Capítulo 8

—Hola... —Saluda Verónica mientras nos aparta a Tom y a mí de en medio, como siempre reparte besos. 

—¿Cómo están? —Sigue Thomas, quien recibe el beso de aquella mujer que tanto queremos y le da la mano a mi ahora novio. 

—Buenos días. —Es mi turno de saludar mientras entro a la casa, Alahin viene a mí pero su abue le jala por el polo gris que lleva y que le queda tan precioso como todo lo que se pone.

—Primero fueron los días y después las semanas. —Me da mi beso en la frente y sin más todos se parten de la risa, es muy chistoso y más la cara de Alahin, quien esta divertido pero es todo un poema la incredulidad que refleja. —¿Cómo estás mi niña? —Se preocupa la mujer quien me acaricia mis brazos con sus ya arrugadas manos. 

—Estoy muchísimo mejor, ya sabe… jodida, pero feliz. —Le guiño y satisfecha se aparta. 

—Ahora si vienen los meses. —Mira a su nieto, a quien toma de la mano y lo acerca a mí, todos reímos incluido mi novio. <<No puedo dejar de repetir esas palabras en mi cabeza "mi novio", suenan de maravilla>> 

—Hola preciosa. —Me saluda mi chico con un tierno beso en los labios, lo recibo más que gustosa, los demás no nos dejan de mirar. <<¡Que cotillas!>> 

—Aun no me acostumbro a esto y para que mentir, nunca me acostumbraré. —Se mofa Tom. 

—Ni yo tampoco. —Ríe Vero apoyándolo.

—Ya se acostumbrarán, aunque eso no es lo que les debe preocupar. ¿Por qué mejor no se acostumbran a vivir lo que están viviendo ellos? —¡Boom! Le suelta la mujer como si tal cosa, dejando a esos dos con la boca abierta, suelto una sonora carcajada que no la puedo parar, mi chico me toma por la cintura con cierta cautela, pero al ver que me dejo hacer me pega a él, supongo lo hace por las caras de perdona vida de mis amigos, los cuales desde luego están perdonando la mía por burlarme, nadie les manda a ser tan cabezota y más cuando asombra que la señora Benson sepa de lo que ellos sienten, estuvo bien hecho.

—Así se dice señora Benson. —Esta me da sus cinco y chocamos palmas y los otros tres niegan con la cabeza. 

—Vamos, el desayuno os espera en la mesa. —Atravesamos el recibidor, la sala, el pasillo hasta llegar al comedor, una vez dentro no puedo evitar soltar un wou. 

—¿Pero esto es para un batallón? —Pregunto totalmente asombrada, hay de todo, desde pan, churros, café, zumo, embutidos, empanadas como las que comía en mi tierra, no falta nada. 

—Alahin me ayudó en todo. —Sonríe la mujer orgullosa.

—Hala ¿Mi chico sabe cocinar? ¡Mía vida! —le miro —¿Se puede estar más atraída por alguien? —Pregunto y todos ríen. 

—Bueno guapito... Bien hiciste en ayudar con esto, muero de hambre. —Sonríe Tom mientras toma una rebanada de pan y le pega un mordisco. 

—El primero en comer da las gracias. —Le recuerdo y este resopla.

—Valió la pena, vamos a sentarnos hay que iniciar con las gracias. —Alahin nos mira extrañado, le explico que siempre antes de comer le damos las gracias a Dios por los alimentos y por darnos la oportunidad de cruzar nuestros caminos, este sin más sonríe, creo que no es muy fan de Dios. Thomas al ver el gesto de Vero sonríe. 

—Lo siento. —Todos sonreímos a Verónica no le gusta el apuro, nos tomamos las manos entre todos, como si de rápido y furioso se tratara y mi amigo dirige hoy. 

—Ahora si puedes comer. —Dice Vero una vez terminamos las gracias.

—A la orden jefa. —Sonríe Tom, risas y más risas, por fin las cosas están casi como antes, digo casi porque antes nadie se atrevía a hablar de lo que mis dos amigos sentían y porque ahora tengo novio. 

Esta vez Alahin se sentó a mi lado, a la mano derecha de la mujer que ésta a la cabeza de la mesa y Tom al lado de Vero 

—Madre de todo lo bueno, esto es una delicia, amo el pan y este francés está para chuparse los dedos. —No puedo evitar decir lo que siento en medio de mis jadeos de placer por tan delicioso pan. ¿Qué fuera de la vida sin pan? 

—Lo ha hecho Alahin. —Me informa la mujer, yo miro asombrada al aludido, quien me regala una de sus preciosas sonrisas que solo le he visto regalarme a mí, acaricio su mejilla y le devuelvo la sonrisa. <<¿Cómo me puede gustar tanto en tan poco tiempo?>> Le miro directo a los ojos. 

—Si algo va a hacer que te ame, sin duda será tu buena cocina. —Bromeo y todos carcajean. —Te ha quedado delicioso. —Nos centramos en comer, es como si Vero ni yo hubiéramos comido antes de venir. Comemos entre anécdotas, risas, bromas, burlas y por supuesto, dar referencia al loco y ahora no tan oculto amor de mis mejores amigos. 

—Yo recogeré todo, ustedes vayan a The Space por las cosas para la cena. —Pide la señora Benson al cabo de unas horas. —Tom mi niño, cocinaremos juntos trae lo mejor de la lista, la lleva Alahin, por favor no tarden y no hagan locuras ¿Vale? —Que bien nos conoce, todos asentimos en confirmación, nos bendice, nos da nuestro beso en la frente a cada uno, luego de que nos dijera por enésima vez que nos cuidemos y nosotros le recordamos que estamos a solo 10 minutos del supermercado. Salimos del departamento y montamos al elevador. 

—¿Dios pero cómo es esto posible? —Habla Tom llamando la atención de todos, este no quita ojo de las manos tomadas y dedos entrelazados de Alahin y yo.

—¿Como la has enamorado en tampoco tiempo? La conozco desde ya casi seis años y para acercarme a ella, fue gracias a Vero y a mi infinita paciencia por soportar su sarcasmo y malas contestaciones, y ni hablar de los que se quieren liar con ella y tú... Tú has llegado y en menos de nada, poom ya eres su novio. —Pongo los ojos en blanco, es algo que yo también me pregunto, miro a Alahin quien observa a mi amigo y en sus ojos hay algo que no puedo descifrar pero paso de eso, y mirando a Tom enarco una ceja. 

—Y yo no me puedo creer ni explicar que tu estés perdiendo el tiempo en hacer o mejor dicho engañarte de algo que sientes, recuerda Thomas que entre más pretendamos que eso que nos retumba en la cabeza y que no sale de nuestro corazones, mientras hagas de cuenta que nada de eso existe, créeme que la vida se encargara de hacértelo presente día a día. —Le miro directo a los ojos y está pensando en lo que he dicho. —Y en estas palabras no hay pizca de sarcasmo, aunque bueno, tu siempre entiendes lo inentendible, pues... —Me encojo de hombros 

—Y ahí está, no eres tú si no decías algo sarcástico o hiriente, ahora vas de filósofa ¿O qué? —Enarco una ceja, escribo, leo mucho y si algo he aprendido, aunque no lo ponga en práctica, es que debemos dejarnos guiar y escuchar al corazón cuando es necesario. 

—Solo  estoy aconsejando a un cabezota que no puede creer que la insufrible, terca, cerrada y mucho más cabezota que tú o cualquiera amiga está de novia y todavía así, tú no te atrevas a dar el paso, viendo lo no creíble. —Señalo a Alahin y a mí, nos miramos, nos retamos, si alguien no creía en el amor esa era yo y, no es que ya este locamente enamorada y perdida por Alahin ni mucho menos, pero me gusta y me dejé llevar aun sin saber por qué, como siempre digo "el que no arriesga no gana". —Y antes de que digas nada Thomas, el tiempo pasa y los sentimientos cambian para bien o para mal.

—Vero queda en segundo plano como si el tema no le involucrara a ella igual, sé que todo esto se lo debía decir a ella, quien fue la que lo lastimó, pero vamos que aquí se habla con los fuertes y mi amiga por muy loca que está, es una cobarde como nunca lo pensé, Alahin presiona el botón de la planta baja ya nadie lo había hecho. 

Una vez llegamos mi amigo es el primero en salir, seguido por mi amiga y por ultimo mi chico y yo, tomados aun de la mano. 

—Eres maravillosa. —Sonríe y me besa la sien. —Ellos van a reaccionar tranquila. 

—¿Crees que leo por leer y escribo por escribir? —Le guiño. Una vez salimos del edificio vamos a paso lento, sumergidos en un silencio de esos donde cada uno va metido en sus propios pensamientos, ahora no estoy siendo la única en perderme en mi mundo mágico, pero saliendo de este, saco mi móvil del bolsillo traseros de mis vaqueros, busco el reproductor y los acorde de la "Gozadera" interpretado por "Gente de Zona y Marc Anthony" resuenan. Verónica al escuchar aquella música suelta una risotada y su cabeza inicia a moverse y sus caderas le siguen, mi chico me suelta la mano y me apresuro a ponerme junto a ella, iniciando a bailar de igual manera, Tom se nos une y los tres divertidos, vamos con el mismo paso sincronizado y al ritmo, volteo la mirada y Alahin nos ve divertido pero no se une, no sé si es por vergüenza porque no sabe la canción o por el simple hecho de no querer, aunque eso de vergüenza ya está pasando, vamos cantando a todo pulmón y llamando la atención de todos. Como siempre la música y un baile desvanecen toda tensión o enojo. 

—Y del Caribe somos tú y yo —canto feliz y muy animada. —Si tú eres latino saca tu bandera… —Amo esta canción que me hace recordar mi continente, mi tierra, mi América Latina. Mis amigos como siempre acompañándome en mis locuras, mejores amigos no podría tener. Llegados al supermercado todos riendo y divertidos, dejamos de lado la conversación de minutos antes. 

—Joder como me gusta esa canción. —Comenta Verónica. 

—Ni que lo digas. —Está de acuerdo Tom —el ritmo latino hace que el vello del cuerpo se me ponga de punta y quiera mover el esqueleto. —Carcajeamos sin remedio alguno, mi amigo está loco. 

—¿Siempre son así? —Pregunta mi chico traspasando las puertas, me toma de la mano.

—Sí, siempre somos así, nos gusta la música y disfrutar de ella, bailarla, deberías intentarlo, eso quita el estrés y te despeja. —Le miro sonriente. 

—¿No les da algo de pena que todos los vean? —La verdad que siempre llamamos la atención allá donde vayamos, algunos se divierten y otros se molestan.

—Fíjate que nosotros no sufrimos de ese mal, la gente habla y comenta hagas cosas buenas o malas, rías o llores, te vaya bien o te vaya mal, así pues es mejor hacer lo que quieras, te haga sentir bien y te haga feliz, eso si, sin hacer mal a nadie y al que no le guste simplemente que se jorobe. —Besa mi cabeza.

—Me encanta como te expresas y hablas de esa manera Caribba. —sonrió. —¿Cuánto llevas aquí en España? —Esa es una pregunta que en otra ocasión y siendo otra persona me hubiese fastidiado, pero como se trata de mi novio debo abrirme, con él no puedo ser tan celosa de mi vida privada.

—Voy para seis años, conozco a Tom y a Verónica desde que llegué aquí. —Me encojo de hombros.

—¿Me facilitas la lista guapito, por favor? —Habla Tom como mujer, extiende su mano en dirección a Alahin.

—Claro tigrecito. —Responde Alahin en el mismo tono, ríen los dos <<¿Pero bueno desde cuándo?>> Saca de la parte delantera de sus vaqueros la lista, nuestro amigo la lee un momento y luego nos mira. 

—Verónica y yo iremos por acá. —Señala el lado izquierdo del supermercado. — Ustedes pueden ir a por los vegetales, por favor escojan los más preciosos que hayan, chiquita ya sabes que soy bien quisquilloso cuando cocino. —Allá van mis ojos a ponerse en blanco. —No me mires así a Elizabeth también le gusta lo mejor. —Gruño.

—Trátala con más respeto. —Aún recuerdo cuando ella prácticamente me exigió que la llamase Elizabeth, pero me negué y no le quedó más que llamarme obstinada. —Si me dices cuales son, tomaré los más grandes y jugosos y mozos que hayan. —Le hago señas con las manos y pongo cara de guasa.

—Yo sé lo que hay que comprar, vamos. —Alahin tira de mí y Tom se va con Vero quien está viendo algo más allá. —Yo la he escrito. —Le sigo. 

—Que buena memoria la tuya, a mí solo se me hubieran quedado las dos primeras cosas. —Vamos de la mano, cuando escucho la voz del bonachón de mi jefe.

—Chiquita. —Vuelve a repetir, esta vez si lo encuentro y está caminando hacia nosotros.

—Jefe... —Le saludo con una gran sonrisa, con ese hombre no se puede ser descortés.

—¿Comida con Elizabeth? —Pregunta este, observando con curiosidad a mi chico quien todavía me tiene de la mano. 

—Si, ya sabe, domingo de cena como siempre, por cierto, si hoy ya no lo alcanzo le traeré su parte mañana, hoy es Tom quien ayuda. —Si algo tiene aquella mujer tan bueno, es que le gusta compartir con todo el que pueda.  —Este es Alahin. —Se lo presento ya que no quita ojo. —Nieto de la señora Benson. —Se saludan estrechando sus manos y sonriéndose mutuamente.

—Es un placer muchacho, no había tenido el placer de saludarte antes. Bueno los dejo seguir con la compra, espero ansioso esa deliciosa comida.

—Así será, la tendrá sin falta mañana, Dios primero, ahora si debemos ir a por los vegetales. —Le guiño en forma de despedida, seguimos nuestro camino cada uno por su lado, cada vez que veo a ese buen hombre, me pregunto cómo puede estar casado con una mujer tan insufrible como Carmen, pero lo que ha dicho me ha dejado descolocada <<¿Sabia él de Alahin? Pero si ni mis amigos ni yo lo conocíamos,  su mirada era como si lo hubiera visto antes,>> estoy pensando en ello cuando escucho a mi chico.

—Buena persona tu jefe ¿Verdad? 

—Sí, es un amor de persona. —Llegamos a la sección de frutas y vegetales. —Bien tú dirás ¿Qué debemos escoger? —pregunto a la par que suelto su mano para tocar y curiosear con los vegetales. 

—Amo las manzanas. —Camina hasta donde están, toma una y la huele.

—Yo soy más de peras. —Me acerco a él y sonreímos.

—Creo que con nuestra afición a Dragón Ball y nuestros cumpleaños ya tenemos bastante. — Ríe divertido.

—Si, te apoyo, sería raro tener tanto en común. —Pensándolo bien tenemos mucho en común, los dos somos tranquilos, bueno, yo soy más amargada, cuando algo me molesta no me esfuerzo en disimular y mi carácter, la mayor parte del tiempo es un torbellino, en cambio él es un amor de persona y busca las palabras justas para no lastimar mientras yo… pues, yo soy una mierda de persona, impulsiva y no me detengo a ver consecuencias en algunos momentos.

—Bueno tener cosas en común puede ser divertido ¿No?

—En efecto puede ser muy divertido. —Le apoyo. Nos centramos en lo que debemos escoger, una vez que terminamos vamos en busca de nuestros amigos. 

—¿Dónde estarán? —Caminamos un poco y no los encontramos, saco mi móvil que aun sonaba la música, la quito y llamo a Vero, una vez  que termino, miro a mi chico.

 —Están en la carnicería. —Le tomo la mano y nos disponemos a encontrarnos con nuestros amigos.  —Aquí están los mejores vegetales de toda España. —Coloco las cosas en el carrito. 

—Más te vale. —Bromea mi amigo, pongo los ojos en blanco. 

—Verónica ¿me acompañas? —Pregunto a mi amiga quien está al lado de tigre. 

—Si claro vamos, no tardamos chicos. —Me toma por el brazo y yo la guio, debo comprar compresas. 

—No estás enojada conmigo por lo que he dicho en el ascensor hace un rato ¿Verdad? —Esta me mira sonriente y me abraza. 

—No seas tonta rizos, no me voy a enojar porque hayas dicho la verdad. —Se me quita un gran peso de los hombros, no quiero que piense que como estoy yo de novia, me sienta con derecho de que ellos lo estén también. 

—Menos mal, ya estaba planeando que cocinar para ganarme tu perdón. —Soltamos una sonora risotada, tomo unos cuatro paquetes de compresas, en casa no tenemos muchas. 

—¿En serio vas a comprar eso estando tu novio presente? —Le miro como si le saliera dos cabezas. 

—Pero bueno ¿Desde cuándo nos tenemos que avergonzar por algo tan normal y natural? Además, ya me ha visto llorar como un ogro constipado, me limpió el moco, me vio despeinada en plan me muero, hasta en bragas me ha visto dormir y bien sabes que bonito, bonito, no duermo ¿y vas tú a preguntar aquello? —Carcajeo. —Esto —digo moviendo los paquetes frente a su cara. —¿Me va a avergonzar? Suena muy lógico la verdad. —Lo piensa y asiente. 

—Tienes razón, pero deja el sarcasmo por favor. —Sonríe, me vuelve a tomar del brazo y volvemos con los chicos que están ya en su turno de pedir, Vero se acerca a Tom y yo a mi novio, al parecer esos dos respetan mucho el acuerdo y eso me gusta, quien quita y ahora que todos sabemos que se quieren hablen de una vez por todas y se dejen de tonterías. 

—Bien chicas, ahora a pagar. —Nos guía mi chico. 

—Dejen pago yo estas primero. —Les pido a nuestro turno para pagar mientras saco los paquetes de compresas. 

—Yo lo pago dejarlas ahí. —Me pide Alahin. 

—No, yo las pago. —La chica al escucharme procede a pasar mis cosas por el escáner. 

—Caribba yo lo pago, no hay problema solo es eso. —Le miro y sonrío, la joven dice el monto, saco dinero y lo pago, él me mira, no sonríe, no dice nada y vaya que estando serio se ve tierno, le sonrío y él no tarda en devolverme la sonrisa, pero no paso por alto que es distinta a todas las demás, vaya mi chico es un libro abierto y eso me gusta, una vez cancelo la cuenta tomo el paquete que me tiende la chica y me aparto, quisiera ser como ella, está haciendo su trabajo y está ojo al cristo, no le quita mirada a los chicos, que buena atención al cliente, cruzo una mirada con Vero y no podemos evitar sonreír nos causa gracia, esto de trabajar en el mismo sitio que estos chicos y no conocernos me sabe mal, es imposible ya que ellos solo trabajan los fines de semana, le propondré al jefe que haga una reunión y nos presente a todos. Al ver que la chica demora de más en darle el cambio a Tom, me apresuro a tomar los paquetes. 

—Venga chicos vamos. —Les apremio, mi amiga toma otro de los paquetes y los chicos el resto, una vez que la chica se decidió a terminar de atenderlos, mis amigos se adelantan y Alahin va a mi lado, río interiormente, ¿cuánto tardara en decirme algo? 

—¿Por qué no dejaste que pagara lo que necesitabas? —Dice pasados un par de minutos, niego con la cabeza y resoplo, le miro con ternura y con una voz suave y dulce le respondo. 

—Mía vida, no estoy acostumbrada a eso, no necesito que paguen mis cosas, yo las puedo pagar sola, me puedo valer por mí, no te comas la cabeza con esas cosas ¿vale? — paso los paquetes a mi mano izquierda y lo tomo por el brazo, tiene las manos ocupadas, al ver que no dice nada y por primera vez lo veo tan serio en tan corto tiempo le miro. —No me gusta verte tan serio, estoy acostumbrada a tu maravillosa sonrisa, vamos sonríe. —Me mira y me sonríe, ahí está esa bonita sonrisa que tanto me gusta.  —¿Ves? Mucho mejor. —Me pongo en puntitas y le beso la mejilla. 

—Eres preciosa, además que no puedo evitar rendirme a ti. —Me mira con ternura y esos ojazos brillan de tal manera que me contagia ese brillo, le dedico una bonita sonrisa. 

—Llegamos. —Grita Thomas entrando al edificio, como si hubiésemos caminado horas. 

—Cuanta caballerosidad. —Digo al ver que Alahin también entra antes que yo, ellos carcajean. <<Cabrones>> 

—Igualdad ¿recuerdas? Los hombres también necesitan ser los primeros de vez en cuando. —Se gana uno de los famosos golletazos de Verónica, me sorprende que aún no tenga la cabeza desinflada, ha de tener chichones de tantos golpes ganados, no puedo evitar reír. 

—Ustedes solo son primeros en ser descorteses. —Les gruñe Vero y se le adelanta a Tom para llama al elevador. 

—¿No pueden estar sin pelear? —Los regaño antes de que inicie una de sus disputas. 

—¿Pelea? ¿Cuál pelea? Somos todos unos amores. —Bromea el loco de mi amigo, lo observo, está de muy buen humor desde el show que hemos hecho en la calle, pero joder, que magia tiene la música y el baile.  Una vez tomamos el elevador y subimos al piso, Alahin no tiene llaves así que debemos llamar al timbre. Tom se mofa de él por no tener una copia, esos dos en solo una semana se han vuelto más unidos ahora, ya sé con quién quedaba siempre el tigre. 

—Venga amores pasad. —Dice con algo de sorna la señora Benson, viéndonos con cara pillina. —Lleven los paquetes a la cocina, han tardado mucho, Tom mi niño vamos, tenemos mucho que hacer. —La seguimos hasta la cocina, dejamos los paquetes con excepción de mis compresas. 

—¡Madre mía! La sed que llevo. —Se queja mi amiga acercándose al refrigerador del comedor. —¿Van a tomar algo? —Rebusca. 

—A mí me puedes dar agua. —Me acerco a ella quien me da un botellín de agua fresquita. 

—Igual a mí por favor. —Le paso una a mi chico. 

—Bueno yo me quedo con el zumito. —Se sirve un vaso de zumo de naranja, vamos a la sala, no puedo creer que no me dejaran ayudar. Alahin y yo nos sentamos en el sofá en "L" y Vero en el de dos puestos, Alahin toma mi mano y caigo en cuenta que me gusta su contacto, pero no tanto como debería <<ha de ser porque apenas iniciamos, aun así, trato de tenerlo lo más que puedo, debo acostumbrarme>> pienso.

—¿Música o TV? —Nos da a elegir Alahin. 

—Música. —Responde Vero sin titubear. 

—Por supuesto que música, sin ella ustedes no son nada. —Dice divertido, enarco una ceja y miro con travesura a mi amiga, quien asiente al comprender lo que quiero. 

—Alahin.... Mía vida... —Hablo pausadamente, extendiendo su nombre casi con un tono erótico, me pongo en pie y le ofrezco mi mano. —Iniciaremos nuestra clase de baile en este preciso momento. —Abre la boca para protestar, pero no lo dejo gesticular palabra alguna.  —Y antes de que digas nada, hace un rato no nos has acompañado en nuestro baile y ¡mía vida! eso no es permitido en nuestro círculo. —Sé que hay posibilidad que no supiera la canción, pero vamos que para bailar y divertirse uno lo hace sin importar que. 

—Sabes que no soy tan liberal como ustedes, yo... Yo... No puedo ser así. —Su tartamudeo me causa gracia, al ver que no tiene la mínima intención de tomarme la mano, soy yo quien toma la suya y tiro de ese grandullón, mala idea, me está bajando como las cataratas del Niágara por el esfuerzo. 

—Tendrás que aprender, porque si es por vergüenza querido, te informo que con nosotros ya la pasas. —Al estar los dos de pies uno frente al otro tomados de la mano le hago una señal a Vero quien está al Bluetooth con el equipo de sonido, será la DJ. —Marc Anthony, buena elección De Los Ángeles. —Sonrío al escuchar esa musiquita movida "Valió La Pena", mi amiga me fulmina con la mirada por llamarla de aquella manera. 

—¿Puede ser una más lenta? —Pregunta un nervioso y apenado Alahin, ¿Por qué siempre le da pena decir lo que piensa y expresar los que siente? 

—Pero si la música movida es la mejor, cuando ya le tomes el trote verás que es fácil. No te voy a llevar de una vez al ritmo ¡no! La canción está para marcar el paso y listo, yo te llevaré paso a paso. —Él no dice nada, no me quita ojo, hasta aquí escucho sus engranajes moverse a toda leche, está en tres y dos, no sabe si hacerlo o no. 

—¡Vamos aprenderás! rizos es una buena maestra de baile. —Trata de tranquilizarlo mi amiga. 

—Vero debiste poner una bachata, vamos, pon una de Romeo Santos "Eres Mía"— esta sonríe y cambia la canción, una vez puesta mi chico presiona un poco más mis manos y le miro. 

—Venga vamos antes de que me arrepienta ¡Quelle folie! —Dice apresurado, al escuchar esas palabras en francés que me suena a chino, sé que está muy nervioso, escucho ahora que la indecisa de Verónica pone "Propuesta Indecente", le miro y pongo los ojos en blanco. 

—Haber si te decides de una vez por todas, fue un error dejarte como DJ. —Bufo irritada. 

—Vamos, ya no la cambiaré más, solo creo que esta es mejor, sé que te gusta mucho. —Tiene razón, esa canción se me hace súper sexy. 

—Bien... Buena elección. —Se acerca a nosotros y le muestra el vídeo de una pareja bailando a un descolocado Alahin.

—Me retracto, tu novia es una pésima maestra, te avienta al agua sin salvavidas. — Todos reímos y mi chico se relaja un poco, pero al ver el vídeo su cara es todo un poema. 

—Por Dios Verónica, esos pasos son para los que saben bailar, lo vas a confundir, además así se aprende más rápido. Ahora, comienza la canción y aléjate. —Miro a mi chico quien está nuevamente nervioso 

—¿Estás listo? —Este se limita a encogerse de hombros. —Venga hombre que lo pillaras de una vez. —Iniciada la canción, inicio yo a marcar el paso, el trata de seguirme de una vez, pero lo detengo debe ver aunque sea unos pasos más, cuando ya inicia la canción del todo él trata de seguirme, pero vaya tela no pega una, parece un niño con mal caminar, cuando ya está por rendirse le fuerzo a que me mire

—Vamos, tómalo con calma, observa, son dos pasos para un lado y luego punta. — Le muestro como se hace. —Luego dos para el otro y de igual manera punta. —Después de repetir varias veces lo hacemos juntos y parece haberlo pillado, pero Verónica no ayuda en nada, se está partiendo de la risa <<que jodía es esa mujer>> aunque razón lleva, la escena es muy cómica, no deja de burlarse y decir que pareciese que tiene un pañal lleno que no le deja cerrar las piernas, este se pone como un tomate y yo reprendo a esa inconsciente, él está avanzando mucho y ella con sus burlas lo puede jorobar todo. 

—Joder tío, ahora parece que tienes las caderas jodidas con algún síndrome de dislocación. —Carcajea sin poder parar, la muy mala lo disfruta en serio, no puedo aguantar más y me echo a reír. 

—Pero coño... Mujer que no ayudas, déjalo estar, que estás por jorobar todo. —Esta trata de parar de reír.

—Ambulancia... —grita entre risas. —Tenemos un descaderado aquí, por el amor de Dios, tiene un síndrome de trabación y descolocación. —No para de reír y yo la miro negando, ¿cómo puede decir tantas palabras que en mi vida escuche? Alahin está más incómodo que hombre casado entre amante y esposa, beso sus labios con ternura y le sonrío, lo llevo al sofá para que se siente, luego voy con mi inconsciente amiga. 

—Eres una mala persona jodía... —Le quito el teléfono de la mano y apago la música, ella no para de reír.  —En serio eres muy mala, no cambias nunca. —Miro a mi chico quien no le quita ojo, no está apenado, si no lo siguiente. —Si te sirve de consuelo, a Thomas le fue peor, le dijo que le estaba dando un patatús, cosa que le dije que no estaba bien, pero sin importar más llamo a la ambulancia y estos llegaron a nuestro departamento y ya te debes imaginar la pena que me hizo pasar, ya que fui yo quien los atendió, pobre Tom la pasó muy mal por su broma. —Voy a su lado y acaricio su manos está muy serio, pero al procesar la anécdota carcajean y yo le acompaño, Vero esta morada de tanto reír. Ya recuperando la compostura, mi amiga se disculpa y le advierte que no lo tome personal, que ella siempre es así. Una vez aclarado las cosas y buscar algo para beber nos ponemos a platicar.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo