puedo, Alec. Sencillamente no puedo perdonarte. Mi vida ha sido un infierno y esperé que estuvieras ahí para mí. Pasaron cosas tan aberrantes de las que ni siquiera tienes idea.

—Cariño, cálmate un poco, ¿de acuerdo?, sé que te fallé cuándo más me necesitabas, pero no te cases. Nada es imposible y escaparte es lo mejor. Vete a casa con mis padres, tomaré un vuelo de inmediato y te traeré aquí conmigo. Nos conoceremos mejor, ya como adultos. Aprenderé todo sobre ti y tú me perdonarás.

—Todo está listo.

—Pequeña, por Dios recapacita.

— Adiós.

—Emily, no me cuelgues. Emily Si me cuelgas te curto el culo.

— ¿Curtirme el culo? ¿Lupinos? Dices cosas raras, actúas extraño. Me asustas, nunca me has hablado así.

—Te deseo, mi niña. Por eso estoy así. 

—Búscate una de tus amiguitas para follar, a mí déjame en paz.

Cuando Emily le colgó, Alec empezó a caminar desesperado, tenía tanta ira que empezó a arrojar lo que tenía a mano, ella no podía casarse. Tomó el teléfono y llamó al padre de Emily.

— ¿Si, diga?

—Jack esa boda es un error.

— ¿Alec? Pero muchacho has desaparecido de la vida de Emily desde hace mucho, no puedes creer en serio que tienes poder sobre sus decisiones. Ni yo lo tengo.

—Jack, me importa una mierda como vas a lograrlo, no dejes que tu hija se case. Ella me ama, es un error que va a ser catastrófico, debes evitar esto. ¡Ese imbécil es gay!

—Lo sé. Como también sé que me equivoqué cuando te prohibí verla. Tú como lobo querías marcarla apenas tenía 16 y me asusté.

—Te maldije Jack, me enojé… mi lobo quiso ir por tu garganta, pero mi padre me hizo entrar en razón. Pero en esa situación quien salió peor fue ella. Pensó que la abandonaba Jack, no creo que tenga arreglo, pero es mi Luna, mi compañera. ¿Tienes idea de lo que me causa saber que se unirá no solo a un hombre sino a otro Lupino?

—No sabía que era un Lupino, pero ya nada se puede hacer, es la vida de Emily y ella tendrá sus motivos.

—Le fallamos mucho y ella parece un animal herido, se refugia en Michael, pero no debe hacerlo. Mi lobo va a matar a Michael.

—Lo lamento muchacho, no hay nada que hacer. Salvo que me asegures de que es un sujeto violento. Que como Lupino puede dañarla.

—No, es un buen sujeto. Su padre es socio del mío en algunos negocios.

—Entonces supongo que no hay nada más de qué hablar. Lo siento muchacho.

—Jack…

—Debo irme, la ceremonia está por empezar. 

—No me cuelgues…

—Nos vemos, Alec

Alec miraba fijamente el aparato. ¡Maldita sea! Todos los miembros de la familia Gold siempre le colgaban el teléfono. La desesperación lo llenaba por completo, si no hubiese esperado tanto tiempo, si hubiese ido por ella antes….

—Maldición, la perdí, la perdí... — bramaba con ira mientras el poco control que mantenía sobre u lobo, amenazaba con romperse—

Su lobo apareció en solo segundos, destrozando todo el apartamento. No podía resignarse a perder a su otra mitad. Su padre tenía que ayudarlo, alguien debía detener todo aquello.

— ¿Qué pasa hijo?

—Mía, ella es mía y se casa con otro.

— ¿Qué piensas hacer? Porque tu lobo irá por Michael.

— ¿Cómo sabes que se casa con Michael?

—Me enteré esta mañana, pensaba llamarte, pero no sabía que decir.

— ¿Dices que sabias esto hace horas?

—Cuida el tono que sigo siendo tu Alfa. Esto ha sido todo tú culpa, no le eches la mierda a los demás. Recházala, anula el vínculo.

—No.

—Entonces encontrarás otra solución.

Ajena a toda aquella situación Emily continuaba cepillándose el cabello. Su abuelo August se quedó contemplándola desde la puerta, se sentía melancólico y triste. A lo largo de la vida de Emi no supo imponerse como cabeza de familia y su nieta había pagado las consecuencias. Se sentó en la cama de su nieta y colocó en la mesa un sobre de manila bastante abultado, Emily lo miró, pero no preguntó nada.

El abuelo pensaba en Alec, esos dos estaban hechos el uno para el otro y necesitaba que su nieta reaccionara. Su niña guardaba secretos y necesitaba saber si podía cambiar algo. Sabía que Alec era un lobo, muchos empezaban a dejarse ver entre los humanos.

No lo asustaba, solo lamentaba ser ya un anciano porque dejaría de ver a su nieta. Alec le había ofrecido convertirlo, pero su corazón no lo soportaría y estaba bien, quería descansar. Pero sabiéndola con su compañero y no con Michael. Tenía que hacerla entrar en razón.

—Me duele verte así, mi niña.

—No te entiendo abuelo.

—Casándote para huir, deberías ir al altar con el amor de tu vida y sabemos que ése es Alec. En parte soy culpable por no tener mano dura con mi hijo, porque él le permitió a tu madre tratarte mal siempre. Y por no hacerte entender que el único capaz de cuidarte como se debe es Alec. Digas lo que digas, tu corazón siempre ha sido y será de Alec.

—No estoy huyendo, al menos no en el sentido literal de la palabra. Y no digas cosas como esa abuelo. Nunca te has metido en mis asuntos del corazón y no veo por qué debes hacerlo ahora. Con todo respeto abuelo, esto es un asunto solo mío.

¡¿Qué demonios les pasaba a todos?! Necesitaba paz, no que estuvieran presionándola.

—Soy tu abuelo y te conozco.

—Si me conoces sabes que cuando he decidido algo, no cambio de idea.

—Así que esto es algo sobre tu orgullo. Aunque sabes que está mal sigues adelante.

—No está mal, es lo que necesito que entiendas.

—Tu padre ha sido egoísta, tu madre es una zorra usurpadora que te ha tenido encerrada en casa toda tu vida.

—¡¡¡Abuelo!!! 

Emily veía a su abuelo bastante alterado, por eso le puso la mano en el brazo y le dio unas palmaditas mientras movía la cabeza de un lado al otro.

—Deja de ser tan gruñón que me pones más nerviosa. Esta es mi decisión, me caso con un buen hombre abuelo.

—No me regañes chiquilla que debería ser yo el que te reprenda. Además, sabemos de las preferencias de tu futuro esposo y este con tal de no perder su dinero te mete la loca idea de que deben casarse para mantener feliz a su padre. Debes atarte a él dos años y sí en ese periodo de tiempo conoces a alguien perderás la oportunidad. Ahora, sí fuese un amigo de toda tu vida lo entendería, pero solo le conoces desde hace seis meses, Emily éste va a ser un error muy grande.

—Abuelo, he recibido muchas bendiciones, no fui a la escuela normal pero no he dejado de conocer gente. Aunque ya casi tengo 25 siempre me dije que me iría de casa cuando llegase el día de mi boda, déjame vivir este momento tan feliz. A él lo quiero. No somos amigos de infancia, pero no veo lo malo, mi vida a su lado no puede ser peor que al lado de mi madre.

— ¿Y Alec?

— ¿Qué con él? No empieces abuelo, él está lejos, muy lejos del país, de mi vida...

—Pero no de tú corazón.

Emily se acercó a la ventana mientras los recuerdos venían a ella. Era demasiado el resentimiento y no parecía existir posibilidad de arreglarlo. Una lágrima traicionera corrió por su mejilla, no podía darse el lujo de ser débil, mucho tiempo atrás se había prometido a sí misma no llorar más por él.

—Mi niña...

—Muchas veces aquellos a quienes más amamos son quienes más daño nos hacen. Mi amor por él le dio el poder para destruirme, cuando lo necesité me dio la espalda, a Michael no lo amo así que no podrá romperme el corazón.

— ¿Alec sabe de tu boda? 

—Acabo de hablar con él, fue difícil pues honestamente pensé en no decirle nada. Nunca te conté esto, pero estamos algo distanciados. Una de las veces en que mamá me golpeó con la faja me dejó en cama sin poderme mover.

— ¿Cómo no me enteré de esto? Mi hijo tendría que habérmelo dicho y por tú cara intuyo que no es lo peor de todo.

—Estabas en el hospital, te acababan de poner el bypass coronario y enfrentabas una larga recuperación.

—Tenías... ¡Dios mío, tenías once años!

—Alec es 6 años mayor que yo como sabes. Papá es socio de Marcus su padre, en algunos negocios. Cuando él tenía 17 empezó a tener novias, yo tenía 11 y lo amaba con locura o lo que puede ser amar con locura a esa edad. Después de la golpiza de mamá, Alec llegó a casa.

Me vio y me dijo que parecía un niño, le dije que había sido mamá, le pedí...no, le rogué que me ayudara a localizar a papá y me dijo que estaba loca, que mi madre, aunque me gritaba no era capaz de eso. Se río de mí, abuelo.

La voz se le quebró, no podía permitirse caer en la tristeza, el pasado era solo eso, ya no debía tener control sobre ella.

—Me dijo que si estaba tan enamorada de él no llamase su atención así. Mamá escuchó y me fue peor, en el hospital dijo que había caído por las escaleras y por miedo...no lo negué.

—Tu madre es de lo peor, ¿tu padre qué hizo? No puedo aceptar que él supiese todo y no se divorciara de tu madre, que me mantuvieran en las sombras. Me horroriza que has dicho algo que da a entender que fueron varias veces. Ahora comprendo tus ausencias en almuerzos familiares, no estabas fuera de la casa, estabas en tu habitación, herida y sola.

—Papá llegó dos días después y me regañó por hacer estupideces y quitarle la paz a mamá. A los 16 tuve el supuesto accidente a caballo.

—Nunca me gustaron esos animales. 

—Mamá tenía un clavo en la mano y lo metió en el muslo del animal, este se asustó y comenzó a correr conmigo encima, lo que no sabía mamá es que esa vez Alec la vio, él subió a un caballo y fue tras de mí. Cuando llegó a mi lado estaba en el suelo. Me llevó al hospital y lo vi llorar abuelo. En sus ojos observé que recordaba todo y que empezaba a darse cuenta de que mis pedidos de auxilio eran reales, pero le pedí que se fuera, trató de que habláramos, pero no pude hacerlo.

Lo escuché pelear con mi padre, este le pidió a Alec que se fuera y lo hizo. Hemos conversado ocasionalmente pero cuando él toca el tema de las agresiones le cuelgo el teléfono. Papá dice que está administrando uno de los hoteles de su padre. Alec me dice que deberíamos casarnos, pero el pasado pesa, le necesité y no estuvo ahí.

—De acuerdo, la verdad es que si le veo le daría un par de regaños por su forma de actuar, pero... ¿y que con posibles novios?

Emily empezaba a sentirse enojada… con su abuelo, con todo.

— ¡Ay abuelo! Ni idea, pero sé que hasta yo gano con la boda, de otra forma papá no me dejaría ir. No le importa que sea mayor de edad pues me ha criado para irme de casa cuando me case. No es un mal padre ni mucho menos, su mayor error es amar demasiado a mamá, así que nada me cuesta irme siguiendo sus reglas. Deja de andar sacando argumento tras argumento.

—No me gusta esto, pero es tu decisión.

—Lo es abuelito y te amo, pero de verdad es lo primero que decido por mí misma y se siente bien para variar.

—Lo que no entiendo es esta idiotez de tu suegro de amenazar a su hijo con que se case o perderá la fortuna, ¿a quién se la va a dejar?

—Sabes que el padre de Michael es chapado a la antigua, tuvo a mi amigo ya siendo muy viejo cuando llegaba a los cincuenta años. Está con un severo cáncer de pulmón en etapa final y su último deseo es ver casado a Michael. Ha sido un buen padre dedicado a él en un cien por ciento. 

—Aunque su forma de asegurarse que su hijo está estable es algo arcaica. Además, una cosa es un último deseo y otra esto. Es una última orden a su hijo, le hace chantaje.

—Es ridículo, pero bueno, mamá no me quiere y siempre ha sido así, por eso ya no tener que aguantar sus malos tratos va a ser un alivio. Ahora abuelito por favor, no quiero hablar más de ello, te pido que respaldes mi decisión y que aceptes a Michael.

—Comprendo tu forma de pensar, aunque no la compartiré nunca. Hay algo que quiero darte. En este sobre está una copia de mi testamento.

—Abuelo no hables de eso, si estás...

— ¿Muy joven? ¡Ay, hija mía!

Emily ríe con su abuelo y le abraza. Aquel hombre era la única razón por la que sonreía a pesar de todo y aunque el engaño era para que la viese vestida de novia, solo quería dejar todo atrás e irse con su viejito.

—No abuelito, iba a decir que no te encuentras enfermo, ya sé que estás viejito.

—Pero aún puedo bailar con mi nieta...

Se pusieron de pie disfrutando de aquel momento a solas. Bailaron por la habitación sin importar que no tuviesen música. De pronto un ataque de tos obligó al abuelo a sentarse y Emily se reprendió, no debía tener emociones fuertes.

—Bueno, al menos unos segundos. Mi amada nieta, deja esa angustia que se pinta en tu rostro. No debes sufrir por mí.

—Te amo, abuelito.

—Deja de sufrir. Te conozco. Tú padre ha hecho bien la gestión de mis empresas y ha cosechado una muy buena fortuna por su cuenta. Él sabe que eres mi única heredera, la empresa le queda a él, pero mi capital te pertenece. Ya he hecho los trámites en el banco y lo hemos puesto en bonos. A partir de esta semana te depositarán lo que genera en intereses, que debe rondar los casi 4500 dólares...

—Abuelito… 

—No me interrumpas, tengo un fondo del que vivo ahora, si no lo he gastado al morir, también es tuyo. Mi casa... esa es tuya también. Puedes venderla, no te ates a ella porque fue mía, guarda demasiados recuerdos, prométemelo, Emily.

—De acuerdo. Te estás agitando mucho con esta discusión y no debe ser así. Te amo abuelo y es mi mayor deseo que vivas muchísimos años más. Si entregarme esto te deja tranquilo, pues gracias por pensar en mí.

—Emily... ¿volverás a pintar?

— ¿A qué viene esa pregunta?

—Simple curiosidad.

—Bueno, tengo casi veinte cuadros en una galería acá en Boston. Mi amiga Georgina quien es además mí agente está organizando una exposición. Apenas acabe esto de la boda, instalaré todo en mi casa.

Estaban tan entretenidos que no se dieron cuenta de que llamaban a la puerta, por eso cuando golpearon de nuevo, más fuerte, ambos se sobresaltaron lo que les hizo reír. Sin embargo, la felicidad que tenía don August se acabó al ver llegar a Michael. Antes de abandonar la habitación el anciano se detuvo frente a Michael. 

—Sabes muchacho que no he sido muy amable. 

—Descuide señor. Sé que no soy quien quiere para su nieta. 

—En eso tienes razón, pero he aprendido que debo escuchar a mi nieta. Algo que en esta familia no hemos hecho. Es dura, sabia para su edad así que confiaré en su buen juicio. No está de más recordarte que, aunque estoy así, viejito y consumido puedo majarte las bolas. Si mi nieta llora por tu culpa me vas a conocer.

 —Descuide señor. Pienso cuidarla bien. 

—De acuerdo muchacho y llámame abuelo. Una vez a solas ambos rieron con sorpresa.

Michael, que había ido a buscar a Emily sabía que estaba con el abuelo, pero necesitaba verla. Sabía que August no lo quería y lo lamentaba, no tenía abuelo y hubiese querido ganarse al anciano.

Sin embargo, ahora sentía un peso menos de encima.   

Sabía la historia de Emily y conocía a Alec. Era uno de los Lupinos más fuertes que conocía y lamentaba mucho engañarlo. 

—Mi abuelo no puede imaginar el suplicio que vivo en la casa y lo que nuestro “matrimonio” me beneficia. Me alegra que parece algo más amable. 

—Fíjate que me ha pedido que le diga abuelo. 

—De locos, de verdad. ¿Cómo está tu papá? 

—Débil, cansado. Emi, de verdad nunca podré pagarte por todo lo que haces. 

—Bueno, recuerda que la casa la he elegido yo y que la he decorado a mi gusto, todo de tu billetera. Ya está a mi nombre así que con esto salgo ganando yo. — dijo sonando como toda una interesada— 

—Hablas como una arribista y creo que tienes más dinero que yo. 

Ambos ríen un poco mientras Emi toma consciencia de que está todo a punto de iniciar. 

—Tengo miedo.

 —Tu madre es despreciable, cariño. Pero no te preocupes, estamos juntos en esto.  

—De acuerdo, no hagamos esperar a mi madre, ya sabes que esta boda es su oportunidad de sacarme de la casa. Michael recibió una llamada y al revisar vio que era de Alec. 

—La llamada que esperaba, es tu hombre.

 —Vas a decirle.

 —Correcto. Tu papá me dijo que Alec lo llamó a exigir que detuviera la boda. Lo que necesitábamos de él ya fue hecho. Ya no hagamos sufrir al pobre hombre. Espérame abajo por favor pues ya es hora y alguien puede subir y escucharnos. 

—De acuerdo. 

Una vez a solas cerró la puerta y se preparó para escuchar los gritos de Alec. Se conocían bastante bien y aunque no eran amigos, mantuvieron siempre una relación cordial. Sin embargo, la voz de Alec es una voz rota, de alguien que sufre de verdad. No del futuro alfa de Boston. 

—No se casen. 

—Alec…  

—He sido un imbécil… 

—Todo esto es falso. 

— ¿De qué hablas? No juegues con algo así. 

—Emily y yo hemos acordado hacer esto para que mi padre muera en paz. La enfermedad lo consume, si fuese tu padre, si mi padre fuese el Alfa no estaría enfermo. Hemos tratado de todo, pero no entendemos cómo llegó a estar así y para que fuese real, Emily hasta tuvo que informarte. El padre de Emi ha dicho sobre tu llamada en la sala donde está papá, eso es lo que necesitábamos. El abogado está al tanto, hará la ceremonia, pero no inscribirá nada.

 — ¿Hablas en serio? 

—Totalmente. Después de que papá muera daremos un tiempo prudencial y les diremos que nos divorciamos, he comprado una casa que está a su nombre. Así quedará protegida y tendrá la herencia de August. Emily tiene asegurado su futuro. Te ama con locura. 

—Gracias por dejármelo saber. 

—Solo quiero saber algo. Supiste que lo que Emily decía era real el día del accidente con el caballo. ¿Cómo es posible que no detectaras que ella decía la verdad o que su madre la lastimaba? 

—Mamá no es Lupina, no fue hasta que pasé de los 22 que se manifestaron mis rasgos Lupinos. Emi tenía 16 y quise marcarla, su padre sabía de nosotros y me prohibió hacerlo. En aquel momento perdí la razón, el enojo y la furia…quería la cabeza de Sofía, pero se me dijo que debía irme y fue entonces que supe que siempre me había dicho la verdad, Michael… irme y dejarla, saber que me pidió ayuda y no le creí me rompió el alma.

 —Eso me deja en paz, pensé que lo habías ignorado adrede. Te dejo, tengo que ir a divertirme. 

— ¿Con esta boda falsa? 

—No. Bueno sí, pero principalmente se trata de atormentar a mi suegra. 

—No la dejes cerca de Emily, la agrede físicamente. 

 —Lo sé. Maldita Perra. Por eso este matrimonio nos beneficia a ambos.

—Déjame hablar con ella. Felicitarla apropiadamente.

—De acuerdo, voy a buscarla.

Cuando llegó al recibidor le esperaba Emily junto a Sofía su madre, quien no dejaba pasar oportunidad de meterse con su hija.  Notó que Emily se sentía tensa, su madre se acercaba a susurrarle cosas cuando la amenazaba y aunque sabía que Emi estaba cansada de tenerle miedo no sabía si sería capaz de enfrentarla, ya que nunca nadie la respaldaba, era normalmente ella sola contra Sofía y Emily siempre... siempre perdía.

Sin embargo, ahora estaba él y le mostraría a la maldita arpía de lo que era capaz con tal de defender a Emi.

—Es de mala suerte verse antes de la boda. Dale gracias a Dios que los invitados están en la biblioteca de tu padre. Por Cristo que escándalo social, te casas como escondida. ¿Estás embarazada?

Alec escuchaba a Sofía de forma nítida debido a su audición, quería matar a la maldita vieja. Lo que nunca imaginó fue la forma en que Michael enfrentaría a Sofía o que su Emily podría defenderse.

— ¡Ay madre! ¿Desde cuándo crees en esas supersticiones de no verse antes de la boda? Dime algo, ¿Cuáles invitados? Somos solo la familia y no estoy embarazada, pero se hizo así por consideración con don Joseph, el padre de Michael. Además, suéltame el brazo, ya no tienes ningún derecho sobre mí.

¡Qué empiece la fiesta! Pensó con sorna.

—Suegra, Emily no está embarazada pero no por falta de práctica.

— ¡Impúdico! ¡Desvergonzado!

—Yo que usted, retapizaría los muebles de la sala.

— Emily, dime que este joven solo está bromeando.

—Mamá, deja de escandalizarte. Sin embargo, de paso podrías quemar el sofá cama del cuarto de invitados.

Las carcajadas de Alec sonaron fuerte en el oído de Michael.

—Espera Alec, voy a ponerte en altavoz. Tu saludo debemos escucharlos todos aquí, para que a mi dulce suegra se le meta de una vez en la cabeza que somos muchos los que amamos a Emi, y que estamos dispuestos a todo para que no le hagan daño.

Emily le miraba feliz, entendió que todo fue aclarado.

Sofía no entendía como Alec iba a felicitarla si se suponía que la amaba y además se estaba volviendo loca de la ira. Ese tal Michael solo le faltaba el respeto.

—Hola, Emi. Feliz día cariño. Lo que Michael dice es cierto, Sofía. Sabes que vi lo del caballo, que mis investigadores tienen ya el expediente médico de Emily, junto con declaraciones de enfermeras que la atendían en aquella época.

—No tenías derecho— añadió llena de furia. —

—Todo el derecho del mundo. Por eso te advierto de una vez, las agresiones a Emily se detienen ya.

Michael le entregó el celular a Emily quien se fue de la sala unos minutos.

—Me asustaste, cariño.

—Lo siento, era necesario.

—Comprendo. Emi, vengan de vacaciones.

—Alec, necesito un tiempo. Quería que supieras la verdad, pero no significa que será borrón y cuenta nueva.

—Lamento lo sucedido. Las veces que no te escuché no tienen justificación, luego hubo cosas que me hicieron alejarme.

—Gracias porque saber que finalmente creíste lo que decía significa todo.

Al regresar a la sala Sofía está aún junto a Michael.

—Has hecho de mi hija una libertina.

—No madre, me hace feliz. Algo que nunca he sido—añadió Emily mientras abrazaba a Michael—

Por el rostro de Sofía nadie podía saber a ciencia cierta cuál de las dos estaba más sorprendida. Emily nunca le respondía.  

Sofía se sujetaba con una mano la ropa y cerraba el otro puño como manteniendo el control, pero le temblaba con ira. Cuando levantó la mano dispuesta a golpearla, Emily cerró los ojos, pero el golpe nunca llegó. Al abrir los ojos vio a Michael, en su rostro había tal furia que Emily retrocedió un paso.

—Mire suegrita, no empecemos con mal pie esta nueva relación familiar, no voy a permitir que vuelva a ponerle un dedo encima a Emily, ¿quedó claro? Tal cual le advirtió Alec, sabemos de cada golpe y supuestos accidentes que ha tenido Emily, sepa de una vez que no nos vamos a amilanar por su actitud. Nadie tuvo los pantalones para detener sus agresiones, pero esto acaba hoy. 

—Mira jovencito... 

Michael hizo contacto con August y este risueño le hizo una seña para que le torciera un poco más el brazo y Michael rio, no podía decepcionar a su nuevo abuelo así que torció e intensificó el agarre causando un dolor muy fuerte a su suegra. 

— ¿De acuerdo suegrita? 

—Sí, de acuerdo. 

Emily estaba disfrutando de aquello, por eso no pudo evitar reír un poco, se acercó a su madre y le habló como si fuese un secreto entre ellas, mientras que Sofía se frotaba el brazo, pues le dolía muchísimo. Michael se alejó un poco pues su padre lo llamaba. Esperaba que Sofía estuviera tranquila. 

—Por años esperé que alguien te pusiera un alto. No se siente nada mal para variar. He decidido hablarle a papá sobre ellos, Rodrigo y Agustín. 

—No te atrevas Emily. 

—Ellos me hicieron cosas, los dejaste... 

— ¡Cállate de una puta vez! 

— ¿Qué clase de monstruo le hace eso a su hija? 

—Tú me dejaste en ridículo, tú...  

—Eran pedófilos, eso eran. Tan solo tenía 14 años mamá, no puedo más con este terrible secreto, papá lo va a saber quieras o no. Te odio y desearía que estés muerta. 

—Pero ellos me dijeron que no sucedió nada. 

—Me violaron los dos. Agustín, tu querido médico me tocaba cada vez que me inyectaba para controlarme y Rodrigo... lo único bueno que hizo fue usar protección para no dejarme embarazada. Fui al ginecólogo y en su momento se asustó por las cicatrices internas que me dejaron tantos años de abuso.

Le dije que los responsables estaban presos, pero ya no aguanto, ya no más. 

—Deja eso atrás. No puedes decirle a tu padre, piensa en mí. 

—Mi decisión no está sometiéndose a votación. Tú eras mi madre, debías protegerme, cuidarme. 

—Trabajemos en nuestra relación, iremos de compras, ya verás cariño como vamos a recuperar el tiempo perdido. 

Sofía le acariciaba el brazo con amor, casi parecía sincera, pero Emily sabía la verdad. 

— ¡Por Dios! Solo te aterra que le diga la verdad, no te intereso como hija. 

—Si le dices, tu vida será un infierno. 

—Mi vida ha sido un infierno siempre, no puedes cambiarlo o empeorarlo. 

Después de aquello, Michael tomó a Emily de la cintura e ingresaron a la biblioteca, su madre les lanzaba miradas cargadas de odio, pero por primera vez en su vida, Emily sintió que alguien estaría a su lado defendiéndola de Sofía. Era una pena que tal seguridad estuviese por acabar. 

En la biblioteca les esperaban su padre Jack, su abuelo, don Joseph el padre de Michael y el abogado de la familia Oliver, quien llevaría a cabo la falsa boda civil. Don August se le acercó, sé veía risueño y aquello la puso feliz. Solo una persona valía el mundo para ella y era su abuelito. Mientras Michael revisaba a su padre, August charlaba con su nieta. 

— ¿Hijita, que pasó ahí afuera? 

—Mi madre y sus cosas, por suerte Michael le ha dejado en claro que ya no estoy sola. Me he sentido tan bien, por fin tras años de aguantar sus cosas pude decirle que ya no se las toleraré más. 

—Mi concepto del joven ha mejorado mucho, en especial cuando le torció un poco más el brazo. 

Emily no pudo evitar reír con las cosas de su abuelo. Luego avanzó con Michael hasta llegar frente al escritorio. Tras proceder a la lectura de toda la parte técnica, los testigos firmaron el acta y ambos “se convirtieron” en marido y mujer. Jack se acercó a su hija y la abrazó. Las palabras de Alec rondaban su mente, pero ella estaba radiante y eso era lo único que importaba. 

—Hija, de verdad espero de todo corazón que este sea el inicio de lo que será una buena vida al lado de un buen hombre. 

—Gracias papá, sé que seré completamente feliz. Sofía caminaba hacia ella, pero Michael anticipándose a cualquier escena tomó a Emily de la mano y la llevó junto a su padre. Al llegar a su lado Emily inclinó la cabeza en señal de respeto. 

—Don Joseph... 

—Mi niña, no me digas don Joseph, me haces sentir viejo. Vamos, empuja la silla de tu suegro y llévame a un rincón apartado, quiero que charlemos. Michael, vete a torturar a tu suegra.  

Después de reír un poco Emily le lleva al comedor, se sienta frente a él y espera. El anciano parece pensar todo con calma antes de hablar. 

—Gracias mi niña, sé que ustedes no se aman más que como amigos y que él ha hecho esto para verme feliz. También sé que es homosexual, pero quería presionarlo un poco, mis abogados tienen una cláusula en la que indica que pueden romper este matrimonio y que aun así mi hijo heredará todo. Eres una gran mujer, has vivido bajo el yugo de Sofía y aun así no has perdido la dulzura. Eres lo único que vale la pena de esa familia. 

— ¿Por qué entonces todo esto? 

—Mi muerte es inminente y no quiero que esté solo. Hay cosas… Secretos familiares que algún día conocerás por eso mi muerte es consideraba algo fuera de lo normal. Quédate a su lado y luego sé libre. 

Él sacó de su chaqueta un sobre, mientras miraba a Emily luciendo tenso e incluso apenado. 

—En ese sobre hay un papel con los nombres completos de tus abusadores, forma de contactarlos, cualquier información para hundirlos está ahí. Michael no lo sabe, solo yo. 

— ¿Cómo…? 

—Vino uno de ellos hablándome de él mismo y del médico. Le pagué una buena cantidad para estar tranquilo de que no molestará más. 

Emily movió el sobre, su rostro reflejaba confusión pues hay también una llave maya.

 —Pero hay algo más que un papel. 

—Ellos se sacaron fotos impresas que son las del sobre junto con los datos de ellos. Quizás no lo recuerdas o no te diste cuenta. Me entregaron los originales en la llave maya, son las únicas copias me aseguré de eso. Lo hicieron pensando en usarlo en un futuro. 

Emily sin poder controlarlo empezó a llorar, de pronto con el sobre en la mano corrió escaleras arriba y lo colocó dentro de su bolso de mano, lo mismo que el sobre que le dio su abuelo antes de la ceremonia. Michael se acercó a su padre, pero este negó con la cabeza.  

— ¿Qué pasó? 

—Nada serio, hablábamos de la necia de Sofía y de que por fin no estará sola. 

—Sabes que nosotros no podemos mentir y apesta a eso. Pero lo dejaré pasar. Gracias papá por aceptarla como mi mujer. 

—Es un buen ser humano, cuídala. Porque tal cual has dicho, no podemos mentir y he sabido que esta boda es falsa. Pero sabes que mi fin es inminente y me gusta que ella esté a tu lado. Sé que te gustan los hombres y no te lo condeno, quiero que cuando todo pase busques a quien te haga feliz. 

Algunas horas después llegaron a su casa, la sala está llena de cajas de regalos que han enviado algunos amigos de la familia, aunque no fueron a la boda.  

— ¿No es raro aceptar regalos por una boda falsa? 

—Para estas personas esto no es nada y es divertido tener regalos. Mañana los abriremos y veremos que conservar y que regalar. 

Emi sentía dolor de cabeza, el día había sido muy complicado. 

—La cabeza me va a estallar. 

—Déjame traerte una pastilla. Pero cariño, si sabes que mis inclinaciones son otras, no debes usar la excusa del dolor de cabeza. 

—Tonto. 

Michael fue por un par de píldoras. Le preocupaba Emily y todo el estrés que había pasado aquel día. Su padre no lo había engañado cuando le dijo que Emily lloraba por culpa de Sofía, se encargaría de averiguar qué había sucedido realmente. 

—Trata de descansar que has tenido un día difícil. Acomodaré un poco las cosas y luego iré a descansar. Si necesitas algo más, sabes dónde está mi cuarto. 

Los siguientes tres meses Michael se desvivió por ella. Iban a cenar casi a diario. Cada rato libre que tenían juntos lo disfrutaban al máximo. Cuando estaba sola iba a visitar a don Joseph quien resultó ser una persona importante en su vida. Sabía de su pasado y eso, emocionalmente hablando resultaba catártico.  

Cassandra Hart

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