Capítulo 7

Dolor, un fuerte y desgarrador dolor hace que me despierte y me replantee mi vida para considerar ser mejor persona. 

—Dios... —Me quejo sin poder soportarlo más, el dolor en mis ovarios es insoportable, no es posible que no tenga descanso por lo menos un mes, estiro la mano y tomo mi móvil para ver la hora, las 9:15 de la mañana es muy pronto, no he dormido casi nada. Con gran esfuerzo me levanto de la cama y me arrastro hasta mi gaveta, tomo unas bragas y me sigo arrastrando hasta el baño, duele mucho y no quiero estar de pie, no lavaré mi cabello y me ducharé lo justo. Una vez preparada me envuelvo en una toalla limpia y me dirijo de vuelta a mi habitación, donde me coloco unas de mis camisetas con mangas holgadas, rebusco por todos lados alguna píldora para que me calme, pero no encuentro ninguna, me tiro a la cama y trato de no moverme, así paso un par de horas hasta que ya no soporto el dolor.

—Verónica. —Grito, el dolor se torna insoportable. —Vero... —Insisto, mis gritos son lastimeros y se percibe el dolor en mi voz. La puerta se abre de golpe y por ella aparece una adormilada pero asustada Verónica, como si de flash se tratara viene directo a mí, estoy delirando del dolor, en ocasiones soy dramática pero esta vez me siento morir. 

—¿Qué? ¿Qué pasa? —Mi amiga con su rubio cabello revuelto y cara de susto se sienta a mi lado y me revisa mientas toma mi rostro entre sus manos.

—Muero...  Muero del dolor, es desgarrador, mucho más que las veces anteriores. — Sé que la juerga del día anterior está haciendo su parte y no me ayuda en nada. 

—Pero la doctora Lombardo te ha puesto las pastillas anticonceptivas para tu problema, ya debería estar funcionando. —Tomo las pastillas anticonceptivas para mis ovarios poliquisticos, pero al parecer no me están sirviendo.

—Ya ves que no me dan resultados. —Una lágrima salta de mi ojo izquierdo, mi amiga me mira apenada.

—Tendremos que ir nuevamente a que te las cambie. —Dice en un suave tono, sabe que sufro mucho en estos días. —Buscaré una píldora para que por lo menos te alivie el dolor. —Cuando se va a levantar la detengo.

—No hay, ya busqué. —Las lágrimas siguen saliendo pero pronto las limpio, no me gusta llorar ni por el dolor. Mi amiga se recuesta a mi lado y acaricia mi cabello mientras yo no dejo de quejarme, no se separa de mí en ningún momento, cuando estoy por dormirme escuchamos el timbre, nos miramos ¿Quién podría ser? 

—Iré a ver quién es. —Se incorpora y baja de la cama. 

—Si sabes cómo vas vestida ¿No? —Lleva una camiseta de tirante hasta el ombligo y está en bragas, se mira asombrada no se había percatado, busca unos de mis pantalonetas cortas de andar, ya lista camina a la puerta y antes de salir me mira. 

—No me tardo rizos. —Sonrío, amo que me diga así.

—Verónica. —Grito, cuanto está tardando mucho. —Vero.... necesito algo que me calme ya mismo o desmayaré del dolor. —Basta solo un minuto para que un preocupado Alahin entre por la puerta y mi amiga con cara de circunstancia tras de él, lo miro, no recordaba que quedamos hoy, mi aspecto ha de ser doloroso a la vista, estoy con una camiseta que me cubre lo justo, el cabello en una coleta desordenada y casi deshecha, los ojos inundado en lágrimas que no permito dejar salir y sé que mi gesto refleja lo mal que lo estoy pasando. 

—¡Lo siento! intente hacer que se fuera y no quiso y... Y... Cuando te escuchó gritar sin más ha venido. —Dice mi amiga preocupada, sé que teme mi reacción, Alahin sin prestar atención se acerca a mí y se arrodilla a un lado de la cama.

—Qué puedo hacer por ti. —Su suave voz suena muy preocupada y sus verdes ojos están  angustiados.

—Quítame,  quítame este dolor... —Le imploro, sin querer las lágrimas salen de mis ojos y contraigo el gesto en un puchero, no me avergüenzo, estoy sensible y el dolor poco ayuda.

—Ya mismo vuelvo. —Besa mi frente, se levanta pasa al lado de Vero casi corriendo y en la puerta se detiene mira a mi amiga y le dice. —Por favor cuídala, vuelvo en menos de nada. —Dicho esto sale y cierra la puerta, mi amiga me sonríe con amor, se sienta a mi lado y acaricia mi cabello. 

—Está enamorado, muy enamorado de ti Neon. —No deja de mirarme, ni yo a ella le veo a través de las lágrimas.

—Yo me enamoraré de él si consigue algo que me quite esto, sabes tú que las pastillas solo me calman, yo quiero que desaparezca el dolor por completo. —Un quejido sale de mi boca dejándome sin aire, la intensidad del dolor es mucha. No hablamos más, ella sabe que no puedo casi ni respirar, las lágrimas recorren mis mejillas sin remedio alguno, no puedo evitarlo. Pasan los minutos, pero siento que han sido horas... suena el timbre.

—Llegó. —Se levanta mi amiga con rapidez y desaparece de mi habitación, en poco tiempo aparece con Alahin, lleva su cabello despeinado y más lindo no puede estar, le va ese estilo, trae un vaso con agua se acerca a mí y me lo tiende.

—Toma. —Saca una píldora azulona.  —Debes tomarla e intentar descansar, eso me ha dicho la farmacéutica, te servirá para el dolor y la inflamación provocada por el periodo y dice que no te preocupes que es buena y aún teniendo ese problema te ayudará. —Miro a Vero <<¿Le contó?>> Asiento, lo que sea pero que me alivie, si me lo quita de raíz aún mejor, me siento y es como si me dieran un golpe en la matriz, chillo y él cierra los ojos por unos segundos, pone la píldora en mi mano y la trago, tras de esta va el agua, odio medicarme,  una vez termino le tiendo el vaso medio lleno y me echo en la cama en posición fetal. 

—Verónica. —Escucho que dice. —Sé que no es propio ya que estoy en su habitación y se puede mirar mal, pero yo cuidaré de ella, he llamado a mi abue y le está preparando una sopa para cuando despierte pueda alimentarse ¿Puedes ir a por ella? —mi amiga toma el vaso y sonríe.

—No me seas tradicional hombre, claro que la puedes cuidar, yo iré a por la sopa así me consienten a mí también. — Bromea. 

—No tienes porqué soportar esto Alahin, sé que la estás pasando mal. —Digo cerrando los ojos, siento que el colchón se hunde y percibo su aroma, ese aroma que tanto me gusta, siento la suavidad de su mano en mi mejilla, eso debería incomodarme pero no, me gusta y es como si lo necesitara. 

—No tengo que, pero deseo hacerlo Caribba, quiero cuidarte y protegerte. —En este preciso momento me di cuenta que este hombre en una semana me enamoró, me ganó muy deprisa, aún no sé como esta atracción nos unió tan rápido <<¿Lo de él será amor a primera vista? ¿Sera él, el amor de mi vida? ¿Eso en serio existe?>> Las preguntas invaden mi cabeza como un torbellino, con mis dudas me duermo.

Estiro mi cuerpo y no siento dolor, ha desaparecido del todo, no puedo evitar sonreír, adormilada abro los ojos y me encuentro con dos ataques verdes y una tierna sonrisa. 

–Hola preciosa. —Ácaricia mi cabello <<¿Se ha quedado a velar mis sueños?>> 

–Hola. —Le saludo en un susurro —¿Qué hora es? —no creo haber dormido mucho él no estuviera aquí si hubiese dormido más de 3 horas. 

—Son las 19 horas, has dormido todo el día— <<¡Madre mía! ¿Era una píldora para el dolor o para dejarme inconsciente?>> 

—¿Te has quedado aquí conmigo todo el día? —Con una sonrisa mueve su cabeza en confirmación. —Te has perdido la maratón por mi culpa, lo siento... No debiste quedarte aquí conmigo. —Me disculpo apenada, no quería que se sintiera obligado a cuidarme y como si leyera mi mente, con su dedo en mi barbilla me obliga a mirarle.

—Nada de disculpas ¿Vale? Me quedé porque como te dije antes que te durmieras, deseo hacerlo y cuidar de ti, nadie me obligó. —Toma mi rostro entre sus manos y acerca peligrosamente sus labios a los míos, paso saliva pero es casi imposible, mi boca se reseca, no respiro, sus suaves labios se pegan a los míos con delicadeza y dulzura, el beso es tierno y cariñoso, me quedo de piedra, mi respiración se acelera por la adrenalina que siento, mi corazón bombea con demasiada fuerza, siento en mis sienes la presión de la sangre fluyendo por mis venas, cada golpe que da mi corazón en mi caja torácica es por la emoción de lo que está pasando. Le correspondo, mi mano va a su cuello, aquel beso me hace sentir cosas que por mucho tiempo no había sentido, este hombre me ha enamorado y no pienso negarlo más. 

—Gracias. —Digo entre sus labios terminando aquel beso tan delicado el cual descubrió mi corazón, fue un beso donde dan ganas de desnudar el alma y no el cuerpo, me sonríe y se recuesta a mi lado nuevamente. 

—No tienes nada que agradecer. —Me abraza y me pega a su cuerpo dándome un beso en la cabeza. —Debes comer, lo necesitas. —Le miro sonriendo, se está tomando eso de cuidarme y protegerme muy a pecho.

—La verdad es que muero de hambre. —Toco mi barriga, pobre no le he echado nada en todo el día no es propio de mí.

—Mi abue está afuera con Thomas y Verónica.

—¿Qué? Pero ¿Por qué están todos? No estoy muriendo solo es el periodo, bueno si estaba muriendo, pero no era necesario. —Le miro con reproche.

—No me mires así, estábamos considerando llevarte al hospital, si despertabas mal, Vero me explicó más a fondo tu problema para tranquilizarme pero fue peor. —Me da un rápido beso y le sonrío con ternura. —Vamos a ponerte un pantalón y salgamos. —Yo resoplo, pero él se levanta y pregunta dónde está mi ropa de andar, me busca un pantalón de chándal en negro, me pongo en pie sin importarme que pueda ver mis bragas, no duermo tan bonito que digamos ya me habrá visto todo. Me ayuda a colocarme el pantalón <<¿No pudo ser uno corto?>> Toma mi mano y una pregunta ronda por mi cabezas "¿Qué somos?"

—Alahin yo... —No sé como preguntárselo, tomo una bocanada de aire. —Los besos y ahora nuestras manos, digo... —No soy de tener pena, ni problemas para expresar lo que siento así que decido ser directa pero antes de que diga algo él toma la palabra.

—Quiero que seas mi novia Caribba. —Dice como si hubiese leído mi mente, sonríe y besa mi frente. —Pero claro, solo si así tú lo deseas. —Como respuesta beso sus labios con ternura.

—Claro que si... Te has ganado el cielo hoy. —Respondo para que quede aclarado mi respuesta, le sonrío feliz no sé si es una locura pero me lancé y no hay vuelta atrás. Salimos de mi habitación y recorremos el pasillo hasta llegar a la sala donde 3 pares de ojos miran primero nuestras manos y suben lentamente hasta nuestras caras, sus miradas brillantes e interrogativas me causan gracia, sus caras son todo un poema.

—Hola. —Saludo al no soportar más sus miradas y ese silencio tan pesado pero no incómodo. Al fin reaccionan y todos sonríen. 

—¿Cómo estás mi niña? —Se levanta la señora Benson y se acerca a mí para darme un beso en la frente. 

—Estoy bien, el medicamento que me ha traído Alahin me ha quitado el dolor del todo, me noqueó pero aquí estoy sin dolor. —Me acaricia la mejilla con cariño.

—Bendito Dios cariño, voy a por la sopa que te preparé, vamos hijo llévala a que se siente no tardo. —Esa mujer que tanto quiero no deja de consentirnos y sus sopas son una cura que nunca falla. Aun de la mano de mí ahora novio, nos sentamos en el sofá en "L" donde se encuentran mis amigos.

—¿Nos perdimos de algo? —Pregunta Vero con una ceja enarcada, esta casi le llega a la línea del cabello de lo alzada que esta.

—Te dije que si me traía algo que me quitara el dolor me enamoraría de él. —Una pequeña risa sale de mi boca.

—Hala.... —Grita Tom incrédulo y a la vez divertido. —Te lo dije, te dije que por ahí… —señala mi pecho con su dedo índice —…había amor y mira. —No puede dejar de reír con ganas, no se lo cree. —¡Joder tío! Mereces un puto Oscar. —Le da un golpe en el brazo a Alahin quien ríe.

—Que te den Thomas. —Carcajeo, mi amigo es un payaso. 

—La verdad que no fue fácil.  <<¿Pero de qué habla? ¡Si solo le llevó una semana! solo una para ganarme y ¿Así dice que fue difícil? Que modesto>> No niego que por tener ese carácter tan noble y suave pensé que jamás se acercaría a mí, ya que yo soy todo lo contrario, pero aquí estamos y aun siendo muy pronto nos daremos esa oportunidad.

—Aquí está mi niña —dice esa mujer que tanto nos cuida —tomadlo todo lo necesitas, no te has alimentado en todo el día. —Coloca la bandeja en la mesita que han cambiado para colocarla frente a mí. 

—Gracias... —Aspiro el tan suculento aroma, huele de maravilla como siempre. Alahin suelta mi mano que aún tenía entre la suya y me apresuro a llevar una cucharada de ese líquido saladito a mi boca, un jadeo sale de esta —que delicia. —Tras de esta vienen otras más.

—Elizabeth, mañana seré yo quien te ayude en la cocina ya que chiquita no está bien. —Se ofrece Tom, le miro frunciendo el entrecejo.

—Eh... Macho que no estoy enferma, además ya el dolor se me...

—Pero debes descansar. —Me interrumpe Alahin.

—A no, no, no, de eso nada, solo es el periodo y ya está... No es una enfermedad para quedarme en cama. —Todos me miran, no me importa me voy a defender ¿Desde cuándo hay que formar tal escándalo por tener ovarios poliquísticos? No me gusta que me digan lo que tengo que hacer, ni lo que me conviene o no eso lo sabré yo, puede ser mi novio, pero no le da derecho, ya he descansado mucho.

—Mi niña el calor de la estufa te puede sentar mal, vamos haz caso. —Resoplo ¿Cómo llevarle la contraria a esa mujer que tanto estimo, cuando me mira de esa manera? 

—Vale acepto, pero no es que me voy a quedar en cama todo el día, eso ni lo piensen. —Miro a Alahin va para él.

—Yo ni que decir, se lo cabezota que es rizos y no puedo ofrecerme a ayudar porque se me da de pena. —Se encoje de hombros mi amiga como para que no la involucren. 

—EA...  Que sepan que si esa cocina no como ni de coña. —Me mofo, todos carcajean incluido ella quien me apresura a comer.

Pasados unas horas llega el momento de despedirnos, Tom y Vero se la han pasado bien, entre roces, miradas y risas, extrañaba esa complicidad que tenían esos dos al parecer todo vuelve a la normalidad y eso me hace feliz. Hechas las despedidas y prometernos vernos en casa de la señora Benson mañana, quedamos mi amiga y yo tiradas en el sofá.

—Voy al baño, he de cambiarme no tardo. —Me levanto y voy al baño, ya en este no puedo evitar sonreír <<¿Yo de novia con Alahin? ¿Con el niño de abue, tierno y sin carácter?>> Madre mía que esto me huele a que no me aguantara ni dos semanas.

—Neon. —Escucho que grita mi amiga, lavo mis manos y salgo. 

—¿Puedes dejar de gritar por una vez en tú vida? —Le regaño y me echo a su lado —¿Qué pasa? —le miro.

—¡Te enamoró! —Suelta Vero una emocionada sonrisa. 

—Lo sé... No me lo puedo creer y Dios sus besos, esos labios tan delicados y suaves ¡Vida mía! Que me lo como. —Me mira con atención sin perder su sonrisa. —Aunque creo que es muy pronto. —Muerdo mi labio. 

—Oye... De eso nada, no pienses en nada más, ya te diste la oportunidad y eso es lo que importa. —Suspira y agrandando su sonrisa continúa. —Ahora me doy cuenta que todo en esta vida es posible, tu enamorada o atraída por un chico que apenas conoces, la tía que para dar un paso piensa por años y mírate, ya te veo yo casada y con 3 hijos. —Carcajea, provocando que le dé un empujoncito. 

—¿Tú estás loca? Hasta allá no llego, bien sabes tú que yo con el matrimonio no me llevo, no me casaré nunca por muy enamorada que esté. Ahora cambiando el tema y volteando la tortilla para que no se queme, dime ¿Cómo van las cosas con Tom, por qué no se animan? —Resopla. 

—Rizos, no porque tú te hayas dado la oportunidad significa que yo me la pueda dar con Thomas— <<¿Pero cómo es eso si los vi como si nada malo hubiera pasa entre ellos?>> Le miro sin entender.

—Si te la puedes dar ¿Qué fue todo eso que sucedió entre ustedes hoy? Las sonrisas, las miradas los roces, fue como ayer en el antro y mira que hoy no había "Love" de por medio. —Bufa, se incorpora y me mira. 

—Neon, te lo dije, fue nuestro trato ¿Lo recuerdas? —Descompongo el gesto— <<¡pero que cabezotas!>> —Es mejor dejar las cosas así, lo lastimé y cuando se lastima de esa manera es difícil sanar. —Estoy a punto de protestar pero antes de yo abrir la boca me hace un gesto con la mano. —Dejemos el tema por favor. —Ella es mejor persona que yo, no me ofende ni se enoja ni me pide las cosas de malos modos, aunque yo sea una pesada, así que me trago todo lo que iba a decir y le planto un beso en la mejilla, le miro con una sonrisa. 

—Es mejor irnos a duchar para descansar, van dando las 00. —Da un paso. 

—Voy yo primero. —Dice ella y yo le sigo con la mirada hasta que atraviesa la puerta. 

¿Por qué todo en este aspecto del amor es tan complicado? jamás pensé enamorarme y mucho menos estar de novia, aun así aquí estoy, acabo de darme una oportunidad que jamás creí posible, en cambio mis amigos que se llevan de maravilla y son el uno para el otro no se animan y solo ponen obstáculos. 

Estoy sumida en mis pensamientos como siempre cuando escucho la voz de mi amiga, despego el culo del sofá y voy al baño debo lavar mi cabello, al llegar a su altura ella está por entrar a su habitación, así que saca la mano y me da una nalgada yo le miro frunciendo el cejo, ella me mira divertida.

—Culito respingao, pero duro. —Carcajea y sin más remedio me echo a reír, mi amiga es todo un caso perdido, sigo mi camino hasta mi habitación debo ir por una braga. Ya en el baño me doy una buena ducha y no puedo dejar de sonreír y pensar como Alahin hoy cuidó de mí, ese hombre en serio es todo lo que una mujer quiere o eso espero no vaya a ser que solo para enamorarme se comporte así, y una vez que me enamore sea todo un tirano <<Genial Neon no serías tú si no piensas algo malo>> pero es como dicen "piensa mal y acertarás". Una vez en mi habitación, ya vestida con una pijama de dos piezas en pantalón corto, busco mi portátil, quiero escribir estoy de humor <<joder tengo novio y es el nieto de la mujer que tanto quiero>> la idea me emociona y me aterra a la vez, pero a los que más quiero la idea les pareció genial y eso me gusta, el miedo a sufrir me detenía pero, Alahin supo llegar a mí de una manera que aún no me explico, pues yo lo trataba mal y era borde con él. 

—¿Ya le has dado un nombre? —Verónica entra a mi habitación, si no habla ni la noto estoy tan centrada en lo que escribo que todo desaparece de mi entorno.

—No, aun no. —Todavía no sé que nombre ponerle a esta novela, trata de una chica que le hacen añicos el corazón y ella al contrario de cerrarse, lo que hace es abrirse más y amar con más intensidad. 

—Te está dando muchos problemas ese nombre, —Tiene razón, no tengo la más mínima idea de cómo ponerle. 

—Hazme caso, puedes llamarla "La Esclava Del Amor". —Sonríe mientras con sus manos enmarca el título en el aire. Vero es la única que lee lo que escribo y es quien me incita a seguir escribir las veces que quiero dejarlo. 

—Estás loca —sonrío. —No le pondré eso, quiero algo con más sentimiento, algo que al leerlo te interese, algo que sea lo que en realidad quiero decir en este libro. —Quien lo diría la persona anti amor se especializa en escribir cosas románticas, es irónico, toda yo soy la ironía personificada. 

—Me voy a descansar. —Besa mi mejilla, no dice nada más del nombre, ella quiere el que me ha dicho y nadie la sacara de su línea. —No tardes recuerda que debemos estar para el desayuno en casa de nuestra persona favorita, aunque para ti ya es otra. —Mueve las cejas en plan pillina. 

—No seas tonta solo llevamos horas de ser novios, además a esa mujer nada ni nadie la puede reemplazar, solo mi madre y está lejos, y vamos que con Alahin las cosas no están claras, puede que se canse de mí en dos semanas. —Sonrío, me causa gracia pensar en aquel chico con ese dulce carácter soportando el mío que parece huracán. Mi amiga se va negando con la cabeza y yo decido dejar de escribir y leer un poco, mis libros son virtuales por ende los tengo en la portátil.

Despierto con los lentes de pasta todos torcidos, la computadora encendida y conectada al cargador, <<¿Cómo me he quedado dormida yo?>> miro la hora en la pantalla de la portátil, las 6 de la mañana, vaya que temprano es, me quito los lentes y froto mis ojos, no siento mucho dolor de cólico, es más como una punzadita que puedo tolerar, apago la portátil y decido ir al baño, posteriormente  a la cocina, necesito un café. 

—¡Joder¡— protesto al recordar que no compramos el café, que olvidadiza soy, Verónica tampoco ayuda, <<¿cómo es posible que trabajemos en un gigantesco supermercado y se nos acabe el suministro y solo nos acordemos cuando no hay más que agua?>> Mi estómago no para de gruñir, que mala hostia, abro el refrigerador. —Por lo menos el cereal nunca me falla. —Tomo el cartón de leche con algo de fuerza —Nooooo— el bendito cartón está vacío no puedo evitar gritar de frustración, no me queda más que revisar y ahí veo ese elixir que la señora Benson llama "el quita peste", saco la sopa y la huelo —delicia— yo lo olfateo todo, Vero y la señora Benson siempre me regañan, mi madre al pasar de los años solo pasaba de mí y de mis manías. —Bueno a calentar sopita, igual esta buena. —Me encojo de hombros.

—¿Hablando sola? —Escucho a la bruja de mi amiga a mis espaldas, nunca la escucho venir y como siempre me espanto. 

—¡Pero bueno! ¿Qué ocurre contigo? despiertas temprano sin que yo te llame, no te vas con tus ligues de una noche, estás todo el tiempo libre en casa y te estas comportando como yo… o sea como una dama —bromeo. —Seria y centrada. —No puedo evitar molestarla, coloco mi sopa al fuego y le miro. —¿Debo preocuparme? —Me cruzo de brazos, su cerebro adormilado está procesando lo que le he dicho, lo está pillando su gesto me da a entender que está extrañada. 

—Supongo es esa mierda del amor. —Suelta al cabo de un rato dejándome patidifusa, ella se limita a encogerse de hombros, después de varios segundos yo reacciono y enarco una ceja. 

—Siempre has estado enamorada de él, bueno ¿Desde hace qué? Un año, dos años ¿poco más? Y eso no te impidió hacer esas cosas que haces. —No le quito ojo. 

—Lo sé, pero no lo había aceptado aún. —Frunce el ceño. —Y ¿tú cómo sabes desde cuando estaba yo enamorada de él? —Carcajeo, no lo sabía solo lo supuse, pero eso no se lo aclararé. 

—Por la forma tan infantil en la que se comportaban uno con el otro, además desde esa vez que se liaron todo cambió, solo que pensé que era suposición mía por eso no presté más atención de lo debido, ya sabes tú "ojo de loca no se equivoca" querida. —Le guiño divertida, jamás pensé que mis suposiciones eran ciertas, voy a mi sopa que se me pasó de caliente.  —¿Sopa? —Le ofrezco. 

—Si no hay nada más, sí. —Sonrío y vierto el líquido en los respectivos platos. 

—Debemos hacer mercado, solo tenemos agua. —Le tiendo su plato, esta vez no olvido las cucharas, por lo que voy a la gaveta de los cubiertos y le tiendo una. 

—Cuidado, está caliente, no te vayas a quemar por hambrienta. —Me burlo, cuando voy a poner mi plato en el desayunador, me tropiezo con mis propios pies y me cae sopa en la mano.  —Dios... —Me apresuro a llegar a la mesita para dejar el plato. 

—Pero es que eres un peligro rizos... —Se levanta de inmediato y me revisa. —Vaya quemada, estas roja. —Me quejo, me arde. —Tranquila ya pasará, échate agua y comamos, debemos irnos.

—Me toca baño primero. —Cuando estamos en nuestros días, el baño le toca primero a la que tenga el periodo eso no se pone en discusión, suerte la nuestra que jamás nos ha tocado los mismos días. 

—Vale ya me tocará a mí. —Bromea Vero. 

—Vamos Vero ya vamos tarde. —Le apresuro al ver que tarda tanto, mi amiga hoy esta como un caracol.

—Listo vamos, yo recojo los platos mientras tú te duchas. —Se levanta Verónica a la par que yo, me dirijo al baño, hora y media después estoy apresurando a mi amiga.

—Ya, ya, ya vamos. —Le grito a mí amiga, reviso que todo esté en orden y en cuanto la veo salimos de casa, cerramos bien la puerta y directo a parar un taxi, no caminaré esos 20 minutos ni de coña. 

—Esto de estar a la carrera no va conmigo, todo lo he hecho apresuradamente. —Se queja está con la respiración acelerada.

—Que conste que yo no tardé, a la próxima hablemos menos y comamos más rápido, aunque ahora que lo pienso ¿No se supone que nos reuniríamos para desayunar? —Carcajeo, el conductor no nos quita ojo, caigo en cuenta que no le hemos dado la dirección, me disculpo apenada por nuestra tonterías.

—Pues mira que comer dos veces no está nada mal. —Carcajea mi amiga, somos como hombres atrapados en cuerpo de mujeres, comemos como luchadores de zumo. 

—Creo que deberíamos parar. —Me señalo la barriguita que apenas sobre sale. 

—Bueno, amamos comer, no podemos hacer nada y ese es un lujo que no me voy a prohibir jamás. —Es la verdad nosotras sin la comida y sin dormir no somos nada, el hambre y el sueño es un estado permanente en nosotras. 

—¿Hablaras con Tom hoy? —Me mira, le miro. 

—Pero si ya hablamos y nos llevamos bien como antes. —Resoplo no puedo con ellos. 

—Todos sabemos que no es así, hasta Alahin que es el nuevo lo nota, además sabes a lo que me refiero, hablo de eso que sienten uno por el otro. ¿Por qué no se sinceran y listo? Todo es evidente. —Creo que estoy pensando en decirle a Tom lo que ella siente por él, ya me aburren. Llegamos después de cinco minutos, pagamos el taxi y bajamos. 

—¿Y tú, por qué no dejas en paz el tema de una buena vez?

—Porque esto no está bien, ustedes merecen una oportunidad ¡por Dios! —No sé cómo pueden ser tan cabezotas, ya es bastante cansado el temita este. 

—¡He dicho que lo dejes ya! —Ese tonito de voz lo dice todo, así que no insisto más. 

—Cabezotas eso sois, unos cabezotas. —Al bajar del ascensor escuchamos un grito. 

—Chicas. —Es Tom quien subió por las escaleras, se acerca a nosotras. 

—Pero hombre, ¿No te cansas de hacer ejercicio? —Sonrío, le planto un beso que resuena.

—Bueno si quieres te dejo mi mejilla... por poco me la succionas. —Carcajea y va con Verónica, una miradita, una sonrisita, unos segundos de silencio y por último, un más que tímido beso <<pero esto es sub realista ¿Verónica actuando como una chica cohibida y tímida?>> lo que no puedo evitar notar es ese intenso brillo que ambos tienen en los ojos cuando se ven <<aaiiss que bonito>> ¿Cómo no darse cuenta que están perdiendo tiempo valioso el cual nunca más volverá? <<Bueno, bueno, bueno, Neoncita, ¿desde cuándo tú piensas tan expertamente de todo esto?>> no los interrumpo, dudo que sean consiente de la manera que se miran y del que el tiempo solo se ha detenido para ellos. 

—Venga chicas vamos. —Reacciona Tom primero pero sin que se le borre la sonrisa mientras yo toco el timbre. 

—¿Cómo sigues chiquita? —Se interesa mi amigo.

—Jodida, pero feliz, el medicamento que me ha comprado Alahin es buenísimo, ni parece que ayer me estuviera muriendo del dolor. —Agradezco que mi amigo sea abierto de mente y no le moleste ni le incomode hablar de estos temas porque yo no me corto ni un poco para hacerlo.  Ahora no sé ni siquiera si él me ha puesto atención, mis amigos se miran con discreción, en ocasiones sus miradas se chocan y solo sonríen parecen unos críos que se enamoran por primera vez <<¿Por qué solo no se dejan llevar?>> que frustrante es esto, de pronto se abre la puerta, una sonriente mujer con cabello claro encanecido y sonrisa cariñosa, acompañada de un castaño claro de ojos hechizante nos reciben.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo