Capítulo 5

Me gusta tu sonrisa, es preciosa y al dibujar la forma de tus carnosos labios, mis dedos sufren una deliciosa descarga que se extiende por todo mi cuerpo, esa castaña mirada me enloquece y me llena de amor y, esa forma en la que nuestras miradas dicen lo que nuestras bocas callan no tiene comparación, tu cabello rizado e indomable hacen de ti una mujer única Neon. Sus suaves manos acarician mi cuerpo, despertando lo que hacía ya mucho tiempo, nadie despertaba en mí. Solo su tacto me hace jadear, se abre paso entre mis piernas y su erección acaricia mí humedad, hasta hundirse en mí lenta y pausadamente.

—¿Qué? —Despierto alertada, con la respiración acelerada y bañada en sudor, miro todo mi alrededor y no es hasta que veo a mi amiga dormida, que recobro el sentido y sé que estoy en casa. —Joder. —Bufo. <<¿Qué hago yo soñando con ese chico que apenas conozco? Y cosas tan subidas de tono cómo esta>> Me levanto con mucho cuidado no quiero despertar a mi pobre amiga, salgo de la habitación y me dirijo a la cocina necesito agua, estoy sedienta, mi boca está pastosa, además este sudor que recorre mi cuerpo no ayuda <<¡tengo mucho calor!>> Llego a la cocina y al entrar mis ojos van directo al reloj, son las 5 de la mañana, no debería despertar hasta dentro de una hora. Resoplo y me dirijo al refrigerador, tomo un botellín de agua y me apresuro a beber de ese elixir tan necesario y delicioso, está muy fresquita. 

—Que delicia… —No puedo evitar jadear al sentir como el líquido refresca mi cuerpo, que parece volcán apunto de erupción y elimina la resequedad de mi boca con la que desperté. Terminado el agua, que me supo a gloria, voy al sofá a echarme un rato más hasta que sea la hora de despertar. Me echo en el sofá en "L", cierro los ojos, aún tengo tiempo para descansar un poco más. No puedo dormir, aquel sueño me perturba. 

—¿Pero que me pasa? No soy de soñar nada y menos gilipolleces como estas.    —Decido levantarme del sofá y volver a la cocina, necesito un café con vainilla, pero urgente… ese líquido de dioses es la fuente de mi energía y mi inspiración cuando escribo mis mini historias o novelas.  Entro a la cocina y rebusco el café, no lo encuentro... abro cada estante y no hay ni rastro de café, cierro con fuerza las puertas de estos.

—¡No puede ser! NO, NO, NO, lo necesito. —Busco sin resultados, no hay, no tengo café no tenemos café… estoy en la etapa que me explota la cabeza y me sale fuego de ella, por lo cabreada que estoy.  —!Genial¡… feliz día, esto inicia de maravilla... sueños extraños y ahora sin café y lo necesito, no me puede pasar nada peor. —Farfullo entre dientes, no paro de hacerlo, estoy que echo chispas, sigo buscando no me doy por vencida, vuelvo la cocina todo un desastre y la verdad, ya no busco nada en específico, sé que no hay lo que necesito. 

—¿Pero qué haces? —La voz adormilada de mi amiga suena a mis espaldas, le miro de inmediato, me ha pillado por sorpresa, ella nunca despierta a esta hora aunque esté enferma. Miró el reloj,  las 5:45 de la mañana. 

—¿Qué haces levantada a esta hora? —Dejo de tirar las cosas. 

—Tenía sed y vine por agua, pero ¿y tú?, aún no es hora de despertarte. —Mira también el reloj. 

—Una pesadilla. —Miento de la manera más descarada y quito la cara para no caer en evidencia por mi gesto. Ese sueño fue todo lo contrario a una pesadilla <<joder que aún jadeo>> en ese sueño estaba muy completa y me sentía plena, el amor que sentía me hacía muy feliz <<joder, !feliz¡>> no es que haya tenido malas pasadas en el amor, pero por eso lo evito para no sufrir y ahora, conozco a este tipo apenas ayer y ya mi inconsciente está haciéndome mala jugadas en cuanto a él. Vuelvo la mirada a Vero quien bebe agua.

—¿Llegas temprano hoy al trabajo? —Sonrío. 

—No iré. —Se me borra la sonrisa y abro los ojos como platos, ella por su parte se encoje de hombros.  —No puedo ir, no puedo ver a Tom. <<Pero ¿ésta de que va?>> 

—No puedes evitarlo por siempre ¿lo sabes no? —Ella suspira, es un suspiro de agotamiento—. Sabes que da igual que lo veas hoy o mañana así que, por favor, no faltes. —Me mira. 

—Lo sé, pero por favor, cúbreme... dile a Leonard que estoy indispuesta, cuento contigo Neon. —Trato de que entre en razón para que no falte, si bien siempre llega tarde nunca falta, quiero que arregle las cosas y no sea cobarde, pero no hace caso, está siendo muy cabezota y de ahí solo Dios. Al final desisto, ya se me hace tarde, le doy mi apoyo y voy directo al baño, ella me sigue y va a su habitación a darse pena ella misma. 

 Treinta minutos después, tengo las narices metidas en mi clóset sacando el uniforme de "The Space", el cual es un polo con cuello en negro y el nombre bordado, vaqueros y mis converse, saco mi ropa interior de encaje, me gusta el encaje me queda perfecto y es cómodo, escojo uno de color negro, me los coloco y prosigo con el uniforme. Ya vestida voy al espejo, decido hacerme una coleta alta con los rulos sueltos y vaya que sobresalen, me coloco solo un poco de maquillaje, es obligatorio porque trabajo con el público y la presentación es lo primordial, me doy una última mirada y veo que todo está bien, luego me coloco loción, tomo mi móvil junto a los audífonos, verifico si están cargados, yo sin música no soy nadie, por último tomo mi bolso. 

Salgo de la habitación y me dirijo a la sala donde coloco mi Barneybolsa en el sofá de un puesto, voy a la desordenada cocina a preparar un cereal, odio no tomar mi café, lo necesito en serio, para mi suerte hay una cafetería de camino al trabajo y preparan buen café, tengo que pasar porque si no, mi humor será como ese elixir de Dioses, negro. Listo el cereal vuelvo a la sala donde enciendo la TV para ver noticias, no hay nada bueno a esta hora y no vale la pena mirar algo del Netflix, así que opciones no tengo más que informarme de lo que pasa en el país, voy a comer de mi cereal y caigo en cuenta que no he traído mi pala. 

—¡Pero bueno! ¿Qué soldado va a la guerra sin arma? —Estoy cabreada <<no pego una yo en este día, el despiste está más presente que otros días, no dejaré la cabeza porque está pegada a mi cuerpo>> dejo el plato en la mesa de centro y voy a por la cuchara, camino hacia el mueble de los utensilios y me doy en el pies con la isla.

—¡Carajos! Pero que mierda me pasa… —llego al mueble y lo abro con tanta fuerza que la gaveta se sale de su lugar y cae al piso esparciendo su contenido por el mismo.

—¿Pero qué mierda pasa? ¿Todo me saldrá mal hoy o qué coño? —No puedo con esta mala leche, tomo una cuchara, la lavo y salgo de ahí dejando todo tal y como está, ya lo arreglaré después, ahora no ando yo para esas cosas. 

Terminado el cereal llevo el plato al lavavajillas y lavo mis dientes. Antes de irme paso a la habitación de Verónica, esta vez no toco está todo muy tranquilo, así que abro la puerta y en efecto está dormida, cuando estamos deprimidas nos sale nuestra versión koala, dormimos para olvidar y así nos la pasamos hasta que una le dé una “charla de entrar en razón” a la otra y, vaya charlas, son más regaños que cualquier otra cosa porque para cabezonas estamos al día. Cierro la puerta con cuidado, voy a la sala donde saco de mi Barneybolsa un papel y un bolígrafo para dejarle dicho que vuelvo en cuanto salga del trabajo y traeré comida hecha. 

Salgo del departamento, cierro la puerta, me coloco mis audífonos, enciendo el Bluetooth y le doy play a la música, bajo las escaleras y salgo del edificio, una fresca brisa me recibe, doy un largo suspiro y me encamino debo iniciar mi rutina diaria. Pasadas un par de cuadras llego a la cafetería,  la cual está vacía. Me recibe una chica con gran sonrisa <<bueno por lo menos alguien está de humor y contagia>> se la devuelvo, toma mi pedido que demora solo unos minutos, le doy las gracias y salgo del lugar, mi guapísimo Michael Bublè me está cambiando el humor con esa preciosa voz y por Dios, el café ayuda a que se haga la magia. 

 Al pasar por el edificio donde vive la señora Benson, no puedo evitar mirarlo y a mi mente viene aquellos profundos e hipnotizantes ojos verdes de Alahin, sacudo mi cabeza para alejar todo pensamiento en cuanto a él y al sueño, prosigo mi camino. Minutos después llego a mi trabajo y Tom ya está abriendo. 

—¡Ey tigre! —Saludo ya con un mejor humor, él se voltea y me sonríe. 

—¡Chiquita! —Me guiña. 

—¿Cómo estás? —Me intereso. 

—Jodido pero feliz. —Ríe y yo carcajeo. 

—Esa es la actitud hombre. —Ojalá y Verónica la tuviera. 

—¿Lista para el inicio de semana? —Enarca una ceja. 

—Sabes que siempre estoy lista, yo nací lista baby. —Abierta las puertas, entramos al gigantesco lugar y volvemos a cerrar esta vez sin llave, nos dirigimos a marcar la entrada, guardar nuestras cosas y a inicia nuestro día laboral. 

Estoy recorriendo el lugar organizando a todos los compañeros del primer turno que ya han llegado, no sé cuánto llevo supervisando, he dejado mi reloj de pulso, así que me dirijo a la caja. 

—¡Mierda! —Mascullo en un susurro. Se me hace tarde y aún no hago el conteo. 

—¿Faltan 15 minutos para abrir y aún no haces tú conteo? —Se extraña Tom quien va de paso a las puertas. 

—Al parecer el grupo de ayer hizo una revuelta en los pasillos... teníamos mucho que hacer. —Resoplo, soy una loca del orden y el haber dejado la cocina desordenada me está molestando, así que me desquité aquí. 

—Bueno eres rápida no me preocupa, pasa buen día bonita hablamos en el almuerzo. —Me sonríe y se aleja, yo hago mi conteo el cual está excelente <<¡por fin algo bien¡>> 

Es hora de abrir y de la entrada del segundo turno y no veo llegar a mi amiga aunque sea tarde y eso me pone triste, tenía esperanza de que llegara, pero no lo hizo. Ella no falta jamás, dejo de ver su caja y al girar veo a Tom en su puesto, tan alto musculoso, guapo, su piel ligeramente bronceada, ese bronceado le queda fantástico, cabello castaño claro y esos ojazos como los felinos, entre verdes y avellanas, los cuales en ocasiones se tornan color cobrizo claros y esa barba que le va de lujo, o es a mí a quien le gusta los tíos con barba, no sé, pero de que se ve estupendo, se ve. 

Me causa gracias ser la única morena en mi círculo social <<soy así como el chocolate pa´ tanta leche>> No puedo evitar sonreír al pensar tantas locuras. 

—Eres mucho más hermosa cuando sonríes de esa manera Neon. —Al escuchar esa voz, la sonrisa se me borra de inmediato, mi corazón aletea de una manera desenfrenada, giro mi cabeza lentamente al lugar de donde provino, rogando que no sea él pero es en vano, cuando por fin miro de frente me encuentro con esa sonrisa que arranca suspiros. <<Ya se me hacía extraño que la señora Benson no pasara por aquí aún.>>

—Buen día, bienvenido. —Saludo como parte del protocolo, no sonrío. 

—Buen día Neon. —Joder con estar repitiendo el nombre cada vez que quiere, paseo mi vista por el lugar y noto que estamos solos, así que vuelvo la mirada a él. 

—Ok, hagamos algo... llámame Caribba, igual es un nombre con significado y eso lo sabes, no es tan raro pero algo tiene, ¿Podemos llegar algún acuerdo con esto? —le miro muy seria no quiero ser grosera con él, Alahin me sonríe como de costumbre, nunca deja de hacerlo y eso me está molestando. 

—Mar del Caribe. —Su sonrisa se amplía. 

—Sí, Mar Del Caribe. —Afirmo, todo sea para que no me llame Neon. 

—Son preciosos tus nombres al igual que sus significados. —Me halaga.

—¿Estamos en un acuerdo entonces? —No le quito los ojos de encima, al igual que ayer, hoy sus preciosos ojos verdes me tienen hipnotizada. 

—!Bien sûr! —Responde en francés y vaya que es sexy su voz, a juzgar por como me mira, y sin entender nada, sé que aceptó. Inicio a pasar las cosas por el escáner y por más que quiera reprimir lo que he soñado no puedo y eso me pone de los nervios, termino de pasar las cosas, le recibo el dinero, le doy su cambio con su factura, pero él no deja de mirarme una y otra vez. 

—Pasa buen día. —Le despido con amabilidad por primera vez, tal vez estaba esperando eso para irse, pero no lo hace, me mira a mí y luego quita la mirada y luego me vuelve a ver. <<¿Qué le pasa? sigue así unos segundo más y lo largo>> pienso en hacerlo seriamente.

—¿Podemos quedar esta noche? —Suelta casi a la carrera, me pilla por sorpresa y me entran aún más los nervios, ese sueño, la manera en la que él se comporta conmigo, no me gusta nada, no quiero enamorarme, no puedo quedar con él, debo alejarme <<¡ja! como si fuera fácil>> me burlo de mi misma. Su abuela es como mi abuela y no salgo de su casa, así que alejarme quizás no pueda, pero evadirlo sí que puedo. 

—Lo lamento, pero Verónica no está bien y debo ir con ella enseguida al terminar mi turno, me ha pedido lasaña y he de comprársela. —Bueno es una media verdad, ella no está bien. 

—Qué pena. —Dice desanimado casi triste <<¿Es en serio?>> No dice más y se marcha, no sin antes prometerme que le dará recuerdos de mi a la mujer tan buena que tiene por abue. 

—¡Dios! —Chillo, no he hablado con Leonard y él no ha venido a saludarme hoy, eso solo supone que no está aquí. Llamo a Tom con señas y este me ve y se acerca.

—¿Dónde está el jefe? —pregunto cuando llega a mi altura. 

—Llega en un par de horas, tenía un compromiso.

—Ya. —Muerdo mi labio, tampoco está la odiosa de la esposa. 

—¿Estás bien? —pregunta sin quitarme ojo de encima.

—Sí, es solo que debo decirle el por qué no ha venido Vero es todo. —Me encojo de hombros. 

—¿Me lo podrías decir a mí también? —Ahora es él quién muerde sus rosados labios, esta es una oportunidad única, así sabrá como está ella y puede que le hable. 

<<¡Si claro! No ha venido porque está sufriendo por lastimarte, sabe que la cagó y piensa que ya te perdió>> pienso en lo que puedo decirle... pero no puedo decirle eso, Verónica no me lo perdonaría. 

—Está indispuesta, muchas tortillas de patatas ayer. —Digo finalmente, mi gesto lucha por salir y lo logra, pero yo contraigo toda la cara y luego sonrío.

—De acuerdo. —Asiente y vuelve a su puesto, prosigo con mi trabajo. 

Esto se está llenando demasiado, no pudimos disfrutar el almuerzo, debimos entrar antes porque esto está de locos, al fin pude hablar con el jefe quien entendió lo de Vero no se enojó, bueno él nunca se enoja. 

El día ha sido demasiado pesado, esto no parece un lunes, el supermercado se llenó a tope, todo Toledo se puso de acuerdo para venir a The Space, he salido una hora más tarde, hacía falta la presencia de Verónica y teníamos que cubrir su puesto, así que decidí ser yo quien lo hiciera. 

Después de retirar mi Barneybolsa, salgo del lugar el cual aún está bastante lleno, voy con el móvil en mano conectando el bluetooth para escuchar música con mis audífonos y al dar tres pasos choco con algo verdaderamente firme. 

—¡Auch! —Me quejo, miro al frente y veo un pecho firme y tonificado, al levantar la mirada, me encuentro con esos ojos hechizantes y una sonrisa maravillosa. 

—¿Estás bien? —Recorre mi cuerpo con su mirada.

—Si estoy bien, es mi mala costumbre estar pendiente al móvil, mientras camino y no ver por dónde voy— <<y no usar mis lentes>> —¿Qué haces aquí? —pregunto mirando los envases en su mano.

—Le he contado a mi abue que Verónica está mal y les ha preparado una sopa y algo de comida, me pidió que fuera a verla y comprobar por mí mismo que no es grave para luego informarle a ella, dice que ustedes, por no preocuparla, no le dicen las cosas. —Le miro con el ceño fruncido.

—Y tú deberías de hacer lo mismo, ella está un poco indispuesta no muriendo. —Él me sonríe como siempre por más que lo trato fríamente, le miro mal. —¿Nunca dejas de sonreír? —pregunto irritada. 

—No cuando estoy contigo, desde que te conocí ayer no puedo dejar de hacerlo. — Abro los ojos exageradamente y mi boca es puerta abierta para los moscos <<¡QUE! ¿Está de coña este tío? pero que le pasa, joder no me puede estar pasando esto a mi>> pienso descolocada.

—¿Pero tú de que vas? —Gruño pasando del asombro a la rabia. —Deja de decir esas tonterías, ahora camina que quiero llegar a mi casa. —Me echo a andar y este me sigue.

—Has salido una hora más tarde de la que me informó mi abue. —Su tono es suave mi reacción lo dejó asombrado, no se lo esperaba, no le queda mucho que decir y tampoco se la pondré fácil. 

—Estaba a tope el supermercado, en pleno lunes y tenía que cubrir a Vero al menos una hora. —Enciendo la música de modo que si dice algo le escuche, aunque mi intención sea ignorarlo, no le hablo más, estoy muy nerviosa, no comprendo por qué mi corazón se quiere salir de mi pecho. <<¿Por qué reacciono así cuando Alahin está cerca?>> Esa pregunta no sale de mis pensamientos. Estamos en el departamento en tiempo récord <<Joder, no debí caminar tan rápido, estoy que muero del cansancio>> abro la puerta.

—Venga, entra. —Lo invito sosteniendo la perilla de la puerta desde adentro; él pasa y lo mira todo con curiosidad. —¡Si lo sé! No es gran cosa, pero es acogedora. —Me encojo de hombros y él sonríe.

—¡Dejaste la luz encendida y la cocina vuelta un desastre Neon! —Ladra mi amiga desde el sofá en el que está echada, le miro enseguida, se nota que no sabe que tiene visitas. 

—¡Lo siento! —Me quito los audífonos, estos caen en mi cuello. —Te han venido a visitar. —Ella se levanta en el acto, está en pijama, con el cabello revuelto y con cara de estar llorando todo el día ¡Es un desastre! Hasta la camiseta la lleva manchada, sus ojos casi saltan de sus cuencos y sé porque es esa mirada piensa que es Tom, pero cuando Alahin sale del mueble que lo cubre, esta inicia a respirar y el alma le vuelve al cuerpo, yo me echo a reír, no puedo evitarlo.

—Hola Verónica. —Le saluda caminando hasta ella para darle un beso en la mejilla, esta se deja caer en el sofá y le invita a que haga lo mismo.

—Hola. —Susurra ella.

—Ven dame los envases, los llevaré a la cocina. —Él me los entrega, me doy media vuelta, camino hacia la puerta y la cierro, había quedado abierta, me dirijo a la cocina no puedo evitar notar que está en perfecto orden, dejo los Tupper para luego ir a mi habitación, desconecto los audífonos dejando todo en la cama. Tengo un calor del demonio por la larga caminata que di.  —Jajaja ¿Por la caminata o por Alahin? —me pregunto a mí misma, decido darme una larga ducha, lavaré mi cabellera bicolor y pesada, estoy a mitad del baño cuando el ojos verdes se me viene a la mente y los fragmentos de mi acalorado sueño hacen que mi cuerpo tenga una reacción, mis manos recorren mi cuerpo desde mi cuello, descendiendo por mis pechos, acaricio mi abdomen, con los ojos cerrados me imagino que es él quien lo hace. Finalmente, mi mano llega a mi sexo, mis traviesos dedos juegan con el centro de mi placer, jadeo al imaginar que es él quien juega con mi cuerpo, guiando uno de mis dedos a mi cavidad, lo introduzco lentamente. —¿Pero que me pasa? ¡Joder! —Despego la mano de mi cuerpo, termino la ducha un poco malhumorada y como de costumbre, enredo una toalla alrededor de mi cabeza y otra alrededor de mi cuerpo, voy a mi habitación al entrar me miro en el espejo de cuerpo completo, el cual está en la puerta de mi closet. —¡Genial! Fantaseando con un tipo que no conoces. ¿Hasta dónde has llegado Neon? —gruño. 

 De mi gaveta saco mi ropa interior, me la coloco, saco un pantalón de chándal y una camiseta de tirantes. Ya vestida, peino mi rebelde cabello y decido dejarlo suelto para secarlo naturalmente, igual no quiero amarrarlo me duele la cabeza por no usar lentes ni lentillas. Me coloco los lentes de pasta y decido ir con Vero, esperando que su visita ya se haya marchado, no soportaría verlo a la cara después de lo que pasó en la ducha. Al llegar a la sala me encuentro con una más que encantadora sonrisa que pertenece nada más y nada menos que al hombre con el que acabo de fantasear <<¡Por Dios!>> mi color cambia de un bronceado sensual a pálido. Desvío la mirada hacia mi amiga, quien también está riendo <<bueno, al menos la ha hecho reír>> 

—Te has tardado un mundo tía. —Dice ésta divertida, yo pongo los ojos en blanco.

—¿Vas a cenar? Y a ti Alahin, ¿Puedo ofrecerte algo? —Estos me miran.

—Sí,  la verdad que muero de hambre, te esperaba más temprano pero ya Alahin me ha explicado el porqué de tu retraso. —Al escuchar eso, paso la mirada al aludido, haciéndome sentir incomoda.

—¿Ah si? —Arqueo una ceja y este ríe. 

—Te iba a reclamar y evité que lo hiciera, no había motivo, también le dije que no tuviste tiempo de pasar por la lasaña y respondiendo a tu pregunta solo agua por favor. — Asiento en modo de afirmación y sin decir más nada, voy a la cocina, no recordaba la lasaña siquiera.

—Ahora va de mi defensor, pero si apenas me conoce. ¿Qué le pasa? —Bufo. Vierto el contenido aún caliente en un plato para sopa y pongo dos vasos de agua en una charola y vuelvo a la sala.

—¡Elizabeth Benson eres lo máximo! —La mujer sana a cualquiera con esas sopas milagrosas que hace. Camino en dirección a la sala, coloco la charola en la mesa de centro y la arrastro hasta el frente de ellos dos; tomo un vaso de agua y se lo tiendo a Alahin, sus dedos rozan los míos al tomarlo. Ambos me agradecen, sonrío y voy a mi habitación por mi laptop, tengo ganas de escribir. Cuando regreso, siguen riendo <<vaya, pero que bien se llevan esos dos>> tomo mi portátil y me siento en el sofá de un solo puesto, la enciendo y empiezo a trabajar en mi novela, la cual llevo escribiendo hace más de un año todo gracias a que no le dedico el tiempo que se merece. 

—Estás preciosa con lentes. —La voz de Alahin llega a mi provocando un corrientazo en mi bajo vientre, alzo la mirada y ahí está esa sonrisa que últimamente me provoca taquicardia por lo maravillosa que es.

—¡Gracias! —Vuelvo a lo mío. 

—¿Qué haces? —Llama nuevamente mi atención, cuando voy a decir que deje de hablar para concentrarme, la chivata de Verónica como siempre se me adelanta. 

—Le gusta escribir y es buena en lo que hace, pero no le gusta compartirlo. —Como si tal cosa, se encoge de hombros y sigue comiendo, le doy una mirada asesina y antes de que el cotillo de Alahin pregunte más, me levanto. 

—A ver si dejas de decir cada cosa de mí y tú... —lo señalo a él con un gesto de cabeza. —No seas tan cotillo tío. —Dicho esto doy media vuelta y desaparezco del lugar. Ya en mi habitación continúo escribiendo esa historia que me mantiene ocupada cuando no quiero pensar en algo o en alguien, en este caso es Alahin y su maldita sonrisa sentado en mi sala con la bocazas de mi amiga.—¡Rayos! —Maldigo <<¿Será capaz de contarle más cosas sobre mí?>> Pienso sin poder evitarlo, no es que tenga un oscuro pasado, pero no me gusta que vayan por ahí contando mis cosas

Dejo de pensar y me centro en lo mío, no soy consciente de cuánto tiempo llevo escribiendo, cuando mi loca amiga irrumpe en mi habitación, enseguida desvío mi atención de la pantalla para verla a ella. —¿Ya terminaste de chivarte de mí? —pregunto en un suspiro de agotamiento, me quito los lentes y froto mis ojos. 

—No soy chivata y además no le dije nada... bueno, no le dije todo, solo que eres latina y eso es algo que todo el mundo sabe, pero si le dije de dónde eres específicamente le dije que provienes de Panamá ubicado en Centro América, pero prometo que eso es todo. —Gruño, quisiera ponerle pegamento en la labios y vaya explicación le ha dado al tío, como si fuera un retrasado. 

—Te agradecería que no le estés proporcionando información de mí a ese chico, eso es raro. —Recuerdo lo que me dijo cuándo nos encontramos esta tarde <<¿En serio siente lo que me ha dicho?¿Por qué no deja de sonreír y lo hace conmigo presente? ¿Seré su payasito o algo así? ¿Acaso le divierto o le causo risa? ¿Y por qué me imagino todo lo que no debo cuando pienso en él?>> Las preguntas como siempre me invaden.

—¿Soñando despierta? —Salgo de mis pensamientos.

—No. —Ella sonríe, mi delatador gesto me ha dejado en evidencia.

—Él es un buen chico Neon, por cierto, me dijo que lo despidiera de ti ¿Por qué no le das la oportunidad de que se acerque a ti? Date tú la oportunidad de conocerle, solo hay que verlos cuando sus miradas se encuentran.  —Esta flipa melones de colores. —Es hermoso, me ha dicho que desde ayer que te conoció no deja de pensar en ti, ni deja de sonreír. —Su expresión risueña me deja a cada segundo más descolocada <<Pero ¿Y a esta que le pasa? Ella es la menos indicada para decirme que de oportunidades>>

—¿Por qué no me dejas en paz y dejas de estar diciendo tanta warrada sobre ese tipo y yo? Mejor deberías pensar en Tom y decirle lo que sientes por él, ¿Por qué no le das y te das a ti misma la oportunidad de ser feliz? ¡Ah cierto! Ya eres feliz y tienes tu vida amorosa resuelta y es perfecta, por eso me das consejos de mierda en cuanto a amor. —Me mira con enojo, pero es más tristeza que otra cosa. —¡Mierda! —suelto al darme cuenta que he sido una gilipollas con mi amiga. Ella se da media vuelta y sale de mi habitación. —Verónica lo siento yo... —Escucho el portazo de su habitación y cierro los ojos con fuerza. —¡Soy una estúpida! ¿Por qué cojones nunca puedo callarme la boca o dejar de ser tan hiriente? —Abro los ojos y veo la hora en la portátil, son las 9:05 de la noche, he estado escribiendo por 3 horas, guardo los avances y apago el aparato. 

 Decido no ir con Vero, he sido muy dura con ella por segunda vez en un plazo de dos días <<soy una mierda de persona>>

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