7.Tendrás Que Fingir

Tenía otros sueños para mi vida. Tenía la ilusión de casarme con alguien que me amara sin límites, tenía la ilusión de convertirme en madre, soñaba con recorrer el mundo con él; pero no, estoy casada con alguien que me está utilizando para su venganza.

Estoy sentada en uno de los asientos que hay dentro de esta habitación y observo por la pequeña ventanilla como la ciudad se va haciendo más pequeña hasta que son las nubes quienes aparecen y pretenden ser algodón que suaviza un poco la manera en la que el avión se mueve. Quisiera poder flotar entre ellas y desaparecer.

Una vez que el avión se estabiliza, me pongo de pie y voy hacia la cama para acostarme en ella. Cierro mis ojos intentando regresar a mi mundo imperfecto el cual era mejor de lo que estoy viviendo ahora y me dejo llevar.

[…]

Un roce en mi espalda hace que abra mis ojos y no sé muy bien que está sucediendo, me he quedado dormida. Volteo para ver quién es, y lo veo a él mirándome fijamente mientras que sus dedos acarician mi espalda.

Algo asustada, me siento en la cama y me muevo hasta que mi espalda choca con el respaldo. —¿Qué haces tú aquí? Yo había cerrado la puerta con llave. — le preguntó con miedo y de verdad me da pánico lo que pueda hacer; no sé hasta dónde piensa llevar su venganza.

—Soy el dueño del avión, ¿lo olvidas? —me pregunta con una amplia sonrisa.

«Claro que no lo olvido» pienso.

—¿Qué buscas? —presiono y me hago más pequeñita juntando mis piernas a mi cuerpo.

—No salías y creí que te había sucedido algo durante el despegue. — se explica y no sé porque siento que es sincero.

Miro a mi alrededor algo confundida ya que no se ni cuánto tiempo me he quedado dormida —¿Qué hora es? — pregunto.

—En Miami serían las ocho de la noche. Salimos hace tres horas. — responde.

—Vaya... me he quedado dormida un buen tiempo. — comentó.

—Bastante, ¿quieres algo de beber o cenar? — pregunta y lo miro totalmente confundida.

«Esta actitud no es la que ha demostrado hasta ahora».

—¿Desde cuando eres amable conmigo? — le pregunto sin entender su cambio de actitud.

Él se sienta mejor sobre la cama y me mira fijamente con esos ojos profundos que parecen descubrir todos mis secretos. —Yo nunca dije que te trataría mal. —aclara y su voz no debería parecerme sensual.

— Pero si soy parte de tu plan de venganza contra mi padre — replicó sin rodeos.

—¿Vas a querer cenar o beber algo, o no? — insiste y es claro que no me dará más información de la que él quiera darme.

—Está bien. — respondo y es que en verdad tengo algo de hambre.

—Vamos al área principal del avión. — propone y se pone de pie para luego extender su mano y ayudarme a bajar.

Estas son las cosas que no entiendo de él. Por una parte, es un imbécil, arrogante, que me utiliza para su venganza; y por otra parte es un caballero. «¿Quién es Lucas Sandonini en verdad?» me pregunto a mí misma sin dejar de mirarlo.

Salimos de la habitación para luego llegar a un área del avión donde hay una mesa rodeada de asientos. —pronto nos servirán la cena. — me explica mientras que una de las auxiliares de vuelo llega con una botella de champagne. 

—No creo que debamos beber esto. — digo seria.

—¿Por qué no? — Pregunta entrecerrando sus ojos.

—El champagne se utiliza para celebrar ocasiones especiales, y aquí no hay nada que celebrar— sentenció y es prácticamente un reto.

—¿No te agrada que te esté llevando a Venecia? —me pregunta y es claro que está siendo sarcástico.

—Para nada. Me estas llevando para exhibirme con tu familia, y eso no me gusta. Este casamiento es un contrato, nada más que eso. — digo firme y no entiendo porque se ríe de mis palabras.

—Eres muy inteligente. Me gusta. — dice y sin importar lo que le he dicho sirve las copas de champagne. —Si no te llevo con mi familia, no me creerán que me he casado contigo. — explica.

—¿Y qué tanto te importa si te creen o no? —pregunto de manera poco amable.

—Me importa porque si no, no podría estar haciendo el negocio que estoy haciendo con tu padre. La única razón por la cual mi padre ha decidido invertir es porque le dije que Mauricio era el padre de mi futura esposa. A ti también te conviene agradarle a mi familia. — expone firme y no puedo entender cómo es que me gana en todas.

—¿O sea que debo fingir ser la esposa perfecta durante una semana? —indago mientras que sin ánimo acepto la copa de champagne.

—Durante todas las veces que estemos en público durante este año. — sentencia firme.

—¿Y cuál es tu venganza si me tratas bien? —

El me mira arqueando sus cejas. —Ese es asunto mío. Tu solo preocúpate por hacer lo que yo te digo y todo irá bien. — me dice con ese tono de voz que me hace querer golpearlo a causa de su soberbia.

—Sera el peor año de mi vida. — le afirmo.

—En cambio yo la pasare muy bien. — sentencia triunfal.

Nunca imagine convertirme en la marioneta de nadie, pero esto es en lo que el me está convirtiendo.

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