Capítulo 4

El recorrido que me dan la chica por la ciudad me divierte, jamás creí que encontrara a locas igual que yo en un lugar como este. Las llamadas de Martin finalmente se acaban, así que volvemos a la universidad para arreglarnos, debo ir a esa fiesta y conocer a ese que se quiso aprovechar de mí.

—¿El Diablo estaba en la charla?— Scarlett sonríe traviesa y asiente.

—Todos estaban ahí nena, es el primer año de él— frunzo el cejo, eso es imposible, todos los conocen —ya sé lo que estás pensando, pues resulta que el niño bonito es tan bueno que entró un año antes, pero se dio una situación y no tomaron ese año en consideración, por lo que ahora debe volver a dar el año, y ya no me preguntes más, si tienes algo que preguntar, tienes toda la noche para preguntárselo a él mismo— me guiña y se va a maquillar, como sé que se tardará llamo a mi madre y a mis amigos, a la hora de llamar a mi novio tomo fuerzas.

—Hola cariño— sonrío al ver esa carita preciosa y llena de barba que tiene —¿Cómo estás?— me sonríe pícaro.

—Extrañando a mi novia, joder, aun no lo supero, solo han pasado un par de días y ya quiero ir a por ti— eso me hace reír, es un amor cuando no está siendo un animal.

—Yo igual te extraño Spencer, verás que este tiempo se pasará rápido, estoy pensando volver para navidad— le sonrío —y ya sabes quizás considere lo que te dije antes de venirme— su sonrisa se agranda y sus ojos brillan.

—¿Estás hablando en serio? Joder es que no me lo creo, me habéis hecho la puta noche, ahora quiero que llegue diciembre cuanto antes… tengo mil y un plan para echar ese polvazo de tu vida— carcajeo por lo arrogante que es.

—Venga Mel nos vamos— me apresura Scarlett parada en la puerta junto a Vanesa y Ashley quienes nos han venido a buscar.

—¿Para dónde vas?— Spencer queda totalmente serio.

—Mi compañera de habitación me ha invitado a una fiesta que dan antes de iniciar las clases, y he decidido ir, ¿Por qué no?— me encojo de hombros levantándome de la cama.

—¿Estas locas? Eres nueva Melanie, no puedes ir a ese lugar, has ido a estudiar no a embriagarte con tíos— casi me ladra, agradezco estar con los audífonos puestos.

—Spencer debo irme— a mí nadie me dice que coño hacer, menos él. Sin esperar a que diga nada cuelgo la llamada y al ver una de Martin apago el móvil, no estoy para lidiar con incompetentes a esta puta hora —bien chicas… podemos irnos— Ashley rueda los ojos al ver cómo voy vestida.

—Esta tía no tiene ni un puto estilo— gruñe adelantándose.

—Anda… yo feliz y tu sufriendo por mi ropa cómoda, tía entiende que así estoy bien, esos vaqueros ajustados y blusas descotadas no son para mí, y con mis botas no te vayas a meter— le advierto divertida.

—Eres un caso perdido whirlwing— carcajeo por ese apelativo.

En la casa de la fraternidad nos adentramos, soy bien recibida. Animada acepto la cerveza que me tiende Daryl.

—Veamos que sorpresa nos tiene el torbellino— sonrío.

—Ya veremos que resurge guapo, por ahora muéstrenme todo lo que tienen— me guiña y da la señal para que le suban el volumen a la música, estos tíos sí que están locos.

Después de muchos tragos, bailar y conocer a más gente con la intención de dar con el famoso Diablo, llega la hora de los juegos.

—Ese es un clásico, por supuesto que si— aplaude Lion —Diablo es el mejor en ello— sonrío con ironía.

—¿No están sobrevalorando a ese tío? No sé ha dejado ver en toda la noche, y venga que para hablar de él así es porque siempre está presente y en todo, ¿Será que le teme a la nueva?— lo digo alto y claro, a todos se les sale un “oh”

—Fuerteee— grita Cristoph —esta chica es peligrosa— carcajean, yo solo espero que ese misterioso chico de la cara, pero parce que nada le provoca lo suficiente.

—No puedo creer que él se deje hablar así por la nueva— puya Vanesa —jamás creí eso de ti Diablo— grita con fuerza, entonces si está en la casa.

—Bien, dejemos a ese tío— sugiero —no quiero perder mi tiempo con un supuesto amo de todo, venga Lion tú conmigo, verás que soy mejor que ese Dios al cual tienes en la gloria y no da la cara para apoyarte— preparamos los vasos con los tragos en la mesa de ping pong y buscamos las pelotas nuevas, ante mí se colocan Vanesa y Daryl.

—Por Dios, esta tía se creer la reina del mundo solo por verse malota— todos me miran, pero ignoro a la rubia, no voy a jorobar mi noche por sus comentarios. Iniciamos el juego, mis contrincantes son igual que mis compañeros y yo, ninguno falla su tiro, los tragos queman mi pecho y nublan mi sentido, nos hemos acabado una botella entre los cuatros y ninguno está dispuesto a retirarse.

—En vista de que los dos equipos son buenos— interviene Cristoph —hagamos de este juego un digno combate— nos mira a nosotros los jugadores y después al público excitado que esta alrededor de la mesa —los dos miembros de un solo equipo deben tirar la pelota y estas deben caer en el mismo vaso— sonríe como un cabrón —pero no es en la primera fila, no… es hasta las últimas, pero— los calla a todos —claramente tira uno primero y después su compañero, ¿Aceptan el reto del fuego?— sonriendo levanto las manos, estoy mal, pero aun resisto.

—¡Hagámoslo!— grito y todos inician a aplaudir y los que van a mi equipo a gritar.

—¡Esto es nuestro!— aplaude Daryl y los que van a su equipo gritan y saltan.

—Tenemos una final que apreciar— prosigue Cristoph —el equipo ganador serán los reyes de la fiesta hasta que sean suplantados por los que se atrevan a ganarles en el mismo juego con el que sea han coronado— da tres palmadas. Mirando a mi compañero, tomo sus mejillas entre mis manos para que se ponga a mi altura y me mire a los ojos.

—Si ganamos este juego, no creeré que eres el más aburrido de todos— le sonrío y cuando se acerca más a mí con intensión de besarme lo alejo de mi —eh guapo que aún estoy consiente— ríe sin dejar de mirarme. Centrándonos en el juego intentamos acertar en el mismo vaso, pero parce algo imposible, los cuatros estamos bastante ebrios y nuestra coordinación es mala.

—Vamos Daryl… tú puedes— anima Vanesa a su compañero, han pasado tres rondas y aun ninguno acerta, el tramposo de Cristoph no dijo que al fallar debíamos tomar una ronda —vamos amigo, mi chica me va a matar si no voy con ella ya mismo— miro a la pelirroja que esta de brazos cruzados mirando a Vanesa con algo de recelo.

—Vamos Daryl… la vida de tu compañera esta en tus manos— se mofa Lion —todos aquí sabemos que eres malísimo para atinarle a algo— Daryl se tensa y al tira falla, carcajeo al verle la cara de fastidio después de tomarse el trago.

—Tranquila Vane, mi compañero y yo acabaremos con esto— Lion tira primero y el idiota le da al vaso que está más lejos —si quieres perder solo dímelo— le gruño molesta, respiro hondo y saco medidas para intentar meterla yo también —vamos Mel tú puedes— me animo yo sola, el salón está en completo silencio, si fallo no voy a soportar una gota más de alcohol, al estar solo para sin movimiento me afecta más. Dejo salir el aire por la boca y lanzo, la bola va directo al vaso, pero le pega al borde, el corazón me late con fuerza, al verla entrar torpemente, grito y abrazo a Lion como si nos hubiéramos ganado la final de un mundial —siii, lo hicimos…— Daryl cabreado se toma el trago al igual que Vanesa, esta al ir con su novia se encuentra con una fiera.

Y como el día anterior todos parecen calmarse y ponerse en un círculo en el piso, mismo que lideran los jefes de la fraternidad por así decirlo, la rubia estúpida, mis nuevas amigas y yo, dejan el espacio del Diablo libre, nadie lo ocupa y eso se me hace absurdo.

—¿Cuál es tu historia torbellino?— pregunta Daryl después de contar la suya, todos son tan rebeldes como yo, y al parecer aquí son los malos los que mandan.

—Bueno, ya saben lo típico, aunque realmente mi manera de ser, según mi madre es desde pequeña así que...— me encojo de hombros, no quiero contar mi vida tan abiertamente como ellos.

—Pues… algunos son rebeldes por ser unos piojitos abandonados por su padre— inmediatamente miro a la irritante rubia —¿No es así pioja?— recuerdo que cuando Martin llegó yo estaba con ellas. Su sonrisa burlona me da ganas de partirle el morro.

—Por lo menos yo tengo un motivo para ser rebelde ¿Y tú?— me echo a reír —querida tu estupidez es de nacimiento, no había conocido a nadie tan estúpido en toda mi vida, pero mírate ahí estas tú— me levanto y me siento frente a ella, le miro directo a los ojos —por lo menos yo puedo vivir con el hecho de que mi padre me abandonó, no tengo problemas con eso, recibí mucho amor y aun lo recibo, ¿Pero y tú?— vuelvo a preguntarle burlona —tienes un padre que apenas presta la mínima atención a tu madre y a ti, tanto dinero, tanto lujos, pero no te da lo que realmente debe darte, amor.. eso es algo que se da gratis y mira, tu padre ni eso, pero no lo culpo, no… no… no… viviendo con dos insufribles que desde luego lo soportan todo por lujos y dinero— niego una y otra vez con la cabeza —no lo culpo— me tira una bofetada, pero antes de que pueda tocarme, agarro su mano con fuerza —no eres adversaria para mí, si tienes el mínimo significado del peligro me dejarás en paz, ya lo has dicho, soy rebelde y no tengo nada que perder— miento, estar en esta universidad significa mucho para mí. Suelto su mano con tanta fuerza que ella casi queda acostada, cuando logra estabilizarse me mira a los ojos con los suyos cristalizados, y ante los gritos de burla sus seguidoras le ayudan a levantarse para llevársela.

—Vaya… vaya… vaya…— escucho unos aplausos, todos miramos en la misma dirección, en la oscuridad se aprecia una sombra, que se acerca o se aleja, no se puede visualizar bien. Cuando llega a donde estamos todos y con ello a la luz, un tío alto con mascara de un Diablo se detiene ante nosotros.

—Ya te habías tardado mucho tío— se emociona Lion —a esa tía a quien le aplaudes se lo merece, es mejor jugadora que tú, y es la única que le ha dicho sus verdades a Allie sin miedo— así que ese es su nombre… me levanto para encarar al enmascarado.

—Así que eres tú de esa que todos hablan— le miro con las cejas alzadas, es un tonto.

—No guapo, realmente aquí todos hablan del Diablo, y por lo que veo es tan cagao que debe salir con mascara— me cruzo de brazos, su risa es tan gruesa que me eriza la piel.

—Estoy viendo que eres digna rival de mí— se va acercando.

—¿Disculpa? Joder tío, que a ti ni para el futbol, me das igual— una ola de “oh” se escucha por todo el salón, pero solo digo la verdad —si algo quiero de ti, es ver la cara del degenerado que quiso propasarse conmigo para subir ese puñetazo de tu estomago a tu cara— todos parecen flipar, están exagerando.

—Veo que no sabes nada de mí, pero voy a pasar tu insolencia por alto— se pega más a mí, no me muevo del lugar, lo más que puede pasar es que mi rodilla choque con su entre pierna —¿Bailas? Eres española ¿No?— su pregunta me deja como una lela <<¿A que ha venido esos?>>

—De sangre pura, y si, si sé bailar— recorre mi cuerpo con su mirada —que no te engañe mi manera de vestir y actuar, puedo muy bien bailarte un flamenco, la jota y hasta una muñeira— asiente, le va a ir mal, bailo desde que tengo memoria.

—¿Qué tal un baile, solo tú y yo?— ladea la cabeza —pero no será fácil, bailaremos un tema de Enrique iglesias, supongo lo conoces, es español al igual que tú— asiento, todos lo conocen.

—Pues venga— digo en español —bailemos lo que tú quieras, que para todo hay— si se le ocurre meter un reggaetón me lo tengo ganao, mi novio me ha enseñado a bailar muy bien.

—Cristoph, pon bailamos, de Enrique Iglesias y gente de zona— carcajeo, y no sé por qué lo hago, la música me gusta.

—¿Puedes quitarte la máscara?— damos vueltas mientras nos miramos como dos rivales a punto de enfrentarse.

—Aun no eres digna de conocerme— sonrío, es arrogante el chulito este.

—No veo porque no, eres igual de problemático que yo— miro sus ropas, viste como el típico rebelde sexy, no responde, la canción inicia y con ello yo a bailar, muevo mis manos y mi cuerpo con sensualidad en un baile flamenco, cuando él canta un poco más y quedo de piedra, Daryl hace la parte del reggaetón, con talentos ocultos, quien lo diría. Al verlo moverse de manera fluida y sexy me aceleran el corazón, cuando se acerca a mí su olor a perfume mezclado con el olor a cigarros y mentas invaden mis fosas nasales. Se para tras de mí y yo me acerco a él, cuando estamos pegados pasa su mano por mi abdomen, las corrientes que este recibe me dejan cardiaca, me giro y le miro a los ojos, él también me mira sin dejar de moverse, recorre mi mejilla derecha con sus dedos, se acerca más a mí, mi boca se seca por los nervios, antes de que me abrace me separo de él, fue muy extraño —debo irme, ya te mostré lo buena que soy— me giro y antes de dar un paso me toma por el brazo.

—¿Te recordé a alguien?— le miro frunciendo el cejo.

—No he visto tu cara, así que no, y dudo que me puedas recordar a alguien, no conozco imbéciles como tú tan a menudo— sonrío —suerte para la próxima Diablo, no soy de esas que por un sexy baile quedan a tus pies— dándole un guiño me suelto, claramente los gritos inician. Disimulando mi estado camino rápido.

—Algún día te tendré pioja, es algo inevitable— escuchar eso de pioja me detiene, sacudo mi cabeza y me voy, esa rubia maldita la estoy odiando.

Llego a mi habitación esta vez sin equivocarme, me cambio y me echo a la cama, esa maldita pregunta no me sale de la cabeza ¿Quién eres Diablo?

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