3. Encuentros

[ALEXA]

Dos días después: Lunes

Estaciono mi SUV Maserati Levante color blanca en el garaje ubicado en el subsuelo del edificio y el cartel con el nombre de “Ambardi Enterprises” comienza a hacerse presente por todas partes. Hacía tres años que no pisaba este lugar y sé que muchísimos cambios han ocurrido desde entonces. Para empezar, el que era socio de mi padre, Héctor Lombardi, falleció en un accidente de tránsito hace dos años y su hijo Landon fue quien tomo su lugar. Ademas de aquello, ha habido muchas adquisiciones y ventas dentro del conglomerado empresarial y supongo que me tocara enterarme de todos los detalles y el último y más notorio cambio, es que mi padre ha querido tomar un año sabático sin darme muchas explicaciones y prácticamente me ha obligado a tomar su lugar.

Entiendo perfectamente que he estudiado para cuando este día llegase, pero no esperaba que fuese tan pronto y mucho menos casi obligándome y amenazándome con desheredarme. Abro las enormes puertas de vidrio que conectan el edificio con el estacionamiento y una vez que entro tomo las escaleras automáticas que llevan al lobby principal. A mi alrededor ya los empleados comienzan a pasarme para llega más rápido y yo solo me hago a un lado para darles paso, es obvio que nadie sabe quién soy y es que de alguna manera siempre le he pedido a mi padre que nadie supiese quien era su hija, no quería que cuando viniese de visita todos me trataran diferente, pero supongo que ahora todo eso se ha terminado, toca tomar mi papel y seguir adelante con todos estos negocios.

Llego al lobby principal, paso mi identificación por el sensor magnético y de inmediato la luz del molinete de seguridad se pone en verde dejándome pasar al área principal y así ir al elevador.

Una vez que la puerta de uno de los seis elevadores se abre, entro y presiono el botón número 55. El último piso de este edificio es donde está la oficina de mi padre y la de su socio, allí es donde se toman todas las decisiones de esta empresa y no puedo creer que ahora seré yo quien participe en esas decisiones. En un corto tiempo mi vida ha pasado de viajar por el mundo a esto.

—Aquí vamos Alexa.— Me digo en un intento por alentarme cuando las puertas se abren dejándome ver el lujoso lobby con piso de mármol blanco y muebles modernos.

—Good morning, may I help you?— Me pregunta una mujer de cabello rubio.

Observo el gafete que trae colgando –Hola Mary, soy la hija de Mark Amery.— Le digo y acto seguido le muestro mi gafete.

Ella de inmediato se pone de pie como si hubiese visto a un fantasma –Señorita Amery, bienvenida.— Me dice nerviosa.

—Muchas gracias Mary, ire a mi oficina, pero después haremos las presentaciones necesarias, ¿si?— Le digo amablemente y ella asiente.

—Si, por supuesto.— Dice y tan solo le sonrió para seguir caminando por el pasillo.

Este pasillo no es muy largo, solo hay dos puertas una frente a otra y es que la oficina de mi padre ocupa la mitad del piso y la de su socio la otra mitad. Las dos oficinas tienen su propia sala de juntas, un área de descanso y por supuesto su propio baño con ducha incluida. Mi padre y el señor Lombardi han hecho de este piso su segunda casa y no les culpo, la mayoría de su vida la han pasado aquí haciendo que este imperio creciera cada día más.

Tengo vagos recuerdos de algunas navidades que hemos pasado juntos cuando aún mi madre vivía, pero eso ha sido hace tanto que ni siquiera recuerdo como era el hijo de Hector Lombardi, supongo que estará demasiado cambiado y aun si lo recordara, no lo reconocería.

Abro la puerta de la oficina de mi padre y vaya que no ha cambiado en nada en este tiempo, sus cuadros favoritos siguen aquí, las fotos con mi madre en su boda, sus diplomas, sus premios… dejo mi bolso sobre la silla y sonrió al darme cuenta que aún tiene mis trofeos de patín artístico en aquel mueble de vidrio.

En mi mente vienen los recuerdos de cada competencia donde los gane y sonrió al recordad como a pesar de todo, mi padre siempre se hacia el tiempo para ir a verme. —Buenos días.— Escucho que me dice alguien y por alguna razón esa voz masculina se me hace demasiado familiar.

Al darme la vuelta para verlo, no puedo creer que el este aquí… el hombre del bar. Su mirada refleja la misma sorpresa que yo — ¿Tu? ¿Qué haces aquí? — Pregunto con un hilo de voz y el de inmediato cierra la puerta como queriendo que Mary o cualquier persona que pueda estar aquí nos escuche.

—Eso mismo te pregunto yo.— Dice confundido —Yo soy Landon Lombardi… uno de los socios de esta empresa ¿y tú?— Me cuestiona y esto tiene que ser una broma.

—Yo…— Intento decir –Es que esto no es posible… yo soy Alexa Amery.— Explico.

—¿Es broma? ¿No?— Me pregunta nervioso y niego.

—Quisiera que lo fuera, pero no.— Digo como puedo y esto es algo que no me puede estar pasando, no me pude haber acostado con el socio de mi padre…

—Tu padre me matara, ¿lo entiendes?— Me dice y de todas las cosas que creí que me podía decir en un momento como este, esto era lo que menos creí que diría.

—¿Eso es lo único que te preocupa?—

—No precisamente, pero si lo primero que se me viene a la cabeza… Es que de todas las mujeres que había esa noche, justo tu…— Me dice nervioso.

—De acuerdo, mira fue solo eso que ocurrió… no te pongas nervioso, nadie tiene que saberlo y ni siquiera tenemos que hablar de eso, es mejor que nos centremos en lo importante, ¿no? – Propongo.

—Supongo que es lo mejor… si quieres acomódate y nos vemos en un rato para ponerte al día de todo el manejo, ¿sí?— Dice nervioso y se da la media vuelta sin decir una sola palabra más.

No me lo creo, de todos los hombres que había aquella noche, justo tenía que enredarme con el… es que no se ni como mirarle a la cara ahora.

“Vas a tener que poder lidiar con esto Alexa… esto ya no es un juego.” Me mentalizo y es que es lo único que se me ocurre hacer.

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